Edificada desde 1940 para el representante en México de la REO Motor Car Company, en ese estilo “Neocolonial” que representaba la vanguardia del momento –y que por entonces se llamaba “Californiano”–, sobre un magnífico predio con poco más de 875 m² y frente al Paseo de la Reforma en las flamantes Lomas de Chapultepec, se edificó la casa del señor William Stanley Durkin y su esposa Mary Eva Gibson, siguiendo el diseño del Ingeniero Antonio Cornejo.
Al paso del tiempo, la casa ha cambiado varias veces de propietario, aunque siempre conservando la casi totalidad de los elementos originales y desde inicios del S. XXI se ofrece para “Renta o venta” como “…buena opción para Embajada”…
La casa está ahora ocupada por “WorldNCbypower -A MEDIA COMPANY-”
Ransom Eli Olds fue un hombre industrioso que fundó diversas empresas automotrices; en 1897 creó “Olds Motor Works”, que pronto adoptó el muy popular nombre “Oldsmobile” de sus vehículos y al paso del tiempo –junto con Buick y Cadillac–, se convirtió en una fracción fundadora de General Motors.
Olds, dejó aquella compañía en 1905 y estableció una nueva empresa: la REO Motor Car Company (REO por Ransom Eli Olds), empresa norteamericana con sede en Lansing, Míchigan (entre Ann Arbor y Grand Rapids), que produjo automóviles y camiones –y autobuses sobre esas plataformas– desde 1905 y hasta 1975. Olds conservó el 52% de las acciones y los títulos de presidente y gerente general de REO hasta su muerte en 1950, aunque para garantizar un suministro fiable de piezas, creó además y desde 1907, una serie de empresas subsidiarias, como la National Coil Company, la Michigan Screw Company y la Atlas Drop Forge Company. Como complemento, estuvo involucrado en la edificación de la “Olds tower” de 1931 y el “Olds Hotel”.
Además, desde 1925, REO estableció un ambicioso programa de expansión que incluyó convenios de distribución en varios países de América latina; desgraciadamente por efecto de la “Gran Depresión” aquel programa fracasó y para fin de 1936, REO abandonó la producción de autos y dedicó sus esfuerzos exclusivamente a camiones y autobuses con los que ocuparía un significativo nicho y que durante la guerra la transformó en proveedor relevante.
En el ámbito automotriz, dos autos en la producción de REO serían memorables y reconocidos por sus magníficos motores y novedosos diseños: el “REO Flying Cloud” presentado en 1927 y que se fabricó hasta 1936 con diversas variantes, y el “REO Royale 8” de 1931.
El “REO Flying Cloud” sería emblema de la marca y en sus diversas versiones resultó un éxito en ventas y permitió la expansión de la empresa; abajo un magnífico ejemplo del “Sport Sedan” con motor de seis cilindros en línea, en su modelo para 1928.
Ya para 1930, el Flying Cloud era una amplia limusina con 2.9m de distancia entre ejes, y fue el primer automóvil que aprovechó el novedoso sistema de frenos hidráulicos –apenas creado por Lockheed– y presentó un elegante diseño de carrocería creado por Fabio Segardi; además, el publicista Ned Jordan (a quien se atribuye el cambiar la manera en que se redactaba la difusión con sus anuncios), designó al auto como “Flying Cloud de REO” –nombre que evocaba imagen de ligereza y velocidad– y que transformó la forma en que en lo sucesivo se bautizaría a los automóviles. El último modelo de auto REO vendido en México en 1936, sería un Flying Cloud…
En México, la “Durkin REO Motor Co. S.A.”–Sociedad de accionistas encabezados por W. S. Durkin– era representante de la marca REO y desde 1928 presentaba sus novedosos vehículos en su centro de exhibición en Lafragua Nº15 (el predio ahora forma parte del conjunto “Be Grand” en Reforma Nº95), así como la parte baja del “Edificio Balderas” –precisamente sobre la avenida Balderas y Nº56–, entre 16 de septiembre y Artículo 123, representación a cargo del señor William Stanley Durkin que vigiló aquella nueva y audaz sala de exhibición.
El novedoso diseño estuvo a cargo del arquitecto Federico E. Mariscal (1881-1971), y ejecutado de 1927 a 1928 cuando fue inaugurado. El predio con apenas 25 metros frente a la avenida Balderas, contaría tres niveles, de los que buena parte de la planta baja estaría ocupada por la sala de exhibición; al paso de tiempo, varios otros edificios de la zona retomarían el aspecto decorativo del “Edificio Balderas” tal y como lo hiciera a un lado del hermoso edificio DECÓ de Balderas 54.
El vanguardista diseño de Mariscal salvaba un gran claro central –creado para exhibir los automóviles en un espacio totalmente libre de obstáculos– gracias a cinco grandes arcos de concreto que libraban los 14 metros del hall central sin requerir de columnas. Arriba, una fotografía del “Edificio Balderas 56” por 1928, poco tiempo luego de inaugurarse; abajo, en una magnífica imagen publicada por Israel Katzman en su libro “Arquitectura del siglo XX en México”, donde aparece ese interior con sus arcos de concreto y la exhibición de autos y transporte de carga marca REO en 1929; al centro un gran chasis para autobús, que ya la marca proponía a sus compradores.
Ya desde 1928, además de los autos, “Durkin REO Motor Co. S.A.” ofrecía un robusto chasís de longitud variable y motores de potencia diversa, al que podían montarse cabinas de terceros y carrocerías de acuerdo con los requerimientos del cliente. El local dejaría de estar ocupado por Durkin-REO a final de 1936 cuando la empresa se enfocó exclusivamente al autotransporte.
Para 1937 aquella sala de exhibición en el “Edificio Balderas 56” pasó a ser una Agencia de “Almacenes Lincoln S. A.”; desafortunadamente el conjunto sufrió deterioro luego del sismo de 1957 y fue demolido. El terreno es ahora ocupado por la estación del Metro Juárez, Línea 3 con el edificio que ocupa la Subgerencia de Proyectos STC.
El director general de aquella “Durkin REO Motor Co. S.A.” en México era el señor William Stanley Durkin Leader, nacido el 10 de octubre de 1890 en el condado de Dufferin -Ontario- (cerca de Mississauga), aunque sabemos que a principio del S.XX vivió en Winnipeg, también en Canadá; desde 1910 pasó la frontera y ya en Lansing, parece haber tenido tratos con Ransom Eli Olds –que apenas cinco años antes había creado la compañía REO– y viajó a California con una representación de “REO Motor”, a raíz de la que apenas unos años después y para abril de 1915, contrajo matrimonio con Mary Eva Myrtle Gibson en Los Ángeles -California-, ya como ciudadano de los Estados Unidos de Norteamérica.
Para 1926, William S. Durkin viajó con su esposa a la Ciudad de México, con el propósito de dar impulso a la representación de los autos REO en México y para el año siguiente, se encargó de la creación de dos nuevas salas de exposición en la capital. He encontrado datos que parecen indicar que también viajó a Río de Janeiro -Brasil- con propósito similar, aunque no he logrado obtener mayores referencias.
Ya asentado en la Ciudad de México, el Mr. Durkin decidió edificar una residencia permanente y para ello eligió el fraccionamiento de la Chapultepec Heights Co., S.A., que luego de enfrentar problemas financieros pasaba a nueva administración –a cargo de “De la Lama-Basurto”– y para 1937 cambiaría su nombre a Lomas de Chapultepec. Abajo aparece como referencia el “Plano completo del nuevo fraccionamiento de Lomas de Chapultepec” (51 x 81 cm.), publicado por "J. R. Guadarrama - Agente de Ventas-, México noviembre 5 de 1928"; abajo a la izquierda, con una estrella he marcado el sitio donde en 1936 Mr. Durkin adquirió un predio sobre la manzana N°71 –casi frente a la glorieta de la avenida Explanada– terreno con superficie de 876 m².
La parte alta del fraccionamiento de la “Chapultepec Heights Co. S.A.” (constituida ya como sociedad mercantil desde el 28 de septiembre de 1921) no tuvo el éxito esperado y para 1931 se hicieron varios intentos para atraer nuevos inversionistas. Así, en manos de “De la Lama & Basurto S.A.” y desde 1937 se dio la ampliación de Lomas de Chapultepec hacia los terrenos que antaño habían sido parte del “Molino del Rey”; para 1940 ahí se edificaría nuestra casa, como parte de ese nuevo impulso inmobiliario…
Arriba, en una toma de la Compañía Mexicana de Aerofoto captada en 1938, aparece una vista de Lomas de Chapultepec, mirando desde el poniente, donde aparecen al fondo la Ciudad de México y el lago de Texcoco; en primer plano destaca la barranca de Barrilaco, y al centro de la imagen he señalado el sitio en que se edificaría la casa frente al Paseo de la Reforma con número 1425, propiedad del señor W. Durkin. Al centro izquierda, aparece el desarrollo original de “Chapultepec Heights” atravesado por el Paseo de la Reforma y a la extrema izquierda se distinguen los terrenos de cultivo que aún conservaba la hacienda de los Morales, donde ya desde ese 1938 se urbanizaba “El Superfraccionamiento Chapultepec-Polanco” (Ver), que se alcanza a distinguir frente al gran rectángulo del “Polo Club” (donde ahora están el Campo Marte y Auditorio Nacional).
La corriente que en Lomas de Chapultepec eventualmente se transformó en vanguardia, resultó ser el “Spanish Colonial Revival”, que en California cundía en desarrollos como Beverly Hills, y en México se conoció como arquitectura Californiana y evolucionaría al estilo “Neo barroco” que tan popular se volvería en Polanco y la Colonia del Valle. Ese estilo permitía dar presencia a una versión del movimiento nacionalista con diseños que simultáneamente miraban orgullosamente al pasado colonial y a la vanguardista arquitectura de la California Hollywoodense; un buen ejemplo de aquella arquitectura en California fue la casa de la afamada actriz Irene Dunne -protagonista de éxitos como Theodora Goes Wild de 1936, con Melvyn Douglas, y The Awful Truth de 1937 (conocida en México como “La pícara puritana”).
Así, no resulta una sorpresa que el señor Durkin decidiera edificar para su esposa una casa en ese género evocador y de vanguardia, que lo colocaba orgullosamente en un México de avanzada –tal y como los autos REO– e incorporaba adelantos tecnológicos como instalaciones ocultas, mezcladoras para agua caliente y fría en baños, calefacción central (por circulación de agua caliente), y hasta novedosos “closets” que sustituían los engorrosos armarios…
Arriba, en una fotografía que me proporcionó y agradezco a José Radosh, aparece la casa por 1942 cuando apenas se había entregado a los Durkin.
En general, el diseño del ingeniero Antonio Cornejo R. se distinguiría por una propuesta vanguardista y funcional, aunque de rescate colonial en su período barroco, con innumerables acentos decorativos en cantera rosa tallada con inspirada libertad, incorporando al repertorio desde columnas toscanas y salomónicas, hasta peanas de intrincado diseño, pasando por escudos heráldicos y nichos esquineros, aderezado todo con azulejo y trabajo en hierro forjado engalanando rejas, puertas, ventanas y balcones.
Además, el esbozo incluiría pórticos y galerías, igual que una fantástica torre/mirador, que, bajo un vasto cono cubierto de teja, permitiría mirar con solaz y desde lo alto, hacia cuenca, ciudad y lomas circundantes en el apenas poblado fraccionamiento...
Una curiosa peculiaridad de ese volumen que se manifiesta arriba como una torre de planta circular, es en realidad parte de amplias habitaciones en ambos pisos bajos y está perforado por dos triforas (ventanas con tres perforaciones en arco) que curiosamente no están alineadas y que se complementan hacia el norte con un ingente escudo de armas; tal y como sucede frecuentemente en el ornamento del estilo, el escudo es una fantasiosa recreación que incorpora un puente –tradicionalmente parte del escudo de la Ciudad de México– y agrega elementos heráldicos de la tradición de “Castilla y León” (una torre y un león) con lo que parecería una variante del escudo de armas de la Ciudad de México…
En ese volumen curvo que se proyecta hacia el jardín frontal, el gran salón de la planta baja mira directamente al jardín por la muy amplia trifora, mientras que la recamara del piso alto tiene además paso a una galería que mira hacia sur y oriente.
Esa fachada Suroriente –la cara de la casa hacia el Paseo de la Reforma– estaría aderezada de un pórtico en planta baja y galería en planta alta, permitiendo salir y gozar del jardín frontal, así como activar la masa arquitectónica con recias pilastras de cantera en planta baja y delicadas columnillas entorchadas en la parte alta, complementado el extenso decorado en cantera con detalles diversos en hierro forjado y aleros de teja de mediacaña.
En general, el esquema de la casa que llegaría a los 650m² construidos, se desarrollaría en torno a un “Hall” central al que se accedía desde un “porch”–de donde apearse del auto antes de enviarlo a las cocheras– dando paso a una imponente puerta principal de hierro forjado y cristal, adornado el marco de intrincada talla en cantera y rematado por un escudo a la manera de la heráldica colonial.
Esa moderna idea de poder llegar con el auto justo al acceso principal no era nueva, aunque apenas se había usado en palacios y grandes residencias señoriales para la llegada de carruaje tirado por caballos, y ahora, en demostración de vanguardia, el propio automóvil –desde luego un “REO Flying Cloud” del 36 (arriba)–, podría alcanzar la propia escalinata que daba paso a la puerta principal, muy a la manera en que se habría podido hacer en la casa de los condes de Santiago de Calimaya (Ver) o San Mateo de Valparaíso…
Ya dentro y muy a la manera de la vanguardia del período, ese Hall estaría engalanado de un gran candil de hierro con una docena de luces –que en algún momento fue sustituido por un ingente candil de cristales y cuarenta luces, un poco desmedido para el sitio– y al fondo una escalera de rampa curva, iluminada también por ventanales con cristales emplomados, complementado todo con una imponente chimenea –labrada también en cantera– que con curiosos estípites complementaba aquella decoración “Colonial”.
Tanto trabajo de cantera como herrería y labor ornamental en yesería son teatrales contribuciones del período en que innumerables talleres emergieron para satisfacer el floreciente mercado; en herrería ornamental –que alcanzaría auge relevante con la “Gran Fábrica Gabelich” de puertas, rejas y hasta candiles y arbotantes–, la casa Durkin es magnífico ejemplo de la lujosa labor de forja que se generalizó en la Ciudad de México y otras varias ciudades del país.
El Hall permitiría el paso a diversos ámbitos de la casa, desde el movimiento hacia la escalera o sala de recibir –anexa a la propia gran estancia y con paso directo al pórtico– así como a la sala formal, biblioteca, comedor y zonas de servicio –incluyendo una segunda escalera que accedía además al torreón–; con piso de mosaico de pasta ocre (“Rouge”), decorado con azulejos polícromos y techos con decorado en yeso a la manera “Colonial”, todos los espacios se diseñaron con su correspondiente herrería decorativa en puertas principales, chimenea y arbotantes, además de carpintería de magnífica factura.
Mención especial merece el comedor formal, que en la esquina suroeste podría tener acceso directo desde el hall así como el “Office” y la cocina; con un muro curvo –que afuera permitiría el paso de los autos a las cocheras– y varias ventanas iluminadas desde el sur, el comedor mostraría además de la ornamentación en hierro y yeso, un vitral con la escena de un “banquete medieval”, temática muy acorde con el espíritu del sitio.
En esta corriente “Californiana”, aquel tipo de “Hall” sería paulatinamente engrandecido con espacios de doble altura, y desde un par de años antes encontraríamos en la zona del novedoso fraccionamiento Chapultepec-Polanco (específicamente en las primeras casas edificadas sobre la avenida dedicada a Julio Verne) y luego en la colonia Del Valle, residencias de muy similar disposición y decorado pero con ese espacio central notablemente ampliado y engrandecido; Paseo de la Reforma Nº1425 es entonces un buen ejemplo de la manera en que evolucionó espacialmente la práctica de aquel género “Californiano” a manos de constructores como Cornejo...
Arriba, la casa Durkin de 1940-41, diseño del ingeniero Antonio Cornejo en Paseo de la Reforma -Lomas-; abajo, la casa Terán de 1944-45, diseño del ingeniero Arturo Collado en Eugenio Sué -Polanco- (Ver).
En la parte alta, la casa tendría también un hall de distribución para llevar de la escalera a las recámaras, con su correspondiente herrería ornamental en barandales, candiles y emplomados; además se proveyó ese hall con “Linen closet” y paso directo a la escalera de servicio que ligaba la lavandería y habitaciones de la servidumbre.
Reforma 1425 aún conserva las farolas y candiles de herrería que tan populares se volvieron en el período, además del tratamiento de muros –simulando grandes sillares de piedra– y plafones que le serían tan propios al “Californiano” y que en muchos casos se perdieron con la “modernización” de los espacios.
Los acabados repiten lo visto en la planta baja, con piso de mosaico de pasta ocre (“Rouge”), decorado con azulejos polícromos y techos con decorado en yeso a la manera “Colonial”, todo con su adecuada herrería decorativa además de carpintería de magnífica factura que se adivina en las numerosas puertas que la casa Durkin aún conserva; el trabajo de tableros rebajados con peinazos y e intermedio labrado, todo en madera de cedro resulta relevante.
Hacia un lado, la recámala principal tiene amplia vista hacia el jardín y el Paseo de la Reforma, así como acceso a la terraza cubierta a manera de galería y vistas hacia el sur y oriente, con ese espacio contenido por pequeñas columnas salomónicas -entorchadas- con decoración de perlas en las ranuras espirales y piso de mosaico colorido de intrincado diseño; los vidrios de aquellas ventanas fueron biselados como parte de la decoración general.
En los baños –con sus novedosos revestimientos en azulejo 10x10 y colores que sorprenden– aparecen los vitrales que se asocian con la decoración típica del período, con motivos náuticos uno y lacustre el otro, donde cisnes y flores interactúan en el bucólico paisaje.
Ya arriba –en la azotea–, con una solución poco ortodoxa, aparece el torreón ligado a la escalera –en el lado opuesto de la construcción–, por un largo pasillo cubierto y protegido por cristales, que resulta excepcional; aunque la disposición es relativamente común, no he visto otra solución igual y seguramente se dio por la exigencia expresa de los Durkin.
Con sus cinco ventanas de arco rebajado –de hecho, arcos carpaneles–, el mirador de planta circular es un agradable y airoso espacio; en la década del 40’ debió permitir largas vistas hacia el noreste, con el bosque de Chapultepec y a lo lejos la Ciudad de México. Ahora, la vegetación del Paseo de la Reforma y el fraccionamiento ya solo permiten mirar las copas de los árboles e imaginar lo que debió ser el espectáculo de hace 80 años…
En general, el inmueble ha recibido magnífico mantenimiento y las ocho décadas desde su construcción apenas y se manifiestan en el desgaste de algunas superficies de la cantera ornamental. Desafortunadamente, algunas de las nuevas instalaciones no se han colocado de manera respetuosa, por lo que hay ahora conductos y cables que distraen de la arquitectura original.
Desde el Paseo de la Reforma, la ornamentación se manifiesta con claridad, ejemplo de esa arquitectura “Californiana” tan representativa de Lomas de Chapultepec y que también encontramos en Colonia del Valle y Polanco.
El diseño del ingeniero Cornejo para William S. Durkin y su esposa, es magnífico ejemplo del conjunto de elementos que hacen a esa arquitectura Neobarroca, que desafortunadamente se ha destruido en nuestras ciudades, y ahora es parte del esfuerzo del INBAL por preservar esa peculiar arquitectura, registrada ya en el Centro Nacional Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble (CENCROPAM).
Pero volvamos a 1940, cuando se edificaba la casa de Paseo de la Reforma 1425 –Lomas–; ese período en que el general Lázaro Cárdenas dejaba la presidencia en manos de don Manuel Ávila Camacho, cuando el “presidente caballero” intentó restaurar la confianza y conciliar a una sociedad dividida luego del turbulento período de ese Cárdenas que en 1938 había espoleado la expropiación petrolera, ante la consternación de inversionistas extranjeros...
Frente al inminente inicio de una nueva guerra, Cárdenas sabía lo que el petróleo significaba para las partes en conflicto y cuando los trabajadores iniciaron un movimiento que las compañías petroleras se negaron a aceptar, el presidente anunció el 18 de marzo –por la noche– la expropiación de la industria petrolera.
Mientras el fascismo y el nacionalsocialismo se apoderaban de Europa, México abrió las puertas a refugiados y perseguidos políticos, en tanto mostraba una cara de orgullo nacionalista que se personificaba en esa arquitectura neocolonial -o neobarroca-. Desafortunadamente, ese poder presidencial que abrió las puertas de México al mundo –y permitió la transformación del viejo Partido nacional revolucionario en Partido de la revolución mexicana– también causó zozobra entre los inversionistas y un sinnúmero de compañías extranjeras comenzaron a retirar sus capitales…
La casa de Paseo de la Reforma Nº1425 embona justo en ese parteaguas, un mundo en preguerra, justo luego de la expropiación petrolera, efusión de capitales y cambio de presidente, ejemplo de estabilidad en un mundo inestable, mirando al pasado colonial para mostrar la vanguardia de su momento.
Aunque el predio se había adquirido desde 1936, la edificación de la casa Durkin se había retrasado, e inició apenas a final de 1939 para terminarse el año siguiente; el señor William Stanley Durkin y su esposa Mary Eva Gibson habían decidido permanecer en México. En la esquina de la galería, una placa –en azulejo– indica: “Antonio Cornejo R. Ingeniero civil, 1941”
He mencionado que el terreno para la casa se adquirió justo cuando se presentaba el “REO Flying Cloud” de 1936, fecha en que la compañía dejó de fabricar automóviles y se dedicó exclusivamente a camiones y autobuses, con el chasis “Speed Wagon” que la “Durkin-REO Motor Co. S.A.” comercializaba desde su local en Ignacio Ramírez Nº18; así el “Two Door Coach” que aparece abajo, podría considerarse contemporáneo a la concepción de la casa, aunque es el chasis “Speed Wagon” el que resulta en realidad concurrente…
Como expliqué ya, por desgracia la aventura mexicana de REO Motors no prosperó y para 1939 –luego de la expropiación de la industria petrolera el año anterior–, aún a pesar de las prometedoras ventas de aquel “Speed Wagon”, se informaba que la sociedad –DURKIN REO MOTOR CO., S. A.– sería liquidada y ese mismo año comenzó la distribución de efectivo a los accionistas…
Para el viernes 12 de enero de 1940 se publicaba en el Diario Oficial –en la sección de AVISOS Generales–, que:
“W.S. Durkin, Liquidador de la DURKIN REO MOTOR CO., S. A., (en liquidación), ha acordado hacer la tercera distribución parcial entre los accionistas de la Sociedad, en la cantidad de $12.50 por acción. La distribución se efectuará el día 17 de enero de 1940. Se hace la publicación de este acuerdo para los efectos del artículo 243 de la Ley general de Sociedades mercantiles. México, D. F., a 18 de diciembre de 1939. W.S. Durkin, Liquidador de la Durkin Reo Motor Co., S. A.”
Con esa placa en Paseo de la Reforma Nº1425 que indica: “Antonio Cornejo R. -Ingeniero Civil- 1941”, se deduce que la casa terminó de edificarse luego de aquella liquidación. W.S Durkin seguiría adelante y ya para junio de 1947, se anunciaba que “Durkin Motors” además de sus locales en Ignacio Ramírez Nº18 y Anillo de Circunvalación Nº101 al servicio de G.M., inauguraba su nuevo edificio “CHEVROLET” en la Avenida Insurgentes Nº1106, donde ofrecía refacciones y accesorios para vehículos General Motors, servicio para esos vehículos, además de automóviles y camiones nuevos –información que agradezco a Jorge Cardoso–.
Tengo el dato de que por 1948, el número telefónico de la casa en Paseo de la Reforma era 36-53-79, aunque para entonces aparece como nombre de la esposa de William S. Durkin la señora “Florencia”, por lo que sospecho hubo algún altercado en la unión Durkin/Gibson.
El señor William Stanley Durkin murió en la Ciudad de México en 1959 –contando 69 años– “died in Mexico City Mexico Temple, Mexico City, Mexico” y no he logrado averiguar el destino de la casa en Paseo de la Reforma Nº1425, aunque queda claro que sucesivos propietarios le proveyeron de magnífico mantenimiento hasta bien entrado el S.XXI.
En enero de 2017 la “Subprocuraduría de Ordenamiento Territorial de la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial de la Ciudad de México” hizo una inspección luego de una denuncia por uso de suelo como oficinas el 14 de septiembre de 2016 (PAOT-2016-2573-SOT-1040) y advirtió que: “…sin que desde la vía pública fuera posible constatar actividades de oficina.”
Por 2020, en algún listado de Renta de casas para uso como oficina, se describía como:
“Excelente residencia en renta con uso de suelo en lomas de Chapultepec, ideal para una embajada; cuenta con 6 habitaciones, cuarto de servicio, 2 terrazas, calderas, biblioteca, 3 entradas, 3 baños y medio, muebles empotrados que se quedan en el lugar y cancelaría que también se queda en el lugar; no se puede remodelar por estar catalogada colonial californiana por el INBA.”
Este Blog se hace gracias al apoyo incondicional de Julieta Fierro; está dedicado a las “Grandes casas de México” y pretende rescatar fotografías e historia de algunas de las residencias que al paso del tiempo casi se han olvidado y de las que existe poca información publicada. El objeto es la divulgación, por lo que se han omitido citas y notas; si alguien desea más información, haga el favor de contactarme e indicar el dato que requiere. A menos que se indique lo contrario, las imágenes provienen de mi archivo, que incorpora imágenes originales recopiladas al paso del tiempo, así como el repertorio de mi padre y parte del archivo de don Francisco Diez Barroso y sus imágenes de Kahlo; en general, he editado las fotografías a fin de lograr ilustrar mejor el texto. Si se utilizan las imágenes, favor de indicar la fuente –aunque advierto que pueden tener registro de autor–.
Conforme haya más entradas (¡Ya hay más de ciento cincuenta!), aparecerán en el índice de la parte superior derecha de esta página…
También se puede encontrar un índice general en: http://grandescasasdemexico.blogspot.mx/2016/02/indice-de-grandes-casas-de-mexico.html