miércoles, 17 de enero de 2024

La casa de don Salvador Valencia y Rosaura De Anda en Boulevard de los Virreyes, Lomas de Chapultepec.



Sobre un magnífico terreno con casi 1,700m² –de los que buena parte están dedicados a jardines perimetrales–, se levantó desde 1938 una casa en el sobrio estilo “Californiano” que por entonces cundía en la capital –y que difícilmente podría haber estado más acorde con la tradición familiar–, edificada para don Salvador Valencia y su esposa doña Rosaura De Anda, diseñada por la mancuerna de Francisco y Luis Martínez-Negrete –Ingeniero civil el primero y arquitecto el segundo– (Ver ) construcción que afortunadamente se conserva prácticamente intacta, aunque con nuevos propietarios…





En una entrevista publicada en “El Siglo” de Durango, en junio de 2018, contaba la señora Herminia Licerio Garay que por 1925 … “el empresario Salvador Valencia –director de la negociación Valencia Hermanos en Torreón– administraba sus ranchos San Ramón y Santa Fe, estaba casado con la señora Rosaura de Anda y vivían por la avenida Allende a una cuadra de la Alameda Zaragoza” –entre Galeana y Jiménez– a unos metros del teatro Isauro Martínez, zona ahora irreconocible luego de la construcción del brutal edificio de la presidencia municipal y la transformación de aquella Alameda en la inhóspita “Plaza mayor de Torreón”. (Ver)


En efecto, don Salvador Valencia García fue un distinguido hacendado en la zona Lagunera de Coahuila y Durango, conocido por encabezar la explotación ganadera en la “Compañía Ganadera La Zarca y Anexas, S. de R. L.” –sucesora de “Valencia y Garza” creada desde 1918 por Salvador Valencia y Filemón F. Garza (Ver)–, con los ranchos San Ramón y Santa Fe, aunque asiento fundamental en las “Llanuras de La Zarca” –en el ahora municipio de Villa Hidalgo, Estado de Durango– y la hacienda misma, con sus 28,919 hectáreas (más de 289 millones de metros cuadrados) con licencia de inafectabilidad ganadera…


Aquella propiedad –San Mateo de La Zarca–, a unos 120 Km. al oeste de las actuales ciudades de Torreón y Gómez Palacio (y 220 km. al norte de Durango), tiene larga historia y relevancia histórica ya que formó parte del “Camino Real de Tierra Adentro” que tan insigne resultó para el septentrión Novohispano.

Aquel Camino Real de Tierra Adentro, conocido también como el “Camino a Santa Fe”, era una colosal ruta comercial de 2,560 kilómetros que ligaba la capital de la Nueva España con la Villa Real de la Santa Fe de San Francisco de Asís (fundada en 1610 y ahora ciudad de Santa Fe en el estado de Nuevo México, Estados Unidos), ruta creada desde principio del siglo XVII y que permaneció en uso hasta bien entrado el siglo XIX.

Por más de doscientos años, fue la mayor ruta comercial terrestre del mundo y en su porción central, destacaban importantes yacimientos de plata, por lo que a esa porción del camino –entre la Ciudad de México y los yacimientos en Zacatecas– se le llamó comúnmente el Camino de la Plata o la Ruta de la Plata; aunque de hecho se llamó así a todo el Camino Real de Tierra Adentro, dado que la ruta completa tenía acceso a múltiples zonas y ciudades mineras de la Nueva España, productoras de plata y otros valiosos minerales, como lo eran además de Zacatecas, Pachuca, Querétaro, Guanajuato, Fresnillo, San Luis Potosí, Mineral del Monte, Chihuahua, Santa Bárbara y Parral, entre otras muchas.


Arriba, el esquema publicado por el “Centro de Estudios Mexicanos UNAM-Boston” –la sección centro norte del territorio de la Nueva España– en su artículo “Camino Real de Tierra Adentro”, en que aparece aquel camino con algunos de sus principales hitos; con la flecha, he señalado “La Zarca”, a medio camino entre Mapimí y el Valle de san Bartolomé.

De hecho, el doctor Miguel Vallebueno Garcinava en su magnífico texto “El Camino Real de Tierra Adentro, Eje de comunicación del Septentrión novohispano” nos cuenta que:
El segundo camino hacia la Nueva Vizcaya partía de la hacienda de Medina al oriente, siguiendo el río Grande hacia el asiento de Lois (Río Grande), Nieves, San Miguel y San Juan del Mezquital y Mazapil, es decir, el camino que había seguido Ibarra en 1554. Saliendo de la villa de Durango hacia el norte había dos caminos principales, uno hacia el este comunicaba con las minas de Avino, en seguida estaban el pueblo de Peñón Blanco, las minas de Cuencamé y Mapimí (Del Hierro, 1985: 57-61), desde donde se continuaba para Saltillo, el último asentamiento perteneciente a la Nueva Vizcaya. El otro camino norteño partía hacia las haciendas de Cacaria y la Sauceda, en este último lugar el camino se separaba un ramal hacia San Juan del Río y valle de Palmitos (Rodeo), donde las caravanas tenían que pasar el caudaloso río Nazas. Pasando las minas del Caxco se pasaba por la llanura de la Zarca que por sus largos espacios planos era preferida por las carretas al primer camino por San Julián, Ramos e Indehe, que era más montuoso y había que vadear los ríos Ramos y Oro. Desde allí se podía acceder fácilmente para Santa Bárbara, el valle de San Bartolomé y las minas de Todos Santos, entonces la última de las poblaciones de la Nueva Vizcaya. Este ramal del Camino Real se convirtió en el más importante para transitar rumbo a Nuevo México, norte después de la expedición de Juan de Oñate en 1598 (Crespo, 1997: 28-38).


Además, agrega también el doctor Miguel Vallebueno respecto a Los múltiples paisajes del camino Real de Tierra Adentro:
El Camino Real de Tierra Adentro se desplegaba sobre la actual Altiplanicie Mexicana, al costado este de la Sierra Madre Occidental. Según las estaciones del año la campiña se presentaba con diferentes toques de color matizados principalmente por la temporada de lluvias. Así el verdor del verano era sustituido por una alfombra multicolor proporcionada por girasoles, aceitillas, lampotillos, cempoales, zinnias y cosmos que rinden al otoño o el sempiterno amarillo de los pastos en el resto del año. … Hacia el norte, interminables espacios de gobernadora le daban al paisaje un aspecto de aridez, pero que con la llegada de las lluvias tenía una peculiar fragancia. Entonces aparecía otro Peñón Blanco o Cerro de Covadonga, que delimita al Bolsón de Mapimí de las tierras duranguenses. Después los espacios abiertos se hacen interminables en los pastizales de Chihuahua y su entorno cambia solamente en los derramaderos de los ríos que proporcionaban a los viajeros oasis con agua para aprovisionarse y bosques de nogales que los alimentaban.

Hace poco más de 10 años, la UNESCO registró ese Camino Real de Tierra Adentro como parte del patrimonio mundial de la humanidad, nombrándolo “…primer itinerario cultural terrestre trazado por los españoles en América…” y señalando “la Capilla de San Mateo de la ex hacienda de La Zarca” parte de ese listado.


El conjunto de “La Zarca” (del adjetivo ZARCA –del ár. clás. zarqā'–, dicho especialmente de los ojos de color azul claro) aprovecha una cuenca que dirige el cauce de dos ríos a un depósito natural de aguas azules conocido desde el S.XV y que represado daría asiento y auge a la hacienda y al poblado que toman el nombre.

Abajo, en una imagen de Google Maps, aparece al centro “La zarca” con sus aguas garzas y arriba –señalado por una flecha– el casco de la “Hacienda de La Zarca”, Villa Hidalgo, Estado de Durango…



Nos cuanta también don Miguel Vallebueno en su texto “Haciendas de Durango” –publicado en 1997 por el Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Juárez del Estado de Durango– que:
“…las edificaciones de la casa grande y la capilla son de estilo neoclásico; fueron reconstruidas por el maestro alarife Tomás García en 1890”. La iglesia fue dedicada a San Mateo y a la Virgen de Lourdes. “La portada es muy sencilla; consta de un cuerpo y, sobre éste, una ventana coral formada por un arco flamígero y terminada en un pequeño remate. El entablamento está sostenido por dos columnas adosadas y, sobre ellas, dos florones.” (p. 118.)


Al interior, el pequeño templo está techado gracias a una bóveda de cañón con refuerzos agregados al exterior; el altar en el ábside es de rasgos neoclásicos –ornamentado con cuatro columnas corintias, entablamento y aguzado tímpano quebrado–, con un nicho en el centro que cobija una imagen de San Lucas colocada probablemente por error, en lugar de la imagen de San Mateo.



La casa –diseñada en torno a un gran patio al norte de la capilla– fue edificada en 1881 (o 91 según indican las claves de los arcos), pero quemada en 1912 durante los disturbios de la revuelta revolucionaria, dado que durante la rebelión orozquista –cuando el general Pascual Orozco y sus hombres se alzaron contra el gobierno de Francisco I. Madero–, José de Jesús Campos incendió la casa grande de la Zarca y muchas otras haciendas para evitar que sus dueños financiaran al gobierno, La Zarca sufrió severos daños y cayó en deterioro.


Ya para 1931 y siendo propiedad de la Compañía Ganadera La Zarca y Anexas, S. de R. L. en manos de la familia Valencia y administrada por don Salvador, la casa grande de San Mateo de La Zarca sería renovada y restaurada por completo hacia 1950; al paso de los años, aquella edificación, junto con los ranchos de San Ramón y Santa Fe serían heredados a diversos miembros de la familia, y luego vendidos.


Arriba, la imagen de uno de los salones de “La Zarca” a inicio del S. XXI; abajo –recurriendo nuevamente a Google-maps– una vista de la casa grande de “Hacienda de San Mateo de la Zarca”, su capilla y patios, en el estado que guardan en la actualidad –justo al sur, se desarrolló el poblado La Zarca–.


Aunque el casco de la hacienda ha sido intervenido en innumerables ocasiones, muestra aún el sobrio diseño que se generalizaría en el norte de la Nueva España y que, con el sello de las misiones en los territorios del norte, se transformaría en el lenguaje que se asoció en los Estados Unidos con el período colonial.

Así, cuando en aquellas tierras de la California norteamericana –a final del S. XIX y principio del S.XX– se intentó crear una arquitectura con arraigo histórico, nació el “Spanish Colonial Revival” que abrevaría en las sobrias formas de las misiones franciscanas en los territorios del norte, y se referiría vivamente a la arquitectura de edificaciones como el Rancho de San Mateo de La Zarca…


Los Valencia De Anda, como propietarios de la hacienda de San Mateo de La Zarca –además de los ranchos de San Ramón y Santa Fe– tendrían el antecedente directo de aquella arquitectura colonial cuando en 1936 decidieron adquirir un amplio terreno en el novedoso fraccionamiento “Chapultepec Heights” –que precisamente en ese período se transformaba en “Lomas de Chapultepec”– sitio donde edificar una nueva residencia en la Ciudad de México.


Es curioso que algunos de los sobrios perfiles presentes en las haciendas de Coahuila y Durango hayan sido retomados por esa corriente neo-colonial que se dio en la década del 30’ –que poco tiempo después derivaría en el opulento neobarroco de Polanco– y que sería magnífico representante de esa nueva arquitectura en la Ciudad de México; arriba, el acceso principal al patio central de “La Zarca”. Abajo, el patio con fecha 1881, que sería restaurada por los Valencia en los años 50’.


Por un largo período, la “Compañía Ganadera La Zarca y Anexas, S. de R. L.” abastecería de ganado al amplio mercado nacional y exportaría parte de su producción a los Estados Unidos, donde el hierro de don Salvador Valencia “SV” –abajo, en el piso de la Zarca– se reconocía de inmediato.


Al paso de los años, el rancho ganadero “La Zarca” con sus 28,919 hectáreas vería ajustarse la propiedad y para 1970, los hijos de don Salvador conservarían algunas secciones, con Salvador Valencia de Anda, atesorando “El Retiro” (fracción cuarta de La Zarca) con 5,329 hectáreas, y Rosaura Valencia de Anda de Tasser conservando “La Laguna” (Fracción cinco de La Zarca), también con 5,329 hectáreas, amabas propiedades con Acuerdo presidencial de Inafectabilidad Ganadera Permanente, por acuerdo publicado en el Diario Oficial del 26 de noviembre de 1970.

Abajo, una foto de Rosaura Valencia de Anda el día de su boda con Virgilio Tazzer Gallina, imagen captada en el vestíbulo de la casa de Boulevard de los Virreyes.


Tal y como indiqué ya, los hijos de don Salvador y Rosaura fueron Salvador y “La Nena” Rosaura –ambos Valencia de Anda–, que casó con Virgilio Tazzer Gallina, matrimonio que engendraría al magnífico jinete Gerardo Tazzer Valencia –Premio nacional del Deporte– que ganaría la medalla del tercer sitio con su equipo en salto ecuestre durante los juegos Olímpicos de Moscú en 1980 y 2º lugar individual en los juegos Panamericanos de Puerto Rico en 1979.




Regresando a la casa Valencia/De Anda en la Ciudad de México, es interesante hacer notar que desde diciembre de 1921, y a través de la “Mexican International Trust Company”, la “Chapultepec Hieghts”, ofrecía terrenos a $3.oo pesos el metro cuadrado, con el 20% de pago inicial y un plazo de sesenta mensualidades para saldar, o 20% de descuento al pago de contado y un 20% adicional si se construía en un plazo de seis meses –¡Cuarenta por ciento de ahorro en el costo del terreno para quien construyera de inmediato!–. Al adquirir lotes desde 920 hasta 3,000 m², se ofrecían “calles pavimentadas, banquetas con tiras de zacate y arboleda, luz, agua y drenaje” en una “Urbanización perfecta de suelo firme” y que no se inundaban como solía suceder en las zonas bajas de la ciudad misma…


Así, desde 1922 se podían ver ya algunas grandes casas edificadas en aquel nuevo fraccionamiento; abajo, en una sorprendente fotografía fechada en 1923 y tomada sobre la calle de Arboleda, casi esquina con lago de Chapala (hoy Montes Urales) aparece una de las primeras casas edificadas y que se ofrecían en venta para promocionar el fraccionamiento.


Aunque esas primeras casas obedecerían al patrón norteamericano, con viviendas fabricadas principalmente en madera a la manera “bungalow”, pronto aparecieron edificaciones de construcción más densa, donde el tabique y las losas de concreto armado dominaban el conjunto.

El estilo que eventualmente se transformó en vanguardia resultó ser el “Spanish Colonial Revival” que en California cundía en desarrollos como Beverly Hills, y en México se conoció como arquitectura Californiana. Ese estilo permitía dar solidez al movimiento nacionalista con diseños que simultáneamente miraban orgullosamente al pasado colonial y a la vanguardista arquitectura de la California Hollywoodense; dos buenos ejemplos de esa arquitectura son las casas que una en el Paseo de la Reforma Nº414 –para las señoritas Sáenz diseñara Enrique del Moral– y otra en la de Avenida Explanada N° 1210 (apenas a una calle de la casa que nos ocupa) que diseñara el ingeniero y arquitecto Francisco J. Serrano.


Muchos son los ejemplos que puedo dar de esos ensayos arquitectónicos, pero baste saber al paso de los años, las lomas que constituían el fraccionamiento se poblaron de una arquitectura sobria, que consolidarían la imagen –casi homogénea– que por años se tuvo en el fraccionamiento; un ejemplo, es la vista que aparece abajo, que nos muestra la calle de Sierra Tarahumara –mirando hacia el oriente–, al cruce de la barranca de Barrilaco y la calle de sierra Tezonco que la bordea.



La zona de “Lomas Virreyes” se puso a la venta desde 1933, con eje sobre el propio Boulevard de los Virreyes y con nomenclatura que hacía alusión precisamente a virreyes y corregidores. Abajo aparece una vista de la avenida Explanada con su camellón y al fondo sus cruces con Monte Athos y Prado Sur, mientras que a la derecha se distingue parte de la manzana Nº76, con acceso por la calle dedicada a Luís de Velasco, sobre la que se edificaría la casa Valencia-De Anda.


La casa se edificaría sobre los lotes 1 y 1bis –además de una pequeña fracción del lote 2 que se mantendría como jardín– de la manzana 76, que sumaban 1,699 m² con amplio frente de 49m al Boulevard de los Virreyes y su desahogado camellón, mientras que el diseño de Martínez-Negrete –rodeado de jardines– abría las vistas principales hacia el sur, con un diseño debió parecer de lo más familiar a los Valencia.


Los grandes paramentos aplanados y lisos daban soporte a sobrios vanos, de los que algunos recibían herrería decorativa en la planta baja y balcones de la parte alta, rematado el conjunto con grandes techos a dos aguas recubiertos con teja de mediacaña, lenguaje arquitectónico muy similar al de La Zarca.


La mancuerna Martínez-Negrete –ingeniero civil uno y arquitecto el otro–, tendrían una destacada carrera que sería recordada por su muy extensa producción residencial en la Colonia del Valle y Lomas de Chapultepec, así como edificios de oficinas y departamentos de vanguardia, destacando el que entregaron en 1935 con diseño “Decó”, en el Nº28 de la calle dedicada a López, apenas a unos pasos de la Alameda.


Don Francisco de Asís Martínez-Negrete y Palomar recibió en 1917 el título de Ingeniero civil de la Escuela Libre de Ingenieros de Guadalajara y contrajo nupcias en 1924 con Laura Cornejo Canalizo, mientras que el arquitecto Luís Martínez-Negrete egresó de la Universidad Nacional de México en 1932 y contrajo nupcias con María-Emilia Deffis en 1933. Ya desde 1935, la mancuerna había entregado aquel “Edificio Rex” en la Calle López, edificio de departamentos que se conserva como buen ejemplo de la corriente “Decó” en México y muestra que en la década del 30’ la pareja ejecutaba diseños para obras de muy variada apariencia.

Para 1936 aparecería en el “Parque California” –ahora parte de la colonia del valle– la casa de Francisco Martínez-Negrete y Laura Cornejo en la actual Av. Coyoacán Nº911, otro ejemplo de la vanguardia arquitectónica de los Martínez-Negrete (Ver) y que es magnífico exponente de la vanguardia arquitectónica de su momento.


También del período –1937-1940– podemos notar varios edificios de departamentos –como el de la esquina de Sadi Carnot y Antonio Caso Nº72– y varias casas en la Colonia Hipódromo-Condesa –como la que aún sobrevive en la calle de Aguascalientes Nº147 (información que agradezco a Iñaki Herranz M.)–, además de grandes residencias en el Paseo de la Reforma –como la Nº453 ya destruida– en estilo “Colonial/Nacionalista”, que son muestra del amplio repertorio compositivo que el despacho podía ofrecer a los potenciales clientes.


Arriba, la casa del Paso de la Reforma Nº453 diseñada por el despacho Martínez-Negrete en 1937 –desgraciadamente destruida–, mismo año en que terminaban la casa del “Jardín California” y justo antes de diseñar la residencia para el matrimonio Valencia De Anda.

Para la casa en el Boulevard de los Virreyes, los Martínez-Negrete escogieron un diseño que retomaba la tradición que en Hollywood causaba furor y de la que un magnífico ejemplo es la “Hacienda Style House” edificada para el actor Gary Cooper y que Spencer Tracy habitó con su esposa desde 1936 en “La Loma” de Encino, en el valle de San Fernando -California-.



Ya en Lomas de Chapultepec y desde 1938, se comenzó la edificación siguiendo el diseño de Luís Martínez-Negrete y bajo la dirección de Francisco de Asís Martínez-Negrete de la casa en un terreno con más de cincuenta metros en su alineamiento Sur-oriente –hacia el Boulevard de los Virreyes con sus amplios camellones– y más 800m² de jardín abierto, hacia el que mirarían estanque, terrazas y habitaciones, con una casa totalmente rodeada de vegetación y gran espacio abierto hacia el sur.


La fachada hacia el Boulevard de los Virreyes tendría un diseño que sufrió algunos ajustes durante la edificación, pero el diseño propuesto desde 1938 se conservó casi intacto, amen de pequeñas modificaciones a un balcón central, el trazo decorativo de la portada y la aparición de un pórtico hacia el sur y las vistas al jardín.


Para crear contexto, aparece abajo una imagen oblicua –de la Compañía Mexicana de Aerofoto– fechada en 1938, que mira hacia el poniente y en la que se distingue en primer plano la barranca de Barrilaco y al fondo –más allá de la ciudad– el aún presente lago de Texcoco; al centro, aparecen los campos de polo (donde ahora está el Auditorio Nacional) y la naciente Colonia Chapultepec-Polanco, siendo apenas urbanizada –se distingue ya la Concha Acústica del ahora Teatro Angla Peralta–.


Como lo he hecho en otras ocasiones, recurro ahora a la revista SOCIAL y su impresión para febrero de 1946, en que se mostraba la casa Valencia de Anda, apenas luego de 7 años de edificada y de la que el texto –de don Francisco Borja Bolado– nos indica:
“La casa de sencilla pero atractiva arquitectura, tiene detalles de una bella reminiscencia española y colonial, particularmente en la composición de la portada de cantera, de los balcones y ventanas con gruesos hierros forjados, del portal y de los aleros, así como también en algunos de los interiores.”


Esa “Portada de cantera” a la que se refiere Borja –que en el diseño original contemplaba un arco de medio punto–, podría parecer sobria en exceso, dada la euforia decorativa que desde 1938 se dio en Polanco con los excesos decorativos del neobarroco y sus portadas eufóricas de talla con hojarasca, roleos, estípites y guirnaldas; de hecho, este tipo de sobria portada era distintivo de los diseños de Luís Martínez-Negrete en el período, y estaba presente –por ejemplo– en el diseño de Paseo de la Reforma Nº453.


Y sigue el texto introductorio de SOCIAL:
“El movimiento de las fachadas en sus distintos cuerpos y la grata decoración de los árboles y plantas del jardín que circunda la casa, forman un agradable conjunto.”

Abajo, la portada de esa edición de SOCIAL, que corresponde al número 115 fechado en febrero de 1946, cuando la revista plateada se vendía por UN peso, y en la que se hablaba de la boda de Isabel de Teresa con Rafael Tovar y Villa Gordoa, de la temporada de “Ballet Russe” y de los perros Chou-Chou…


…traspuesto el vestíbulo en que hay varios muebles de época, entre ellos una grande sonnerie del siglo XVIII, está un bello salón francés , el cual, además de los espléndidos muebles de Aubusson, firmados por Krieger, hay una pieza de mérito extraordinario: el piano Luis XVI, maravillosamente trabajado en marquetería y bronces, y con varios medallones de porcelana de Sèvres pintados a mano. Son notables, también, las rinconeras y la mesa de Boulle (Table d’Apparat Violonée, style Boulle), el hermoso tapete de Aubusson, el gran candil de cristal de Baccarat, y, entre las obras de arte: un jarrón de porcelana de Dresde, antiguo –sobre el piano–, una copa cincelada en alabastro, un jarrón de porcelana de Sajonia –con el escudo real de los reyes de Serbia–, una cabeza de Santa Teresa esculpida en mármol –sobre la mesa–, firmada por Nisini, y, en los cuadros, al fondo, derecha, un óleo de Bristow –1787–; a la izquierda, también al fondo, un Jean Baptiste Hilaire –1740– y, bellísimo –a la izquierda–, un original de Renoir.


En la foto que sigue, aparece un set de fondo en la biblioteca de la casa. El gran librero mural de caoba, con obras clásicas en su mayoría, da sitio centrado a la chimenea y, sobre ella, al notable retrato al óleo de la señora de Valencia y de su hija, obra dl pintor mexicano Pedro Guzmán León. A la derecha, un bonito tema arquitectónico en arcos hacia el vestíbulo y el hall.


La estancia principal o gran hall, ofrece perspectivas espléndidas (foto abajo). En la fotografía superior –vista desde el comedor–, la composición es magnífica; a la izquierda, la hermosa escalera de piedra y azulejos, con barandal de hierro forjado y, en el descanso, bajo la ventana, un arcón antiguo. En distintos términos, piezas de mérito, entre otras, el soberbio candil de bronce y cristal prismado, un cuadro de Mallorga (¿será Guillermo Gómez Mayorga?), de primoroso colorido –junto a la chimenea de piedra–; en el ángulo de la derecha, sobre la columna, un bronce de Antinoo, firmado también por Nasini, y, al fondo, en la veranda, en contrastada pero agradable combinación de estilos, un pequeño bar con mobiliario moderno, de madera de magnolia, con tapizados de cuero verde.


Y sigue don Francisco Borja Bolado en su texto de 1946:
En la foto que sigue (abajo), otra perspectiva del hall –ahora desde la veranda–, que permite admirar otro conjunto muy vistoso, con el comedor al fondo; a la izquierda, arcos al salón y al vestíbulo, y, entre ellos, en azulejos sevillanos antiguos, una imagen de la Virgen de la Macarena, pintada por Vigil (la imagen no coincide con la iconografía de la Virgen de la Macarena). Mencionemos una lámpara romántica de dos esferas, pintada a mano –sobre la mesita de la derecha–; varios bronces y piezas de Sèvres, el espléndido tapete persa, color guinda, el gran tibor chino –familia azul–, pieza de verdadero mérito, y, al fondo, junto al sillón antiguo con tapiz tejido a mano, un admirable bargueño holandés, con incrustaciones de carey y marfil. Sobre él, un óleo de Bardasano (se refiere a seguramente a José Bardasano Baos), muy vivo de colores y muy español.



Respecto a “…en azulejos sevillanos antiguos, una imagen de la Virgen de la Macarena, pintada por Vigil”, es necesario hacer notar que la imagen no coincide con la tradicional iconografía de la Virgen de la Macarena (proverbialmente una virgen dolorosa que no carga niño), aunque sí corresponde a la tradición de la “Virgen Ampona” representando a la Virgen del Rocío, aunque ocasionalmente El Carmen y/o la Merced.


Retomando a don Francisco Borja Bolado:
En el comedor, además del mobiliario francés de caoba, con finísimos bronces y tapicería de brocado color púrpura en las sillas, destacan, positivamente notables, un gran tapiz de Aubusson, antiguo, que representa una cacería real; el candil de cristal de Baccarat –rojo y blanco–, los candelabros de cristal y el rico tapete persa. Las piezas de plata, un pastel de Ramos Martínez, etc., son detalles que complementan la calidad del conjunto.


Estamos ahora –foto siguiente–, en la planta superior de la casa, en el pequeño boudoir Imperio, anexo a la alcoba de la señora; el saloncito es delicado y elegante. A la derecha, en primer término, aparece –cerrado– un escritorio de caoba con profusión de magníficos bronces antiguos; más allá, la mesa con primorosas incrustaciones, el sofá con tapiz de brocado antiguo, color rosa, el sillón –tapizado de seda oro– y una lámpara con bellísimo pie de porcelana color carmín con adornos de bronce. Una pintura de la escuela italiana, los cortinajes de brocado, el tapete persa –color rosa viejo– y varias piezas de mármol y de cristal cortado dan una grata armonía al lugar.


El cuadro principal es una buena copia de la "Vierge au pied de la Croix" dit aussi "Mater Dolorosa", lienzo de Paul Delaroche, probablemente del pincel de Edouard Amable Onslow; abajo y como referencia, “Carte : La Vierge au pied de la croix de P. Delaroche” y al lado una de las copias mexicanas de principio de S. XX.


Y continúa don Francisco Borja Bolado en su texto de 1946:
La alcoba de la señora –foto que sigue– continúa el estilo francés de varios de los interiores y lo acentúa con el mobiliario de caoba –con valiosos bronces antiguos–. El tapete en tonos rosa viejo, la lámpara de cristal almendrado, el dosel y las cortinas en brocado color jade, dan elegancia y categoría a la recámara.


En la otra fotografía, una primorosa alcoba –muy “jeune fille”, estilo Directorio–. Los muebles son de color marfil, tapizados de seda rojo-fuego, como el dosel y las cortinas. La composición es muy atrayente por los colores y por las líneas de los muebles, por el nicho de medio punto que hace fondo a la cama y da sitio a los closets, y por el complemento de los tapetes de chevrets blancos.


Termina la descripción de don Francisco Borja Bolado con:
Finalmente… la alcoba del señor (foto abajo). Los muebles son de nogal encerado, revestidos de cuero color marfil en la cama, en los armarios y en el tocador; detalles de buen gusto: el dosel de terciopelo verde oscuro, la lámpara de bronce, el sillón de siesta, el tapete inglés de alta lana, etc., etc. En toda la casa y en el departamento anexo, para invitados, los decorados lisos, sencillos, en tonos muy claros, valorizan las finas maderas de las puertas y de los pisos y dan perfilado realce a los muebles y obras de arte.


Funcionalmente, la distribución, la luz y el aereamiento de la casa en sus diferentes orientaciones, son un acierto de los señores Martínez-Negrete. Nos resta, por último, agradecer la cortesía de los señores valencia para con SOCIAL, cortesía que hizo posible esta breva y agradable visita a su residencia.

El texto e imágenes de SOCIAL muestran el estado de la casa entregada en 1938 unos ocho años luego de haberse estrenado; la casa sería habitada por el matrimonio Valencia de Anda hasta su muerte y puesta en venta en 1987, habiendo transcurrido casi cincuenta años desde su edificación. El inmueble sería adquirido por el matrimonio Le Brun/Madinaveitia e intervenida para recibir a los nuevos moradores.




Aunque la construcción requirió de algunas intervenciones y ajustes para albergar a una familia de cinco miembros, no se hicieron cambios que alteraran la apariencia exterior o interior de la casa y desde final de 1988 sería ocupada por sus nuevos moradores. Poco tiempo después se ampliaron los servicios con una piscina cubierta y salón de juegos.


“Martínez-Negrete y Asociados” –siendo jefe de proyectos don Julio de la Peña Lomelín desde 1938 hasta 1953– alcanzaría lugar destacado en el diseño arquitectónico en México, con diseños tan relevantes como el edificio para “Square D de México SA” de 1946 –en la Avenida Coyoacán esquina con San Lorenzo (intervenido)– y el edificio para “Funeraria Gayosso” –en la calle de James Sullivan esquina con Rosas Moreno– intervenido, pero perfectamente reconocible.

Para terminar la década del 40’, Luis Martínez Negrete fue uno de los arquitectos –con Juan Sordo Madaleno y José Luis Certucha– que participaron en el diseño del edificio para el Instituto de Geología en la Ciudad Universitaria –que hoy alberga a la Escuela Nacional de Lenguas, Lingüística y Traducción de la UNAM–.

Otra obra relevante en el notable currículo de los Martínez-Negrete, es el Hotel BAMER/Banco Capitalizador de Ahorro –de 1949–, edificado frente a la Alameda y sobre Avenida Juárez Nº52 esquina con Luis Moya. El edificio de 18 pisos tuvo diseño de interiores de Arturo Pani y por años fue considerado el mejor hotel de la Ciudad; sobrevivió a los sismos y ahora -renovado y con nueva fachada- alberga departamentos.


En lo referente a la casa en boulevard de los Virreyes, sorprende al visitante descubrir que, a 85 años de edificada, la que fuera casa Valencia/De Anda se conserva en perfecto estado y rodeada de jardines que se han desarrollado y aparecen exuberantes; destaca en una de las esquinas de la casa una fastuosa Magnolia Grandiflora –plantada desde 1940– y sus magníficas flores fragantes.



Al exterior, la casa sigue mostrando idénticas características a las del diseño de los Martínez-Negrete, con el pórtico que mira al sur y los jardines, conservando el sobrio encanto de esa arquitectura nacida del “Spanish Colonial Revival” que tan popular se volvió en California; el pórtico que se cerró desde 1950 –con grandes puestas de hierro y cristal–, se ha transformado en agradable sitio de reunión familiar que permite disfrutar de la magnífica orientación y vista.





Al interior, se conservan buena parte de los acabados originales, aunque ha cambiado el mobiliario. El hall alberga ahora magníficas obras, además de un gran piano Erard fabricado c.a.1895 –con mecanismo de F. Feller–, en un notable mueble con marquetería y bronces diseñado de origen por François Linke.


Resulta sorprendente descubrir el reposado encanto de una residencia diseñada en 1938 que llega con aplomo al siglo XXI y que seguramente seguirá demostrando las habilidades de la mancuerna Martínez-Negrete, en la historia del diseño de nuestro país.


En un curioso detalle que comúnmente escapa a los visitantes, tanto en La Zarca como en la casa de Boulevard de los Virreyes, se usó el mismo azulejo decorado –en azul cobalto y amarillo– para la cúpula del campanario (en Durango) y la escalera (en Ciudad de México).




Este Blog se hace gracias al apoyo incondicional de Julieta Fierro; está dedicado a las “Grandes casas de México” y pretende rescatar fotografías e historia de algunas de las residencias que al paso del tiempo casi se han olvidado y de las que existe poca información publicada. El objeto es la divulgación, por lo que se han omitido citas y notas; si alguien desea más información, haga el favor de contactarme e indicar el dato que requiere. A menos que se indique lo contrario, las imágenes provienen de mi archivo, que incorpora imágenes originales recopiladas al paso del tiempo, así como el repertorio de mi padre y parte del archivo de don Francisco Diez Barroso y sus imágenes de Kahlo; en general, he editado las imágenes a fin de lograr ilustrar mejor el texto. Si se utilizan las imágenes, favor de indicar la fuente –aunque advierto que pueden tener registro de autor–.



Conforme haya más entradas (¡Ya hay ciento cincuenta!), aparecerán en el índice de la parte superior derecha de esta página…



También se puede encontrar un índice general en: http://grandescasasdemexico.blogspot.mx/2016/02/indice-de-grandes-casas-de-mexico.html
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