viernes, 13 de septiembre de 2019

La casa de Arturo Pani Arteaga y Dolores Darqui en Lieja N°10




Terminada en 1935, la casa en el N°10 de la calle dedicada a la ciudad belga de Lieja –frente al inmueble de la Secretaría de Salud–, sorprendió por su sobria y refinada modernidad, revelando influencia del Pavillon de L’Esprit Nouveau desarrollado por Le Corbusier en 1924 y afinidad con la obra de Adolf Loos en la Villa Müller, o al interior, mostrar paralelismo con la obra de Robert Mallet-Stevens en el apartamento de Tamara Lempicka, terminadas ambas en 1930…

El predio que ocupó la primera obra diseñada y ejecutada por el arquitecto Mario Pani, está ahora integrado al vestíbulo de la Torre BBVA, inaugurada en 2016 sobre la esquina de Lieja con el Paseo de la Reforma.




Don Arturo Pani Arteaga –propietario de aquella casa desaparecida– nació en Aguascalientes en 1880; hijo de Julio Pani Letechipía (n. 1842) y María de la Paz Arteaga y Terán (1845-1911), fue uno de diez hermanos, de los que los sobrevivientes lograron destacada trayectoria.

Contaba su nieto Mario que:
Mi abuelo don Julio y mi abuela doña Paz se conocieron en París. Ella viajaba con su padre adoptivo y dos tías -hermanas de él- que también suplieron a su madre muerta. Él estudiaba para Ingeniero en la École centrale des arts et manufactures de París. Se casaron en Londres, pasaron su luna de miel en Italia, y vivieron alrededor de un año en la casa familiar de Pozzolatico –provincia al sur de Florencia–, donde nació su primera hija. Fallecido el Líc. Terán, sus hermanas, con la joven pareja y la recién nacida, regresaron a Aguascalientes…


Arriba, de Carl Nebel Habes una de las 50 litografías del álbum sobre su “Viaje pintoresco y arqueológico sobre la parte más interesante de la República Mexicana” que en 1836 presentó en París con una vista de la ahora Plaza de la Patria de Aguascalientes.

Noveno hijo de ese matrimonio, Arturo cursó las primeras letras en aquel Aguascalientes para luego estudiar Ingeniería en la Ciudad de México –acompañando a su hermano Enrique– dentro del edificio que diseñara Manuel Tolsá como Colegio de Minería; ahí estudió con maestros como Antonio M. Anza (Materiales y procedimientos), Antonio Rivas Mercado (Dibujo y Composición) o Manuel Marroquín y Rivera (Obras en puertos y Vías fluviales), recibiendo el título de Ingeniero Civil –luego del examen profesional por el que recibió felicitaciones– en marzo de 1906…


Arriba, en una magnífica imagen de Guillermo Kahlo captada por esos años, la Escuela de Ingenieros en el Palacio de Minería; abajo Arturo Pani Arteaga por 1911 en una imagen que apareció en la revista Arquitectura México -N°79- en 1962.


Desde ese 1906 y bajo la tutela del ingeniero Marroquín, Pani trabajó en el cálculo de la cimentación y estructura para el Palacio Legislativo que diseñaran Émile Bénard, Roisin, Dubois y Balzac, y donde se estrenaba el uso de “Ferroconcreto”. Para 1911 y durante el gobierno de Francisco I. Madero, Pani pasó a encargarse del Departamento de Obras Públicas de la SCOP, pero poco después de la Decena Trágica, dejó el puesto y con su hermano Alberto instaló un despacho dedicado a la edificación de casas bajo el dictado “Pani + Pani y Pacheco Gavito, Ingenieros Civiles, Contratistas”. En 1914, con el primer gobierno metropolitano de Venustiano Carranza, se le nombró Director de Bosques en el ministerio de Agricultura y Fomento, aunque por la turbulencia revolucionaria, el encargo duró apenas tres meses. Nos cuenta Manuel Chacón que de 1916 a 1918, don Arturo Pani encabezó el curso de Dibujo Arquitectónico en el Palacio de Minería -taller para los alumnos de primer año-, pero para fin de 18 dejó el país por temor a que la inestabilidad afectara la educación de sus hijos.

En diciembre 1906 Pani había casado en el templo de San Cosme y San Damián con su prima Dolores Darqui Pani (1879- ), hija del empresario minero Manuel María Darqui-Leguía Sánchez (1840-1894) y Adelaida Pani Letechipía (1850-1929); con Dolores engendró cuatro hijos y con ella y los mayores -Mario, Oscar y Arturo- desde 1918 pasó largas temporadas en Europa representando los intereses de los gobiernos de México en Amberes, Génova y Milán.

A partir de 1925, don Arturo fungó como cónsul general de México en París -complementando la labor de su hermano Alberto que actuaba como Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario- y donde remodeló la nueva Residencia de la Embajada (antigua casa de la Duquesa de Luynes y Chevreuse, edificada en 1880 sobre la Avenida Trocadero -ahora Presidente Wilson-, para la que se encargaron pinturas decorativas de Ángel Zárraga), y creó el programa y supervisó la ampliación –en el jardín de esa casa– para el edificio de oficinas de la representación de México siguiendo el diseño vanguardista del arquitecto André Durand.




Arriba, dos tomas de la remodelación de 1927 al Hôtel de Luynes para transformarlo en Residencia de la Embajada de México, con entrada por el N°20 de l’Avenue du Trocadéro; después, uno de los magníficos paneles de Ángel Zárraga que aún se conservan en el “Salón de fiestas”, aunque lambrines y amueblado se han alterado al paso del tiempo. Abajo, fachada y vestíbulo interior de la Representación Permanente de México en París terminada a principio de 1928, con entrada por el N°9 de la Rue de Longchamp; el edificio es uno de los primeros ejemplos de aquella tendencia que con el tiempo se conocería como “Art Decó”.



Llegada la década del 30 y efectivamente pacificado el país, Arturo Pani Arteaga pasó a representar a México ante la Sociedad de las Naciones en Ginebra, mientras que sus hijos Mario y Arturo continuaban sus estudios en Francia y su hermano Alberto asumía la cartera de Hacienda asistiendo a los presidentes Pascual Ortiz Rubio primero y Abelardo Rodríguez después.



Como ya se dijo, Arturo era hermano menor de Alberto J. Pani Arteaga, también ingeniero que destacaba en altos puestos gubernamentales, dominando cargos públicos en los regímenes de Carranza, Obregón y Elías Calles, participando además en la creación de instituciones financieras como el Banco de México y luego el Banco Nacional Hipotecario, Urbano y de Obras Públicas –ahora Banobras–; sería indispensable mencionar aquí que don Alberto se conservó siempre como cófrade de su hermano y promotor para el arranque de la carrera de su sobrino Mario.

Al paso de los años don Arturo Pani Arteaga escribió media docena de libros, la mayoría relatando la historia de Aguascalientes y su familia inmediata, aunque incluyendo un Ensayo Biográfico de Jesús Terán, padre adoptivo de su madre y embajador plenipotenciario del presidente Juárez en Europa antes y durante la intervención –casi como estableciendo un paralelismo con su propia actividad en el exterior–.


Además de ese ensayo biográfico de 1949, Arturo Pani publicó “Tres relatos de sabor antiguo” y “Una vida” en 1947, “Ayer” en 1954 –ligados a la historia de Aguascalientes– y “Un curioso testamento” con la Fundación Scarsellini de Faenza en 1957. También firmó una completa biografía de su hermano -el ingeniero Alberto J. Pani- publicada en 1961 y de la que aparecieron cinco ediciones...



Complemento a todo lo anterior, desde 1935 don Arturo trabajó de manera incansable con su hijo Mario, asesorándole en el despacho de diseño, fotografiando su obra y apoyándolo en sus aventuras editoriales, incluyendo la traducción, impresión y venta de “Eupalinos” -de Paul Valery- en 1936 y la administración –como Gerente– de la revista trimestral “Arquitectura México”, desde el N°1 y hasta el N°78, que Pani dirigía con su amigo y socio Vladimir Kaspé.




Pero volvamos a Ginebra en 1934, donde don Arturo representaba a México; nos cuenta el arquitecto Carlos González Lobo que:
La familia Pani Darqui regresó a vivir a la ciudad de México en 1934, año en que –Mario‒ recibió su título de arquitecto y comenzó su primera obra en México: el Hotel Reforma. Ese proyecto estuvo envuelto en acaloradas discusiones con el arquitecto Carlos Obregón Santacilia, quien fue expulsado del proyecto por Arturo J. Pani, para luego entregarle la dirección a su joven sobrino Mario. La construcción del Hotel Reforma fue el primero en su tipo, se distinguía por poseer baños en cada habitación, clima artificial y estar alfombrado, instalaciones nunca antes vistas en el país, además contó con sala de convenciones, barbería, salón de belleza, florería, cafetería, agencia de viajes, discoteca y un jardín en la azotea.



En Francia -cuando sus padres se mudaron a Ginebra-, Mario había ingresado con altas distinciones a estudiar arquitectura en la Escuela de Bellas Artes de París luego de terminar sus estudios en el Liceo Janson de Sailly, y para octubre de 1933 contraía nupcias con Margarita Linaae Cornillon, joven segoviana nacida en 1916 de ascendencia noruega y francesa.

Ese mismo año ‘33, severas diferencias del Presidente de México –Abelardo L. Rodríguez– con Alberto J. Pani (el propio presidente pidió su renuncia irrevocable) terminaron con el encargo de don Arturo ante la Sociedad de las Naciones en Ginebra (así como el de Julio, como cónsul en Hamburgo), por lo que con doña Dolores Darqui de Pani, Arturo chico, Mario y Margarita, organizó el regreso a México, tomando la decisión de establecerse en la capital por recomendación del propio Alberto, que por entonces recién había abandonado su puesto como Secretario de Hacienda y Crédito Público ante el gobierno del Presidente Sustituto, con renuncia aceptada el 28 de septiembre...


En cuestiones urbanas y a la cabeza de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Alberto J. Pani había sido instrumental en la remodelación del Zócalo, la ampliación del edificio del entonces Museo de Arqueología, Etnología e Historia, la terminación del Teatro Nacional -transformándolo en Palacio de Bellas Artes a manos de Federico Mariscal- así como la creación del actual Monumento a la Revolución –aprovechando parte de la estructura del Palacio Legislativo en cuya cimentación y arreglo había trabajado su hermano–, con el servicio del arquitecto Carlos Obregón Santacilia. Ahora, luego de veintidós años de laborar en diferentes instancias del gobierno federal, don Alberto aprovecharía sus conocimientos fuera de la administración pública para dar oportunidades a una nueva generación que incorporaba a sus hijos Rafa y Alberto, así como a sus sobrinos Mario y Arturo…


Puesta estaba la mesa para que se encargara al muy joven arquitecto Mario Pani Darqui la ejecución de uno de los hoteles que Alberto J. Pani había encomendado a Obregón Santacilia, y así el sobrino recién llegado de París se encargaba de intervenir un proyecto del reconocido arquitecto; por otro lado, en terrenos de la familia que habían formado límite del “Parque Luna” y que desde 1924 se habían fraccionado para crear el terreno que al año siguiente recibiría la construcción de la Secretaría de Salud, se edificaría la residencia familiar Pani/Darqui ahí donde se había creado la calle de Lieja, en la ampliación final de la Colonia Juárez…


El Parque Luna se había inaugurado en diciembre de 1906 como eco del “Luna Park” de Coney Island –Brooklyn, N.Y.–, que con enorme éxito había abierto sus pabellones y diversiones mecánicas en 1903; el “PARQUE LUNA” se anunciaba como “la empresa de diversiones más grande de México” a la que se llegaba por el Tranvía a Chapultepec, con “El mejor Salón de Patinar, Montaña Rusa, Tiro al blanco, Gran Café y Restaurante, Fotografía Eléctrica, así como 168 máquinas automáticas con música y vistas, Laberintos y Té Japonés”; además, los espectáculos traídos del mundo entero incluían a prestidigitadores, alambristas y encantadores de serpientes, todo para el deleite de la concurrencia, mientras se escuchaban las armonías de la “Banda Luna”.


Además de promover “El Palacio Encantado” la propaganda de 1907 enfatizaba que se tenía “El mejor salón para patinar de México, con 1,500 pares de magníficos patines, 16 empleados instructores, Música especial y refrescos”; agregando que además de que “Este salón abre sus puertas todo el día, No se admiten personas inconvenientes”…


Aunque el tranvía camino a Tacubaya podía dejar a los visitantes en la puerta -justo antes de llegar a la Fuente de Belén y Chapultepec- lo alejado del sitio resultó un severo inconveniente y “Los juegos de la Luna” tuvieron breves lapsos de éxito que cesaron con los disturbios de febrero de 1913 y de ahí un período de gradual decadencia hasta su cierre en 1919.


Para 1921 se abrieron en esos terrenos las calles de Burdeos y Lieja –dando continuidad a la Avenida Sonora– hasta llegar a Reforma y en parte del predio se propuso edificar el Estadio Nacional que José Vasconcelos proponía a Álvaro Obregón como parte de su proyecto educativo; el estadio se construyó en los terrenos del Panteón de la Piedad, a un costado de la Escuela Benito Juárez (que diseñó Carlos Obregón Santacilia cuando Alberto J. Pani estaba ya a la cabeza de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público), pero para 1925 se decidió edificar ahí –en la fracción norte del magnífico terreno triangular con vértice en Paseo de la Reforma– el Edificio para el nuevo Departamento de Salubridad e Higiene Pública siguiendo también un diseño del arquitecto Carlos Obregón Santacilia y bajo la supervisión administrativa de Pani.


La construcción arrancó en octubre de 1925, con el beneplácito del presidente Plutarco Elías Calles y sería inaugurado el edificio terminado por don Emilio Portes Gil el 20 de noviembre de 1929, inmueble emblema de la administración del “Jefe Máximo” y triunfo incuestionable esa corriente decorativa que emanaba del modernismo en que los Pani habían edificado la embajada de México en París; la afinidad y amistad entre el Secretario Pani Arteaga y el arquitecto Obregón Santacilia se fortalecía grandemente.



De hecho, el trabajo ejecutado en los interiores del Departamento de Salubridad e Higiene Pública ‒con su escuela e institutos de investigación y producción de vacunas‒, incorporaban decorados de William Spratling, esculturas de Manuel Centurión y Hans Pilling así como murales y vitrales de Diego Rivera, y serían claro reflejo de la influyente “Exposición Internacional de Artes Decorativas e Industriales Modernas de 1925” ‒considerada el nacimiento del “Art Decó” y antecedida por aquellos arreglos de Pani y Zárraga en el Hôtel de Luynes‒; el resultado no solo sría del agrado de la Presidencia, sino aprobada por el Secretario de Hacienda que encargaría a Obregón otras varias obras…



Desde 1921, don Alberto había adquirido varios terrenos en la zona del Paseo de la Reforma y Av. Juárez frente a la Alameda, incluyendo una fracción de tierra en la colindancia norte de los predios que habían pertenecido al Parque Luna, con extenso frente a la nueva calle de Lija y mirando hacia el terreno que desde 1929 albergaría el edificio de Salubridad e Higiene; en 1934 entregó a su hermano Arturo un terreno de casi 800m² con la idea de que ahí edificara una nueva casa, siguiendo el diseño de su joven sobrino Mario Pani, al que además encomendó enmendar el proyecto que para un hotel en el Paseo de la Reforma esquina con París había preparado el arquitecto Obregón Santacilia…



El recién llegado arquitecto Mario Pani Darqui revalidó en octubre de 1934 el título que en junio había recibido de la Escuela Nacional de Bellas Artes de París; armado con el documento enfrentó dos tareas primordiales: Intervenir el anteproyecto que para el Hotel Reforma había preparado el arquitecto Carlos Obregón Santacilia para su tío, y diseñar una casa para sus padres sobre la calle de Lieja. La discusión sobre la autoría, originalidad y aportación de los arquitectos al hotel de la esquina de Reforma y París sería larga y confusa ‒y no es objeto te este escrito dirimirlas‒ pero siempre resulta interesante mirar uno de los bocetos que Obregón había ya entregado para el edificio en marzo de 1934…




Para la casa de don Arturo Pani Arteaga y Dolores Darqui en Lieja N°10, Mario Pani recurriría a buena parte de las enseñanzas adquiridas en París, en específico los dictados e interiores plasmados en el Pavillon de L’Esprit Nouveau, presentado en la Exposition internationale des arts décoratifs et industriels modernes, montado en París entre Abril y Octubre de 1925 y desarrollado por Charles-Édouard Jeanneret-Gris, más conocido ya entonces como Le Corbusier.


El pabellón representaba una nueva forma de “espacio habitable”, eliminando toda noción decorativa y anunciaba un nuevo tipo de arquitectura “fruto del intelecto y que resuelve los problemas del futuro” haciéndose eco de la publicación periódica que Le Corbusier divulgaba con Amédée Ozenfant entre 1920 y 1925, y del que tomó el nombre…
¡Causó sensación entre los estudiantes de arquitectura y revuelo entre sus profesores!



Otra de las influencias que se pueden percibir con claridad en esa primera obra del joven Pani es el trabajo que para 1927 ejecutara también Le Corbusier en la Villa Stein/de Monzie, conocida como casa “Les Terrasses”, levantada en Garches sobre un terreno que ahora pertenece a la comuna de Vaucresson; creada para Michael Stein ‒hermano de la escritora Gertrude Stein‒ y su esposa Sara ‒amiga de Dolores Darqui‒, así como para Gabrielle de Monzie ‒ex esposa del ministro socialista Anatole de Monzie y fiel defensora de Le Corbusier‒, gracias a quien pudo crear el pabellón de 1925…

La fachada de acceso sigue un trazo regulador constituido sobre el número áureo que define sitio y medida de ventanas, y la ortogonalidad se rompe apenas con volúmenes curvados, que recuerdan las chimeneas de las grandes máquinas que son los trasatlánticos, en un sistema de proporción que es neta y sorprendentemente palladiano.



Además de esa influencia francesa, se podrá notar un ascendente en la magnífica obra que desde 1928 venía ejecutando el arquitecto Adolf Loos, ejemplificado en el diseño que para la Villa Müller se hiciera en 1927; encargada a Loos por el empresario Müller František y su esposa Milada, la casa sería una testimonio relevante, ya que el propietario era cabeza de una compañía de construcción pionera en el uso del hormigón armado, y deseaba mostrar la sutil nobleza de los nuevos materiales…


Además, Loos diseñó los interiores incluyendo en sistema de alumbrado y algunos de los muebles no empotrados; probablemente sea en esta la casa donde Loos mejor pudo expresar las ideas de su “Raumplan” (Loos adjudicaba a cada una de las habitaciones, a cada uno de los espacios, una importancia distinta; un dormitorio, por ejemplo, no tiene la misma importancia que una sala de estar, que es un espacio de representación. De la jerarquía de las habitaciones dependía su tamaño o la altura del techo). La severidad de una fachada de refinado equilibrio compositivo ‒de “simetría asimétrica” en las aberturas de las ventanas‒, contrastaba con la sosegada elegancia de los interiores...



Con éste bagaje, Mario Pani emprendió el diseño de la casa de sus padres, agregando al programa de la casa tradicional, amplios espacios destinados a oficina de diseño de los que eventualmente se serviría como despacho.


El inmueble se alineaba sobre los veinte metros que correspondían al N° 10 de Lieja, dejando un paso contra la colindancia norte como acceso para visitantes y vehículos; dado que el terreno tenía un curioso ancón hacia el oriente, al fondo del jardín se anexó a la cochera una pequeña vivienda asociada, que sería ocupada por Margarita Linaae Cornillon de Pani, el propio arquitecto y su hija recién nacida.


Arriba, el detalle de una toma oblicua de la Compañía Mexicana de Aerofoto fechada en 1936, que muestra la glorieta del Paseo de la Reforma a la entrada de Chapultepec (antes de que se colocara ahí la fuente de la Flechadora del Norte), y a la derecha la calle de Lieja con la plaza de acceso al edificio del Departamento de Salubridad e Higiene Pública; en un círculo rojo he marcado la casa Pani/Darqui, edificada durante 1935. Abajo el frente de la casa visto desde Lieja y mirando hacia el norte; destacan claramente los balcones de las habitaciones de planta alta y arriba la terraza cubierta con vistas hacia el poniente y Chapultepec.


Esas terrazas, tratamiento de “Quinta fachada” propuesta por Charles-Édouard Jeanneret desde 1911, cuando la tecnología en la construcción europea permitía ya liberar al techo de elementos inútiles para proponer cubiertas planas, con espacios jardinados y “techo-jardín” entendido como un espacio privado accesible y en comunicación directa con el resto de la casa.



Hacia el oriente y mirando al jardín, en la composición dominaba un ámbito de doble altura que albergaba el gran salón y servía como articulación a los diversos espacios interiores ligados por una escalera abierta pero contenida por muros de suaves curvas; además un pórtico protegía la colindancia y ligaba la casa accesoria con la parte alta del volumen principal que –arriba– albergaba el despacho.



Al interior, aquel amplísimo espacio de doble altura entremezclaba funciones y jerarquías, incorporando al arranque de la escalera una íntima tumbona guarecida tras la curva de un muro, una concha acústica para el piano bajo un mirador que además llevaba al corredor del jardín, e incluía chimenea y accesos a las diversas dependencias, todo resguardado por el sobrio, amplio y bien iluminado espacio.



Visto desde el corredor del jardín, aquel espacio y su decoración eran claro ejemplo de las influencias que Mario Pani había incorporado en su primera obra y que en esos primeros años serían fotografiadas por su propio padre; queda claro que el influjo de Jeanneret es axiomático…

Las imágenes captadas por don Arturo Pani Arteaga al fotografiar su propia casa, muestran una cotidianidad que se aparta de lo que años después lograría Guillermo Zamora al documentar la obra madura de Mario Pani; don Arturo muestra ángulos cotidianos, sin el dramatismo que una imagen promocional procuraría, y permite notar el eclecticismo estilístico que los espacios interiores doña Dolores Darqui exigió.


Arriba, una toma captada desde el paso alto del corredor al jardín, mirando hacia el recibidor, acceso y zona del hogar abajo, y corredor hacia las habitaciones del piso alto; abajo, mirando desde la concha acústica del piano hacia hogar y comedor…



Es claro el eclecticismo decorativo, que incorporaba muebles de tradición europea sobre tapetes persas, lienzos coloniales y alfarería hindú, además de algunas de las piezas que ya para entonces ejecutaba Arturo Pani (Jr.) que desde su llegada a México colaboraba en “De la Peña, Lascurain y Cía. Muebles y Decoración”. Abajo, el comedor con muebles “Chippendale moderno” donde se agregaron celosías de A. Pani.


Contra-esquina del comedor y mirando hacia la calle, el recibidor y biblioteca funcionó por años como antesala donde doña Dolores Darqui de Pani recibía los viernes, o tomaba las llamadas que llegaban al 36-61-92; sé que mi madre algunas ocasiones acudió, invitada por su amiga Margarita Linaae de Pani…

Desde aquel recibidor, debe haber sido espectacular el acceder al gran salón de doble altura, que con enorme ventanal permitía vista al jardín y acogía a los visitantes con las melodías que nacían del piano anidado en su propia concha acústica.




En el piso alto, las habitaciones –a diferencia de la costumbre aún prevaleciente en el período-, se guarnecieron con gran moderación, asomando apenas un candil que inmortalizaba las viejas tradiciones y donde destaca un sillón de alto respaldo, seguramente creación de Arturo Jr.


En el semi-sótano de Lieja 10, se habilitaron las habitaciones de servicio y algunas dependencias menores, además de cuartos de juegos con acceso directo al jardín y peculiar decoración marítima; contiguo a una de esas salas, Pani dispuso un cuarto oscuro donde don Arturo pasaba largas horas entretenido con la corrección de sus negativos.



Hacia el oriente, el jardín permitía vistas desde el interior de la casa, y un alto soportal resguardando la colindancia sur daba refugio a quien decidía deambular al exterior, donde una interesante escalera permitía pasar del balconcillo del salón y comedor al jardín.


Esa escalera en concreto permitía bajar los nueve escalones que separaban la planta principal del nivel bajo y descender luego a la zona de juegos o implemente permanecer en el jardín; siempre me ha sorprendido la imagen de arriba, y la similitud que el trabajo de herrería tuene con los barandales originales del Hotel Reforma...



Como ya se ha anotado, la casa principal miraba hacia el poniente y la calle de Lieja, teniendo enfrente del edificio de Salubridad e Higiene pero con perspectiva libre –desde la terraza del tercer piso– hacia el Bosque y Castillo de Chapultepec, vista que incluía también el Jardín Botánico (en el sitio que ahora ocupa el Museo de Arte Moderno) y lo que había sido la Calzada de la Exposición que desde 1929 ya se conocía como Prolongación del Paseo de la Reforma.


Dada la peculiar geometría del terreno, en la parte trasera el arquitecto agregó una pequeña vivienda ligada a la casa principal, donde Mario Pani habitaría desde 1935 con su esposa e hija. Con entrada independiente, la casa Pani/Linaae era en sí misma una vivienda completa, aunque sin los elementos de vanguardia de la casa principal.


En la imagen de arriba, la casa Pani/Linaae en 1939, en una toma que tiene un encanto especial: a la izquierda de la toma, frente a la cochera protegida por cortina, la carriola de Ana María Pani Linaae…

Al interior, a esa casa de relativamente corta fachada llegarían Ana María, María Eugenia, Mario y Enrique -todos Pani Linaae- para habitar los interiores que reflejaban los anhelos del joven matrimonio; abajo dos tomas de la sala de la casa, con chimenea y la banca con vista al jardín.




Finalmente una imagen de la recamara de las niñas, decorada para Ana María, María Eugenia por su tío Arturo.





En la parte alta de aquella casa de Lieja N°10 y durante 1936, Mario Pani ultimaría los detalles para el rediseño del Hotel Reforma con el apoyo en diseño de interiores de su hermano Arturo, y su padre a la cabeza de la coordinación contable y administrativa.


No es propósito de este escrito arbitrar la larga discusión que se dio entre los Pani y el arquitecto Obregón Santacilia, diferencias que enredaban la paternidad del diseño; lo innegable es que en manos de Mario y Arturo Pani, los interiores del hotel dieron un paso importante, alejándose de la tradición geométrica del “Decó” para abrazar una modernidad decorativista, en que los diseños de Arturo Pani serían clave y avance.


Arriba en fotografía de Guillermo Zamora, el reflejo del vestíbulo del Hotel Reforma y una de las consolas decorativas; abajo –también fotografiada por Zamora– la Suite Presidencial de doble altura decorada por Arturo Pani.


Uno de los espacios que más llamaron la atención en aquel hotel, fue el “Roof Garden” que se popularizó de inmediato como restaurante; indudablemente las vistas sobre la Ciudad de México eran espectaculares en aquel 1937, aunque no puedo evitar recordar que ese diseño se ejecutó en la terraza de la casa de Lieja N°10, con vista Chapultepec…




También en el despacho frente a esa terraza de Lieja N°10 nació la revista trimestral “Arquitectura -México-, Selección de Arquitectura, Urbanismo y Decoración” administrada por don Arturo Pani Arteaga –como Gerente– desde del N°1 que apareció en 1939 y hasta el N°78, y que el arquitecto Mario Pani –como director– publicaba con su amigo y socio Vladimir Kaspé –como Jefe de redacción–.



En los siguientes años, el entorno de la casa se transformaría enormemente; no solo se olvidaría por completo el “Parque Luna” sino que también se olvidarían el “Lienzo charro Luna” que por años permaneció en la lateral de Reforma y cuyo ruedo de 40 metros es ahora parte del vestíbulo del Four Seasons Hotel, o el trigal que ahora es ocupado por el edificio del Instituto Mexicano del Seguro Social.


Para el observador contemporáneo que conoce el “Circuito Interior Bicentenario” cortando de tajo el vértice oriente de Chapultepec, pueden resultar sorprendentes las tomas oblicuas de la Compañía Mexicana de Aerofoto fechadas en 1936 la de arriba y 1943 la de abajo, donde una “estrella de glorietas” aún recordaba los anhelos originales para el remate del Paseo de la Emperatriz.



Para 1942, en la glorieta del Paseo de la Reforma, su prolongación, Lieja y Ródano, se colocó la fuente de "La Flechadora de las Estrellas del Norte", que el tiempo ha conocido como Fuente de la Diana Cazadora. Con diseño y ejecución del arquitecto Vicente Mendiola y el escultor Juan Olaguíbel, sería objeto de admiración y crítica, marcando el cruce de Lieja como sitio relevante; abajo en una toma de Gamboa “La Diana” en 1948, foto en la que a la extrema derecha se distingue la parte trasera de la casa Pani/Darqui. Años después –a causa de la construcción de un paso a desnivel como parte del Circuito Interior–, la fuente se cambió de sitio y se colocó en el Jardín de las Naciones Unidas para ser repuesta luego en el Paseo de la Reforma al cruce con Sevilla y Misisipi.


Para ese 1948, el arquitecto Pani había cambiado de dirección y lo que había sido su casa pasó a integrarse al despacho, ampliando con una galería el pórtico del diseño original, como puede verse en la imagen de abajo y donde sorprende ver los árboles ya crecidos...


De ese despacho ampliado saldrían los diseños para obras de enorme importancia en la trayectoria de Mario Pani, como el edificio de departamentos en la esquina de Fundición (ahora Rubén Darío) y Rincón del Bosque en Polanco o para el edificio de departamentos en la calle de Rio Balsas en la Colonia Cuauhtémoc.




Lieja 10 seguiría siendo residencia de Arturo Pani Arteaga y Dolores Darqui, aunque las cosas cambiaron el 12 de agosto de 1962, día en que falleció el ingeniero; desde entonces, los cambios fueron aún más radicales. Doña Dolores dejaría la casa que sería destruida en 1973 y para 1980 incorporado el terreno a un predio mucho más amplio, borrando por completo la memoria de don Arturo y la primera obra de Mario Pani.



La situación privilegiada del terreno –como remate visual del Paseo de la Reforma bajando de Lomas y Chapultepec– no sería explotada sino hasta que se propuso la Torre BBVA-Bancomer, cuya edificación comenzó en 2008 para terminarse en 2015 e inaugurarse en 2016 siguiendo el diseño de “Rogers Stirk Harbour + Partners + Legorreta” sobre la esquina de Lieja con la lateral del Paseo de la Reforma, donde además de la casa Pani estuvieran los edificios “Torre Mario Moreno” y “Edificio Jena”.





Y ya ni quien recuerde el Parque Luna…



Este Blog se ha hecho gracias al apoyo incondicional de Julieta Fierro; está dedicado a las “Grandes casas de México” y pretende rescatar fotografías e historia de algunas de las residencias que al paso del tiempo casi se han olvidado y de las que existe poca información publicada. El objeto es la divulgación, por lo que se han omitido citas y notas; si alguien desea mayor información, haga favor de contactarme e indicar el dato que requiere. A menos que se indique lo contrario, las imágenes provienen de mi archivo, que incorpora imágenes originales recopiladas al paso del tiempo, así como el repertorio de mi padre y parte del archivo de don Francisco Diez Barroso y sus imágenes de Kahlo; si utilizan las imágenes, favor de indicar la fuente –aunque advierto que pueden tener registro de autor–.



Conforme haya más entradas (¡Ya hay un centenar!), aparecerán en el índice a la parte superior derecha de ésta página…



También se puede encontrar un índice general en:
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