viernes, 14 de diciembre de 2012

La casa de Campo de la familia Obregón Formoso.




Al lindante poniente de la villa de Tlacopac, circunscripción de San Ángel, al sur de la Ciudad de México, el arquitecto Carlos Obregón Santacilia y su esposa Adela Formoso Ferrer edificaron en 1930 una casa de campo que con el paso de los años pasó a ser su residencia fija y que aún existe, aunque sustancialmente modificada.



Carlos Obregón Santacilia nació el 5 de noviembre de 1896 en la ciudad de México; fue el sexto de catorce hijos del doctor Lauro Obregón Zárate (n.1860, San Luís Potosí), médico de profesión, y Doña María Santacilia y Juárez (n. 1864, Oaxaca), nieta mayor (hija de Manuela Juárez Maza) del presidente Benito Juárez. En 1916 ingresó a la Academia de San Carlos, y para 1924 presentó su examen profesional a fin de obtener el título de Arquitecto con el tema “Centro Educativo”; el jurado que le otorgó Mención Honorífica, estuvo integrado por los arquitectos Carlos Lazo, Manuel Ortiz Monasterio, Manuel Ituarte, Eduardo Macedo y Abreu, así como Carlos Martínez del Cerro. Arriba, en una imagen de 1936, Carlos Obregón Santacilia frente a la maqueta de remodelación que transformó parte de la estructura del Palacio Legislativo en Monumento a la Revolución.
En 1922 y aun siendo estudiante, recibe una asignación que le lleva a Brasil para edificar el Pabellón de México en la exposición de 1922 en Río de Janeiro, que conmemoraba el primer centenario de la independencia de ese país. El pabellón ejecutado con Carlos Tarditi y decorado por Roberto Montenegro, era una exuberante recreación de la arquitectura colonial mexicana, como parte del rescate nacionalista de la época y en el que Obregón se mostraba entusiasta. Abajo, la acuarela del proyecto (firmada Obregón/Santa.) y la portada del pabellón de México en 1922.



Ya graduado y a raíz del impulso educativo y nacionalista del Ministro José Vasconcelos, Obregón diseña en 1923 la escuela que sería emblema del impulso educativo vaconcelista: La escuela Benito Juárez en La Piedad, edificio de un estilo regionalista y moderno a la vez y en el que también participó Roberto Montenegro, para entonces cercano amigo de la destacada artista Adela Formoso; abajo, el acceso a la escuela Benito Juárez, bisabuelo del arquitecto Obregón.



El 25 de febrero 1927, en el templo de San Cosme y San Damián, Carlos Obregón contrae nupcias con la extraordinaria Adela Formoso Ferrer (1907-1981, hija de Joaquín Formoso Paadin y Adela Ferrer Martí), destacada interprete y emancipada mujer que sería patrona de las artes y al paso de los años fundó la sociedad de Amigos del Teatro Mexicano, formó parte de la Conferencia de San Francisco cuando se funda la Organización de las Naciones Unidas e incluso fue la Fundadora de la Universidad Femenina de México. Abajo, en un retrato firmado por Manuel Álvarez Bravo en 1935, Adela Formoso de Obregón.



Además de la casa en la Ciudad de México, la pareja edificó una casa de campo sobre un extenso terreno hacia el poniente del pueblo de Tlacopac -en la zona de San Ángel-, donde serían vecinos de don Teodoro Amerlink y su esposa. El predio de casi 6,000 m² en una cima con privilegiada vista hacia la zona sur y oriente de la cuenca, lindaba con la Calle de Las Flores y el Antiguo Camino de Acapulco (trazo que se transformaría en el “Anillo Periférico”). Abajo, en el plano de “Zona Urbana” del pueblo de San Ángel -fechado en 1929-, se marca el terreno donde al año siguiente se edificó la casa Obregón / Formoso.



Abajo, en una fotografía de 1936, el acceso (fachada sur) a la casa Obregón Formoso en Tlacopac; al paso de los años, la casa se transformaría en nodo cultural de la Ciudad de México y modelo de la arquitectura residencial que buscaba raíces en el nacionalismo. Más abajo, el plano de la casa en esa misma época, en una “planta” que conserva el Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble, INBA., aparece como “Casa unifamiliar (1930), propiedad de Obregón Santacilia”.





Dice Alejandro Pérez-Duarte Fernández (de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona): “La casa agrupa las piezas en dos secciones, dentro de un primer grupo, sobre el lado derecho del plano, se localizan las piezas de representación, “hall” y comedor, así también como las piezas de servicio, cocina, “pantry” y “desayunos” -con una inequívoca grafía que corresponde a los llamados comedores pullman de la época. La parte izquierda del plano viene dominada por una configuración geométrica con un eje dominante que atraviesa por entero la crujía organizativa. Una zona de paso retórica, queda atravesada por la situación enfrentada por las puertas de ambas “recámaras” y organiza dos ámbitos de uso privado para la familia: el llamado “corredor” o estancia exterior a cubierto, y una pieza “juguetes” -asimilable a las habitaciones de juegos de los niños que Wright introducía normalmente en sus Prairie Houses. La alineación sistemática de las puertas de acceso a estas “recámaras”, en una trayectoria proveniente del corazón de la casa, nos permiten entender su posición subordinada. Lo que pudiera ser entendido como una brillante secuencia en enfilada de piezas, no es más que retórica disposición de un camino que necesariamente atravesará los dormitorios familiares a excepción del parental, y que partirá de la llamada pieza “costura”, y que debemos asimilar a un boudoir pequeño burgués, por tanto de índole práctica. La palabra que nombra a esta pieza como “costura” recubre una iconografía de espacio burgués y que no tiene nada que ver con el espacio de la sensualidad aristocrática. Su posición cubriendo la misma crujía que la “recámara” parental, baño, y “tocador”, constituye la verdadera esclusa del canal de circulación hacia la zona familiar. Funcionando todo como un sistema perfectamente integrado y sellado del resto de la casa. La disociación entre ambos grupos de piezas -servicio y representación, opuestos al grupo de los dormitorios- es contundente. El territorio de paso y conexión práctica entre ambas zonas es una terraza cubierta, cuya trayectoria se funde con la pieza “costura”.



El “corredor” de las recámaras se abría hacia el sur con un pórtico de columnas ovaladas en la sección sur del jardín; arriba, en la fotografía aparece en primer plano la fuente bajo la ventana del tocador. Abajo, vistas interior y exterior de los arcos de doble altura del “Hall” que enmarcan cierros de hierro forjado, cerrados por grandes paños de cristal, poco comunes en la época.




Por años, la casa fue marco de reunión para importantes grupos afines a la pareja Obregón/Formoso; como ejemplo, basten dos fotografías: abajo (de izquierda a derecha, en el jardín sur de la casa) el pintor Jorge Enciso, don Ismael Palominoz, la señora Adela Formoso de Obregón Santacilia, el poeta José Juan Tablada, el escritor Julio Torri y don Jorge Palomino. Dice el pié de fotografía “hecha por el arquitecto Obregón Santacilia, en su residencia, antes de la comida que ofrecieran a Tablada, en 1936".



Otro ejemplo es la imagen de una reunión celebrada en 1952 en la que aparecen sentados en el jardín de acceso a la casa, Adela Formoso de Obregón, Frank Lloyd Wright, Olgivanna Lloyd Wright y Carlos Obregón; además, de pie detrás de la señora Formoso, el arquitecto Walter Gropius.



Al interior, el recibidor de la casa daba acceso a la doble altura del Hall, donde por un lado se podía llegar al estudio y terraza en la planta alta (imagen de abajo) o al nicho de la chimenea, cuarto de costura y terraza norte (foto más abajo).





Las áreas públicas permitían paso al comedor de la casa, que con el ventanal semicircular, permitía vistas hacia el amplio jardín de la casas; la descripción de la imagen dice: “Simplemente un enorme ventanal circunda casi por todas partes la habitación y debajo un lambrín de azulejos y piso de losetas; las sillas revestidas de cuero rojo con adornos en oro viejo se complementan con un candil de bronce”.



Transcribo también una descripción que nos dice: “De vuelta al Hall, hacia la derecha, un arco de medio punto da acceso a la entrada de la casa y junto a la escalera, en cuyos peraltes se ve un primoroso revestimiento de azulejos poblanos antiguos; al otro lado otro rincón admirable con muebles entablerados, espejos, candiles y un gran Cristo tallado en madera, escultura del S. XVII.”





Arriba, “otro rincón encantador. Bajo la ventana, una mesa de estudio, cuya cubierta es el propio repisón: Libros, media luz y un amplio frailero del siglo XVII, forman un espacio de tranquilidad envidiable”. La descripción me resulta relevante ya que fue escrita por el propio arquitecto Luis Ramiro Barragán Morfín (entonces de 33 años), cuando colaboraba con Francisco Borja Bolado y que poco tiempo después diseñaría su propia casa en Tacubaya. Abajo, una imagen de la recamara principal, delata que el arquitecto Obregón había diseñado la ampliación del edificio para la Secretaría de Relaciones Exteriores (sobre Avenida Juárez) así como la ampliación del edificio para el Banco de México (sobre 5 de Mayo) donde los muebles presentaban ya rasgos de un elegante “DECÓ”…



Sobre el acceso, recibidor, cocina y comedor, se encontraba un estudio con amplia terraza (que seguía la curva de las ventanas del comedor) que permitían vista hacia el “parque”, que no era otra cosa sino lo que hoy conocemos como la colonia Tlacopac y sus calles de Jardín, Gladiolas, Jazmines, Margaritas y Fresnos.



La edificación aún existe, aunque en el terreno de origen se han edificado una treintena de casas y la planta de la residencia campestre ha sufrido importantes modificaciones. El acceso se encuentra ahora tras un portón en “Las Flores número 278” que da acceso a la calle Rinconada de Tlacopac, todo al lado de una de las secciones más complejas del sistema de pasos elevados del Anillo Periférico y “Segundo Piso” en la zona de San Ángel. Abajo, una imagen de Google-maps. de 2010.



Parte de la información e imágenes provienen del número 27 de la revista “plateada”, SOCIAL que apareció en Diciembre de 1936 (¡Feliz Navidad!), editada en la Ciudad de México por Francisco Borja Bolado, en Paseo de la Reforma N° 50.




Arriba, la cripta de la familia Obregón-Formoso en el Panteón Jardín.

Este Blog se ha hecho gracias al apoyo incondicional de Julieta Fierro; está dedicado a las “Grandes casas de México” y pretende rescatar fotografías e historia de algunas de las residencias que al paso del tiempo casi se han olvidado y de las que existe poca información publicada. El objeto es la divulgación, por lo que se han omitido citas y notas; si alguien desea mayor información, haga favor de contactarme e indicar el dato que requiere. Si utilizan las imágenes, favor de indicar la fuente –aunque advierto que pueden tener registro de autor–. Conforme haya más entradas (ya hay más de 50), aparecerán en el índice a la derecha de ésta página…

También se puede encontrar un índice general en: http://grandescasasdemexico.blogspot.mx/2016/02/indice-de-grandes-casas-de-mexico.html




lunes, 10 de diciembre de 2012

La casa Espinosa de los Monteros.




En el número 202 de la Antigua Calle Real de Santa Catarina, luego avenida Juárez y hoy Francisco Sosa, se localiza la parte más visible de la casa que nos ocupa y que ahora parcialmente alberga la Casa de Cultura Jesús Reyes Heroles, nombre que lleva en honor del historiador y politólogo veracruzano. Arriba, en una fotografía de 1949, la casa Espinosa De los Monteros, sobre la Avenida Juárez; abajo, en una fotografía de 1948, el puente de Panzacola sobre el río de La Magdalena.



La Calle Real, que para 1929 recibía el nombre de Avenida Juárez (y que de origen ligaba el Templo del Carmen en San Angel, con el Templo de San Juan Bautista en la Villa de Coyoacán), es reconocible por iniciar a un costado de la capilla de Panzacola y su puente sobre el río de La Magdalena, y rematar en los arcos de la Plaza Hidalgo, justo frente a lo que hoy conocemos como el Jardín Centenario -1910-. Abajo, un fragmento del plano “Zona Urbana de Coyoacán” (que forma parte del Atlas General del Distrito Federal), en que puede verse el Camino Real, llamado entonces Avenida Juárez (hoy Francisco Sosa) y justamente en el número 11 (que en el plano marca como la ubicación del “Cine Esperanza”) el terreno de don Juan de Luna en que se edificaría la casa Espinosa De los Monteros.



Sabemos que en 1780, terreno y casa pertenecían a Don Juan de Luna Celis, quien en una esquina del terreno instaló una pequeña fábrica de papel, aprovechando la “estructura que se encuentra frente a la Plazuela de Santa Catarina” y su capilla; para 1807 hay noticia que “se edificó una hermosa casa con ajaracas y balcones, que con dirección al mediodía se refresca hacia frondosos jardines que llegan hasta las canteras...”



Durante el proceso de independencia, en 1821, la casona del Camino Real fue adquirida por don Juan José Espinoza de los Monteros, secretario de la Suprema Junta Provisional Gubernativa y quien redactó y transcribió en dos ejemplares el “Acta de Independencia del Imperio Mexicano”, documento mediante el cual el entonces Imperio Mexicano (con Agustín de Iturbide) declaraba su independencia del Imperio español (ese documento fue redactado, transcrito y firmado en el Palacio Nacional de la Ciudad de México, el 28 de septiembre de 1821 por el secretario de la Suprema Junta Provisional Gubernativa don Juan José Espinosa de los Monteros).
Años más tarde, la casa pasó a la propiedad de don Antonio Espinosa de los Monteros y María Choza de Espinosa de los Monteros para luego llegar -en los años cuarenta del S. XX- a manos de su hijo, el economista (egresado de la UNAM así como de la Universidad de Harvard) Antonio Espinosa de los Monteros y Choza (Sinaloa, febrero 15, 1903 – Coyoacán, 1959) quien casaría con Blanca Rice. Abajo, en una fotografía de George Fayer fechada en 1945, aparece Antonio Espinosa de los Monteros y Choza quien fue Embajador de México ante EEUU durante el gobierno de Manuel Ávila Camacho (1945 - 1946), así como durante le presidencia de Miguel Alemán (1946 - 1948), además de director-fundador de Nacional Financiera, profesor y fundador de la Escuela Nacional de Economía, autor de varios libros y colaborador en diversos diarios.



En 1929, probablemente a raíz de la amistad de Blanca Rice de Espinosa de los Monteros con Adela Formoso de Obregón, Don Antonio Espinosa de los Monteros y Choza encargó al arquitecto Carlos Obregón Santacilia la ampliación de la estructura colonial y la unificación del conjunto con los jardines. Abajo, en una fotografía de 1949, los jardines de la casa Espinosa de los Monteros.



Por esa época, el arquitecto Obregón Santacilia era conocido por haber edificado el pabellón que representó a México en la “Feria de la independencia” en Río de Janeiro durante 1922 y 23, así como por haber diseñado la Escuela Benito Juárez por instruccines del Secretario de educación José Vasconcelos, ambos en un estilo “colonial”; aunque probablemente su mejor carta de presentación era la casa que había edificado en Tlacopac, y que será parte de una entrada futura en éste Blogg. Abajo, en una fotografía de 1949 (que apareció en “Social” N° 157, de agosto de ese año), los jardines de la casa Espinosa de los Monteros; a la derecha de la imagen, las arcadas de la estructura del S. XVIII y a la izquierda la ampliación con proyecto de Obregón Santacilia.





En Agosto de 1949, la revista “Social” N° 157, registró bodas, recepciones y despedidas en embajadas, fiestas y cocteles; también dedicó una parte de su examen a la casa Espinosa de los Monteros y por lo interesante, sugestiva y en ocasiones gandilocuente que resulta la redacción de Francisco Borja Bolado, transcribo los pies de imagen que acompañaron a las fotos…

“*** Interiormente, en especial en los salones de recepción, la biblioteca y el comedor, la residencia ofrece conjuntos de estilo muy bien logrados y muy suntuosos por la calidad del mobiliario y de las valiosas obras de arte. En la foto siguiente, una vistosa perspectiva del hall que sirve de unión a las dos construcciones de la casa y del que parte la escalera que lleva al segundo piso, resuelta con una variada composición arquitectónica de arcos y remate en cúpula.”



“*** Transpuesto el vestíbulo, hay un primer salón –foto de abajo- , cuyo decorado y composición le dan un precisado ambiente colonial: muros encalados, techos con viguería de cedro, capialzados en concha y, en los muebles, destacadamente, una espléndida arquimesa del siglo XVII con incrustaciones de marfil, dos ciriales tallados y policromados, un precioso arcón español y, también de ese tiempo, una mesa tallada y un sillón auxiliar. Mencionemos, por su calidad, el tapete oriental, tejido a mano, un antiguo reloj inglés –gran (sic.) sonnerie- y varias pinturas religiosas de mérito.”



“*** En la siguiente fotografía, otro salón –el de música-, en el que se repite la decoración del estilo, valorizada por el techo en bóveda y el vistoso capialzado de la ventana. En el mobiliario, además del sofá español con laterales movibles, tapizado en terciopelo carmesí, hay dos primorosas cómodas entableradas del siglo XVIII; otra más, italiana y, en las obras de arte, espléndidas pinturas antiguas –escuela italiana y mexicana-, varias telas bordadas, piezas ornamentales de plata y dos admirables esculturas en madera, estofadas, de origen guatemalteco.”



Abajo, “***en el salón principal –inmediato al de música-, la composición de marcado estilo romántico, está realizada con exacto sentido del ambiente. El conjunto es muy suntuoso; los muebles, en palo de rosa, tallados, forman uno de los juegos más completos: sofáz, sillones y sillas de medallón con tapicería de brocado de seda en color bugambilia, mesa de tortuga, varias mesitas y rinconeras y consolas, éstas con altos espejos tallados y dorados. Como complementos indispensables, un soberbio candil de cristal cortado, cortinajes de raso de seda en colores oro y bugambilia, un gran tapete primorosamente tejido y el piano de concierto –también del siglo pasado-, histórico casi porque en él, en su viaje a México, en una visita íntima a los señores espinosa de los Monteros –con quienes vino y regresó a Washington-, el señor presidente Truman tocó varias de sus obras preferidas. Muy decorativa la chimenea de cantera labrada, la calosía que cubre los cristales de la puerta principal y, muy bien logrado el retrato al oleo de la señora de la casa, original de Dreschler.”


Abajo, una imagen de mi archivo que complementa a la anterior.



“*** Estamos ahora –fotografía siguiente-, en la biblioteca, también en la parte antigua de la casa y también decorada y amueblada en el estilo español de la época. Destaca, desde luego, la gran chimenea de cantera blanca, en cuyo centro, labrado artísticamente, está el escudo real de la antigua Villa de Coyoacán. El mobiliario, elegante y severo, comprende varios grandes libreros de cedro adosados a los diversos muros del salón, un sofá, sillones y mesas igualmente de cedro, lámparas con pantallas de pergamino pintadas a mano y, magníficos, el tapete persa y los cortinajes de paño con bordados de oro. El candil y los candelabros de bronce, el cristo –talla del siglo XVII- y otras piezas de plata, de arfil, de cobre, son detalles de ambiente muy apropiados y de gran calidad.”



“*** El comedor, señorial y suntuoso, es otro salón de gran categoría. La decoración, especialmente por el soberbio artesonado del techo –madera y realces dorados-, es muy vistoso. Los muebles, ricamente tallados, con tapicería de brocado en las sillas y los sillones, acusan reminiscencias florentinas de la época, que se precisan delicadamente en las cómodas, de tipo Credenza y en el candil tallado y policromado en madera. Precioso el biombo, con pinturas florales muy bonitas y, de gran belleza, el cuadro al óleo que representa una fonda italiana del siglo XVI y el excelente tapiz de terciopelo rojo con sorprendentes bordados en seda. Mencionemos el gran tapete persa y, en la platería, los valiosos candelabros y otras piezas cinceladas de la antigua artesanía mexicana.”



“*** En la parte nueva de la casa, además de las alcobas de los señores, las de huéspedes, etc. Están las recámaras de las señoritas –Blanca y Antonieta-, que aparecen en las fotos siguientes. En la primera –decoración y alfombrado en gris perla, cortinas de gasa blanca-, hay un elegante juego de muebles tallados en madera de avellano, en su color, de precisado estilo francés. Comprende además de la cama –con cubierta de raso color oro-, los burós, una gran cómoda, el primoroso secretaire y el tocador con silloncito tapizado en seda. El espejo y el candil de cristal veneciano y la pintura –primitiva italiana-, son detalles de exquisito gusto. *** En la otra alcoba, también con alfombrado y decoración en tonos muy claros, los muebles son igualmente franceses, pero laqueados en blanco y con las tallas perfiladas en color. Las telas de Chintz de la sobrecama y del silloncito y las cortinas también de gasa , imprimen una graciosa feminidad al conjunto…”





Hasta aquí las peculiares descripciones de don Francisco Borja Bolado en 1949.
Años más tarde, luego de la muerte de Antonio Espinosa de los Monteros y Choza en 1959, la casa pasó a propiedad de don Francisco Armida quien se mudó con su familia, conservando el viejo casco original, la ampliación de Obregón Santacilia, así como la antiquísima cruz atrial que permanece en el primer patio de la casa; grandes cambios llegaron en la década de 1960, cuando la familia Armida comenzó a ampliar y subdividir la propiedad para alojar a todos sus miembros, manteniendo en lo posible el estilo “colonial”, aunque transformando la ampliación de 1929 y saturando los jardines. La tarea cultural de la casa comenzó en julio de 1985, cuando el gobierno del Presidente Miguel de la Madrid donó una parte –que había servido como Casa de Campaña- y los terrenos para que se fundara una casa de cultura. A partir de 1986, la parte más visible de la casa es la Casa de Cultura Jesús Reyes Heroles, con acceso por Francisco Sosa 202…



Arriba, en una imagen de Google-maps, la arbolada zona de Coyoacán, justo frente a la plaza de Santa Catarina y donde inicia la diagonal de Venustiano Carranza; en el círculo rojo, la casa Espinosa de los Monteros. Abajo, una fotografía de 192 donde aparece la Avenida Juárez, justo frente a la casa Espinosa de los Monteros…



Este Blog se ha hecho gracias al apoyo incondicional de Julieta Fierro; está dedicado a las “Grandes casas de México” y pretende rescatar fotografías e historia de algunas de las residencias que al paso del tiempo casi se han olvidado y de las que existe poca información publicada. El objeto es la divulgación, por lo que se han omitido citas y notas; si alguien desea mayor información, haga favor de contactarme e indicar el dato que requiere. Si utilizan las imágenes, favor de indicar la fuente –aunque advierto que pueden tener registro de autor–. Conforme haya más entradas (ya hay más de 50), aparecerán en el índice a la derecha de ésta página…

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miércoles, 28 de noviembre de 2012

Las casas de don José Yves Limantour Marquet.








Inevitablemente ligado al Porfiriato, el apellido Limantour es de los patronímicos más conspicuos de nuestro país; José Y. Limantour, hermano mayor de Julio M. Limantour (de cuya quinta en Mixcoac se puede encontrar información en http://grandescasasdemexico.blogspot.mx/2012/10/la-quinta-de-julio-m-limantour-en.html ), estuvo al frente del ministerio de finanzas de México por poco más de 18 años y ha dejado una significativa huella en la Ciudad de México, que la mayor parte de las veces pasa desapercibida. Arriba, en una fotografía de 1910, la casa de Plaza de la Reforma frente a la estatua ecuestre de Carlos IV, proyecto del arquitecto Mauricio de Maria y Campos; a un lado, en una “Carta de visita” de Valleto y Compañía probablemente tomada en 1881, la imagen de don José Y. Limantour Marquet; abajo una fotografía tomada en 1912 y que apareció en “El Mundo Ilustrado”, aparece parte de la familia Limantour, con su hija María Teresa, don José y su esposa María Cañas Buch de Limantour.





Don José Yves Limantour Marquet nació el 26 de diciembre de 1854 en la Ciudad de México, en una casa de la calle de Refugio (hoy 16 de septiembre) y murió en Ille de France, a la edad de 80 años el 26 de agosto 1935; está sepultado en el cementerio de Montmartre en París. Sus padres fueron Joseph Limantour, Capitán de Goleta, originario de Bretaña, Francia y Adela Marquet, nacida en Burdeos. Gozó de gran riqueza familiar, proveniente de los negocios de su padre, ligados a la venta de armas y la mediación con tierras en la Baja California e inmuebles religiosos en la Ciudad de México, ligados a la legislación de desamortización de los bienes de la Iglesia decretada por el gobierno liberal.

A la izquierda, la casa de la familia Limantour-Marquet (habitaron ahí desde que José cumplió 16 años y hasta 1885) en la esquina de las calles de San Francisco y Vergara; la edificación aún existe, en la esquina de Madero y Bolivar, como propiedad de Grupo Carso. Limantour realizó buenos estudios en México y en el extranjero: después de una primera fase de educación privada y un viaje a Europa a los 14 años, ingresó a la Escuela Nacional Preparatoria en una de las primeras generaciones egresadas de la institución; posteriormente pasó a la Escuela Nacional de Jurisprudencia, en donde obtuvo el título de Licenciado en Derecho, luego se especializó en Europa de donde regresó cuando se iniciaba el Porfiriato. Desde entonces practicó y asesoró al gobierno en cuestiones monetarias, comerciales y económicas. A la muerte de su padre recibió una notable cantidad de bienes, con los que logró una extraordinaria estabilidad económica.



Casado el 24 de enero 1880 con María Cañas Buch (1858-1946, hija de Eduardo Cañas Herro 1830- y Emilia Buch González 1828), en el Sagrario de Santa Teresa la Antigua, engendró tres hijos de los que la mayor y el menor sobrevivieron (María Teresa Limantour Cañas (1880-1977 casada el 8 de octubre 1902 con Miguel Yturbe Atristain; el menor, Guillermo Manuel Limantour Cañas, nació en 1891 y casó con Sofía Landa Osio). La familia Limantour-Cañas habitó una casa frente a la Alameda y al “Quiosco Morisco” (en terrenos que se adjudicaron al Capitán Joseph Limantour y que habían pertenecido al convento), proyectada al costado oriente del templo de Corpus Christi por el arquitecto Carlos Hall y ejecutada por Joseph Muller, terminada en 1879. Arriba, en una fotografía de “las fiestas florales de 1909” tomada por Casasola, aparece un carro con un estandarte que reza: “Primer Premio, Recuerdo del Combate de Flores, México 6 de mayo de 1909” frente al templo de Corpus Christi; a la izquierda puede verse la Casa Limantour. Abajo, la casa Limantour / Cañas, expuesta probablemente en 1880.



Del interesantísimo libro de Percy F. Martin “Mexico of the Twentieth Century” publicado en NYC en 1908, reproduzco la página 67, que ilustra la forma en que se percibía a Limantour…





Luego de la lucha revolucionaria, la casa pasó a ser propiedad del estado y se transformó en sede de la Suprema Corte de Justicia por más de 25 años (en 1940 se trasladó al nuevo edificio, proyecto del arquitecto Antonio Muñoz García, en la Plaza del Volador, en lo que hoy es el inicio de avenida Pino Suárez); usando varios terrenos -incluyendo el de la casa Limantour- luego se edificó un conjunto, en una de cuyas alas se ubicó el Hotel Alameda, que sufrió graves daños a causa del sismo de 1985 y fue demolido. En la actualidad, el terreno es parte de la plaza de acceso al conjunto que alberga el edificio de Relaciones Exteriores. Arriba, la fachada de la casa Limantour en 1921, transformada en asiento de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; abajo, una fotografía del “Hall de la suprema Corte”, que fuera el “Jardin D´hiver” (jardín de invierno) de la casa Limantour de Corpus Christi.



Abajo, una fotografía de la fachada principal de la que fuera casa Limantour, cuando ya era ocupada por la Suprema Corte de Justicia, sobre Avenida Juárez; a la derecha de la imagen, el templo de Corpus Christi que aún se conserva justo frente al Hemiciclo a Juárez en la recién remodelada Alameda Central. Más abajo, una toma de 1959 en que aparece el templo de Corpus Christi y a su izquierda el terreno donde se había edificado la casa Limantour, entonces ocupado por un edificio a cuyo conjunto en torno al templo, poco después se agregaría el Hotel Alameda, siguiendo un diseño de Villagrán.




Finalmente, gracias a la magia de Google-earth, una vista de la zona en 2013, donde he marcado la zona que ocupaba la casa de don José Y. Limantour frente a la Alameda y que ahora es parte de la plaza de acceso “Juárez 44” al conjunto de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Tribunal Superior de Justicia y Museo Memoria y Tolerancia…




José Yves Limantour Marquet y María Cañas Buch de Limantour también habitaron por largos períodos en la «quinta de Mixcoac» que en 1909 remodelara el arquitecto De Maria y Campos, y que en 1979 fue prematuramente destruida; abajo, en una imagen que apareció en “El Mundo Ilustrado” el domingo 7 de enero de 1900 en su sección “Alrededores de México” dedicada a las casas de Mixcoac, una fotografía de la “Quinta del Sr. Lic. José Y. Limantour”, vista desde lo que hoy conocemos como la esquina de Avenida Revolución y la calle de Giotto.



En el pueblo de Mixcoac, don José tendía a pasar extensas temporadas y se involucró con la administración y mejora de la Municipalidad, a pesar de que su propiedad formaba parte del pueblo de Nonoalco -que pertenecía a Tacubaya- (ver: http://grandescasasdemexico.blogspot.mx/2012/10/la-quinta-de-julio-m-limantour-en.html); luego de la incorporación en 1899, de sus propiedades a Mixcoac, siguió con sus donativos y como parte de las aportaciones que hiacía al municipio, don José se encargó del remozado y mantenimiento de una plaza frente a la escuela del pueblo –misma que pervive, ahora como escuela Primaria N° 21 “Enrique de Olavarría” – en la continuación de la calle dedicada a Francisco de Goya y que entonces se llamaba “Parque Limantour”.



La quinta de la familia Limantour en Mixcoac, que para muchos fue el “Castillo” del colegio Madrid, se edificó en un terreno trapezoidal de poco más de 20,000m² siguiendo un proyecto del arquitecto Ingeniero Manuel Sánchez Facio y diseños interiores de Ibarrola; en 1908 se llevó a cabo una importante intervención, con proyecto de Mauricio M. Campos que modificó el aspecto “campestre romántico” del edificio original, dotándolo de modernos servicios, tres nuevos pórticos acristalados y decoración de vanguardia.


Al centro de la fotografía de arriba, se aprecia uno de los pórticos de fierro y cristal que De Maria y Campos agregó a la casa y que en uno de esos curiosos giros de la historia, se transformó en sitio predilecto para fiestas y reuniones de aquellos líderes revolucionarios que echaron a Limantour; en la foto de abajo, frente al pórtico de la casa Limantour / Cañas de Mixcoac, un grupo da su apoyo en 1927 a Álvaro Obregón, entonces candidato a la presidencia.



Abajo, en una fotografía aérea fechada en 1927, aparece al centro la Calzada México (Tacubaya)-Mixcoac, (que se transformaría en Avenida Revolución) y marcada en rojo la Quinta Limantour (el óvalo corresponde al terreno de la propiedad y la marca intensa a la casa propiamente dicha). En el período, la casa era el “Edificio Anexo” del Colegio Williams, que albergaba dormitorios y oficinas de la institución; en la parte izquierda y superior de la fotografía, puede identificarse la Quinta de Julio M. Limantour, que era entonces el edificio de aulas del colegio. Al centro arriba, puede verse la Quinta de la familia Sherer, que entre 1941 y 68 albergó el Colegio Madrid y fue el recinto original de su fundación (ver: http://grandescasasdemexico.blogspot.mx/2014/04/quinta-chalet-de-la-familia-scherer-en.html ).







En la remodelación de 1908-9, el arquitecto Mauricio De Maria y Campos dotó al exterior de la casa con ornamentaciones de terracota esmaltada, a la manera de los trabajos de Giovanni della Robbia y traídos de Francia por la casa Pellandini expresamente para la obra; los remates del edificio se decoraron con florones y modillones esmaltados, mientras que los entre ejes recibieron tondos ornamentales. A la izquierda y abajo, en fotografías de 1979 justo antes de su demolición, aparecen las decoraciones de terracota.





El arquitecto De Maria y Campos también modificó los accesos, creando tres pórticos de fierro y cristal, como el que aparece a la derecha en la imagen de “Schlattman Foto”, fechada en 1910; entre los cobertizos sobresale el pórtico norte, que se transformaría en el nuevo acceso principal a la quinta y aparece en la imagen de abajo, tomada durante el proceso de demolición. El porche, con una amplia vista sobre el jardín y abierto hacia la doble altura del “Hall” principal, se transformaría en el punto focal de la casa.









Al interior, la remodelación de 1908-9 incluyó la apertura de un magnífico "hall" de doble altura, así como mejoras técnicas incluyendo iluminación eléctrica y la dotación de agua caliente en todos los baños, excusados de tanque y regaderas; en lo referente a la decoración, se modificaron los plafones, empapelaron muros y se liberó la escalera principal, incorporando al muro oriente, un gran reloj custodiado por “el día y la noche”. Aquí, dos fotografías del “hall”: a la derecha y captado por Schlattman en 1910, el espacio recién terminado; abajo, el mismo sitio durante la destrucción de 1979.



Cuando en 1979 entré a mirar los trabajos de demolición, me sorprendió la extraordinaria calidad de las labores y acabados que aún se conservaban de la remodelación de 1909, aún luego de haber funcionado como colegio Williams y Colegio Madrid; abajo, una imagen del plafón del comedor durante la demolición.



Luego de la revolución, la quinta fue arrendada por el sr. Camilo J. Williams y formó parte de las instalaciones del “Colegio Williams” de 1921 a 1941, año en que la propiedad se puso en venta y fue adquirida para el Colegio Madrid, como expansión de sus instalaciones de origen en la casa de la familia Sherer y con el propósito de albergar la sección de varones; luego de la destrucción del chalet de los Sherer (con el propósito de ampliar la avenida Extremadura), la quinta Limantour pasó a ser la sede exclusiva del colegio. La edificación fue destruida para albergar un paradero de autobuses y ahora forma parte del “Centro Multimodal de Transporte” con la estación Mixcoac de las líneas 7 y 12 del Metro.


Abajo, en una interesante fotografía tomada en 1936, aparece la Avenida Revolución vista desde lo que había sido el “Parque Limantour” y que ahora conocemos como cerrada Goya; al centro -mirando hacia el norte-, la avenida por la que aún corría el tranvía Tacubaya-San Ángel y a la izquierda los muros y jardines de la Quinta Limantour, que en esa época albergaba una parte del Colegio Williams. A la derecha, se asoma el techo de la torre de la “Quinta Scherer” que ya para entonces albergaba el Colegio Madrid. Más abajo y como comparación, una vista contemporánea tomada de “streer view” en Google-maps…







A partir de 1909, don José Yves Limantour inició la edificación de su mueva casa en Plaza de la Reforma frente a la estatua ecuestre de Carlos IV y como remate al Paseo; construida al lado de la casa del Diputado Ignacio De la Torre y Mier (ver entrada: http://grandescasasdemexico.blogspot.mx/2012/11/la-casa-de-la-torre-y-mier-diaz.html), la casa fue proyecto del arquitecto Mauricio de Maria y Campos (autor por entonces del edificio para la Cámara de Diputados, hoy Cámara de Representantes del DF) y se entregó en marzo de 1911. Aunque terminada y decorada, la casa no se habitó y fue confiscada por el gobierno de Venustiano Carranza; la casa fue saqueada y luego de la revolución devuelta a la familia en 1917, arrendada al gobierno de los Estados Unidos de América como sede de su embajada (en sustitución del inmueble que ocupaba en la esquina de Insurgentes y Puebla -Colonia Roma-). La casa fue destruida con el fin de dar continuidad al Paseo de la Reforma hacia el Norte...



Arriba, la casa Limantour en la esquina de Avenida Juárez y Rosales (Patoni) en 1922 cuando era sede de la representación de los EEUU; abajo una fotografía oblicua de la Compañía Mexicana de Aerofoto fechada en 1952, donde se ha marcado la casa Limantour antes de ser destruida para dar continuidad al Paseo de la Reforma. Destaca a la izquierda el edificio de la Lotería Nacional, edificado en lo que había sido la casa de don Ignacio De la Torre. Más abajo, una acuarela del arquitecto Vicente Mendiola fechada en 1940 y en la que se indica: “Carlos IV frente a la Residencia Limantour”. Después una imagen de la “Prolongación Paseo de la Reforma” en su sección norte; precisamente al centro de la imagen, a un lado del edificio que fuera sede de la Lotería Nacional (ahora SAT) y al centro de la avenida, estaba la casa Limantour…







Fuera del ámbito administrativo de su cargo, José Y. Limantour dejó cuatro huellas importantísimas en nuestra ciudad: fue miembro de la Junta de Desagüe de la Cuenca y encabezó los trabajos que finalmente lograron un sistema eficiente que a pesar de sus limitaciones sigue operando hasta la fecha; a cuenta propia creó la Casa del Estudiante y encargó al arquitecto Mauricio de Maria y Campos la edificación de su sede; intervino ante don Guillermo Landa y Escandón para lograr la modificación del trazo del Paseo de la Reforma, ampliando el ancho del Paseo a partir del cruce con la avenida de los Insurgentes y hasta Chapultepec; y finalmente amplió la superficie del Bosque de Chapultepec, adquiriendo terrenos que triplicaron la extensión del parque y que incluyen lo que hoy conocemos como la segunda y parte de la tercera secciones; en el proceso creó la sede del "Automóvil Club" hoy Casa del Lago, cambió la infraestructura del lago para arrendar barcas de remo y creó el nuevo Zoológico de Chapultepec, que sobrevivió hasta el año 2001...





Durante las Fiestas del Centenario, Limantour estuvo ausente del país y regresó en 1911 para hacerse cargo de las reformas políticas que intentaban reducir la virulencia de la rebelión maderista; su participación en las negociaciones de paz con este movimiento antireleccionista y la formación de un gobierno interino al mando de Francisco León de la Barra fue trascendental. En 1911 renunció a su cargo y vivió en exilio en París, hasta su muerte a los 80 años. Abajo una fotografía de don José Y. Limantour y su esposa doña María Cañas Buch en el jardín de la casa de Dauville, acompañados de sus nietos Yturbe Limantour y Limantour Landa.



Este Blog se ha hecho gracias al apoyo incondicional de Julieta Fierro; está dedicado a las “Grandes casas de México” y pretende rescatar fotografías e historia de algunas de las residencias que al paso del tiempo casi se han olvidado y de las que existe poca información publicada. El objeto es la divulgación, por lo que se han omitido citas y notas; si alguien desea mayor información, haga favor de contactarme e indicar el dato que requiere. Si utilizan las imágenes, favor de indicar la fuente –aunque advierto que pueden tener registro de autor–. Conforme haya más entradas (ya hay más de 50), aparecerán en el índice a la derecha de ésta página…



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