jueves, 17 de marzo de 2022

La casa de Fermín Espinosa Saucedo “Armillita Chico” y Ana María Acuña en San Ángel.



Edificada en 1939 en ese nuevo estilo “Campestre/Californiano” que se propagaba por México, la casa construida para su esposa Ana María Acuna por Fermín Espinosa y diseñada por el ingeniero Fermín Llano en la Calzada de los Leones –en los límites de San Ángel y la zona de Tlacopac– es un magnífico ejemplo de la novedosa y ecléctica vertiente funcionalista que se popularizó por la tercera década del S. XX en México; a pesar de que su residencia permanente estuvo en Saltillo y luego Aguascalientes, la casa en Calzada de los Leones fungió como residencia mientras permanecieron unidos y donde pasó su infancia Víctor Manuel Espinosa Acuña (1939-1916), el ganadero, torero y reconocido tercer “Armillita”…



Fermín Espinosa Saucedo, generalmente reconocido en el ámbito taurino como “Armillita chico” o “el Maestro de Saltillo” nació en Saltillo, Coahuila, el 3 de mayo de 1911, hijo de Fermín Espinosa Orozco y María Saucedo Flores, íntimamente ligados a la tauromaquia.
Mis conocimientos taurinos son escasos, pero acudo a Wikipedia, donde el texto señala como relevante el que:
El 26 de julio de 1934 “Armillita chico” alternó con Marcial Lalanda y Juan Belmonte en Barcelona en una corrida considerada como una de las más memorables en la historia del toreo; esa tarde Lalanda y Belmonte cortaron las patas a sus toros, por su parte, “Armillita Chico” hizo una gran faena al toro Clavelito, faena que le valió recibir orejas, rabo, las cuatro patas y las criadillas. Sus triunfos fueron muy frecuentes, a tal grado que se originó el rompimiento del convenio entre los toreros españoles y mexicanos, también llamado boicot del miedo. Se le consideró un “mandón de la fiesta”, pues se dice que controlaba la elección de los carteles de presentación de treinta y siete toreros.


Arriba, el apunte al óleo de Carlos Ruano Llopis (1878 - 1950) “Armillita en un adorno”, oleo de pequeño formato que el propio Ruano dedicó a Fermín Espinosa, parte de una larga y productiva amistad. Es interesante señalara que “Armillita chico” ganó fama con “La Saltillera”, un pase que inicia tomando el capote por la espalda, con ambas manos hacia atrás y levantando luego el lado por el que pasará el toro; puede compararse a lo que los versados llamarían una "manoletina" con capote…

Abajo, Armillita en el Toreo de la Condesa, ejecutando una Saltillera



La tradición taurina de la familia puede rastrearse hasta 1880 con el “Tío Pedro”, y luego don Fermín –su padre– que lo secundó y fue banderillero y peón de brega. Don Fermín era conocido con el mote de “el Campanero”, pero el matador Saturnino Frutos “el Ojitos” prefirió llamarlo “Armillita” por el parecido físico que tenía con el peón español Esteban Argüelles a quien así apodaban. Para distinguirlo de su padre, Espinosa Saucedo fue llamado “Armillita Chico”, aunque al paso de los años, el mote se ha blandido por diversos miembros de la familia Espinosa.


“Armillita Chico” se presentó por primera ocasión el 1 de agosto de 1924 en el Toreo de la Condesa de la Ciudad de México, como becerrista, cuando contaba apenas 13 años. El 23 de octubre de 1927 tomó la alternativa con el toro Maromero, siendo su padrino Antonio Posada y el testigo Pepe Ortiz; dao que contaba apenas 16 años, se convirtió en el torero más joven en la historia del toreo de México. Para el 25 de marzo de 1928 tomó la alternativa en España –en la Monumental de Barcelona– con el toro Bailador, siendo su hermano, Juan Espinosa “Armillita”, fue el encargado de entregarle los trastos de matar, mientras que Vicente Barrera fue el testigo.

Finalmente, el 10 de mayo de ese mismo 1928 confirmó en Madrid con el toro Gaditano, Manuel Jiménez “Chicuelo” como padrino y Francisco Vega de los Reyes “Gitanillo de Triana” el testigo.


En México, Armillita Chico fue ganador de la Oreja de Oro en 1928, 1932 y 1937. El 20 de diciembre de 1936 se presentó en el Toreo de la Condesa, tarde en que cortó seis orejas, dos rabos y una pata a los toros Cantarito, Garboso y Pardito de la ganadería de San Mateo.

Armillita toreó 838 corridas, 338 de ellas en España y durante esa carrera recibió dos puntazos y algunas volteretas, aunque sufrió una cornada el 20 de noviembre de 1944 por la embestida del toro Despertador en la plaza de San Luis Potosí.



En la voz de Plácido Domingo, el pasodoble que le compusiera Agustín Lara (Escuchar) https://www.youtube.com/watch?v=2XUa8AttuxA

Por su temple y su valor
Y por su arte verdadero
Todos dicen que Armillita
Es un maestro de cuerpo entero

Ídolo de la afición
Por el arte y el embrujo
Con su capote de lujo
La tierra hispana lo consagró…



Para 1938 –en la cúspide de su fama–, Fermín Espinosa contrajo matrimonio con la hermosa Ana María Acuna y como parte de la celebración adquirió un amplio predio en los límites de San Ángel, sobre el Camino a Ttelepa –luego Calzada de los Leones– muy cerca del camino a Cuernavaca –luego transformado en Anillo Periférico, ahora con segundo piso– y a corta distancia de los terrenos que ahora forman parte del ITAM.

Al año siguiente -1939- encargó el diseño de una casa al ingeniero Fermín Llano, pero los innumerables viajes retrasaron la edificación; el 14 de septiembre de 1939, nació en Lisboa, Portugal su primogénito Víctor Manuel –Manolo– Espinosa Acuña (otro "Armillita" que sería arquitecto y novillero) y para el año siguiente se decoraba la casa que sería residencia familiar de “Armillita Chico”…



Como lo he hecho en varias ocasiones, recurro nuevamente a la revista “SOCIAL” que desde 1935 registraba entre sus plateadas cubiertas eventos relevantes para la sociedad capitalina. En SOCIAL Nº93, que apareció en abril de 1944, se daba cuenta de la boda Zinzer /Aguilar Quevedo, del bridge de caridad y la corrida de la Cruz Roja, se mostraba a distinguidas damas con sus perros, y se aderezó el ejemplar con el retrato de Dolores Peimbert de González Montero y la foto con atavío de novia de la señorita Margarita Rullán Suárez…



En lo que se refiere a la casa Espinosa Acuña, se estrenaba en las crónicas don Francisco Borja Bolado –que al poco tiempo pasaría a ser el director de la publicación– e iniciaba con:
Por una gentileza que SOCIAL agradece cumplidamente, llevamos a nuestros lectores a visitar una suntuosa residencia moderna, instalada con elegancia y buen gusto, y que pertenece a uno de los hombres más famosos y populares de México: el gran torero Fermín Espinosa -Armillita-, y a su esposa, la gentil señora Ana María Acuña de Espinosa.


Cercana a San Ángel, sobre la Calzada al Desierto de los Leones, rodeada por un gran jardín, en el que florecen, primorosamente cuidadas, finísimas plantas de nuestro valle, está la casa, cuya edificación, de tipo campestre, ofrece en sus distintas fachadas, temas reminiscentes del estilo español de California. Los tejados con alero, los balcones con ménsulas y columnas de cantera labrada, las rejas de fierro forjado, las cornisas, los arcos de medio punto son otros tantos motivos que la hacen atractiva y alegre.

Recuérdese que en 1938 se había inaugurado el fraccionamiento Chapultepec-Polanco, que se transformaría en plataforma de exhibición para el estilo Californiano y aunque los espacios interiores de la casa Espinosa-Acuña muestran otras influencias, la fachada principal está claramente ligada a esa corriente que también encontraría eco en Lomas de Chapultepec y colonia del Valle…

Y sigue don Francisco Borja Bolado:
Interiormente, en sus dos plantas, la casa está resuelta en plan moderno, logrado con elegancia y acierto. Los decorados y el rico mobiliario, en los que se advierte el exquisito gusto de la señora de Espinosa, a quien se deben muchos de los diseños y de las combinaciones de maderas, telas, colores, etc., son realmente magníficos.


En el gran Hall, la composición de conjunto es espléndida. La forman dos estrados –dos magníficos estrados–, armoniosamente equilibrados en todos sus detalles. En uno, la gran chimenea de granito, corrida a lo largo del muro, y sobre la que aparecen numerosos trofeos ganados por Fermín Espinosa en distintos deportes y en su profesión misma, hace fondo al set, que complementan un original sofá-librero con tapicería de brocado antiguo, sillones, un rico tapete chino color rojo obscuro, la mesita de centro, etc. La luz indirecta del plafond, enmarca un retrato al oleo de Armillita, original de Ruano Llopis. Hacia la izquierda, tras los arcos, el bar y el comedor.


En el otro estrado, un gran sofá y sillones igualmente tapizados de brocado de seda, destacan sobre los baldosines de mármol y sobre el espléndido tapete chino, también rojo, con flores de colores muy vivos. La mesa –cristal y apoyos de bronce–, las cómodas –ébano laqueado y borselita–, otros cuadros de Ruano, piezas de plata, etc., son detalles del mejor gusto.
El tema principal –se comprende– es la soberbia escalera de mármol, cuyo elegante desarrollo, en varios tramos, deja visible el hermoso barandal con paños de cristal opaco y pasamanos de bronce. Al fondo, cinco grandes vitrales, espléndidamente realizados por Carlos Orozco Romero con motivos taurinos y varias famosas suertes de Armillita, son el mejor y más vistoso decorado del gran Hall.


Carlos Orozco Romero nació en Guadalajara, Jalisco en 1896, donde primero estudió bajo la tutela de Luis de la Torre y Félix Bernardelli; perteneció al Centro Bohemio y tomó parte activa en la formación del movimiento muralista en la provincia, siguiendo el modelo colectivo de José David Alfaro Siqueiros y Amado de la Cueva. En 1921 viajó a Europa con una beca del gobierno estatal y participó en el II Salón de Verano en Madrid. En 1928 fue maestro de dibujo en el Departamento de Bellas Artes de la Secretaria de Educación. En 1930 mostró su obra en el Arts Center de Nueva York y exhibió individualmente en la Galería de Arte Moderno en la ciudad de México. Abajo, Autorretrato; Oleo sobre tela de Carlos Orosco Romero, parte de la colección de María M. de Orosco.


Además de ser pintor, Carlos Orosco Romero fue uno de los principales promotores del grabado en madera y de las técnicas litográficas que aprendió en el taller de Emilio Amero. Junto con Carlos Mérida fundó la Escuela de Danza del Instituto Nacional de Bellas Artes en 1932. Durante los años treinta exhibió su obra constantemente en los Estados Unidos, y en 1939 participó en el Golden Gate International Exhibition de San Francisco, además de trabajar en los vitrales de la casa Espinosa-Acuña...


Retomando a don Francisco Borja Bolado:
Estamos ahora en el comedor, cuyos muros repiten los elegantes tonos gris-claro de toda la planta de recepción. Las cortinas, de Marquissette, como las del hall y otros salones, contrastan con los tonos fresa de los cortinajes, de brocado de seda, rematados en artísticas galerías. La iluminación indirecta, desde el plafond, da una grata media luz. En el mobiliario, un soberbio juego Chippendale, de tipo español, trabajado en finísimas caobas laqueadas, con herrajes de bronce en el aparador y rica tapicería en sillas y sillones. Anotemos el espléndido tapete persa, antiguo, un óleo floral de Ángel Soto y distintas piezas de plata cincelada, entre ellas los hermosos candelabros italianos.



La sala, de una elegante modernidad, ofrece colores muy contrastados, y, por ello mismo, muy atractivos. El sofá, de primoroso diseño, lo tapiza un brocado de seda verde-seco, originalmente armonizado con el raso de oro de las cortinas, de las sillas, y con el morado obscuro del tapete chino, a cuyo centro, bajo la mesilla de cristal, un gran motivo floral, muy vivo, lo decora ricamente. La chimenea, corrida también a lo largo del muro, es de mármol gris, muy moderna y elegante. Piezas de cristal cortado, de Sèvres, candelabros prismados, etc., complementan el conjunto, que preside un bello retrato al óleo de la señora de la casa, obra igualmente de Orozco Romero.



En la misma planta baja está el despacho privado de Armillita. La composición es severa, de verdadero buen gusto en todos sus detalles. Los muebles son de caoba laqueada; el escritorio, de forma original, da sitio a los libros predilectos y varios bronces artísticos; el sofá, con libreros en los extremos, tiene tapicería de cuero en su color natural, claveteada con botones de bronce. Un tapete inglés, de lana, al tono de las cortinas –brocado verde-opaco–, los sillones, y el delicado motivo de unas flores, renovadas todas las mañanas, son otros tantos detalles -repetimos- de positivo buen gusto.

Luego, Francisco Borja Bolado nos sugiere admirar dos lugares más: el fumoir y el bar.
Aquel, que es también un agradable y elegante rincón para leer, lo amuebla un librero de madera de magnolia, curvado al muro, continuando en cómodas y prolongado en un gran sofá, revestido de lainé en dos tonos claros como el sillón. Lámparas, bronces, ceriesculturas de Luís Hidalgo, un tapete de chevrets blancos, varias colecciones de buenos libros, so otros tantos motivos que dan ambiente y calidad al lugar.


Por último, el bar, muy moderno y también de muy buen gusto. La barra, revestida con grandes espejos al frente, al fondo y en la puerta, es de caoba laqueada en negro, como los bancos. Estos y los sofás, revestidos de cuero rojo, hacen un contraste elegante. En primer término, jardineras de laca blanca, contrastando también con el tapete de chevretes negros.



En SOCIAL Nº93, que apareció en abril de 1944, don Francisco Borja Bolado nos invita a subir:
En el piso superior, la alcoba matrimonial es de una elegante sencillez. Los colores -dos- están delicadamente equilibrados. El gris-pizarra de los muebles, de madera de fresno, sostenido en el gris-perla de los muros y del gran tapete Courvelle, contrasta con el cálido rojo del raso de seda de las cortinas, el plisado mural y las sobrecamas. Al fondo, un vanity con grandes espejos, y, fuera del ángulo de la cámara, a la izquierda, los guardarropas, de prolongadas dimensiones, en uno de los cuales está una parte de la riquísima colección de trajes de luces, capotes de paseo, monteras, etc., del famoso lidiador…


En el mismo piso, no lejos de los dormitorios de los niños, aparece, soberbia, de una gran suntuosidad, la alcoba de la señora. Un suave color gris en los muros, permite que los tonos dominantes –rosa viejo y fresa, coral también–, destaquen netos y precisos. La cama -diseño original de la señora de Espinosa-, es espléndida. La cabecera, en raso capitonée, color rosa viejo, como la sobrecama y el dosel, ostente un marco de espejo moldurado en dibujo veneciano, que la enriquece y confiere majestad. La composición, equilibrada con el plafond e iluminada indirectamente con luz de cuarzo, es realmente admirable. Otro mueble de muy buen gusto es la pequeña chaise-longue, tapizada en raso de seda fresa, y en la que aparecen, también, los motivos capitonée, que se repiten después, en los laterales del primoroso tocador, revestido a su vez, de espejos en originales combinaciones de biseles y medios-biseles, al igual que en la mesita del centro.


Mencionemos un bellísimo tapete chino color coral, con delicadas flores de cerezo y de almendro, al tono de la cortina de gasa que separa, veladamente, la alcoba y el boudoir. En éste, otro tapete chino, en los colores dominantes, sillones de reposo, otra chaise-longue y los guardarropas murales, con grandes espejos, prolongan la alcoba y le conservan su delicada feminindad (Sic.), que acentúan los grandes vasos con flores, la primorosa cristalería de frascos y botellas, los juegos de carey y plata, los perfumes…



En otro piso de la casa está el mirador y en él un salón de confianza, para el bridge con las amigas intimas, por las tardes. El amueblado es alegre: sofás y sillones de bourlap rosa, otros en Chintz de seda, con floreados muy vivos, como las cortinas. Libreros, cerámicas, un pequeño bar, el tapete oriental en azul y rojo, las lámparas de bronce, forman un conjunto gratísimo.



Y concluye Francisco Borja Bolado con:
SOCIAL, como ya antes lo expresamos, agradece a los señores Espinosa esta visita tan gentilmente concedida a nuestra revista, y que permitirá a los lectores conocer la casa, la espléndida casa, de uno de sus artistas más admirados.




Tiempo después de edificada la casa el matrimonio Espinosa-Acuña se disolvió y “Armillita Chico” contrajo matrimonio con Nieves Menéndez y mudaron residencia a Saltillo. El torero se presentó por última vez en Saltillo, alternando con Lorenzo Garza y Silverio Pérez en el festival organizado para recabar fondos y construir escuelas municipales.

Al paso del tiempo, “Armillita Chico” trasladó residencia a Aguascalientes, y en la hacienda El Chichimeco crio toros de lidia y cultivó la vid. Desde ahí impulsó la carrera taurina de sus hijos Víctor Manuel Espinosa Acuña, Fermín y Miguel Espinosa Menéndez, aunque tuvo también una hija: Martha Paloma.


Fermín Espinosa murió el 5 de septiembre de 1978 a causa de una peritonitis aguda. En la plaza de San Francisco de Saltillo se erigió una estatua en su honor. El escritor español José Carlos Arévalo lo refiere como el mejor torero del mundo. La plaza de toros de Jalostotiltán, en Jalisco, fue bautizada con su nombre.



Este Blog se hace gracias al apoyo incondicional de Julieta Fierro; está dedicado a las “Grandes casas de México” y pretende rescatar fotografías e historia de algunas de las residencias que al paso del tiempo casi se han olvidado y de las que existe poca información publicada. El objeto es la divulgación, por lo que se han omitido citas y notas; si alguien desea mayor información, haga favor de contactarme e indicar el dato que requiere. A menos que se indique lo contrario, las imágenes provienen de mi archivo, que incorpora imágenes originales recopiladas al paso del tiempo, así como el repertorio de mi padre y parte del archivo de don Francisco Diez Barroso y sus imágenes de Kahlo; en general, he editado las imágenes a fin de lograr ilustrar mejor el texto. Si se utilizan las imágenes, favor de indicar la fuente –aunque advierto que pueden tener registro de autor–.



Conforme haya más entradas (¡Ya hay más de un centenar!), aparecerán en el índice a la parte superior derecha de ésta página…

Abajo de Antonio Navarrete (México 1925-2004) Fermín Espinosa “Armillita Chico”



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