jueves, 28 de marzo de 2024

La residencia Malo Rivas, luego Embajada de Francia, en la calle Poniente 20 -luego Roma Nº11

esquina con Lisboa - Colonia Juárez.

Edificada en un amplio terreno con 825m² de la “Colonia Bucareli”, en la esquina que sería luego remate a la prestigiosa calle de Londres en la Colonia Juárez, la casa edificada desde 1891 para don Javier Malo pasó a la propiedad de su hijo Salvador Malo Rivas, para albergar desde 1907 la Embajada de la República Francesa y en 1910 recibir al Ministro plenipotenciario Paul Lefaivre y su esposa, sirviendo como telón de fondo a varias de las reuniones diplomáticas en torno a las Fiestas del Centenario de la Independencia de México; apenas 17 meses después, para febrero de 1913 con S.E. Gaston Albert Joseph Marie Moisson de Vaux Saint-Cyr sería centro de negociaciones para salvar la vida del presidente de México…

El terreno –dividido en dos predios– está ahora ocupado por un par de discretos edificios de departamentos: el “Edificio California” de cinco niveles –en Lisboa Nº51, predio de la esquina que fuera ocupado por la casa propiamente dicha– y el edificio de departamentos con el Nº13 de Roma –terreno que por 1910 recibía jardines, invernadero, cocheras y amplias dependencias de servicio–.




Los terrenos de que trata esta nota fueron no hace tanto tiempo parte de la enorme extensión ofrecida a postores tras la venta de las propiedades del 5° Conde de Santa María de Guadalupe del Peñasco, Ingeniero don José Mariano Espinosa y Cuevas. Entre 1865 y 1872 la zona al norte de la “Calzada del Acueducto” pasó a formar parte de la Hacienda de la Teja, propiedad del ingeniero Francisco Somera y sobre cuyos peculios se perfiló el “Paseo de la Emperatriz” que hoy llamamos Paseo de la Reforma (Ver), avenida trazada por el ingeniero Luís Bolland por orden expresa de Maximiliano I, ligando de manera conveniente el Cerro de Chapultepec –donde edificaría su Residencia Imperial– con la primera glorieta del Paseo de Bucareli, sitio en que desde 1852 se había colocado la estatua ecuestre de Carlos IV.


Arriba, aparece un fragmento del plano dibujado por los ingenieros Mc. Clellan y Hardcastle en 1847, titulado “Battles of Mexico” –que es parte del acervo de la Mapoteca Orozco y Berra– donde puede verse el estado que guardaba la zona por aquella fecha. Bajo el título, aparece la Loma de Chapultepec –que entonces albergaba el Colegio Militar– y a la extrema izquierda el Molino del Rey; arriba y a la extrema derecha, el casco de la ciudad de aquella época, que hacia el poniente apenas llegaba hasta la hoy Avenida Balderas y el edificio de “La Ciudadela”; al centro, aparece lo que ahora llamamos Avenida Chapultepec y que ahí aparece marcado como “Aqueduct of Belem”, y sorprende el que aún no existe el trazo de lo que hoy llamamos Paseo de la Reforma (que he señalado con la delgada línea roja). Como referencia, la estrella roja marca el sitio aproximado en que hoy se encuentran los edificios de Lisboa Nº51 y Roma Nº13, en que estuvo la casa Malo.

La avenida trazada por el ingeniero Bolland, que en palabras de José María Marroqui, “…en su momento apenas llegó a ser angosta y sin adorno alguno”, no era aún eco de los grandes bulevares europeos, por lo que en 1880 cuando se trazó la “Colonia Bucareli” (también llamada Colonia Limantour), las calles siguieron la retícula normada por el Paseo de Bucareli, aun a pesar de que en la glorieta cercana del “Paseo Degollado” se había colocado en 1877 el monumento a Cristóbal Colón donado por Antonio Escandón con esculturas ejecutadas por Charles Cordier, y en la siguiente glorieta del paseo se edificaba ya un monumento a la memoria del emperador Cuauhtémoc. La primera piedra de aquel otro monumento fue colocada el 5 de mayo de 1878, cuando en su entorno no había más que huertos y milpa; durante su inauguración el 21 de agosto de 1887, Manuel Gutiérrez Nájera apuntó:
“Pasead a todas horas por ésta calzada de la Reforma, si es que no podéis alejaros más de la ciudad. ¿No habéis observado cómo la ciudad marcha rumbo a occidente? …México parece como irse desprendiendo y alejando del lugar en donde la dejaron los conquistadores… ¡Cómo brotan casas en esta anchurosa calzada dedicada a la Reforma! Pronto, sin duda, México se unirá a Tacubaya, que lo espera como una novia espera al novio, con prendido de flores y con una rosa en el corpiño…”



Arriba, el “Plano de la Colonia de la Teja - 1881” –que forma parte de la colección de la Biblioteca del Museo de la Ciudad de México–; al centro-derecha, se distinguen en rosa las manzana con Nº1,2,3 y4 que corresponden al trazo de la Colonia Bucareli; aunque marcadas también en color rosa, el dibujo no corresponde exactamente la urbanización final (nótese que a las glorietas no desembocan calles principales), pero el diseño de retícula alineada al Paseo se conservó. Abajo, una fotografía captada en 1904 por Guillermo Kahlo, donde se observa el ya Paseo de la Reforma con los monumentos a Colón (al frente) y Cuauhtémoc )al fondo izquierda).


Es con el trazo de esa “Colonia Bucareli”, que desarrollaba don Rafael Martínez de la Torre que aparece en escena don Salvador Malo que edificaría la casa de que trata éste artículo…

La casa de don Salvador Malo Rivas y María Amalia Basantaz Tamayo
Identificado en documentos con algunas variaciones en su nombre –en acta de bautizo del templo de la Santa Veracruz de febrero de 1851 se registra: Salvador Rómulo Pedro Loreto José Joaquín Juan Nepomuceno Ramón Ignacio de Loyola Francisco Javier Magdaleno Pedro Regalado Pascual Bailón Luis Gonzaga Federico Fausto Miguel Ángel Sebastián de la Santísima Trinidad Malo Valdivielso– que nació en la Ciudad de México el 17 de febrero (día de San Policronio) de 1851, tercer hijo de don Pedro Malo y Concepción Valdivieso; murió cincuenta años después en la misma ciudad y dentro de la casa de que trata ésta nota el 10 de junio de 1901. Don Salvador fue parte de una familia de bulliciosa historia, frecuentemente asociada con su escalada en el medio social de su momento –su hermana mayor, Dolores Malo (1847-1911), casó ventajosamente en 1870, con Romualdo Zamora Duque de Heredia–, y sabemos que don Salvador casó el 10 de octubre de 1877 -a los 27 años- con Ana Rivas Iñigo (ca 1840-1884), –ella en sus segundas nupcias ya que había estado unida a don Tomás Benavente Landa–, hija de don Luis Rivas Góngora (c.a 1811-1892, foto de abajo) –destacado nayarita emparentado con el afamado arquitecto Antonio Rivas Mercado– y Laura Iñigo Villaseñor. Salvador Malo Valdivieso y Ana Rivas Íñigo procrearon a Salvador Rafael Malo Rivas -n.1878- y a Pedro Malo Rivas -n. 1880-.


Con la ayuda de su cuñado –el Duque de Heredia– y desde 1870, don Salvador había estado involucrado en la comercialización de amplios terrenos en la periferia de la ciudad –en la ribera del río de la Piedad, que ahora conocemos como “Viaducto Piedad”– para transformarlos en un panteón civil con el nombre de “Panteón de la Piedad” espacio abierto que parcialmente llega a nosotros como el “Jardín López Velarde” a un lado del Centro Médico Nacional; aquella aventura fue iniciada por Vicente Escandón y José Amor que en 1874 cedieron sus acciones a Malo en un episodio que para 1885 culminó en desastre financiero.

Además, para 1882 y luego de la muerte de Rafael Martínez de la Torre ‒abogado, Regidor del Ayuntamiento de México y Diputado ante el Congreso de la Unión‒ que desarrollaba el fraccionamiento de la “Colonia Bucareli” (que muchos conocían como Colonia Limantour por ser éste uno de los inversionistas), don Salvador Malo –en buena medida con los recursos aportados por su esposa–, adquirió por 65mil pesos esos terrenos para promover el fraccionamiento, lotificación y venta de la Colonia Bucareli, que al paso del tiempo se transformaría en sección norte de la Colonia Juárez. Ahí el matrimonio escogió un par de predios donde edificar una residencia de vanguardia.

Desafortunadamente, doña Ana Rivas de Malo falleció en mayo de 1884 y don Salvador vendió a The Mexico City Improvement Company aquellos terrenos que había sido parte de la Hacienda de la Teja así como la concesión otorgada por la Comisión de Obras del Ayuntamiento, para desarrollar la “Colonia Bucareli” que se ampliaría con nuevo trazo; en la transacción, don Salvador parece haber conservado el predio de 825m² en que ya se había construido un inmueble de dos niveles con amplio espacio en la parte alta para la administración, desarrollo y promoción del fraccionamiento, con frente a la aún entonces Calle Poniente 20, que desde 1905 conoceríamos como Calle de Roma.


En 1887 –poco más de dos años luego de enviudar–, don Salvador contrajo matrimonio –también en segundas nupcias– y en París, con Rosa Zayas-Bazán Hidalgo (1850-1893, y viuda de don Ramón Guzmán Ortiz de Zárate) con quien engendró a María de la Concepción Guadalupe Rosa Isabel Esperanza Malo y Zayas-Bazán (n.1888 en París) que contrajo matrimonio con el distinguido escritor y periodista, miembro de la Academia Francesa, Wladimir D’Ormesson, Conde D’Ormesson.

Aunque viviendo en París, desde 1891 don Salvador había iniciado la edificación –en esa colonia que ahora ampliaba The Mexico City Improvement Company– de una moderna residencia en la esquina del predio limitado por las ya para entonces calles de Roma y Lisboa, como remate a la apenas trazada calle de Londres y Nº11 de Roma, con imponente torre mirador en la esquina y terrazas varias, en un conjunto de cuatro niveles edificado “a la inglesa” con elaborado aparejo de tabiques. Lamentablemente, para el 10 de junio de 1901 don Salvador murió en la casa apenas terminada, edificación que pasó a la propiedad de su hijo mayor del primer matrimonio, Salvador Rafael Romualdo Malo Rivas (1878-1916) que contraería matrimonio el 3 de julio de 1902 –en el templo de Nuestra Señora de Lourdes–, con María Amalia Basantaz Tamayo (1881-1973) hija de don Francisco Basantaz y Florencia Tamayo…

Así, la casa que remataba la calle de Londres –en el “..mejor barrio de la Ciudad de México”–, sería residencia del matrimonio Malo/Basantaz a partir de 1902.


Arriba, en el fragmento superior de una fotografía de Guillermo Kahlo fechada en 1904, que forma parte del álbum “Mexiko 1904”, aparece la “Calle de Londres, Colonia Americana, el distrito más nuevo de la Capital de México”. A la izquierda, se descubre la residencia de Mr. H.C. Waters –Gerente General del Banco de Londres y México– (Ver) que aún existe aunque arruinada; a la derecha, la gran casa con arcos de herradura en las ventanas, cedió su terreno al “Museo Ripley” en le Nº4 de la calles de Londres...

Esta calle de Londres sería uno de los mejores exponentes del opulento eclecticismo que produjo la arquitectura del período y en la imagen de abajo –sección izquierda de la “Panoráma de la Colonia Juárez, México” que apareció en la p.29 del álbum “México en el Centenario de su Independencia”– aparece una vista desde la azotea de la casa en la calle de Londres Nº13 (que aún existe como asiento de “Forever Living”) mirando hacia el Nor-oriente desde la calle de Berlín; en primer plano, aparece el torreón de la casa del señor Hugo Marquard y detrás el mirador de la Casa Watters; a la derecha, se descubre apenas la casa don José Natividad Macías Castorena –abogado y en dos ocasiones rector de la Universidad Nacional– y su familia, que se edificó entre 1902 y 1904 en el Nº6 de la 1ª de Londres siguiendo el diseño de don Antonio Rivas Mercado –luego de popularizarse como set cinematográfico, la casa alberga ahora el “Museo de Cera de la Ciudad de México”–. Al centro de la imagen, aparece la casa del matrimonio Malo/Basantaz con su torre/mirador, en la esquina de Roma y Lisboa, como remate a la calle de Londres y ya para entonces transformada en la Embajada y Residencia de la República Francesa en México.



La consolidación urbana de esa nueva colonia –que en 1905 se conocía como “Colonia Americana” y en 1906 se llamaría oficialmente “Colonia Juárez”– fue notable, y baste ejemplificarlo con una par de imágenes que dan fe a tal aseveración: Por un lado, la “Postal” que aparece abajo, una toma comercializada por Félix Miret como “Miret, México, editora e importadora de tarjetas postales” en que aparece el cruce de las calles Liverpool y Bruselas, mirando hacia Roma, donde al fondo se distingue la casa original de don Salvador Malo; la imagen de 1908 muestra una estructura urbana consolidada y de análogo eclecticismo a lo visto arriba...


Por otro lado está la toma hacia la “1ª calle de Londres” -abajo- que muestra una vista desde la entrada a la casa Malo mirando hacia el poniente y la calle de Londres; a la derecha aparece la entonces parroquia del Sagrado Corazón de Jesús (Roma N°14), edificio de estilo neorrománico diseñado por el arquitecto José Hilario Elguero, con templo de una nave y claustro triangular, que por años permaneció sin la torre/campanario que debía rematar el conjunto; a la izquierda, aparece el torreón esquinero de la casa de Bruselas N°1 –que años después cedería su terreno a una tienda “Sumesa”– y la ahora “Plaza Giordano Bruno”.


Como complemento, abajo aparece en otra magnífica imagen de Guillermo Kahlo –captada también en 1904 y que he limpiado un poco–, con la calle de Berlín y las fachadas que miran hacia el Sur-poniente entre las calles de Hamburgo y Londres; a la derecha, la casa del señor Hugo Marquard seguida de la casa Frenk y luego el torreón de la casa de don Oscar Braniff Ricard y Guadalupe Cánovas y Portillo, buenos ejemplos todos de la arquitectura ecléctica de final de siglo XIX y la opulencia de la Colonia Juárez.



Ya desde 1905, el embajador de la República Francesa, Camille Blondel, buscaba un nuevo inmueble que recibiera las funciones de la representación y para 1907 con la llegada a México de S.E. el embajador Alfred Chilhaud-Dumaine –abogado que en 1904 había recibido la comisión de Embajador Plenipotenciario en Múnich y luego se trasladó a México– se finiquitaron los oficios obteniendo para la representación una amplia construcción en esa Colonia Juárez, casa en la esquina de Roma y Lisboa junto con su edificio anexo.

Don Salvador Malo Rivas estaría a cargo de la administración del bien hasta su muerte en 1916, fecha en que la gestión de la propiedad pasó a doña María Amalia Basantaz Tamayo que a través de su yerno autorizó su venta, dejando dos predios que para tiempo del sismo de 1957 ya estaban ocupados; doña María Emilia murió en 1973 contando 81 años.


Así, la representación de la República Francesa –cancillería y residencia– se albergó desde 1907 en la calle de Roma número 11, siguiendo los buenos oficios del embajador Chilhaud-Dumaine y para recibir desde 1908 a S.E. Paul Lefaivre –y a parte de su familia– como representante. Es de ese período que buena parte de la información acerca de la casa proviene, y en particular de septiembre de 1910, cuando se dieron los Festejos del Centenario de la Independencia de México.

Sabemos que, en el período, la cancillería ocupaba lo que había sido la edificación original, que con sus amplios espacios –creados por don Salvador Malo para promover la Colonia Bucareli– desempeñó bien los requerimientos del consulado; la residencia propiamente dicha ocupó apenas una parte de la casa en la esquina, mientras que parte de la construcción sobre la calle de Lisboa complementaba las funciones del consulado.


El conjunto debió sumar más de 1,300m² construidos en las dos edificaciones, donde el anexo erigido por 1884 se utilizaba estrictamente como oficinas, mientras que la casa terminada por 1901 servía diversas funciones, incluida residencia; el edificio anexo era una estructura relativamente sobria de dos pisos y fachada en tabique aparente con tres entre ejes, con acceso desde la calle y un piso alto que parece haber contenido un muy amplio aposento.

La casa –de la que nunca he logrado descubrir al autor del diseño– a la que Elena Segurajáuregui se refiere en su libro “Arquitectura Porfirista en la Colonia Juárez” como ejemplo de las grandes casas construidas a manera de “Villa”, nos dice:
La villa es una construcción transparente; proyecta “Le savoir vivre” (el saber vivir) al exterior, mostrando el buen gusto y al mismo tiempo la personalidad e individualismo del propietario… Tenían carácter escenográfico, de atracción marcadamente visual; eran ostentosas y se inspiraban en las casas de campo de ricos burgueses y financieros europeos…



En el caso de la residencia Malo/Basantaz, transformada en representación de la República Francesa en México, sería por varios años indudable paradigma de la distinción francesa y ejemplo a seguir para quienes miraban hacia Francia como modelo de juicio y excelencia.
El diseño –establecido gracias a una torre-mirador de cinco niveles–, contaba galería, “jardín de invierno” y terrazas que escalonaban la composición hacia la calle, dando ligereza a una sólida estructura de tabique aparente, embellecida con inventivos avíos y claves en cantera de talla, rematada con inclinados techos y acentos con hierro forjado.

Al interior, los salones estaban decorados muy a la manera de ese eclecticismo imperante, donde muros cubiertos con yesería de inspiración histórica –abrevando en la tradición rococó–, cortinajes de denso brocado y grandes espejos con marcos dorados, creaban el ambiente para muebles y tapetes de exótica inspiración, y ambiente cosmopolita…


Es gracias a las imágenes que fueron divulgadas en “Crónica Oficial de las Fiestas del Primer Centenario de la Independencia de México –publicada bajo la dirección de Genaro García– por acuerdo de la Secretaría de Gobernación e impreso en los Talleres del Muso Nacional en 1911” que podemos observar esos interiores en imágenes captadas durante 1910, crónica en que se nos explica:
Con fecha 30 de agosto, el Gobierno de la República Francesa comunicó que elevaba á categoría de Embajador Especial á Su Excelencia el señor Paul Lefaivre, Ministro Plenipotenciario acreditado ante el Gobierno de México, y que ya daba orden de que vinieran al país, para aumentar el personal de la Embajada, el Almirante De Castries, la brillante oficialidad que á bordo de la fragata de guerra “Montcalm” militaba bajo su mando y los distinguidos miembros del Ejército francés especialmente dedicados al efecto. De modo que la Embajada Especial del Gobierno Francés delegó á las fiestas del Centenario de la Independencia, quedó integrada así: Excelentísimo señor Embajador Paul Lefaivre; Excelentísima señora de Lefaivre; señor Almirante De Lacroix de Castries; señor Capitán De Chambrun; señor de Slane, capitán de fragata; señor Carrel, teniente de navío; señor Fabre, Alférez; señor Le Lan, del Estado Mayor de la División Naval; señor Kelgoren, Médico en Jefe; señor Lorin, Teniente de Navío; señor Coronel Detrie y señores Capitanes Mayer, Craman y Mittelhausser.


El día 7 de septiembre, fondeó en el puerto de Manzanillo la fragata “Montcalm” á los disparos de saludo del cañonero nacional “General Guerrero” y el día 8, pisaban suelo mexicano, entrando en él por la frontera de los Estados Unidos, los expresados oficiales franceses. El día 9, eran recibidos al mismo tiempo, en distintas estaciones ferrocarrileras, el Almirante de Castries, con su Estado Mayor, y los representantes del Ejército. Comisiones del Gobierno y de la Secretaría de Guerra dieron la bienvenida á unos y á otros; iguales honores se les tributaron, y los dos grupos sintieron del mismo modo halagado su amor patrio con los acordes de “La Marsellesa” y las aclamaciones de las multitudes. Días después, el 13, entraban a la Capital, á tambor batiente y bandera desplegada, ciento treinta marinos del “Montcalm”.


Y sigue el texto en “Crónica Oficial de las Fiestas del Primer Centenario de la Independencia de México”:
El Excelentísimo señor Lefaivre y la Excelentísima señora su esposa permanecieron en la residencia de la Legación, calle de Roma, número11, y el Almirante de Castries y el Coronel Detrie y sus subordinados recibieron alojamiento en la casa del señor Tomás Braniff, número 15 de la calle de la Ribera de San Cosme (Ver).


En esa “Crónica Oficial…” se nos muestran imágenes de la “Sala de la residencia de la Embajada Francesa” -arriba- y “Comedor de la residencia de la Embajada Francesa” -abajo- que develan lo que debió ser la que había sido casa edificada por don Salvador Malo apenas diez años antes, ya ocupada por la legación y el Embajador Lefaivre.


Lo sorprendente, es que –también en aquella “Crónica Oficial…” – se nos muestra que en la casa de don Tomás Braniff Ricard y Elena Amor Vivanco, donde debían ser alojados el Almirante de Castries y el Coronel Detrie junto con sus subordinados, también estuvieron en larga inspección el Embajador Paul Lefaivre y su señora, tal y como lo demuestran las imágenes captadas en el jardín, donde la pareja y su perro posó al borde del estanque, al lado del que un pabellón a manera de Monóptero griego invitaba al descanso…

Al mirar las imágenes del interior, no me extraña que el Embajador Lefaivre prefiriera alojarse en la casa del matrimonio Braniff-Amor…


Aunque destacado en la Ciudad de México desde 1908, para septiembre de 1910 las actividades diplomáticas se incrementaron notablemente, y el 11 de ese mes, el señor Lefaivre acompañó al presidente Díaz a colocar la Primera Piedra de un monumento que la Colonia Francesa en México obsequiaba al “Pueblo Mexicano”:


El monumento a Luis Pasteur, se inauguró de origen en un jardín limitado por Avenida Insurgentes, Paseo de la Reforma y la plaza de acceso a la “Estación Colonias” del Ferrocarril Nacional; obra de Jean-Paul Antonin Charles Carlès que fue fundida por los “Établissements Métallurgiques a Durenne Fondeur, Paris”, antes “Fonderie de Sommevoire” en el alto Marne, fundición que Antoine Durenne llevó a la fama trabajando con escultores como Emmanuel Frémiet, Mathurin Moreau, Auguste Bartholdi y Hector Guimard.

El autor de la escultura, Jean-Paul Antonin Charles Carlès (1851-1919), obtuvo el gran premio de la Exposición universal de 1889 y perteneció a la Sociedad de artistas franceses y además fue nombrado Caballero de la Legión de Honor en 1900 y posteriormente recibió el grado de Comandante en 1913.


El bronce que aun ahora se admira –aunque colocado en una explanada unida al edificio de la Cámara de Senadores– es una réplica de la pieza central de un grupo que se ejecutó en honor a Louis Pasteur como homenaje en Dole –en el departamento de Jura–, donde nació el científico; aquel homenaje ganó el concurso de 1898 y el monumento se develó en agosto de 1902 sobre la avenida Saint-Mauris, financiado gracias a una colecta internacional, con el grupo escultórico y sus tres grandes piezas a cargo de Antonin Carlés sobre un pedestal diseñado por el arquitecto Léon Chifflot.


Para la escultura en la Ciudad de México, Genaro García, en su “Crónica sobre las Fiestas del Primer Centenario” nos cuenta:
La Colonia Francesa hizo perfectamente en glorificar a Pasteur, hombre venerable, florecido en las épocas más tristes para su patria, y que desmintió sonoramente a los que aseguraban la decadencia de Francia. El lugar escogido para levantar el monumento fue el jardín que se encuentra entre la estatua de Cuauhtémoc, en el Paseo de la Reforma, y la estación del Ferrocarril Nacional. El ayuntamiento quiso corresponder a la galantería francesa bautizando con el nombre del sabio francés aquel pequeño parque, que en adelante se llamará Jardín Pasteur… El acto de colocación de la primera piedra del monumento se efectuó allí en la mañana del 11 de septiembre. La presencia de nuestro primer magistrado fue saludada con las notas del Himno Nacional…



El Embajador Paul Lefaivre Vatin (1857-1932) fue muy popular durante su estancia en México; casado en Versalles y desde 1904 con Renée Anna Renaud d'Avène des Méloizes-Fresnoy (1856-1926), descendiente de Nicolas Renaud d'Avène des Méloizes héroe de una de las batallas de Montcalm -Quebec- contra los ingleses, parece haber sido un matrimonio muy interesado en la historia de México. En incontables excursiones por la República, adquirieron numerosos objetos que pasaron a la antigua colección de Guy Joussemet y ahora forman parte de la colección mexicana –precolombina– del Museo del Quai Branly.


Licenciado en derecho, Lefaivre trabajó en diversos ministerios entre 1879 y 1882, cuando obtuvo puesto como secretario en diversas embajadas europeas; luego de su matrimonio, fue enviado como Ministro Plenipotenciario a México en 1908 y nombrado Embajador Extraordinario durante las fiestas del centenario de la Independencia. En 1892 sería nombrado Caballero de la Legión de Honor, Oficial en 1908, y Comendador en 1914.

Abajo: “S.E. el Embajador Paul Lefaivre en el balcón de la Embajada de la República Francesa el 16 de septiembre de 1910, antes de salir rumbo a las Fiestas del Centenario de la Independencia de México”.


Durante las “Fiestas del Centenario de la Independencia de México” Lefaivre fue uno de los actores principales entre los representantes extranjeros y buena parte de sus actividades fueron documentadas en los diarios capitalinos; además, organizó con su esposa Renée numerosos encuentros diplomáticos durante septiembre de 1910.



S.E. Gaston Albert Joseph Marie Moisson de Vaux Saint-Cyr tomaría posesión como representante de la República Francesa en 1911 –acompañado de su esposa, Etiennette Le Chanoine du Manoir de Juay–, sustituyendo al matrimonio Lefaivre y sería él quien vio generalizarse el movimiento armado que inició en noviembre de 1910 y negociaría la documentación necesaria para la salida del presidente Díaz y su esposa rumbo a Francia a final de mayo de 1911.

Con poco más de treinta años en el poder, Díaz presentó su renuncia ante la Cámara de Diputados el 25 de mayo de 1911, dejando en su lugar al secretario de Relaciones Exteriores; el 31 de mayo, seis meses después de haberse iniciado el movimiento armado, Díaz partió al exilio en Francia desde el puerto de Veracruz…


El embajador Moisson de Vaux y su esposa serían frecuentes invitados a la casa de don Francisco Madero y Mercedes González –apenas a dos calles de la embajada, en la esquina de Berlín y Liverpool (Ver)–, y serían los primeros representantes extranjeros en enterarse de la victoria de Francisco Madero González luego de la contienda por la presidencia de la República.

Madero fungió como presidente de México desde el 6 de noviembre de 1911. Aún a pesar de las críticas, su período parecía desarrollarse con la normalidad esperada, aunque rumores diversos parecían advertir algún cambio; poco más de un año después, en 1913, se dio un golpe de estado ‒la llamada Decena Trágica‒ dirigido por Victoriano Huerta.


Para las 14:20 horas del viernes 14 de febrero de 1913, la casa de don Francisco Madero –a dos calles de la embajada– era consumida por las llamas. Nos cuenta Antonio Saborit en su antología “Febrero de Caín y de metralla”:
“La casa de Don Pancho Madero, en la esquina de Liverpool y Berlín, está ardiendo y existe peligro de que el incendio se propague a las casas vecinas. Los rurales que están en la calle de Londres toman posiciones; corren de un lado para otro y nadie sabe por qué hacen tantos movimientos”…

Ya para entonces –cuando la representación estaba encabezada por S. E. el embajador François Dejean–, la Ciudad de México no se consideraba segura y la embajada en la Calle de Roma número 11 fue desocupada…


El 18 de febrero se definió el golpe de Estado cuando el presidente y el vicepresidente fueron arrestados en Palacio Nacional, Gustavo A. Madero fue hecho prisionero en el restaurante Gambrinus, y se negoció un pacto con los golpistas. Al día siguiente, fue asesinado Gustavo A. Madero; desde su aprehensión, Madero y Pino Suárez permanecieron en el Palacio Nacional, pero con el recrudecimiento de los ataques de los felicistas, la familia del presidente Madero buscó protección en la sede de la embajada de Japón en la colonia Roma (Ver). En la foto de abajo, la casa de Edward N. Brown en la esquina de Mérida y Puebla, transformada en la Embajada de Japón (Ver).


En furor diplomático, varios embajadores intentaban dar congruencia a los sucesos, convocados tenazmente por el Embajador Henry L. Wilson para dar su versión, pero tanto Cuba como España decidieron no reconocer al nuevo gobierno. El 19 de febrero, los embajadores Manuel Márquez Sterling -de Cuba- y Gaston de Vaux -de Francia- ofrecieron asilo político para que Madero y Pino Suárez pudieran recogerse en La Habana y trasladarse luego a París.

El 26 de marzo, el gobernador de Coahuila -Venustiano Carranza-, proclamó el Plan de Guadalupe, por el que se desconoció al gobierno golpista de Victoriano Huerta. Comenzaba el período más cruento de la Revolución Mexicana, y aunque parece ser que la casa de Roma Nº11 siguió nominalmente albergando la Embajada, no parece haber estado ocupada ya por el embajador François Dejean.


Desconozco la fecha exacta en que la casa Malo-Basantáz en Roma Nº11, fue destruida; en el predio de la esquina formada por Roma y Lisboa se edificó el “Edificio California” de cinco niveles –con el Nº51de Lisboa, predio de la esquina que fuera ocupado por la casa propiamente dicha–; en el terreno que por 1910 recibía jardines, invernadero, cocheras y dependencias de servicio se levantó el edificio de departamentos con el Nº13 de Roma, también con cinco niveles, incluida la Planta baja…


La vieja opulencia de la calle de Londres es difícil de percibir mirando ahora ese entorno, aunque la que fuera residencia de don José Natividad Macías Castorena –diseñada por el arquitecto Antonio Rivas Mercado en 1902– aún pervive como “Museo de cera” y puede ilustrarnos acerca de lo que eran las residencias de aquella Colonia Juárez…



Este Blog se hace gracias al apoyo incondicional de Julieta Fierro; está dedicado a las “Grandes casas de México” y pretende rescatar fotografías e historia de algunas de las residencias que al paso del tiempo casi se han olvidado y de las que existe poca información publicada. El objeto es la divulgación, por lo que se han omitido citas y notas; si alguien desea más información, haga el favor de contactarme e indicar el dato que requiere. A menos que se indique lo contrario, las imágenes provienen de mi archivo, que incorpora imágenes originales recopiladas al paso del tiempo, así como el repertorio de mi padre y parte del archivo de don Francisco Diez Barroso y sus imágenes de Kahlo; en general, he editado las imágenes a fin de lograr ilustrar mejor el texto. Si se utilizan las imágenes, favor de indicar la fuente –aunque advierto que pueden tener registro de autor–.



Conforme haya más entradas (¡Ya hay ciento cincuenta!), aparecerán en el índice de la parte superior derecha de esta página…



También se puede encontrar un índice general en: http://grandescasasdemexico.blogspot.mx/2016/02/indice-de-grandes-casas-de-mexico.html 

miércoles, 17 de enero de 2024

La casa de don Salvador Valencia y Rosaura De Anda en Boulevard de los Virreyes, Lomas de Chapultepec.



Sobre un magnífico terreno con casi 1,700m² –de los que buena parte están dedicados a jardines perimetrales–, se levantó desde 1938 una casa en el sobrio estilo “Californiano” que por entonces cundía en la capital –y que difícilmente podría haber estado más acorde con la tradición familiar–, edificada para don Salvador Valencia y su esposa doña Rosaura De Anda, diseñada por la mancuerna de Francisco y Luis Martínez-Negrete –Ingeniero civil el primero y arquitecto el segundo– (Ver ) construcción que afortunadamente se conserva prácticamente intacta, aunque con nuevos propietarios…





En una entrevista publicada en “El Siglo” de Durango, en junio de 2018, contaba la señora Herminia Licerio Garay que por 1925 … “el empresario Salvador Valencia –director de la negociación Valencia Hermanos en Torreón– administraba sus ranchos San Ramón y Santa Fe, estaba casado con la señora Rosaura de Anda y vivían por la avenida Allende a una cuadra de la Alameda Zaragoza” –entre Galeana y Jiménez– a unos metros del teatro Isauro Martínez, zona ahora irreconocible luego de la construcción del brutal edificio de la presidencia municipal y la transformación de aquella Alameda en la inhóspita “Plaza mayor de Torreón”. (Ver)


En efecto, don Salvador Valencia García fue un distinguido hacendado en la zona Lagunera de Coahuila y Durango, conocido por encabezar la explotación ganadera en la “Compañía Ganadera La Zarca y Anexas, S. de R. L.” –sucesora de “Valencia y Garza” creada desde 1918 por Salvador Valencia y Filemón F. Garza (Ver)–, con los ranchos San Ramón y Santa Fe, aunque asiento fundamental en las “Llanuras de La Zarca” –en el ahora municipio de Villa Hidalgo, Estado de Durango– y la hacienda misma, con sus 28,919 hectáreas (más de 289 millones de metros cuadrados) con licencia de inafectabilidad ganadera…


Aquella propiedad –San Mateo de La Zarca–, a unos 120 Km. al oeste de las actuales ciudades de Torreón y Gómez Palacio (y 220 km. al norte de Durango), tiene larga historia y relevancia histórica ya que formó parte del “Camino Real de Tierra Adentro” que tan insigne resultó para el septentrión Novohispano.

Aquel Camino Real de Tierra Adentro, conocido también como el “Camino a Santa Fe”, era una colosal ruta comercial de 2,560 kilómetros que ligaba la capital de la Nueva España con la Villa Real de la Santa Fe de San Francisco de Asís (fundada en 1610 y ahora ciudad de Santa Fe en el estado de Nuevo México, Estados Unidos), ruta creada desde principio del siglo XVII y que permaneció en uso hasta bien entrado el siglo XIX.

Por más de doscientos años, fue la mayor ruta comercial terrestre del mundo y en su porción central, destacaban importantes yacimientos de plata, por lo que a esa porción del camino –entre la Ciudad de México y los yacimientos en Zacatecas– se le llamó comúnmente el Camino de la Plata o la Ruta de la Plata; aunque de hecho se llamó así a todo el Camino Real de Tierra Adentro, dado que la ruta completa tenía acceso a múltiples zonas y ciudades mineras de la Nueva España, productoras de plata y otros valiosos minerales, como lo eran además de Zacatecas, Pachuca, Querétaro, Guanajuato, Fresnillo, San Luis Potosí, Mineral del Monte, Chihuahua, Santa Bárbara y Parral, entre otras muchas.


Arriba, el esquema publicado por el “Centro de Estudios Mexicanos UNAM-Boston” –la sección centro norte del territorio de la Nueva España– en su artículo “Camino Real de Tierra Adentro”, en que aparece aquel camino con algunos de sus principales hitos; con la flecha, he señalado “La Zarca”, a medio camino entre Mapimí y el Valle de san Bartolomé.

De hecho, el doctor Miguel Vallebueno Garcinava en su magnífico texto “El Camino Real de Tierra Adentro, Eje de comunicación del Septentrión novohispano” nos cuenta que:
El segundo camino hacia la Nueva Vizcaya partía de la hacienda de Medina al oriente, siguiendo el río Grande hacia el asiento de Lois (Río Grande), Nieves, San Miguel y San Juan del Mezquital y Mazapil, es decir, el camino que había seguido Ibarra en 1554. Saliendo de la villa de Durango hacia el norte había dos caminos principales, uno hacia el este comunicaba con las minas de Avino, en seguida estaban el pueblo de Peñón Blanco, las minas de Cuencamé y Mapimí (Del Hierro, 1985: 57-61), desde donde se continuaba para Saltillo, el último asentamiento perteneciente a la Nueva Vizcaya. El otro camino norteño partía hacia las haciendas de Cacaria y la Sauceda, en este último lugar el camino se separaba un ramal hacia San Juan del Río y valle de Palmitos (Rodeo), donde las caravanas tenían que pasar el caudaloso río Nazas. Pasando las minas del Caxco se pasaba por la llanura de la Zarca que por sus largos espacios planos era preferida por las carretas al primer camino por San Julián, Ramos e Indehe, que era más montuoso y había que vadear los ríos Ramos y Oro. Desde allí se podía acceder fácilmente para Santa Bárbara, el valle de San Bartolomé y las minas de Todos Santos, entonces la última de las poblaciones de la Nueva Vizcaya. Este ramal del Camino Real se convirtió en el más importante para transitar rumbo a Nuevo México, norte después de la expedición de Juan de Oñate en 1598 (Crespo, 1997: 28-38).


Además, agrega también el doctor Miguel Vallebueno respecto a Los múltiples paisajes del camino Real de Tierra Adentro:
El Camino Real de Tierra Adentro se desplegaba sobre la actual Altiplanicie Mexicana, al costado este de la Sierra Madre Occidental. Según las estaciones del año la campiña se presentaba con diferentes toques de color matizados principalmente por la temporada de lluvias. Así el verdor del verano era sustituido por una alfombra multicolor proporcionada por girasoles, aceitillas, lampotillos, cempoales, zinnias y cosmos que rinden al otoño o el sempiterno amarillo de los pastos en el resto del año. … Hacia el norte, interminables espacios de gobernadora le daban al paisaje un aspecto de aridez, pero que con la llegada de las lluvias tenía una peculiar fragancia. Entonces aparecía otro Peñón Blanco o Cerro de Covadonga, que delimita al Bolsón de Mapimí de las tierras duranguenses. Después los espacios abiertos se hacen interminables en los pastizales de Chihuahua y su entorno cambia solamente en los derramaderos de los ríos que proporcionaban a los viajeros oasis con agua para aprovisionarse y bosques de nogales que los alimentaban.

Hace poco más de 10 años, la UNESCO registró ese Camino Real de Tierra Adentro como parte del patrimonio mundial de la humanidad, nombrándolo “…primer itinerario cultural terrestre trazado por los españoles en América…” y señalando “la Capilla de San Mateo de la ex hacienda de La Zarca” parte de ese listado.


El conjunto de “La Zarca” (del adjetivo ZARCA –del ár. clás. zarqā'–, dicho especialmente de los ojos de color azul claro) aprovecha una cuenca que dirige el cauce de dos ríos a un depósito natural de aguas azules conocido desde el S.XV y que represado daría asiento y auge a la hacienda y al poblado que toman el nombre.

Abajo, en una imagen de Google Maps, aparece al centro “La zarca” con sus aguas garzas y arriba –señalado por una flecha– el casco de la “Hacienda de La Zarca”, Villa Hidalgo, Estado de Durango…



Nos cuanta también don Miguel Vallebueno en su texto “Haciendas de Durango” –publicado en 1997 por el Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Juárez del Estado de Durango– que:
“…las edificaciones de la casa grande y la capilla son de estilo neoclásico; fueron reconstruidas por el maestro alarife Tomás García en 1890”. La iglesia fue dedicada a San Mateo y a la Virgen de Lourdes. “La portada es muy sencilla; consta de un cuerpo y, sobre éste, una ventana coral formada por un arco flamígero y terminada en un pequeño remate. El entablamento está sostenido por dos columnas adosadas y, sobre ellas, dos florones.” (p. 118.)


Al interior, el pequeño templo está techado gracias a una bóveda de cañón con refuerzos agregados al exterior; el altar en el ábside es de rasgos neoclásicos –ornamentado con cuatro columnas corintias, entablamento y aguzado tímpano quebrado–, con un nicho en el centro que cobija una imagen de San Lucas colocada probablemente por error, en lugar de la imagen de San Mateo.



La casa –diseñada en torno a un gran patio al norte de la capilla– fue edificada en 1881 (o 91 según indican las claves de los arcos), pero quemada en 1912 durante los disturbios de la revuelta revolucionaria, dado que durante la rebelión orozquista –cuando el general Pascual Orozco y sus hombres se alzaron contra el gobierno de Francisco I. Madero–, José de Jesús Campos incendió la casa grande de la Zarca y muchas otras haciendas para evitar que sus dueños financiaran al gobierno, La Zarca sufrió severos daños y cayó en deterioro.


Ya para 1931 y siendo propiedad de la Compañía Ganadera La Zarca y Anexas, S. de R. L. en manos de la familia Valencia y administrada por don Salvador, la casa grande de San Mateo de La Zarca sería renovada y restaurada por completo hacia 1950; al paso de los años, aquella edificación, junto con los ranchos de San Ramón y Santa Fe serían heredados a diversos miembros de la familia, y luego vendidos.


Arriba, la imagen de uno de los salones de “La Zarca” a inicio del S. XXI; abajo –recurriendo nuevamente a Google-maps– una vista de la casa grande de “Hacienda de San Mateo de la Zarca”, su capilla y patios, en el estado que guardan en la actualidad –justo al sur, se desarrolló el poblado La Zarca–.


Aunque el casco de la hacienda ha sido intervenido en innumerables ocasiones, muestra aún el sobrio diseño que se generalizaría en el norte de la Nueva España y que, con el sello de las misiones en los territorios del norte, se transformaría en el lenguaje que se asoció en los Estados Unidos con el período colonial.

Así, cuando en aquellas tierras de la California norteamericana –a final del S. XIX y principio del S.XX– se intentó crear una arquitectura con arraigo histórico, nació el “Spanish Colonial Revival” que abrevaría en las sobrias formas de las misiones franciscanas en los territorios del norte, y se referiría vivamente a la arquitectura de edificaciones como el Rancho de San Mateo de La Zarca…


Los Valencia De Anda, como propietarios de la hacienda de San Mateo de La Zarca –además de los ranchos de San Ramón y Santa Fe– tendrían el antecedente directo de aquella arquitectura colonial cuando en 1936 decidieron adquirir un amplio terreno en el novedoso fraccionamiento “Chapultepec Heights” –que precisamente en ese período se transformaba en “Lomas de Chapultepec”– sitio donde edificar una nueva residencia en la Ciudad de México.


Es curioso que algunos de los sobrios perfiles presentes en las haciendas de Coahuila y Durango hayan sido retomados por esa corriente neo-colonial que se dio en la década del 30’ –que poco tiempo después derivaría en el opulento neobarroco de Polanco– y que sería magnífico representante de esa nueva arquitectura en la Ciudad de México; arriba, el acceso principal al patio central de “La Zarca”. Abajo, el patio con fecha 1881, que sería restaurada por los Valencia en los años 50’.


Por un largo período, la “Compañía Ganadera La Zarca y Anexas, S. de R. L.” abastecería de ganado al amplio mercado nacional y exportaría parte de su producción a los Estados Unidos, donde el hierro de don Salvador Valencia “SV” –abajo, en el piso de la Zarca– se reconocía de inmediato.


Al paso de los años, el rancho ganadero “La Zarca” con sus 28,919 hectáreas vería ajustarse la propiedad y para 1970, los hijos de don Salvador conservarían algunas secciones, con Salvador Valencia de Anda, atesorando “El Retiro” (fracción cuarta de La Zarca) con 5,329 hectáreas, y Rosaura Valencia de Anda de Tasser conservando “La Laguna” (Fracción cinco de La Zarca), también con 5,329 hectáreas, amabas propiedades con Acuerdo presidencial de Inafectabilidad Ganadera Permanente, por acuerdo publicado en el Diario Oficial del 26 de noviembre de 1970.

Abajo, una foto de Rosaura Valencia de Anda el día de su boda con Virgilio Tazzer Gallina, imagen captada en el vestíbulo de la casa de Boulevard de los Virreyes.


Tal y como indiqué ya, los hijos de don Salvador y Rosaura fueron Salvador y “La Nena” Rosaura –ambos Valencia de Anda–, que casó con Virgilio Tazzer Gallina, matrimonio que engendraría al magnífico jinete Gerardo Tazzer Valencia –Premio nacional del Deporte– que ganaría la medalla del tercer sitio con su equipo en salto ecuestre durante los juegos Olímpicos de Moscú en 1980 y 2º lugar individual en los juegos Panamericanos de Puerto Rico en 1979.




Regresando a la casa Valencia/De Anda en la Ciudad de México, es interesante hacer notar que desde diciembre de 1921, y a través de la “Mexican International Trust Company”, la “Chapultepec Hieghts”, ofrecía terrenos a $3.oo pesos el metro cuadrado, con el 20% de pago inicial y un plazo de sesenta mensualidades para saldar, o 20% de descuento al pago de contado y un 20% adicional si se construía en un plazo de seis meses –¡Cuarenta por ciento de ahorro en el costo del terreno para quien construyera de inmediato!–. Al adquirir lotes desde 920 hasta 3,000 m², se ofrecían “calles pavimentadas, banquetas con tiras de zacate y arboleda, luz, agua y drenaje” en una “Urbanización perfecta de suelo firme” y que no se inundaban como solía suceder en las zonas bajas de la ciudad misma…


Así, desde 1922 se podían ver ya algunas grandes casas edificadas en aquel nuevo fraccionamiento; abajo, en una sorprendente fotografía fechada en 1923 y tomada sobre la calle de Arboleda, casi esquina con lago de Chapala (hoy Montes Urales) aparece una de las primeras casas edificadas y que se ofrecían en venta para promocionar el fraccionamiento.


Aunque esas primeras casas obedecerían al patrón norteamericano, con viviendas fabricadas principalmente en madera a la manera “bungalow”, pronto aparecieron edificaciones de construcción más densa, donde el tabique y las losas de concreto armado dominaban el conjunto.

El estilo que eventualmente se transformó en vanguardia resultó ser el “Spanish Colonial Revival” que en California cundía en desarrollos como Beverly Hills, y en México se conoció como arquitectura Californiana. Ese estilo permitía dar solidez al movimiento nacionalista con diseños que simultáneamente miraban orgullosamente al pasado colonial y a la vanguardista arquitectura de la California Hollywoodense; dos buenos ejemplos de esa arquitectura son las casas que una en el Paseo de la Reforma Nº414 –para las señoritas Sáenz diseñara Enrique del Moral– y otra en la de Avenida Explanada N° 1210 (apenas a una calle de la casa que nos ocupa) que diseñara el ingeniero y arquitecto Francisco J. Serrano.


Muchos son los ejemplos que puedo dar de esos ensayos arquitectónicos, pero baste saber al paso de los años, las lomas que constituían el fraccionamiento se poblaron de una arquitectura sobria, que consolidarían la imagen –casi homogénea– que por años se tuvo en el fraccionamiento; un ejemplo, es la vista que aparece abajo, que nos muestra la calle de Sierra Tarahumara –mirando hacia el oriente–, al cruce de la barranca de Barrilaco y la calle de sierra Tezonco que la bordea.



La zona de “Lomas Virreyes” se puso a la venta desde 1933, con eje sobre el propio Boulevard de los Virreyes y con nomenclatura que hacía alusión precisamente a virreyes y corregidores. Abajo aparece una vista de la avenida Explanada con su camellón y al fondo sus cruces con Monte Athos y Prado Sur, mientras que a la derecha se distingue parte de la manzana Nº76, con acceso por la calle dedicada a Luís de Velasco, sobre la que se edificaría la casa Valencia-De Anda.


La casa se edificaría sobre los lotes 1 y 1bis –además de una pequeña fracción del lote 2 que se mantendría como jardín– de la manzana 76, que sumaban 1,699 m² con amplio frente de 49m al Boulevard de los Virreyes y su desahogado camellón, mientras que el diseño de Martínez-Negrete –rodeado de jardines– abría las vistas principales hacia el sur, con un diseño debió parecer de lo más familiar a los Valencia.


Los grandes paramentos aplanados y lisos daban soporte a sobrios vanos, de los que algunos recibían herrería decorativa en la planta baja y balcones de la parte alta, rematado el conjunto con grandes techos a dos aguas recubiertos con teja de mediacaña, lenguaje arquitectónico muy similar al de La Zarca.


La mancuerna Martínez-Negrete –ingeniero civil uno y arquitecto el otro–, tendrían una destacada carrera que sería recordada por su muy extensa producción residencial en la Colonia del Valle y Lomas de Chapultepec, así como edificios de oficinas y departamentos de vanguardia, destacando el que entregaron en 1935 con diseño “Decó”, en el Nº28 de la calle dedicada a López, apenas a unos pasos de la Alameda.


Don Francisco de Asís Martínez-Negrete y Palomar recibió en 1917 el título de Ingeniero civil de la Escuela Libre de Ingenieros de Guadalajara y contrajo nupcias en 1924 con Laura Cornejo Canalizo, mientras que el arquitecto Luís Martínez-Negrete egresó de la Universidad Nacional de México en 1932 y contrajo nupcias con María-Emilia Deffis en 1933. Ya desde 1935, la mancuerna había entregado aquel “Edificio Rex” en la Calle López, edificio de departamentos que se conserva como buen ejemplo de la corriente “Decó” en México y muestra que en la década del 30’ la pareja ejecutaba diseños para obras de muy variada apariencia.

Para 1936 aparecería en el “Parque California” –ahora parte de la colonia del valle– la casa de Francisco Martínez-Negrete y Laura Cornejo en la actual Av. Coyoacán Nº911, otro ejemplo de la vanguardia arquitectónica de los Martínez-Negrete (Ver) y que es magnífico exponente de la vanguardia arquitectónica de su momento.


También del período –1937-1940– podemos notar varios edificios de departamentos –como el de la esquina de Sadi Carnot y Antonio Caso Nº72– y varias casas en la Colonia Hipódromo-Condesa –como la que aún sobrevive en la calle de Aguascalientes Nº147 (información que agradezco a Iñaki Herranz M.)–, además de grandes residencias en el Paseo de la Reforma –como la Nº453 ya destruida– en estilo “Colonial/Nacionalista”, que son muestra del amplio repertorio compositivo que el despacho podía ofrecer a los potenciales clientes.


Arriba, la casa del Paso de la Reforma Nº453 diseñada por el despacho Martínez-Negrete en 1937 –desgraciadamente destruida–, mismo año en que terminaban la casa del “Jardín California” y justo antes de diseñar la residencia para el matrimonio Valencia De Anda.

Para la casa en el Boulevard de los Virreyes, los Martínez-Negrete escogieron un diseño que retomaba la tradición que en Hollywood causaba furor y de la que un magnífico ejemplo es la “Hacienda Style House” edificada para el actor Gary Cooper y que Spencer Tracy habitó con su esposa desde 1936 en “La Loma” de Encino, en el valle de San Fernando -California-.



Ya en Lomas de Chapultepec y desde 1938, se comenzó la edificación siguiendo el diseño de Luís Martínez-Negrete y bajo la dirección de Francisco de Asís Martínez-Negrete de la casa en un terreno con más de cincuenta metros en su alineamiento Sur-oriente –hacia el Boulevard de los Virreyes con sus amplios camellones– y más 800m² de jardín abierto, hacia el que mirarían estanque, terrazas y habitaciones, con una casa totalmente rodeada de vegetación y gran espacio abierto hacia el sur.


La fachada hacia el Boulevard de los Virreyes tendría un diseño que sufrió algunos ajustes durante la edificación, pero el diseño propuesto desde 1938 se conservó casi intacto, amen de pequeñas modificaciones a un balcón central, el trazo decorativo de la portada y la aparición de un pórtico hacia el sur y las vistas al jardín.


Para crear contexto, aparece abajo una imagen oblicua –de la Compañía Mexicana de Aerofoto– fechada en 1938, que mira hacia el poniente y en la que se distingue en primer plano la barranca de Barrilaco y al fondo –más allá de la ciudad– el aún presente lago de Texcoco; al centro, aparecen los campos de polo (donde ahora está el Auditorio Nacional) y la naciente Colonia Chapultepec-Polanco, siendo apenas urbanizada –se distingue ya la Concha Acústica del ahora Teatro Angla Peralta–.


Como lo he hecho en otras ocasiones, recurro ahora a la revista SOCIAL y su impresión para febrero de 1946, en que se mostraba la casa Valencia de Anda, apenas luego de 7 años de edificada y de la que el texto –de don Francisco Borja Bolado– nos indica:
“La casa de sencilla pero atractiva arquitectura, tiene detalles de una bella reminiscencia española y colonial, particularmente en la composición de la portada de cantera, de los balcones y ventanas con gruesos hierros forjados, del portal y de los aleros, así como también en algunos de los interiores.”


Esa “Portada de cantera” a la que se refiere Borja –que en el diseño original contemplaba un arco de medio punto–, podría parecer sobria en exceso, dada la euforia decorativa que desde 1938 se dio en Polanco con los excesos decorativos del neobarroco y sus portadas eufóricas de talla con hojarasca, roleos, estípites y guirnaldas; de hecho, este tipo de sobria portada era distintivo de los diseños de Luís Martínez-Negrete en el período, y estaba presente –por ejemplo– en el diseño de Paseo de la Reforma Nº453.


Y sigue el texto introductorio de SOCIAL:
“El movimiento de las fachadas en sus distintos cuerpos y la grata decoración de los árboles y plantas del jardín que circunda la casa, forman un agradable conjunto.”

Abajo, la portada de esa edición de SOCIAL, que corresponde al número 115 fechado en febrero de 1946, cuando la revista plateada se vendía por UN peso, y en la que se hablaba de la boda de Isabel de Teresa con Rafael Tovar y Villa Gordoa, de la temporada de “Ballet Russe” y de los perros Chou-Chou…


…traspuesto el vestíbulo en que hay varios muebles de época, entre ellos una grande sonnerie del siglo XVIII, está un bello salón francés , el cual, además de los espléndidos muebles de Aubusson, firmados por Krieger, hay una pieza de mérito extraordinario: el piano Luis XVI, maravillosamente trabajado en marquetería y bronces, y con varios medallones de porcelana de Sèvres pintados a mano. Son notables, también, las rinconeras y la mesa de Boulle (Table d’Apparat Violonée, style Boulle), el hermoso tapete de Aubusson, el gran candil de cristal de Baccarat, y, entre las obras de arte: un jarrón de porcelana de Dresde, antiguo –sobre el piano–, una copa cincelada en alabastro, un jarrón de porcelana de Sajonia –con el escudo real de los reyes de Serbia–, una cabeza de Santa Teresa esculpida en mármol –sobre la mesa–, firmada por Nisini, y, en los cuadros, al fondo, derecha, un óleo de Bristow –1787–; a la izquierda, también al fondo, un Jean Baptiste Hilaire –1740– y, bellísimo –a la izquierda–, un original de Renoir.


En la foto que sigue, aparece un set de fondo en la biblioteca de la casa. El gran librero mural de caoba, con obras clásicas en su mayoría, da sitio centrado a la chimenea y, sobre ella, al notable retrato al óleo de la señora de Valencia y de su hija, obra dl pintor mexicano Pedro Guzmán León. A la derecha, un bonito tema arquitectónico en arcos hacia el vestíbulo y el hall.


La estancia principal o gran hall, ofrece perspectivas espléndidas (foto abajo). En la fotografía superior –vista desde el comedor–, la composición es magnífica; a la izquierda, la hermosa escalera de piedra y azulejos, con barandal de hierro forjado y, en el descanso, bajo la ventana, un arcón antiguo. En distintos términos, piezas de mérito, entre otras, el soberbio candil de bronce y cristal prismado, un cuadro de Mallorga (¿será Guillermo Gómez Mayorga?), de primoroso colorido –junto a la chimenea de piedra–; en el ángulo de la derecha, sobre la columna, un bronce de Antinoo, firmado también por Nasini, y, al fondo, en la veranda, en contrastada pero agradable combinación de estilos, un pequeño bar con mobiliario moderno, de madera de magnolia, con tapizados de cuero verde.


Y sigue don Francisco Borja Bolado en su texto de 1946:
En la foto que sigue (abajo), otra perspectiva del hall –ahora desde la veranda–, que permite admirar otro conjunto muy vistoso, con el comedor al fondo; a la izquierda, arcos al salón y al vestíbulo, y, entre ellos, en azulejos sevillanos antiguos, una imagen de la Virgen de la Macarena, pintada por Vigil (la imagen no coincide con la iconografía de la Virgen de la Macarena). Mencionemos una lámpara romántica de dos esferas, pintada a mano –sobre la mesita de la derecha–; varios bronces y piezas de Sèvres, el espléndido tapete persa, color guinda, el gran tibor chino –familia azul–, pieza de verdadero mérito, y, al fondo, junto al sillón antiguo con tapiz tejido a mano, un admirable bargueño holandés, con incrustaciones de carey y marfil. Sobre él, un óleo de Bardasano (se refiere a seguramente a José Bardasano Baos), muy vivo de colores y muy español.



Respecto a “…en azulejos sevillanos antiguos, una imagen de la Virgen de la Macarena, pintada por Vigil”, es necesario hacer notar que la imagen no coincide con la tradicional iconografía de la Virgen de la Macarena (proverbialmente una virgen dolorosa que no carga niño), aunque sí corresponde a la tradición de la “Virgen Ampona” representando a la Virgen del Rocío, aunque ocasionalmente El Carmen y/o la Merced.


Retomando a don Francisco Borja Bolado:
En el comedor, además del mobiliario francés de caoba, con finísimos bronces y tapicería de brocado color púrpura en las sillas, destacan, positivamente notables, un gran tapiz de Aubusson, antiguo, que representa una cacería real; el candil de cristal de Baccarat –rojo y blanco–, los candelabros de cristal y el rico tapete persa. Las piezas de plata, un pastel de Ramos Martínez, etc., son detalles que complementan la calidad del conjunto.


Estamos ahora –foto siguiente–, en la planta superior de la casa, en el pequeño boudoir Imperio, anexo a la alcoba de la señora; el saloncito es delicado y elegante. A la derecha, en primer término, aparece –cerrado– un escritorio de caoba con profusión de magníficos bronces antiguos; más allá, la mesa con primorosas incrustaciones, el sofá con tapiz de brocado antiguo, color rosa, el sillón –tapizado de seda oro– y una lámpara con bellísimo pie de porcelana color carmín con adornos de bronce. Una pintura de la escuela italiana, los cortinajes de brocado, el tapete persa –color rosa viejo– y varias piezas de mármol y de cristal cortado dan una grata armonía al lugar.


El cuadro principal es una buena copia de la "Vierge au pied de la Croix" dit aussi "Mater Dolorosa", lienzo de Paul Delaroche, probablemente del pincel de Edouard Amable Onslow; abajo y como referencia, “Carte : La Vierge au pied de la croix de P. Delaroche” y al lado una de las copias mexicanas de principio de S. XX.


Y continúa don Francisco Borja Bolado en su texto de 1946:
La alcoba de la señora –foto que sigue– continúa el estilo francés de varios de los interiores y lo acentúa con el mobiliario de caoba –con valiosos bronces antiguos–. El tapete en tonos rosa viejo, la lámpara de cristal almendrado, el dosel y las cortinas en brocado color jade, dan elegancia y categoría a la recámara.


En la otra fotografía, una primorosa alcoba –muy “jeune fille”, estilo Directorio–. Los muebles son de color marfil, tapizados de seda rojo-fuego, como el dosel y las cortinas. La composición es muy atrayente por los colores y por las líneas de los muebles, por el nicho de medio punto que hace fondo a la cama y da sitio a los closets, y por el complemento de los tapetes de chevrets blancos.


Termina la descripción de don Francisco Borja Bolado con:
Finalmente… la alcoba del señor (foto abajo). Los muebles son de nogal encerado, revestidos de cuero color marfil en la cama, en los armarios y en el tocador; detalles de buen gusto: el dosel de terciopelo verde oscuro, la lámpara de bronce, el sillón de siesta, el tapete inglés de alta lana, etc., etc. En toda la casa y en el departamento anexo, para invitados, los decorados lisos, sencillos, en tonos muy claros, valorizan las finas maderas de las puertas y de los pisos y dan perfilado realce a los muebles y obras de arte.


Funcionalmente, la distribución, la luz y el aereamiento de la casa en sus diferentes orientaciones, son un acierto de los señores Martínez-Negrete. Nos resta, por último, agradecer la cortesía de los señores valencia para con SOCIAL, cortesía que hizo posible esta breva y agradable visita a su residencia.

El texto e imágenes de SOCIAL muestran el estado de la casa entregada en 1938 unos ocho años luego de haberse estrenado; la casa sería habitada por el matrimonio Valencia de Anda hasta su muerte y puesta en venta en 1987, habiendo transcurrido casi cincuenta años desde su edificación. El inmueble sería adquirido por el matrimonio Le Brun/Madinaveitia e intervenida para recibir a los nuevos moradores.




Aunque la construcción requirió de algunas intervenciones y ajustes para albergar a una familia de cinco miembros, no se hicieron cambios que alteraran la apariencia exterior o interior de la casa y desde final de 1988 sería ocupada por sus nuevos moradores. Poco tiempo después se ampliaron los servicios con una piscina cubierta y salón de juegos.


“Martínez-Negrete y Asociados” –siendo jefe de proyectos don Julio de la Peña Lomelín desde 1938 hasta 1953– alcanzaría lugar destacado en el diseño arquitectónico en México, con diseños tan relevantes como el edificio para “Square D de México SA” de 1946 –en la Avenida Coyoacán esquina con San Lorenzo (intervenido)– y el edificio para “Funeraria Gayosso” –en la calle de James Sullivan esquina con Rosas Moreno– intervenido, pero perfectamente reconocible.

Para terminar la década del 40’, Luis Martínez Negrete fue uno de los arquitectos –con Juan Sordo Madaleno y José Luis Certucha– que participaron en el diseño del edificio para el Instituto de Geología en la Ciudad Universitaria –que hoy alberga a la Escuela Nacional de Lenguas, Lingüística y Traducción de la UNAM–.

Otra obra relevante en el notable currículo de los Martínez-Negrete, es el Hotel BAMER/Banco Capitalizador de Ahorro –de 1949–, edificado frente a la Alameda y sobre Avenida Juárez Nº52 esquina con Luis Moya. El edificio de 18 pisos tuvo diseño de interiores de Arturo Pani y por años fue considerado el mejor hotel de la Ciudad; sobrevivió a los sismos y ahora -renovado y con nueva fachada- alberga departamentos.


En lo referente a la casa en boulevard de los Virreyes, sorprende al visitante descubrir que, a 85 años de edificada, la que fuera casa Valencia/De Anda se conserva en perfecto estado y rodeada de jardines que se han desarrollado y aparecen exuberantes; destaca en una de las esquinas de la casa una fastuosa Magnolia Grandiflora –plantada desde 1940– y sus magníficas flores fragantes.



Al exterior, la casa sigue mostrando idénticas características a las del diseño de los Martínez-Negrete, con el pórtico que mira al sur y los jardines, conservando el sobrio encanto de esa arquitectura nacida del “Spanish Colonial Revival” que tan popular se volvió en California; el pórtico que se cerró desde 1950 –con grandes puestas de hierro y cristal–, se ha transformado en agradable sitio de reunión familiar que permite disfrutar de la magnífica orientación y vista.





Al interior, se conservan buena parte de los acabados originales, aunque ha cambiado el mobiliario. El hall alberga ahora magníficas obras, además de un gran piano Erard fabricado c.a.1895 –con mecanismo de F. Feller–, en un notable mueble con marquetería y bronces diseñado de origen por François Linke.


Resulta sorprendente descubrir el reposado encanto de una residencia diseñada en 1938 que llega con aplomo al siglo XXI y que seguramente seguirá demostrando las habilidades de la mancuerna Martínez-Negrete, en la historia del diseño de nuestro país.


En un curioso detalle que comúnmente escapa a los visitantes, tanto en La Zarca como en la casa de Boulevard de los Virreyes, se usó el mismo azulejo decorado –en azul cobalto y amarillo– para la cúpula del campanario (en Durango) y la escalera (en Ciudad de México).




Este Blog se hace gracias al apoyo incondicional de Julieta Fierro; está dedicado a las “Grandes casas de México” y pretende rescatar fotografías e historia de algunas de las residencias que al paso del tiempo casi se han olvidado y de las que existe poca información publicada. El objeto es la divulgación, por lo que se han omitido citas y notas; si alguien desea más información, haga el favor de contactarme e indicar el dato que requiere. A menos que se indique lo contrario, las imágenes provienen de mi archivo, que incorpora imágenes originales recopiladas al paso del tiempo, así como el repertorio de mi padre y parte del archivo de don Francisco Diez Barroso y sus imágenes de Kahlo; en general, he editado las imágenes a fin de lograr ilustrar mejor el texto. Si se utilizan las imágenes, favor de indicar la fuente –aunque advierto que pueden tener registro de autor–.



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