jueves, 9 de marzo de 2023

Casa del doctor Alonzo -de Juan Segura- en la calle Praga Nº43, Colonia Juárez.


Magnífico ejemplo de la arquitectura moderna –que ahora llamaríamos DECÓ– ejecutada al final de la década del 20’ en la Ciudad de México, es la casa del doctor Miguel Alonzo Romero que se edificó sobre un terreno de 290m² con frente a la calle de Praga de la Colonia Juárez, diseñada por el arquitecto Juan Segura Gutiérrez y construida por el ingeniero Vicente G. Almada que se ocupó de diversas obras luego de que la sociedad con el ingeniero Ricardo Dantán concluyera.


Aunque intervenida para albergar usos diversos –incluyendo tienda de marcos, escuela de maquillaje y acogiendo desde febrero de 2023 la Notaría Nº44–, la casa aún se conserva como ejemplo de la manera en que una peculiar arquitectura residencial moderna se generalizó en nuestra ciudad, durante un período de gran dinamismo y desarrollo, encabezado por don Emilio Portes Gil, a la sombra vigilante de Plutarco Elías Calles...



El arquitecto José Villagrán García se refirió a este inmueble en su conferencia “Panorama de la Arquitectura mexicana contemporánea 1950-1962”, dictada ante la Sociedad de arquitectos de Guadalajara el 10 de diciembre de 1962 –y que aparece recogida en el Nº10 de Cuadernos de arquitectura INBA, México octubre de 1963–, indicando:
Casa residencial. Méx., D.F. Arq. Juan Segura. Esta fachada es característica de la corriente fundada por el arquitecto Juan Segura, que hemos denominado nacional-individualista y que florece aproximadamente entre los años de 1924 a 1928.


En el cuerpo de su conferencia nos dice Villagrán acerca de la obra de Segura:
Una tercera y fugaz etapa (describió antes de “Exotismo anacrónico” y el “Nacionalismo anacrónico” del porfiriato) se registra más o menos entre los años 24 y 27 ó 28, en la que se sostiene la reacción contra el exotismo, y se inaugura e intenta una creación que sea no solo nacional como la anterior, sino a la vez actual. Esta reacción se finca fundamentalmente en lo ornamental o lo decortativo de las formas, sin alcanzar la comprensión integral de lo arquitectónico, por lo que propiamente da origen a lo que hemos llamado nacional y actual, pero individualista; casi como expresión del talento de un solo arquitecto joven e inquieto, que extiende su efímera influencia por algún tiempo en varios otros arquitectos. Me refiero al frecuentemente ignorado Juan Segura, cuya obra tiene cierto arraigo en lo colonial mexicano, pero al analizar con detenimiento su cuantiosa producción surge su originalidad e independencia…




Ese Juan Segura Gutiérrez nació en la Ciudad de México el 23 de junio de 1898 en la calle Santa Teresa número 18 –ahora Licenciado Primo de Verdad– justo frente al magnifico Templo de Santa Teresa (la Antigua), apenas a una cuadra de la Catedral y el Zócalo; hijo del doctor don Joaquín Segura Pesado –hijo él de don Vicente Segura Argüelles (1815-1860) y doña Guadalupe Pesado de la Llave (1827-1884), orizabeña hermana mayor de Isabel Pesado De la Llave (1832-1912), Duquesa de la Santa Sede que había casado en 1868 con don Antonio Mier y Terán Celis (1831-1899), Duque Mier, ambos títulos otorgados por el papa Pío IX dada su destacada participación en la reconstrucción y remozado de la basílica de Guadalupe Ver – que por entonces ya había cumplido 44 años, y María Juana Teresa Gutiérrez Martínez, que tenía 28. 
Parte de una extendida familia que incluiría una docena de hijos: José Joaquín (n.1892), María del Carmen (n.1893), Salvador (n.1894), María Aurelia (n.1895), Pablo de la Cruz (n.1896), el propio Juan (n.1898), José Francisco (n.1899), María Guadalupe (n.1900), Juana Nepomucena (n.1905), Vicente (n.1907) y Susana (n.1910) todos Segura Gutiérrez.


Don Joaquín Segura y Pesado era un reconocido médico que desde 1878 había trabajado –por invitación de su hermano Guillermo– como médico a las minas de Real del Monte, en el estado de Hidalgo; en la Ciudad de México estableció una notoria práctica alópata pero para 1880 se interesó por la nueva doctrina publicada en el Órganon de Hahnemann y viajó a Europa para conocer esa "doctrina homeopática". Al volver a México a principio de 1883, proclamó en un vigoroso artículo en el Diario “El Tiempo” que “…la Homeopatía es una doctrina médica verdadera…


Con Ignacio Fernández de Lara, Ignacio María Montaño y Fernando Gómez Suárez, dirigió una petición al entonces secretario de Estado y del Despacho de Gobernación, Manuel Romero Rubio, para practicar y enseñar medicina homeopática en un inmueble conocido como el Polvorín del Virreinato, sitio que poco antes se había acondicionado para atender la epidemia de tifo en la Ciudad de México y que desde entonces es ocupado por el Hospital Nacional Homeopático.


El 10 de agosto de 1895, cuando ya Juan Segura tenía tres años, se publicó el Decreto que oficializaba la enseñanza de ese método terapéutico gracias a la disposición del presidente Porfirio Díaz Mori, el 31 de julio de 1895. El primer director sería el Dr. Joaquín Segura y Pesado.

Luego de cumplir con sus cursos -en pleno proceso revolucionario- en la Preparatoria Nº1 –San Ildefonso–, Juan Segura Gutiérrez ingresó a la Academia de San Carlos en 1917, concluyendo los estudios en 1921 y titulándose dos años después. De una magnífica entrevista que hiciera al arquitecto el maestro Alejandro Aguilera (Construcción Mexicana, Oct 1981), nos enteramos que “… estando en clases, continuamente nos daban permiso de salir antes de acabar, para que nos fuéramos a casa cuando sabían que iban a haber balaceras, pero siempre nos quedábamos por ahí a ver a los carrancistas y zapatistas…”


En la imagen de arriba –que apareció en “Testimonios vivos -20 arquitectos-” de los “Cuadernos de Arquitectura y Conservación del Patrimonio Artístico” INBA Nº 15 y 16, de Mayo/Agosto 1981– se fotografió a Juan segura con los cinco alumnos de primer año en la escuela de arquitectura de San Carlos; de izquierda a derecha aparecen don Augusto Pérez palacios (padre), Ernesto Buenrostro, Fernando Dávila, Alberto Mendoza, Vicente Urquiaga y Juan Segura en 1917.

Aún antes de recibir su título, el joven Segura trabajó con el arquitecto Paul Dubois –profesor de composición arquitectónica en la Academia– en el diseño del nuevo edificio para el “Palacio de Hierro” (el primer edificio inaugurado en julio de 1891 se había quemado en 1914). En una entrevista hecha en 1980, el arquitecto Segura platicaba:
“Así que ahí dibujé el Palacio de Hierro, la CIDOSA (un edificio que está enfrente de la Biblioteca de San Agustín, esquina con Uruguay), el Correo Francés, el Centro Mercantil, bueno y todas esas cosas que antes estaban en manos de puro francés…”
Estoy convencido que ese entrenamiento marcó al joven arquitecto y le aportó habilidades compositivas que exhibiría en su obra durante la siguiente década…



En mayo de 1925, Juan Segura contrajo matrimonio con Carmen Díez de Bonilla Martínez del Villar en el templo parroquial de Santo Domingo de Guzmán en el corazón de Mixcoac, y para el año siguiente comenzó un fecundo período de trabajo en la apenas urbanizada colonia “Insurgentes Hipódromo”, período en el que unió fuerzas con el ingeniero Ricardo Dantán para diseñar y edificar un gran número de inmuebles residenciales que se transformaron en referente de la nueva arquitectura de vanguardia.

De aquella entrevista que Alejandro Aguilera hiciera al arquitecto, extraigo que: “Por esta época me asocié con un pariente de mi esposa, el ingeniero Ricardo Dantán, en el plan de proyectista y él de constructor, y realizamos varias casas en la colonia Hipódromo-Condesa, donde empezaba a liberarme de la influencia francesa de la escuela y trataba de crear un estilo más personal…”


Además, luego de la muerte en París –el 31 de enero de 1912– de don Antonio Mier y Terán Celis, se dieron los primeros pasos para crear la Fundación Mier y Pesado, que permitiría educación a jóvenes y atención a ancianos, usando como recurso los caudales entregados a la Fundación, así como la administración de las propiedades que formaban parte de la casa Mier y Celis / Pesado de la Llave (Ver). Así, desde 1919 la gran casa en Tacubaya funcionaba como “Casa hogar para ancianos”, albergando a una docena de personas, y dada la proyección del doctor Joaquín Segura y Pesado en el patronato, para 1927 se comisionó al arquitecto Juan Segura el diseño de un edificio con comercio y habitación en rentas en la esquina sur del predio, cosa que derivó en el “Edificio Isabel” (en honor a Isabel Pesado) y que subsiste hasta nuestros días. Abajo, en una imagen de 1933 cuando aún no se ampliaba la avenida Ermita –que ahora llamamos Revolución–, aparecen a la izquierda el Edificio Isabel y la reja de lo que había sido la casa Mier y Celis con su arboleda -al fondo, se distingue ya el Edificio Ermita-.


De una investigación que en 1993 hicieran para recibirse como arquitectos César Buenrostro y Mauricio Faradji, extraigo algunos datos referentes al arquitecto Segura:
“La situación económica del país no era de lo mejor, pero el Arq. Segura tuvo la suerte de ser pariente de los Mier y Pesado y en el año de 1927 comenzó a realizar proyectos para la Fundación…” “Construyó… varios edificios en las colonias Santa María, Guerrero, San Rafael y Tacubaya. Propuso que la Avenida Revolución se ampliara de ocho a veinte metros, por lo menos desde la Avenida Jalisco hasta Martí, cosa que se realizó con una donación de la Fundación al construirse los edificios Ermita e Isabel.”

Para “El Isabel”, el programa establecido para el patronato por el arquitecto especificó una planta baja con locales comerciales hacia la calle, así como un edificio de uso mixto que permitiera departamentos y casas, todos en régimen de renta, para favorecer a la fundación. Así, el “Edificio Isabel” es un magnífico ejemplo de la arquitectura moderna que se edificaba a final de la década del 20’ en la Ciudad de México por ese arquitecto joven e inquieto en la vertiente nacional y actual, pero individualista que menciona Villagrán; abajo, una fotografía de una de las calles interiores del conjunto de casas, luego de traspasar el arco de entrada del Edificio Isabel.



El “Edificio Isabel” es uno de los varios éxitos iniciales del arquitecto Segura, pero debemos agregar el prolífico trabajo que desarrolló con el ingeniero Ricardo Dantán y que ha sido objeto de análisis por el maestro Iván San Martín, en una apasionante discusión respecto a la autoría de varias de las edificaciones que se atribuyen al afamado arquitecto Segura y/o al ingeniero Dantán, polémica que San Martín aborda en su artículo “Ricardo Dantán: ingeniero por formación, arquitecto de vocación” que apareció en “Permanencias y devenires de la arquitectura moderna en México” –DoCoMoMo, Mayo de 2018–, compilado por Gabriela Lee y el propio San Martín.

Para abrir boca, San Martín nos indica:
La asignación de la autoría a las obras arquitectónicas no es un asunto menor, pues durante mucho tiempo ha sido un problema historiográfico recurrente, que provoca errores de asignación, imprecisiones y hasta injusticias, pues se atribuye a un autor lo que probablemente fue de la autoría de otro.
Este ha sido el caso de Ricardo Dantán Paz y Puente, ingeniero civil nacido en plena época porfirista, cuyas obras realizó en el periodo posrevolucionario, en expresiones formales vinculadas tanto al Movimiento Moderno como al Art Déco. Sin embargo, pese a que sus obras exhiben inscripciones autorales con su nombre en solitario, la tradición bibliográfica suele “asumir” que la autoría corresponde a Juan Segura, reconocido arquitecto con quien efectivamente se asoció́ durante algunos años. Frente a este caso historiográfico cabria hacerse algunas preguntas: si fueron socios, ¿por qué no poner el nombre de ambos, en vez de sólo incluir el nombre del ingeniero en la inscripción autoral? es decir, si Juan Segura fue el proyectista y Dantán “sólo” fue el constructor, ¿por qué sólo incluir el nombre del segundo en las inscripciones autorales?


Basándonos en las inscripciones autorales y en los datos de los biógrafos del arquitecto Segura, la sociedad con Ricardo Dantán no parece haber durado mucho tiempo, acaso entre 1925 y 1927. Al parecer, en ciertas obras colaboraron juntos y en otras cada uno emprendía su propio encargo, como las obras tradicionalmente atribuidas a Segura y que no presentan evidencia de colaboración con Dantán:
Buenos ejemplos son las varias casas en Hamburgo número 231 así como Praga 27 y 29 (por años, residencia del propio arquitecto Segura) -propiedades todas contiguas-, así como la núm. 43 de Praga (de la que trata esta nota) en la colonia Juárez (s/f), así como la casa en av. Sonora núm. 144, colonia Hipódromo (destruida); además de la casa en Av. México núm. 31, colonia Hipódromo (s/f).

Arriba, el acceso al pequeño edificio diseñado por Segura en 1929, en el número 8 de la calle Chilpancingo de la colonia Insurgentes-Hipódromo; abajo, un par de imágenes de la casa en la esquina de las calles Hamburgo y Praga Nº29 –flanqueada por Hamburgo Nº231 y Praga Nº27–, que por años acogió a la familia Segura-Díez de Bonilla.



Complementando la información que nos da el maestro San Martín y en el caso específico de las tres casas de Hamburgo Nº231 y Praga Nº27, así como el Nº29 –foto que aparece arriba–, los diseños de Segura serían edificados bajo la supervisión del ingeniero Vicente G. Almada que las incluyó en su currículo junto con su casa en la Av. Ramón Guzmán (Ver ), y que apenas terminada la tarea, asumió en 1929 el cargo de “Director de Obras Públicas del Departamento Central del Distrito Federal”.



El final de la década del 20’ y la entrada a la década del 30’ fue un período particularmente fecundo para el arquitecto Segura, ya que durante un lapso muy corto intervendría en el diseño de innumerables casas (en una entrevista de 1980, Lilia Gómez nos transcribe: “…me dediqué a construir una bola de casas en Hipódromo Chapultepec y no construí menos de ciento cincuenta casas ya en plan particular…”), así como obras tan relevantes como el Edifico Ermita (1927-1933), en la cuchilla que forman las ahora Avenidas Jalisco y Revolución (parte del circuito interior), el edificio del Orfanatorio para niñas San Antonio y Santa Isabel (1929-1932) en la Calzada de Guadalupe (en sociedad con el arquitecto Manuel Cortina García) y la sorprendente Casa Hogar de la Fundación Mier y Pesado en la ciudad de Orizaba, Veracruz (Av. Oriente 6 No.1653) –que no se terminaría sino hasta 1944 y es ahora conocida como “Poliforum Mier y Pesado”–; incluso deberíamos mencionar aquí el edificio de oficinas para la propia “Fundación Mier y Pesado” en Av. 5 de mayo Nº27 -esquina con Simón Bolívar- que con once niveles sería una incursión en la línea moderna adelantado al final de la década…


Arriba, dos imágenes que corresponden al “Edificio Ermita” en la cuchilla que forman las avenidas Jalisco y Revolución, y luego una vista aérea del Orfanatorio para niñas San Antonio y Santa Isabel en la Calzada de Guadalupe; abajo, otras dos imágenes que muestran la Casa Hogar de la Fundación Mier y Pesado en la ciudad de Orizaba -Veracruz-, y luego el edificio de oficinas para la propia Fundación Mier y Pesado en Av. 5 de mayo Nº27 esquina con Simón Bolívar.




Ese período de asombrosa actividad estaría además coronado por su incursión en la fiebre minera, asociado con don Antonio Lomelín, con quien retomó la explotación de minas en San Luis Potosí y Guerrero; el propio Segura nos cuenta que “como teníamos que estar viajando constantemente, se me ocurrió lo de comprarme un avioncito para poder ir y venir más fácilmente…”. Por desgracia y para 1939 la aventura se vino abajo y el arquitecto perdió buena parte de sus ahorros…

Retomando la entrevista que en abril de 1980 hiciera al arquitecto Segura, Lília Gómez (que apareció en “Testimonios vivos -20 arquitectos” de los “Cuadernos de Arquitectura y Conservación del Patrimonio Artístico” INBA Nº 15 y 16, de Mayo/Agosto 1981) transcribo:
“… me gustaba mucho la cosa del deporte y cuando yo tenía dinero me fui a Tequesquitengo (yo fui el descubridor de la laguna que está en el estado de Morelos, de 5 km de diámetro) y mi señora, como buena nadadora, la atravesó… éramos muy buenos deportistas…”

La vida y trayectoria del arquitecto Juan Segura Gutiérrez es apasionante, aunque poco estudiada, e incluye además de lo ya indicado, la remodelación –con su compañero de la Academia, el arquitecto Vicente Urquiaga– del edificio para la Universidad de Guanajuato con su muy reconocida escalinata y auditorio; defensor a ultranza de la medicina homeopática, entusiasta del motociclismo y longevo maestro, está apenas en proceso de reivindicación en una actividad profesional que se extendería hasta los años 80’.



Pero volvamos a 1929 y la casa de Praga Nº43; no tengo información precisa si la construcción se ejecutó tomando en cuenta a un cliente específico o diseñó como casa para ser puesta a la venta, tal y como otras de las varias edificaciones de Segura y Dantán levantadas en el período.

Lo que he logrado averiguar, es que el primer propietario sería don Miguel Alonzo Romero –nacido en Tekax -Yucatán-, el 28 de septiembre de 1885– y quien fuera un médico pediatra, político, revolucionario, diplomático y escritor yucateco; celebrado como Diputado al Congreso Constituyente de 1917, era dotado orador y fungió como presidente de la Cámara de Diputados de México en 1920, así como presidente municipal de la Ciudad de México durante la administración de Álvaro Obregón (1920-1924). Desde 1929 fue enviado como ministro extraordinario y plenipotenciario de México en el Japón y China -con sede en Tokio- de final de 1929 hasta 1935; representando más tarde a México ante Venezuela de 1935 a 1937, y finalmente ostentando las políticas exteriores de México ante Nicaragua entre 1954 y 1961.


Aparentemente, y a pesar de tener casa en Yucatán y propiedades diversas de la familia, el doctor Alonzo decidió con su esposa deshacerse de su residencia en el centro de la Ciudad de México y adquirir un “Pied-à-terre” en que durante los largos períodos fuera del país, su hijo -el que sería ingeniero- Miguel Alonzo Montalvo (n.1919) residió. Así, en algunos documentos aparece como la casa del doctor Alonzo y en otros como domicilio del ingeniero Alonzo…


En un curioso giro, hacia 1944 la casa pasaría a ser ocupada por el ingeniero Vicente Almada Salazar y su esposa, hijo él del ingeniero Vicente G. Almada que había construido el inmueble quince años antes. Así, para 1945, la casa de Praga Nº43 había pasado de ser casa de los Alonzo, a residencia de la familia de Vicente Almada hijo…


Vicente Almada Salazar –segundo hijo de don Vicente y Eloisa Salazar, que también estudió ingeniería‒ ejerció una amplia carrera edilicia y es recordado entre otros logros por diseñar con José Rocha y en 1948 el “Edificio de departamentos Altamira”, en la esquina de Balderas e Independencia, edificio que aún conserva buena parte de su diseño original.

Ya viviendo en Praga, el ingeniero Almada sería recordado por hacer algunas reparaciones a la “Parroquia del Santo Niño de la Paz”, en el número 11 de Praga (por lo que también se le llama “Santo Niño de Praga”), de la que la primera piedra fuera colocada en 1923, abierta la cripta en 1929 y terminada hacia 1938, apenas a dos calles de la casa.


Se cuenta que el pequeño templo neogótico, fue creado como capilla de la casa de doña Catalina Escandón, residencia que ocupaba el predio en la esquina de Praga y el Paseo de la Reforma. La capilla parece haber sido edificada para cumplir una promesa hecha al Papa Pío X en 1911, de colocar una imagen del Niño Jesús –que él mismo bendijo–, para rendir culto público y que se conociera como el Santo Niño de la Paz en un país turbulento…



Así, en Praga Nº43 de la Colonia Juárez, a medio camino entre las calles de Londres y Hamburgo, a unos pasos de la “Parroquia del Santo Niño de la Paz”, a dos calles del Paseo de la Reforma y 120m de la Avenida Chapultepec, se levantó en 1929 la que sería casa de los Alonzo y los Almada, siguiendo el diseño del arquitecto Juan Segura Gutiérrez y con la supervisión del ingeniero Vicente G. Almada.


La composición de la casa con 12m de frente a la calle de Praga y trazada por Juan Segura desde 1928, se sirve de los casi 300m² de terreno para crear una ponderada distribución que enfatiza un eje central con acceso ceremonial, e incorpora elementos ornamentales diversos en torno a los vanos y crea sorprendentes remates en lo alto, muy en línea con esa tendencia nacional-individualista a que alude Villagrán.

El simplemente mirar la composición en fachada, permite deducir la función de los espacios gracias a vanos y puertas, dejando claro que a la derecha hay un acceso a cochera, abajo a la izquierda está la sala y sobre ésta la recámara principal con su balcón, dejando el centro para el acceso principal –con su abocinado portal– y arriba un baño iluminado por vitrales…


Esa predecible disposición –ciertamente innovadora en tiempo de Segura– indica también que luego del hall de acceso habrá una escalera que aprovecha el cubo de iluminación dando paso luego al comedor que mira al jardín, y siguiendo la cochera y su uso como acceso de servicio estará la cocina que podrá ventilar hacia la parte trasera y el patio…

Es probable que el jardín trasero haya tenido -de origen- algún diseño integral, tal y como acostumbraba a crear el arquitecto Segura en sus proyectos, aunque de ese patio trasero no tengo registro.



¡Una distribución particularmente funcional que ahora parece obvia, pero que a fin de los años 20’ era francamente revolucionaria!


Además al interior, el “Hall” central con su escalera y derrame perfectamente iluminados, era ya parte de una práctica moderna y funcional que apenas comenzaba a hacerse popular; en la fotografía de arriba –marcada “Casa ingeniero Almada, 1945”– aparece la escalera de la casa en Praga Nº43 con varios interesantes detalles: sorprenden las angulosas huellas del derrame de la escalera colada en “Granito artificial”, el piso con losetas de tamaños y tonos diversos –que incluyen relieves con lo que quisieran ser glifos mayas–, un interesante barandal con madera torneada –diseño que aparece también en otros proyectos de Segura–, y hasta un mural que parece presentar una escena marina –de sabor notoriamente “Decó” –…


Varios elementos ornamentales parecerían ser estilísticamente contradictorios, y mezclar elementos de rescate colonial –como azulejos de talavera multicolor– con decorado geométrico –como los roleos que enmarcan la chimenea– de influencia Decó; un atavío arquitectónico innegablemente individualista que daría renombre a Segura…

Una de las características distintivas y más atrayentes de la casa Alonzo es el acceso principal con su abocinado portal de perfil mixtilíneo y coronado por una farola, que señala la entrada ceremonial con azulejo colorido y abriendo tres perforaciones que compositivamente rescatan la “Serliana” renacentista y neoclásica…


Evidentemente preocupado por la ceremonia de acceder a la casa, esa entrada está visiblemente gradada para que, al subir desde la calle, el visitante quede resguardado y acceda luego a un pequeño vestíbulo antes de ingresar al hogar. Tratamiento equivalente encontramos en diversos diseños del arquitecto Segura, notablemente en el “Edificio Isabel”, que con su abocinado acceso fue uno de los éxitos iniciales del arquitecto trabajando para la Fundación Mier y Pesado.



De hecho, ese mosaico alargado, con diseño diagonal (talavera cerámica, arlequín, azul y amarillo) perfilando puertas y ventanas, sería uno de los distintivos de la arquitectura diseñada por Segura en el período y que aún encontramos bien representada en la Colonia Hipódromo, con un magnífico ejemplo en la casa de la Avenida México Nº59.


Como es de esperar, en general –y considerando las 150 casa diseñadas por Segura en el período– la casa de la calle Praga Nº34 tiene similitudes con otras varias residencias, e interesantes semejanzas con la casa edificada en el número 25 de la calle de Celaya, construida el mismo año, pero con un nivel más; en ese inmueble que desde hace años alberga un restaurante (Legión Americana), la planta muestra innegables paralelos –aunque en espejo, y con un curioso acceso de servicio– y una puerta casi idéntica tras el arco de acceso, aunque ahí con ornamentada reja y rematado por un mirador remetido.


Afortunadamente el tiempo no ha alterado sustancialmente la casa de Praga 43, y a pesar de los cambios que las diversas ocupaciones implican –así como la modificación sustancial del entorno–, se conserva con buena parte de los acabados originales en áreas públicas. No ha logrado encontrar más fotografías de los interiores originales, pero como ejemplo de lo diseñado por Segura en el período, aparece abajo uno de los baños de su propia casa, a apenas una calle de distancia (Praga Nº29), que se ha transformado en restaurante, pero mantiene los magníficos acabados originales…



Al paso de los años, se hicieron algunas alteraciones en patio de servicio, cochera y cubo de luz, pero la fachada de la casa ha conservado casi intacto el diseño original, aún a pesar de haberse cambiado la puerta cochera, manguetería de ventanas y aparecido elementos publicitarios…



Hasta 2021 la casa acogió la sucursal de una escuela de maquillaje, y en las fotografías de abajo se puede apreciar que, salvo chimenea y candiles, el diseño de 1929 se conserva aún 92 años después.




Este Blog se hace gracias al apoyo incondicional de Julieta Fierro; está dedicado a las “Grandes casas de México” y pretende rescatar fotografías e historia de algunas de las residencias que al paso del tiempo casi se han olvidado y de las que existe poca información publicada. El objeto es la divulgación, por lo que se han omitido citas y notas; si alguien desea más información, haga el favor de contactarme e indicar el dato que requiere. A menos que se indique lo contrario, las imágenes provienen de mi archivo, que incorpora imágenes originales recopiladas al paso del tiempo, así como el repertorio de mi padre y parte del archivo de don Francisco Diez Barroso y sus imágenes de Kahlo; en general, he editado las imágenes a fin de lograr ilustrar mejor el texto. Si se utilizan las imágenes, favor de indicar la fuente –aunque advierto que pueden tener registro de autor–.



Conforme haya más entradas (¡Ya hay más de ciento treinta!), aparecerán en el índice de la parte superior derecha de esta página…



También se puede encontrar un índice general en: http://grandescasasdemexico.blogspot.mx/2016/02/indice-de-grandes-casas-de-mexico.html
Ver















viernes, 10 de febrero de 2023

La casa de don Carlos Slim Helú en Manhattan, Nueva York.


Puesta en venta a principio de 2023, la que fuera Casa Duke –conocida también como Mansión Duke-Semans o Casa Benjamin N. y Sarah Duke–, es una típica gran residencia de la época dorada en los EEUU dentro de Manhattan, construida en el Nº1009 de la Quinta Avenida esquina con la calle 82 -este- en el Upper East Side, justo frente a The Metropolitan Museum of Art de Nueva York. Fue edificada entre 1899 y 1901 como parte de un conjunto diseñado por la firma de Welch, Smith & Provot en estilo Beaux-Arts y adquirida por don Carlos en 2010.


Don Carlos Slim Helú es conocido en México por encabezar al grupo “CARSO” y por su primer lugar como fortuna económica –poco más de 81 mil millones de dólares en 2022–, seguido por Germán Larrea, Ricardo Salinas y Alejandro Bailleres; con su familia, es la decimotercera mayor fortuna a nivel mundial, con cerca de la mitad de los recursos que se considera acumula el primer puesto, ocupado por Jeff Bezos.



Carlos Slim Helú nació en la Ciudad de México, el 28 de enero de 1940; hijo de Julián Slim Haddad –nacido Khalil Salim Haddad Aglamaz en el Líbano de 1888, bajo el yugo del imperio otomano– y de Linda Helú Atta –nacida en Parral, Chihuahua, en 1902–, ambos cristianos maronitas; en la Ciudad de México, don Julián Slim llegó a ser el propietario de la afamada mercería “La Estrella del Oriente” en la calle de Capuchinas, ahora Venustiano Carranza, en el Centro Histórico. Para 1926, Julián y Linda contrajeron matrimonio y cuatro años más tarde, nació su primera hija: Nour; para 1932, nació Alma seguida por Julián, José, Carlos y finalmente Linda. Así, seis hijos en total conformarían la familia Slim-Helú.




En los años 30’, don Julián adquirió para familia una residencia en la avenida México –esquina con la calle Laredo– frente al parque del nuevo fraccionamiento “Insurgentes Hipódromo”, casa en la que habitó la familia hasta que Carlos cumplió siete años, tiempo en que mudaron residencia al fraccionamiento Chapultepec-Polanco, a una casa que había sido edificada en 1941 por el ingeniero Félix Trigos Allende para la señora Esther Taunenbaum de Grunstein (Ver).


La casa en Calderón de la Barca Nº51 esquina con Luis G. Urbina, sería residencia de la familia Slim desde 1947, sitio en que habitó Carlos durante sus estudios en la Preparatoria número Nº1 –en San Ildefonso– y donde conoció a la que sería su esposa (Soumaya Domit), que llegó a vivir justo enfrente, al otro lado del parque. Arriba la casa Slim-Helú en la esquina de Calderón de la Barca y Luis G. Urbina; abajo la casa vista desde el balcón de la residencia de la familia Domit-Gemayel en la esquina de Emilio Castelar y Calderón de la Barca (Ver).


Carlos Slim Helú se tituló como ingeniero civil en la Universidad Nacional Autónoma de México, donde en 1963 presentó la tesis con título “Aplicaciones de programación lineal a algunos problemas de ingeniería civil” y recibió el título ese mismo año, institución donde además impartió álgebra y programación lineal por algún tiempo.


Doña Linda Helú era amiga íntima de la señora Lili Gemayel de Domit y su familia que residían al otro lado del parque, particularmente adoraba a Soumaya –nacida en 1948–, la pequeña que se transformaría en su nuera. Así, Carlos Slim y Soumaya Domit contrajeron matrimonio el 28 de abril de 1966, luego de conocerse desde que ella era un bebé; Marcial Maciel ofició la misa en la que Carlos se casó con Soumaya: ella tenía casi 18 años y él 25.


Soumaya Domit Gemayel fue una hermosa muchacha que se transformó en una mujer generosa y amante del arte, y que sirvió como pilar fundamental al desarrollo de su esposo, abriéndole las puertas del arte y la conciencia social. Eventualmente, el matrimonio procrearía seis hijos: Carlos Jr., Marco Antonio, Patrick, Soumaya, Vanessa y Johana Slim Domit.


Para la década del 70, don Carlos edificó para la familia una residencia en el nuevo fraccionamiento “Bosques de las Lomas” –con inmejorable vista–, en terrenos que habían sido propiedad de Juan Torres Vivanco y fueron desarrollados desde 1968 por Octaviano Longoria y Carlos Trouyet; la casa de líneas modernas se apegaba a las ideas innovadoras del ingeniero Slim, pero tenía una muy singular característica que no necesariamente resalta ante el observador casual…


Construida la casa en un predio con cerca de 1,565m² en el Nº71 de Bosque de Granados –hacia el que tiene un frente de apenas 20m–, el terreno revelaba una imponente pendiente hacia las calles de Bosques de Jazmines y Moras que lo hacía casi imposible de aprovechar; encantado por el reto y queriendo beneficiarse de la magnífica vista hacia el norte (mirando hacia Lomas de Tecamachalco, Lomas de Chapultepec y Polanco), don Carlos levantó una impresionante estructura de concreto que crea una plataforma sobre la que se desplanta una construcción que parece haber sido concebida para un terreno totalmente llano…


En la casa se cuentan seis habitaciones en una sola planta, jardines y esa vista excepcional, además de una selección de Bonsái –(盆栽) literalmente bon = "bandeja" + sai = "árbol"– y por supuesto, parte de la colección de arte que la paciencia ha ido atesorando, en la que destacan obras de grandes maestros como Monet, Rodin y El Greco.

Desafortunadamente, luego de sufrir padecimientos renales que desde muy joven aquejaron a Soumaya Domit –a los 30 años recibió un trasplante de riñón donado por su madre, Lili Gemayel–, el cuadro se agudizó y en 1999 falleció a causa de un fallo renal, el 7 de marzo de 1999, a los 51 años de edad. Soumaya Domit de Slim ha sido inmortalizada en los museos que llevan su nombre (uno en el barrio de Loreto –que aprovecha las viejas instalaciones de una fábrica de papel– y otro en la colonia Granada inaugurado en 1994 –diseñado por su yerno, el arquitecto Fernando Romero– y parte de “Plaza CARSO”).



Evidentemente hay otras muchas propiedades donde ha residido don Carlos, pero quiero concentrarme en la sorprendente casa que adquirió en 2010, el Nº1009 de la Quinta Avenida esquina con la calle 82 en el Upper East Side, justo frente al Metropolitan Museum de Nueva York…


La casa, diseñada de origen por la firma de Welch, Smith & Provot, con proyecto aprobado desde 1899 y edificada el año siguiente, se diseñó en lo que por entonces se llamaba estilo Beaux-Arts con eclécticos interiores que acuden al renacimiento francés, y decorado que inicialmente contempló muebles de estilo Luis XV. La casa se edificó con siete plantas, para un total de 1,900 m² construidos en un terreno de poco más de 250m², de los que 30.5 metros dan a la calle 82 –fachada norte– y apenas 8.2m hacia la Quinta Avenida.


Arriba, detalle de uno de los planos originales de las fachadas hacia la Quinta Avenida, fechado 1899 y firmado “W.S.&P.”, que forma parte del archivo histórico de la ciudad de Nueva York.

La firma Welch, Smith & Provot estaba dirigida por el arquitecto Alexander McMillan Welch, en sociedad con Bowen B. Smith y George Provot. El estilo que identificaba lo diseñado por la sociedad eran sobrias casas adosadas, terminadas en ladrillo y piedra caliza, todo en lo que por entonces se llamaba “estilo neogeorgiano”; con una decena de conjuntos en su haber, la firma enfrentó un nuevo predio en la Quinta Avenida, con el diseño de una ristra de cuatro casas construidas entre 1899 y 1901 para la venta, financiadas por William y Thomas Hall dedicados a la promoción de bienes inmuebles.



En el terreno con casi 33 metros frente a la avenida y poco más de 1,000m² se edificarían cuatro casas con frentes de poco más de 8m. y fachadas mucho más ornamentadas que las que el despacho acostumbraba. Arriba, una tarjeta postal coloreada que muestra la imagen de la Quinta Avenida hacia 1903, mirando hacia el norte frente al Museo Metropolitano, donde a la derecha he señalado las casas que en 1901 se pusieron a la venta por William y Thomas Hall; abajo una fotografía tomada hacia 1933 desde el Parque Central y la explanada del Museo Metropolitano de Arte, que muestra las cuatro fachadas Nº1006 a 1009 de la Quinta Avenida.


Así, la cuatro residencias de la Quinta Avenida –con seis pisos (y sótano) cada una y eclécticos detalles académicos en variada decoración– se ostentaban en una situación privilegiada, en plena avenida epicentro del "Gilded Age" (la Edad Dorada) y gran atractivo para los millonarios de la ciudad.

Aunque no todos aplaudieron el diseño: El crítico Montgomery Schulyer, escribió en el número de octubre de 1901 de la revista Architectural Record, refiriéndose a la "cornisa de lámina pintada imitando piedra" de la casa Número 1009 -la esquina-, indicando:
We hold these truths to be self-evident … that, when a man goes into ‘six figures’ for his dwelling house, he ought not to make its upperworks of sheet metal. That is a cheap pretense which nothing can distinguish from vulgarity.”


La crítica no hizo mella alguna en las ventas, y los hermanos Hall vendieron rápidamente las cuatro residencias: El número 1006 fue adquirida por el presidente de un banco, William Gelshenen para su esposa, Katherine; Henry y Kate Timmerman, compraron el número 1007, mientras que William Augustus y Sarah Hall compraron el número 1008. El número 1009 en la esquina sería adquirida por la pareja más pudiente: el Sr. y la Sra. Benjamin Duke.


Benjamin Newton Duke –en la imagen de arriba con su esposa Sarah Pearson Angier y nieta Mary Duke Biddle Trent– era uno de los hermanos que dirigía la American Tobacco Company y financiaba la ya importante Universidad de Duke. Sorprendentemente, los Duke no ocuparon la casa por mucho tiempo y en 1909 se mudaron al Hotel Plaza, que les pareció más cómodo…

Desde ahí, encargaron pinturas al afamado artista español Joaquín Sorolla y Bastida, que retrató a los miembros de la familia; abajo aparece “Miss Mary Lillian Duke” (Mrs. Mary Duke Biddle, 1887–1960) fechada en 1911 que se conserva en el “Nasher Museum of Art at Duke University”.



Desde 1909 James Buchanan Duke –hermano de Benjamin– y su familia vivieron en la casa después, hasta que James mudó a su nueva mansión en la Quinta Avenida esquina con la Calle 78. Sorprendentemente, una sucesión de miembros de la familia Duke habitó en la casa en uno u otro momento hasta la década de 1970, cuando el inmueble se subdividió para ofrecer departamentos en renta; a partir de 1982 y gracias a las intervenciones del hijo de Mary Duke –y la restauración exterior que en 1984 ejecutó el despacho Gerald Allen & Associates–, el inmueble recibió la designación de “Inmueble con valor histórico” y “Landmark Protection Status”, estadio que evitará su destrucción...


Las casas contiguas no corrieron con tal suerte y a pesar de las protestas, las Nº 1006 y 1007 fueron destruidas en 1972, mientras que la Nº1008 -habiendo sido sustancialmente alterada- fue demolida en febrero 1977…
Un edificio de 22 pisos –“1001 Fifth Avenue”– ocupa ahora el predio de las tres casas aledañas.


De las pocas viviendas que se conservan sobre la Quinta Avenida, la casa número 1009 es hoy conocida como “Benjamin N. Duke House” por aquella primera familia que la ocupó, aunque la lista de propietarios recientes es notable. En 2006, un multimillonario llamado Tamir Sapir –opulento capitalista de origen georgiano cuya fortuna tiene inicio en el comercio de fertilizantes y petróleo rusos– compró la casa por 40 millones de dólares. En una criticada intervención, colocó dos esculturas a la entrada bajo la marquesina, intrusión que se revirtió en 2010.


En ese 2010, Sapir entregó la propiedad –por 44 millones de dólares– a don Carlos Slim. Aunque Slim ofreció en venta la casa en 2015 por 80 millones de dólares no hubo ofertas y se retiró del mercado, reapareciendo en enero de 2023…


Para quien visita The Metropolitan Museum of Art, –arriba, visto desde el punto más alto de la casa Duke, en una foto que apareció en la página de la agencia “Zilliow”– es inevitable sorprenderse por la casa que aún se conserva enfrente, en la esquina con la calle 82 y preguntarse:
—¿Cómo serán los interiores?


En la promoción de venta -tanto en 2015 como 2023- aparecieron imágenes de la casa totalmente vacía, mostrando el decorado de los salones, pero sin amueblado.

Hasta donde entiendo, no se han hecho públicas imágenes de la casa ocupada por don Carlos, por lo que solo se puede especular acerca de la apariencia interior de la vivienda; pero podemos aprovechar las imágenes que aparecieron en un documental en que se entrevistaba a Mary Duke Biddle Trent Semans, nieta de Benjamin Newton Duke en “1009 Fifth Ave, Mary's Remembrance”, cuyo hijo es quien restauró la casa y la registró por su valor histórico…




Las imágenes del documental pueden dar una clara idea del amueblado interior de la casa cuando los Duke la habitaron, particularmente del período en que Mary Duke Biddle era niña en los años 20’.

Abajo, el salón de primer piso, que mira hacia el poniente y justo hacia el acceso principal de The Metropolitan Museum of Art; en la imagen de 2010 he añadido parte de los interiores de 1920 que aparecieron en el documental “1009 Fifth Ave, Mary's Remembrance”.



Los diversos ambientes de la casa debieron ser espectaculares, aunque la casa no era de las excepcionales mansiones del período y las dimensiones más bien mesuradas. Abajo, uno de los ambientes del segundo piso con el salón de música en primer término; parte de los muebles se conservan en el “Nasher Museum of Art at Duke University”, incluyendo la pintura que se adivina al fondo.


También en el documental “1009 Fifth Avenue, Mary's Remembrance” se mostraba la biblioteca, albergada en segundo piso del ala poniente de la casa, de la que parecen conservarse los trabajos de carpintería, de magnífica factura.




Finalmente, y como simple ejemplo de las características de esa casa a principio de siglo XX, aparece abajo la recamara de la señora Sarah Pearson Angier de Duke, con un amueblado típico del período y que podría encontrarse en casi cualquier residencia de este tipo en el mundo.



Los espacios vacíos que se promovieron en las páginas que publicitaron la casa en 2015 pueden parecer interesantes, pero no dan una idea de las características y escala de la casa con amueblado completo; abajo el salón de segundo piso, que mira hacia el poniente y justo hacia el acceso principal de The Metropolitan Museum of Art; de interés los paneles pintados que decoran el espacio que mide unos sorprendentes 67m² (7.40 x 9.10m.) y 4.17m. de altura libre.


Para entender mejor la distribución –que puede parecer extraña, pero es típica de las edificaciones del período–, aparecen abajo cuatro de las siete plantas del inmueble con el arreglo actual, que unificó algunos de los espacios para dar mayor amplitud.


El gran vestíbulo anexo a la escalera funciona en todos los niveles a manera de antesala y distribuidor, y gracias a sus amplias ventanas y dimensiones, es espacio especialmente protagónico.



Uno de los sitios más llamativos del primer piso es el “Bow Window” del antecomedor, ventana curva que se proyecta sobre la calle 82 y permite mirar hacia ambos lados y disfrutar de las luminosas mañanas; es uno de los innumerables detalles ornamentales que se conservan intocados en el inmueble que en algún momento debió aparecer como en la fotografía de abajo.


Al exterior, el “Bow Window” –o “Ventana de arco”, que es una ventana de bahía (Bay Window) curva. Las ventanas en arco están diseñadas para crear espacio al proyectarse más allá de la pared exterior de un edificio y para brindar una vista más amplia a la calle o jardín exterior y por lo general, combinan cuatro o más ventanas abatibles, que se unen para formar un arco– es uno de los elementos ornamentales más conspicuos de la fachada, con magnífico trabajo en cantera y hierro, formando el remate oriente en la composición de la fachada.



Además del Bow Window, la restauración de 1984 de Gerald Allen & Associates rescató el ladrillo en fachadas, acabado que permaneció oculto por varias décadas y hacía del edificio una masa uniforme y sin interés; de hecho, las películas que ahí se filmaron en los años 70’ muestran una fachada gris, sin su distintivo colorido…


Por años me han fascinado las vistas que de la casa que aparecen en la película “The French Connection”, en que además de la magnífica marquesina se distingue el Museo Metropolitano que anuncia orgulloso la exposición “Masterpieces of fifty centuries” que se presentó entre noviembre de 1970 y mayo de 1971…


¡Qué tiempos aquellos en que el narcotráfico en los Estados Unidos se asociaba con Francia y no con México!


La casa también figuró en “Still of the Night” (si no mal recuerdo “En la quietud de la noche” en México), una oscura película de Robert Benton que apareció en 1982 con Roy Scheider y Meryl Streep como protagonistas.


Según los nuevos listados –“Redfin”, “Compass”, “Zillow” y “StreetEasy”–, la casa está en el mercado por 80 millones de dólares, por lo que la inversión de don Carlos se habría duplicado en los pasados doce años.



En 2011, don Carlos también adquirió en Manhattan otro inmueble residencial transformado en locales comerciales y sitio de exhibición; la que fuera residencia de Frederick C. y Birdsall Otis Edey en el Nº10 de la calle 56, entre la quinta y sexta avenidas, fue terminada en 1901, siguiendo el diseño del despacho “Warren & Wetmore” de los arquitectos Whitney Warren y Charles Delevan Wetmore –autores de proyectos tan relevantes como la “Grand Central Terminal” y “The Helmsley Building” en Park Avenue–.


Aunque modificada en planta baja, la magnífica propiedad –justo al lado del consulado de la República Argentina–, albergó por algún tiempo a la empresa de diseño “Felissimo”; cuando en 2015 “John Barrett Salon” rentó a Slim el inmueble, se generó algún problema legal al no pagar la renta pactada...


Un singular capítulo en la historia de esa casa, es que albergó a la afamada actriz Elizabeth Taylor en los años 50’ y por eso es ahora y desde 2019 sede de “The Elizabeth Collective”, una galería de “Maison Gerard”…




Este Blog se hace gracias al apoyo incondicional de Julieta Fierro; está dedicado a las “Grandes casas de México” y pretende rescatar fotografías e historia de algunas de las residencias que al paso del tiempo casi se han olvidado y de las que existe poca información publicada. El objeto es la divulgación, por lo que se han omitido citas y notas; si alguien desea más información, haga el favor de contactarme e indicar el dato que requiere. A menos que se indique lo contrario, las imágenes provienen de mi archivo, que incorpora imágenes originales recopiladas al paso del tiempo, así como el repertorio de mi padre y parte del archivo de don Francisco Diez Barroso y sus imágenes de Kahlo; en general, he editado las imágenes a fin de lograr ilustrar mejor el texto. Si se utilizan las imágenes, favor de indicar la fuente –aunque advierto que pueden tener registro de autor–.


Conforme haya más entradas (¡Ya hay más de ciento treinta!), aparecerán en el índice de la parte superior derecha de esta página…



También se puede encontrar un índice general en: http://grandescasasdemexico.blogspot.mx/2016/02/indice-de-grandes-casas-de-mexico.html
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