miércoles, 7 de septiembre de 2022

La casa de Mr. A. Armour, luego Embajada de EEUU y finalmente casa de don Antonio Ayub.

En la esquina de Veracruz y Puebla (ahora, Insurgentes y Puebla 173).


Edificada desde 1906 en la arista formada por la calle Puebla y Avenida Veracruz (hoy Insurgentes) –sobre un terreno trapezoidal con poco más de 1,650 m²– en el límite poniente de la Colonia Roma, parece haber sido encargada al ingeniero Torres Torija por el inversionista Anthony Armour –conocido en México por sus aventuras en la minería, aunque ligado a la fortuna de Philip Danforth Armour, creada en torno a la industria alimenticia–. En 1910 sería arrendada al gobierno de los Estados Unidos de América para ser asiento de su representación, encabezada por el Sr. Henry Lane Wilson; escenario de “Los acuerdos de la embajada” sería desocupada en 1914 luego de la invasión a Veracruz.

Para 1922 el inmueble sería adquirido por don Antonio Ayub, exitoso empresario de origen libanés que hizo fortuna durante la Revolución, aunque desocupada cuando mudó residencia a la Colonia Polanco, para ser demolida hacia 1940 y ocupado el terreno con un comercio que ha tenido diversos usos y ahora subsiste parcialmente desocupado.




Mr. Anthony Armour, estaba ligado a la fortuna de Philip Danforth Armour –creada en torno a la industria alimenticia y que a los mexicanos sorprendía con su muy popular “Armour’s chicken tamale”– por su relación con Herman Ossian Armour, que quedó encargado de “Armour Fertilizers” y al paso del tiempo estableció una explotación minera en México. Parece haber sido instrumental en el matrimonio del propio J. Ogden Armour –heredero de la empresa– con Dolores Hughes Sheldon con quien contrajo matrimonio en México, en 1891.


Armour –asentado y reconocido en México como acaudalado minero y ligado a Guggenheim Smelters (The American Smelting and Refining Company -ASARCO-) con actividad en Aguascalientes y Nuevo León– resultaría ser uno de los inversionistas que para 1902 participaron en la aventura de la “Compañía de terrenos de la Calzada de Chapultepec, S.A.” que con Edward W. Orrin, Cassius C. Lamm, Edward N. Brown y don Pedro Lascurain –futuro Presidente de la república– se creó para urbanizar los terrenos de “La Ciénaga”…



A fin de 1901 había muerto el padre de don Pedro Lascurain Paredes y quedó como albacea y titular de las diversas propiedades familiares según testamento del 11 de abril de 1890, en que don Francisco legaba a sus hijos -María de los Ángeles y Pedro- entre otras varias propiedades los terrenos de “La Ciénaga” que había adquirido en 1851 de la “Antigua Inmobiliario Flores Hermanos” y que para entonces aparecían en expedientes legales como el “Potrero de La Romita”, pequeño rancho donde 43 años antes había nacido el propio Pedro.

Abajo, un fragmento del “Plano General de la Ciudad de México para 1900” firmado “Luís L. de la Barra, Tercer Ingeniero de la Ciudad”, donde he marcado el terreno de “La ciénaga”, Rancho del “Potrero de la Romita”, que desde 1870 formaba parte del patrimonio de don Francisco Lascurain Icaza y que a partir de 1902 sería motivo de negociaciones con la “Compañía de terrenos de la Calzada de Chapultepec, S.A.”


Nos cuenta Bertha Hernández que:
Poco a poco, -Pedro- se había hecho de clientela y montó su propio despacho, pero el florecimiento de su vida profesional vino con su herencia, pues de ella nacería la Compañía Fraccionadora de la Calzada de Chapultepec, que lo convertiría en uno de los empresarios inmobiliarios más exitosos y prósperos de la capital, y con ese peso, lograría transitar del porfiriato al régimen maderista. Doscientos 10 mil pesos fue lo que pagó la sociedad de Brown, Morton, Lamm y Orrin a los Lascuráin por aquellos terrenos donde se fundaría la colonia Roma. Además, se les dio una participación accionaria en la empresa fraccionadora y desarrolladora de la nueva colonia, que ascendía a la bonita suma de 50 mil pesos.


Armour adquirió desde 1904 y como inversión varios terrenos en el límite poniente de la nueva colonia, incluyendo el de la esquina formada por la avenida Veracruz -ahora avenida de los Insurgentes, apenas a unos metros de la avenida Chapultepec- y la calle de Puebla -en la que el propio Edward N. Brown –Presidente del sistema unificado de “Ferrocarriles Nacionales de México” y uno de los principales asociados– edificaría también su casa en México entre 1905 y 1907 (Ver).


Como complemento, en la imagen de abajo –que corresponde a una copia heliográfica del “Plano de lotes de la Colonia Roma” y está fechado en 1917–, he marcado los lotes en que algunos de los socios edificaron sus propias casas a manera de muestra, y corresponden a las de Pedro Lascurain en Orizaba N° 43 –“Parque Roma”– (1 Ver), C. C. Lamm en Córdoba N°42 (2 Ver), Gabriel Morton en Mérida N° 33 (3), Edward N. Brown en Mérida N° 21 (4 Ver) esquina con Puebla, Walter Orrin también frente a la “Parque Roma” (5) y la única que llega hasta nuestros días, casa de Lewis Lamm (hijo de C.C.) en la esquina de las avenidas Orizaba y Jalisco -hoy Álvaro Obregón- (6 Ver). El asterisco -arriba a la izquierda-, señala la arista donde Armour edificaría su casa, en la esquina de Puebla y Veracruz (hoy avenida Insurgentes) …


Es claro que durante los últimos años del S. XIX, la Ciudad de México se había extendido, urbanizando áreas de la periferia, iniciando con la “Colonia de los Arquitectos”, Santa María la Ribera y después las Colonia del Paseo y “Colonia Americana”. Ante el éxito de esos desarrollos y con el impulso de C.C. Lamm se había creado desde 1901 la “Compañía de terrenos de la Calzada de Chapultepec, S.A.”, eco de las enormes inversiones que los Estados Unidos de América hacía en México.

Nos cuenta Kenneth Dale Underwood que:
With the rise of Díaz to power in 1876 and the increased rate of foreign investment throughout Mexico, many Hacendados initially took advantage of the large amounts of money available from the investors from the US, Great Britain, and other nations from around the world. Increasingly the US became the largest single investor in Mexico with large corporations increasingly completing for regional political power in their efforts to increase profits. US business leaders like the Guggenheims, Rockefellers, and Doheney won political favors and often had enough influence in a region to demand legal reforms and/or provide enough political and economic support to ensure loyal political candidates won elections to local and regional offices.” (Ver)

Junto con esas inversiones, llegaron las novedades arquitectónicas y entre ellas, la arquitectura de Henry Hobson Richardson, destacado arquitecto del siglo XIX cuyo trabajo tuvo significativo impacto en ciudades como Boston, Pittsburgh, Albany y Chicago; había creado un lenguaje único, adaptando la arquitectura románica del sur de Francia, con diseños de sabor bizantino que dieron origen al nombre de un estilo: románico richardsoniano


Su obra más conocida, la Trinity Church de 1872 en Boston, consolidó su reputación y le facilitó ser contratado para grandes proyectos, aunque también le colocó como uno de los diseñadores más copiados y glosados del período. Uno de sus más destacados seguidores fue William Lang, que en el estado de Colorado consolidó su reputación diseñando residencias para las grandes fortunas, sobresaliendo la que para el señor William Church y su familia edificó en Denver.


Arriba: “View of the William Church house at 10th (Tenth) Avenue and Corona Street in the Capitol Hill neighborhood of Denver, Colorado. The rusticated stone house has a tower, bartizan, and tile roof.” Parte de “Digital Collections of the Denver Public Library”. Abajo, otra toma de la casa Church -diseño de William Lang- que muestra el agresivo tratamiento de las fachadas, a las que se añade una sorprendente garita almenada en la esquina (-el “Bartizan” de la descripción- reminiscente de la “Échauguette” en las fortificaciones medievales).


La casa del minero y ganadero Church en Denver, fue representativa de aquella corriente medievalista en que las recias fachadas forradas con cantera o granito de acabado rústico y torres con remates dentados –a manera de fortificación con almenas– y rematadas con la curiosa garita almenada se transformarían en imagen anhelada.

Una Garita -Échauguette en francés, o Bartizan en inglés- es en un castillo fortificado, una torre de vigilancia -pequeña saliente cuadrada, poligonal o cilíndrica- generalmente construida sobre ménsulas y aderezada con matacanes y aspilleras, destinada a albergar un vigía y permitirle tener un campo de visión completo sobre el territorio. Uno de los ejemplos más celebrados está en la antigua puerta “Micklegate Bar” de la antigua ciudad de York.


Aunque también en esa vertiente de entusiasmo historicista estaría la mansión de Potter y Bertha Palmer en Chicago, terminada en1885 siguiendo un diseño de la mancuerna “Cobb & Frost” (Henry Ives Cobb y Charles Sumner Frost) en “Early romanesque style”, primera casa levantada en Lake Shore Drive, y al terminar la construcción, la mayor residencia de Chicago –conocida también como la “Bendix mansión” por su siguiente dueño–.


La sorprendente Potter mansion sería el referente obligado para los empresarios y habitantes de Chicago, edificada en el 1350 N. Lake Shore Drive esquina con Banks St. y que desafortunadamente fue destruida en 1950, sería conocida por los Armour, y aunque para 1902 el señor Palmer –dueño de la tienda que eventualmente se transformaría en “Marshall Field’s”– ya había muerto, su viuda Bertha Matilde Palmer -née Honoré-, la transformó en nodo cultural gracias a la extraordinaria recopilación de pintura de la vanguardia francesa que ahí se exhibía: la colección de pintores impresionistas no tenía rival, con 25 obras de Monet y 11 de Renoir –obras que donadas formarían la semilla para la colección del Chicago Art Institute–.



No me cabe duda que la Palmer mansion tendría influencia en la decisión de Anthony Armour para edificar una casa en “Early romanesque style”, y en una reveladora línea de sus cartas, publicadas en 1916 como “A Diplomat's Wife in Mexico”, la Sra. Edith O’Shaughnessy nos cuenta que: “The building is a huge house –a gray stone, battlemented, castle-on-the-Rhine effect…”; sin duda alguna, podemos encontrar innumerables alusiones en estos diseños a castillos del Rin, sobresaliendo el Schloss Sooneck, castillo construido por el príncipe Federico Guillermo IV de Prusia –cerca del poblado de Niederheimbach, entre Bingen y Bacharach– entre 1834 y 1861 sobre las ruinas de una antigua fortaleza destruida en 1689.


Queda claro el que en los primeros años del S.XX seguía vivo el espíritu romántico y victoriano que había hecho de un “Romanesque house with Battlement” un sitio deseable en que habitar y donde las alusiones a un novelesco período medieval -piénsese el Rey Arturo o Lohengrin- serían sugerencias aceptables y admiradas…

Abajo, una toma en el Belvoir Castle, casa señorial en el condado de Leicestershire -Inglaterra- reconstruido en el S. XIX por el arquitecto James Wyatt que se sustenta gracias al turismo y como escenario; se usó en la película de intriga “El código Da Vinci” y recibe anualmente el “Knight's of Nottingham Jousting Tournament”.



Supongo que entusiasmado por recrear la historia medieval en México, Mr. A. Armour encargó el diseño a alguno de los arquitectos reconocidos en los EEUU –probablemente William Lang, ya que por 1905 trabajaba en Denver– y esos planos fueron interpretados en México por alguno de los constructores prestigiados; Lewis Lamm –a nombre de C. C. Lamm– podría haber sido uno de los considerados (después de todo, ya tenía amplia experiencia en la Colonia del Paseo, edificando -por ejemplo- la casa de la familia Madero Ver), pero la tradición indica que la casa se encargó al ingeniero Torres Torija (sin que quede claro si al padre –Antonio‒ o al hijo –Manuel‒), y aunque en ninguna de las biografías de los ingenieros se indique la obra específica, se menciona la construcción de varias casas en la nueva colonia Roma.


Suponiendo que el diseño fuera construido por el hijo, es interesante señalar que el ingeniero y arquitecto Manuel José Isaac Francisco Torres-Torija Mendoza nació en junio de 1852, cuarto hijo del reconocido ingeniero Antonio Torres-Torija Sánchez-Valverde; cursó ambas carreras –por separado‒ recibiendo los títulos correspondientes en 1894 y 1896. En enero de ese 1896, contrajo matrimonio con Raquel Díaz-Barreiro García-Moreno con quien engendraría al también ingeniero Manuel Torres-Torija Díaz-Barreiro, y en 1910 se mudaría también a la Colonia Roma.

Siguiendo información entregada por las monjas del colegio que ahora ocupa la casa, entiendo que también en la Colonia Roma, Torres-Torija Mendoza edificó la que sería residencia de Friedrich y Emma Vogel en Orizaba 126 esquina con Chihuahua (Ver), construcción que se levantó desde 1909 y quedaría terminada en 1910, por lo que sería posterior a la casa Armour.


En todo caso, para 1907 ya se había levantado, sobre un terreno trapezoidal con poco más de 1,650 m² –en la confluencia de la amplia avenida Veracruz y la calle de Puebla–, una vistosa residencia de cuatro pisos que Mr. A. Armour se prestaba a ocupar…

Arriba, la casa Armour en 1908, según aparece en “6 siglos de historia gráfica de México” extensa recopilación de Gustavo Casasola; a la derecha, aparece la calle de Puebla y su confluencia con Pomoná, mientras que a la izquierda se distingue el camellón de la Avenida Veracruz, que diez años después se transformaría en Avenida de los Insurgentes. Abajo, tres personas posan en la escalera de acceso a la casa, en una fotografía fechada en 1909.


Con un jardín al frente -aprovechando la parte más aguda del terreno-, la edificación se desplantaba sobre un basamento que alineaba dos grandes volúmenes frente a las calles y albergaba los servicios; entretanto en la planta principal y al centro del conjunto se daba el acceso ceremonial, donde un vestíbulo de planta pentagonal y doble altura daba paso a la escalera y las diversas secciones de la casa.

Al interior, la casa debió diseñarse con acabados que rivalizaran con la residencia Brown –a dos cuadras sobre la calle de Puebla esquina con Mérida (Ver)– y con amueblado que seguramente debería recordar los fastuosos y eclécticos interiores de la Palmer mansión en Chicago. Abajo, un par de fotografías de los interiores de la casa de Potter y Bertha Palmer en Chicago, con el diseño de “Cobb & Frost” ya por 1900, justo antes de la muerte de Mr. Palmer.


Desafortunadamente, los negocios de “Armour & Company” habían sido cuestionados luego de un escándalo ligado a la comida enviada a los destacamentos en Cuba durante la “Spanish–American War of 1898” y luego de la muerte de Herman Ossian Armour en 1901 y un escándalo laboral en 1904, la familia comenzó a reducir su presencia en el extranjero y deshacerse de propiedades, vendiendo su mayoría de acciones a Frederick H. Prince; seguramente eso influyó para que Anthony Armour redujera sus viajes a México y dejara fragmentarios los interiores de la casa de la colonia Roma, que desde 1909 se ofreció en renta.




Las relaciones entre la República Mexicana y los Estados Unidos de América habían tenido altibajos durante el S. XIX; ya desde 1890, el gobierno del presidente Díaz había hecho enormes esfuerzos por mejorar la relación, incluyendo tratados económicos y el fijar límite territorial exacto entre México y Estados Unidos, particularmente porque el canal del Río Grande cambiaba regularmente; así en 1889, se estableció la Comisión Internacional de Límites y Aguas. Además, para 1898, la Legación Diplomática mexicana elevó su rango a Embajada y don Matías Romero se convirtió en el primer Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de México ante los Estados Unidos de América y primer Embajador de México en el extranjero.

En reciprocidad, para el 3 de enero de 1899 la legación estadounidense en México fue elevada a la categoría de Embajada cuando el señor Powell Clayton presentó sus cartas credenciales como Embajador Extraordinario y Plenipotenciario ante el gobierno del presidente Porfirio Díaz.


En 1905 el presidente norteamericano -Theodore Roosevelt- nombró a Elihu Root “Secretary of State” y en 1907 –luego de la Tercera Conferencia Panamericana de Río de Janeiro en 1906–, el funcionario visitó México y se entrevistó con el presidente. Mr. Root llegó a la ciudad de México el 30 de septiembre de 1907 y fue albergado en el Alcázar de Chapultepec –al centro del parque donde apenas se terminaba el nuevo lago y la que ahora llamamos “Casa del lago” como “Club de automovilistas”– mientras que esa misma noche iniciaron los festejos de bienvenida: banquetes, cenas, paseos, excursiones, visita al Museo Nacional y un espléndido baile en la Casa de los Azulejos –sede del Jockey Club–, además de la tan preparada entrevista con el presidente Díaz. Arriba, el Sr. Elihu Rooth y su esposa en el castillo de Chapultepec, durante una de las fiestas ofrecidas para celebrar su visita.

La reunión sería un éxito y quedaría cimentada cuando en 1909 se designó al nuevo embajador de los Estados Unidos de Norteamérica en la República Mexicana, que viajó a la Ciudad de México y presentó sus credenciales el 3 de marzo de 1910 en el Salón Amarillo de Palacio Nacional.


En su discurso, al hacer entrega de sus documentos protocolarios al general Díaz, Mr. Henry Lane Wilson dijo:
“Simultáneamente con el desempeño de este acto oficial, es para mí un deber de lo más agradable participar a usted los buenos deseos personales del presidente de los Estados Unidos, por la salud y la felicidad de vuestra excelencia y por que esta República continúe en la senda de la civilización y del desarrollo que ha sido tan marcada característica de la firme, prudente y patriótica administración de los recientes años.”

La nueva Embajada norteamericana estaba compuesta -además del propio señor Wilson-, de los señores James C. Bailey -primer secretario-, Tomás Edyin Dabney -segundo secretario-, George Moriarty -tercer secretario-, y Girard Sturtevant -agregado militar-. Nos cuenta la reseña que luego del acto protocolario, el embajador Wilson y sus acompañantes se trasladaron a la embajada en la calle de Versalles.



De este nuevo embajador, Henry Lane Wilson (1857-1932), sabemos nació en Crawforsdville -Indiana- y estudió en la escuela pública local y en Wabash College, obteniendo su licenciatura en derecho y ejerciendo luego en Indiana y Seattle -Washington-. En 1885 contrajo matrimonio con Alice Vajen de Indianapolis -Indiana- (n. 21 de septiembre de 1860) con quien tendría cuatro hijos -John V. (n.1889), Warden Mc. (n.1891), Stewart C. (n.1895) y Hellen (n.1896), todos Wilson), de los que los más pequeños acompañarían a sus padres a México. En la imagen de abajo, La señora Alice Vagen Wilson, Stewart Wilson y Henry Lane Wilson en 1908.


Wilson había servido como embajador de los Estados Unidos de América en Chile entre 1897 y 1904 -durante los períodos presidenciales de William McKinley y Theodore Roosevelt- y en ese año se le designó ministro en Bélgica; durante ese período se suscitó la controversia de la proclamación del Estado Libre del Congo y se consideró que el embajador norteamericano había actuado con correcta reserva. Wilson fue nombrado embajador en México –único representante estadounidense en toda América Latina en detentar tal rango–, por el Presidente William Taft el 21 de diciembre de 1909 y llegó a México el 24 de febrero, para luego presentar sus credenciales diplomáticas.

Además de solventar algunas controversias entre comerciantes mexicanos y la comunidad norteamericana, celebrar el 4 de julio y hacer las presentaciones con otras representaciones extranjeras, en marzo de 1910 la prioridad de Wilson era encontrar un sitio donde albergar la sede diplomática, considerando que durante el mes de septiembre se llevarían a cabo los festejos de la Fiestas del Centenario de la Independencia de México y la delegación norteamericana debía poder mostrarse con decoro, considerando que el enviado especial -Embajador Curtis Guild- y su comitiva se alojarían en el “Palacio Cobián” (Ver).



En “EL DIARIO -Periódico Nacional independiente-” del 7 de abril de 1910, se podía leer junto a la noticia de “POSIBLE SOLUCIÓN PACÍFICA DEL CONFLICTO ENTRE PERÚ Y ECUADOR” una nota encabezaba con:
PROBABLE EDIFICIO PARA LA EMBAJADA DE E.E. UNIDOS, LA ELEGANTE RESIDENCIA DE MR. ARMOUR.
Publicamos un grabado de la casa que probablemente será adquirida por el gobierno americano, para la instalación de las oficinas de su Embajada en México.
Esta finca se encuentra situada en la esquina de las calles de Puebla y Veracruz, en la Colonia Roma y, por su amplitud, perfecta y elegante construcción y moderno estilo, fue del agrado del Excelentísimo señor Henry Lane Wilson, Embajador de los Estados Unidos, quien desde luego solicitó el consentimiento de su gobierno para adquirirla, en el caso de que por ella se decida la opinión de aquel gobierno, pues hay que advertir que el propio señor Embajador, remitió al mismo tiempo que ésta, dos fotografías más , do otras fincas, para que se escogiera y determinara entre ellas cuál de las tres convenía más.
La casa en cuestión es de la propiedad del señor A. Armour, rico minero americano, residente entre nosotros, y el valor que representa es de más de trecientos mil pesos.


Menos de un mes después, la misión diplomática se trasladó a la casa Armour –el 1º de mayo de 1910– firmándose un contrato de arrendamiento por tres años -no la compra-; una nota del 13 de abril también en “EL DIARIO -Periódico Nacional independiente-” indicaba que la casa no había sido ocupada antes por inquilino alguno y “…es uno de los edificios más hermosos de la Colonia Roma”.


De inmediato se hicieron las adecuaciones necesarias y adquirieron algunos muebles, además de colocar el “Menaje de casa” con que habían llegado los miembros de la legación. Un elemento que a muchos llamó la atención, fue la instalación de una gran asta en el punto más alto de la casa, en la que ondearía la bandera de barras y estrellas.

Aunque escrito un par de años después, nos cuenta la Sra. Edith O’Shaughnessy -esposa de Nelson O’Shaughnessy, embajador sustituto en México luego de la partida de Henry Lane Wilson- en “A Diplomat’s Wife in Mexico” que:
The Embassy is a huge house –a gray stone, battlemented, castle-on-the-Rhine effect– which, fortunately, had been put on a possible living basis for the Linds by a kindly administration… Fortunately, the comfortable green leather library set of Mr. Henry Lane Wilson, together with handsome rugs and bookcases, were also bought for the “confidential agent”; and I shall use them in my drawing-room, instead of a rather uncomfortable French set upholstered in pink. The bedrooms are already fully and handsomely furnished with the Wilson’s things...".


Nunca he encontrado fotografías del interior de la casa Armour acondicionada como Embajada, o datos que afinen más esa descripción de Edith O’Shaughnessy y “the comfortable green leather library” o los “… fully and handsomely furnished bedrooms”.

Bástenos saber que de manera generalizada, las representaciones frecuentemente adquirían o rentaban los muebles de la casa ocupada, facilitando el trance del amueblado; como ejemplo, muestro arribaba uno de los salones de la legación de México en Washington, con el correspondiente amueblado en 1910.

La señora de Wilson recibió a los O’Shaughnessy el 7 de mayo del año siguiente y nos cuenta también Edith en “DIPLOMATIC DAYS”:
I found various autos drawn up before the Embassy door, and Mrs. Wilson, very gracious and attractive-looking in a heliotrope dress, was receiving many callers in her handsome, flower-filled drawing-room. Various diplomatic people were presented, but mostly, as it happened, from or about the equator… Toward the end the ambassador came in, very cordial, and asking why in the world we hadn't telegraphed that we were coming up on the night train, so that we might be properly met; but I told him one couldn't be "properly met" at 7 A.M.
The ambassador is a great admirer of Diaz, and fears the unknown awaiting us.

Así y desde mayo de 1910, la residencia Armour ya embajada norteamericana, destacaba entre las edificaciones de la Colonia Roma…


En la imagen de arriba –seguramente captada desde lo alto del Edificio Roma (que ahora llamamos Río de Janeiro o “Casa de las Brujas”) por 1912– se descubre la intersección de las calles de Orizaba y Durango y su rotonda con fuente, que se conocía como Plaza Roma y ahora llamamos Parque Río de Janeiro; al fondo y bajo el asterisco, se descubre la Casa Armour, ya transformada en Embajada de los Estados Unidos de América del Norte. A la derecha, destaca la magnífica residencia de don Pedro Lascurain y María Enriqueta Flores (Ver).

Puede ser interesante anotar aquí que con frecuencia se confunde la que fuera Embajada de EEUU con una edificación similar, construida en la Plaza Dinamarca –al cruce de las calles Londres y Dinamarca– donde en 1912 se colocó una estatua homenaje a Washington y pasó a llamarse Plaza Washington.


Supongo que por las grandes similitudes de las casas en esquina y haberse colocado enfrente –luego de dos magnas ceremonias en 1910 y 1912, ambas interviniendo el embajador Wilson con Díaz primero y Madero después)– la estatua de George Washington que donó a México la comunidad norteamericana, esta edificación de la Colonia Juárez aparece -incluso en archivos oficiales- anotada como embajada de EEUU. Pronto escribiré acerca de su interesante historia…


No es secreto que durante su gestión, el embajador estadounidense se involucró en asuntos internos de México, esencialmente para defender los intereses de los inversionistas y empresarios de su país, a quienes el gobierno del general Porfirio Díaz había protegido, otorgado concesiones y privilegios para explotar los recursos petroleros, tender rutas ferroviarias y en general obtener beneficios por sobre propios los ciudadanos mexicanos.



Durante las Fiestas del Centenario de la Independencia de México, pareció abrirse un paréntesis en la agitada vida política del país, y en lo referente al embajador Wilson y su entorno, la actividad resultó variada y esplendorosa. Entre festejos, bailes e inauguraciones, cuatro serían trascendentes:

El 11 de septiembre el representante Guild y el propio Wilson en compañía del presidente Díaz encabezaron una ceremonia en que se colocó la primera piedra para el monumento que la Colonia Norteamericana obsequiaba al pueblo de México en la Plaza Dinamarca.
En la noche del 12 de septiembre, la Misión Especial enviada por los Poderes Públicos de Estados Unidos de América ofreció un banquete en honor del presidente en el “Salón de cristales del restaurant de Chapultepec”.
El 14 de septiembre el Embajador especial Guild, reunió también en Chapultepec a funcionarios y cuerpo diplomático para una comida en honor a la República Mexicana.

Arriba, en una fotografía de Manuel Ramos, la ceremonia en que se colocó la primera piedra del Monumento a Washington en la Plaza Dinamarca el 11 de septiembre de 1910.

El 20 de septiembre, "el Embajador de los Estados Unidos de América -el excelentísimo señor Henry Lane Wilson- y su muy distinguida esposa abrieron las puertas de la Embajada Permanente para una gran Recepción".
Se nos dice en las memorias de las Fiestas del Centenario que:
“… se reunió allí a lo más selecto de la sociedad mexicana y de la colonia americana, en brillantísima recepción destinada á agasajar á los altos funcionarios del país y del cuerpo diplomática. El artístico decorado del Hall y de las salas de la casa, la profusión de luces y flores, la escogida orquesta que amenizó el festival y el exquisito buffet correspondieron á la elegancia y distinción que el señor y la señora de Wilson han sabido imprimir á todas sus fiestas. La concurrencia encabezada por la señora doña Carmen Romero Rubio de Díaz, esposa del señor Presidente de la República, estuvo formada por los Excelentísimos señores Embajadores, Enviados Especiales y Ministros Plenipotenciarios; los señores Secretarios de Estado y Presidentes de los Poderes Legislativo y Judicial, y los miembros de las Misiones Extranjeras, acompañados casi todos por sus familias.”



Aún durante los “Festejos del Centenario” una inquietud política se cernía sobre el país, y para fin de septiembre, la presencia de Madero se transformó en tema obligado de conversación. El propio Embajador Wilson pensó que la sucesión presidencial debía considerar a Madero…

En su libro “Diplomatic Episodes in Mexico, Belgium and Chile”, Henry Lane Wilson nos cuenta que cuando se presentó ante Díaz en 1910 tuvo una impresión favorable, pero cambió cuando el presidente no aceptó sus propuestas a favor de diversas empresas norteamericanas; entonces y ante la revuelta popular, Wilson especuló que la estabilidad de México estaría asegurada con Francisco I. Madero. Sin embargo -y para sorpresa de muchos-, Wilson pronto cambió de opinión porque aparentemente el embajador tenía ligas económicas con la familia Guggenheim y ésta a su vez, mantenía viejas rencillas por negocios con la familia Madero –dueña de empresas en Estados Unidos que competían con las de los Guggenheim–.


Aun así, el embajador Wilson sería instrumental en el proceso de transición luego de la renuncia del presidente Porfirio Díaz y la designación de don Francisco León de la Barra y Quijano como presidente interino –“Un porfiriato sin Porfirio”–, para entregar luego la presidencia –el 6 de noviembre de 1911–, a Francisco I. Madero, al declarársele vencedor ante el general Bernardo D. Reyes. Aunque contrincantes, se auguraba que Madero y Reyes trabajarían unidos –el 13 de agosto de 1911 aparecieron juntos en diversos medios incluida la portada de “El Mundo Ilustrado”‒, pero luego de las elecciones, Reyes partió rumbo a Tamaulipas y cruzó luego a los EEUU…


Al año siguiente, el Embajador Wilson acompañando al Presidente Madero, develaron la estatua homenaje a George Washington en la Plaza Dinamarca -rebautizada plaza Washington- en el sitio donde en septiembre de 1910 se había colocado la primera piedra para el monumento.

Abajo, la ceremonia de “Develación del Monumento a Washington” el 22 de febrero de 1912 a medio día, con Henry Lane Wilson pronunciando un discurso ante Francisco I. Madero; en ese momento, no parecía haber indicio de lo que apenas un año después sucedería.


En su alocución, el embajador Wilson señaló:
These two Republics have been at peace for more than half a century and during all that time the currents of a constantly increasing volume of commerce, immigration, and vast mutual interests have been bringing them more and more into intimate and cordial association. Nor can the eye of the prophet or the vision of the seer see aught in the horizon of the future portending the lessening of those cordial relations which the dictates of sound statesmanship, as well as the imperative considerations of mutual interest teach us are vitally essential to the peaceful progress and development of both countries.

Pasando el tiempo, el embajador Wilson parece haber criticado sistemáticamente el gobierno de Madero ante el suyo, enviando noticias contrahechas y exageradas, tanto que el propio gobierno de la Unión pidió a cónsules informar de manera complementaria sobre la situación. De hecho, cuando el general Reyes se sublevó en contra del gobierno de Francisco I. Madero mediante la proclamación del Plan de la Soledad (Tamaulipas) ‒el 16 de noviembre de 1911‒ Wilson pareció complacido. Al no contar suficientes seguidores, Reyes se rindió en Linares, fue encarcelado y trasladado a la prisión de Santiago Tlatelolco. Luego del juicio militar fue condenado a muerte, pero gracias a los buenos oficios de José Peón y el propio Wilson, el presidente Madero conmutó la pena por prisión y lo mantuvo retirado en Tlatelolco, aunque recibiendo visitas y ausentándose para acudir a algunas comidas...


El domingo 9 de febrero de 1913, Bernardo Reyes fue liberado en lo que conocemos como el inicio de la “Decena Trágica”; murió ese mismo día durante el primer asalto a Palacio Nacional. Desafortunadamente, parece ser que Wilson estuvo enterado –y algunos insisten que promovió– del levantamiento del propio Reyes, Manuel Mondragón y Félix Díaz; luego, fracasado el levantamiento, el embajador estableció contacto con Díaz –ya apostado en “La Ciudadela”, aunque sabemos se entrevistó con Huerta en la casa Enrique Cepeda o en el restaurante El Globo– como insisten los detractores, para definir la deposición de presidente y vicepresidente y el 13 de febrero envió un informe desgarrador al presidente Taft, promoviendo una intervención…

Durante la lucha entre sublevados y fuerzas del gobierno se generó caos entre la población, en particular por algunas refriegas -en torno al “Reloj Chino” en Paseo de Bucareli y la cárcel de Belén- el 11 y 12 de febrero, y los bombardeos provenientes de La Ciudadela, que destruyeron o dañaron algunos edificios -como la torre de la 6.ª demarcación de policía-.


El Embajador Wilson hizo izar la bandera de los Estados Unidos de América en la embajada para identificarla con claridad y recorrió las calles de la zona ofreciendo albergue seguro a los miembros de la comunidad norteamericana. El viernes 14 de febrero, la casa de don Pancho Madero en la esquina de Berlín y Liverpool de la “Colonia del Paseo” –padre del presidente– se incendiaba (Ver).

La esquina de Puebla y Veracruz se transformó en sitio de reunión para quienes urgentemente solicitaban documentos para apremiadamente abandonar un país en guerra, ante los rumores de una inminente invasión por el puerto de Veracruz. Abajo, el embajador Wilson en su auto, en la calle de Veracruz frente a la embajada.



Parece ser que el 18 de febrero de 1913 se firmó un pacto entre Félix Díaz y Victoriano Huerta asentando la táctica a seguir tras la deposición del presidente Francisco Madero; fue negociado luego de la toma del Edificio de la Ciudadela y se firmó en la sede de la Embajada de los Estados Unidos en México, por lo que es frecuente llamarlo “Pacto de la Embajada” (aunque también Pacto de la Ciudadela).

Los detalles de la reunión, los refiere el propio Wilson en su libro “Diplomatic Episodes in Mexico…” y cuenta que como parte del acuerdo, Victoriano Huerta –con la anuencia del Congreso mexicano–, ocuparía la presidencia de manera provisional y el gabinete sería nombrado por Félix Díaz, pero él no figuraría porque recibiría el apoyo de Huerta para postularse y ganar las nuevas elecciones presidenciales a que se convocaría rápidamente.


También ese 18 de febrero, fueron arrestados en el restaurante Gambrinus, Gustavo A. Madero, y en Palacio Nacional el presidente Madero y vicepresidente Pino Suarez; poco después Enrique Cepeda se entrevistó con el embajador Henry Lane Wilson e informó de lo ocurrido en Palacio y Gambrinus. Parece ser que el embajador había ya notificado al presidente Taft y al Departamento de Estado que los rebeldes habían aprehendido a Madero y Pino Suárez, cerca de hora y media antes de que los hechos acontecieran…

Desde su aprehensión, Madero y Pino Suárez permanecieron en el Palacio Nacional; luego de su renuncia el 19 de febrero, esperaban viajar al puerto de Veracruz –donde se embarcarían hacia La Habana– donde se había ya dispuesto el crucero Cuba gracias a los buenos oficios de embajador Manuel Márquez Sterling. Doña Sara de Madero se había refugiado en la Embajada japonesa –apenas a dos cuadras de la embajada norteamericana–, y por la tarde del jueves 20 se entrevistó con el embajador Wilson para abogar por la vida de su esposo. El embajador le reprendió que él le había advertido a Madero mucho tiempo atrás que eso pasaría y que ahora pagaba las consecuencias de su mal gobierno…


A pesar de los planes de traslado a Veracruz, la noche del 22 de febrero, los prisioneros fueron trasladados a la Penitenciaría de Lecumberri y ahí –al extremo más apartado de la penitenciaría– fueron asesinados. Arriba, “Place where Madero and Pino Suarez fell 2/22/13” detrás de la penitenciaría de Lecumberri.

Victoriano Huerta era ya el presidente y los rumores en torno al papel de la embajada de los EEUU eran ensordecedores; más tarde el propio Henry L. Wilson sería cuestionado. Luego de su elección en marzo de 1913, el Presidente estadounidense Woodrow Wilson fue informado de lo sucedido en México por el agente especial William Bayard Hale, y quedó “horrorizado” por el papel y apoyo total de Henry Lane Wilson al golpe de estado y cuartelazo contra Madero. Hale reportó que "Madero no hubiera sido asesinado si el embajador estadounidense hubiera completamente entendido que la trama podía ser detenida sin asesinar", y acusó a Wilson de "traición y perfidia, asalto y patrocinio del asesinato de un gobierno constitucional". El Presidente estadounidense envió a México a John Lind como “Agente Confidencial” y el 17 de julio de 1913 el Presidente proscribió al embajador Wilson.


La misión de Lind a México fue preparada tan rápidamente que ni el gobierno mexicano ni la propia embajada sabían de su llegada, y se enteraron cuando el New York Times publicó el 5 de agosto una nota dando a conocer la “aceptación de la renuncia” de Lane Wilson y la noticia de que John Lind vendría a México para desempeñar las funciones de consejero de la embajada. Por la la falta de información los periódicos mexicanos anunciaron que Lind venía a ocupar el puesto de embajador, pero que el presidente Wilson no anunciaría su política a seguir con México, hasta que su agente le transmitiese un amplio reporte sobre la situación por la que atravesaba el país.

De estos comentarios se desencadenó la opinión de que el nuevo agente había sido enviado con el propósito de forzar inmediatamente a Huerta a abandonar el poder y entonces dirigir la formación de un nuevo gobierno provisional en el cual participaran los constitucionalistas…


Lind y su esposa no fueron bien recibidos y permanecieron poco tiempo en la residencia de la esquina de Veracruz y Puebla, en las habitaciones que según nos cuenta Edith O'Shaughnessy “had been hastily put on a possible living basis for the Linds by a kindly administration… with …the comfortable green leather library set of Mr. Henry Lane Wilson, together with handsome rugs and bookcases, that were also bought for the “confidential agent”.

A mediados de julio, Nelson O'Shaughnessy –que ya había estado en la embajada con su esposa Edith en 1911– salió de los Estados Unidos rumbo a la capital mexicana con el título de "encargado de negocios", casi al mismo tiempo que Wilson había sido convocado a Washington para "consultar acerca de la cuestión mexicana" y a principio de agosto sería informado que el presidente había decidido aceptar su renuncia, ya que era evidente la profunda divergencia de opiniones acerca de la problemática mexicana. Habría que esperar a un reportaje que surgió en 1916, cuando Robert H. Murray del New York World publicó una explicación del papel de Wilson en el asunto que luego se expandiría en una serie de artículos para Harper's Weekly.

Nelson O'Shaughnessy –the American Chargé d’Affaires– llegó al puerto de Veracruz el 8 de octubre de 1913 con su esposa Edith e hijo Elim, y se trasladaron de inmediato a la Ciudad de México; de las cartas enviadas a su padre –publicadas luego como A Diplomat's Wife… y complementando “DIPLOMATIC DAYS”–, podemos darnos una magnífica idea de lo que sucedía en la representación diplomática norteamericana dejada por Wilson y a la que llegó Lind…


De Mrs. O’Shaughnessy, ya he citado su tan pertinente: “The Embassy is a huge house –a gray stone, battlemented, castle-on-the-Rhine effect– which, fortunately, had been hastily put on a possible living basis for the Linds by a kindly administration…


Aunque ha quedado claro que almenas y garitas pueden haberse inspirado en fortalezas del Rin, me atrevo a pensar que el diseñador pudiera además tener en mente alguna de las fortificaciones que aún salpican la España medieval, tal y como sucede en el Alcázar de Segovia que se levanta, majestuoso, sobre el valle del Eresma y recuerda al rey Alfonso X “el Sabio”…


Más adelante Edith O’Shaughnessy reseña la vida y el día a día de la embajada, con cuadros como:
Now I must hie me down-stairs and tackle a few of my “Affairs of the interior.” The house is so big that, even with the many servants now in it, it doesn´t seem “manned,” and bells are answered very intermittently. One or more of the servants can always be found at the gates of the garden, greeting the passers-by…”
The Embassy has two gendarmes to watch the gate, instead of the usual one given to legations –nice, old Francisco, who has been in the service of the United states for twelve years, and a handsome new one– Manuel. The auto stands before the gate all day long. Jesus, the chauffeur, seems very good –a fine-featured, lithe-bodied, quick-witted young Indian. Though married, he is, I hear, much sought after by the other sex–.


Arriba, luego de alguna reunión con miembros del cuerpo consular acreditado en el México de 1913, aparecen en primer término el matrimonio O’Shaughnessy –Nelson y Edith – con su hijo Elim; serían ellos quienes encabezaron la última etapa de la casa como representación de los Estados Unidos de América en México, ya que el “Chargé d’Affaires ad interim” debió dejar la representación que fue clausurada a solicitud del gobierno de México el 22 de abril de 1914.

Ante la negativa del gobierno de los EEUU de aceptar la legitimidad de Victoriano Huerta en el gobierno de México –que el 10 de octubre de 1913 disolvió el Congreso– y haber levantado el embargo de armas en favor del Ejército Constitucionalista en febrero de 1914, el ejército de los Estados Unidos encontró un pretexto para intervenir cuando el 9 de abril, en el puerto de Tampico, marinos estadounidenses del U. S. S. Dolphin fueron arrestados por el ejército federal en tierra firme. En el contexto de un conflicto militar entre los imperios europeos -que llevaría a la Primera Guerra Mundial- que comenzó en agosto de 1914, surgió la amenaza de la intervención militar de Estados Unidos a México, que inició con la toma del puerto de Veracruz el 21 de abril.


Tal y como había sucedido en 1913, la esquina de Puebla y Veracruz se transformó en sitio de confluencia para quienes urgentemente solicitaban documentos para abandonar con urgencia un país en guerra, y ante la invasión del puerto de Veracruz, el gobierno mexicano exigió la salida de los miembros de la representación.

Entretanto, una turba arrancó de su pedestal la estatua de George Washington que apenas se había inaugurado en 1912, y la arrastró por las calles, arrojándola frente al monumento a Juárez. La que había sido edificada en 1907 como residencia del señor Anthony Armour y pasó a ser representación de los Estados Unidos de América del Norte a partir del 1º de mayo de 1910, cerró sus puertas el 22 de abril de 1914 y quedó desocupada al poco tiempo…


Arriba, la ya avenida de los Insurgentes (antes Av. Veracruz) mirando hacia el Sur-oeste vista desde la torre de la casa Armour por 1922, poco antes de que fuera adquirida por su nuevo propietario. La casa había quedado desocupada y en un par de ocasiones fue pillada y lastimado el contenido; languideció por unos años hasta que se transformó en referente de la comunidad libanesa en México...

El exembajador Wilson que se había retirado a Nuevo México –en el ostracismo y en desgracia frente a la clase política–, publicó sus memorias en 1927 y murió en Indianápolis en 1932, siendo sepultado en el cementerio Crown Hill sin honor diplomático alguno. Aunque los habitantes de la ciudad de México querían olvidar el episodio de la Decena Trágica, la casa había quedado manchada por aquel episodio en su historia.


Para sorpresa de algunos, en 1922 la casa Armour pasó a la propiedad de don Antonio Ayub Azar y su joven esposa Silvia Kuri; se cuenta que con gusto, don Antonio mostraba las adargas con “AA” entrelazadas que de 1907 aún conservaba la casa Armour. Arriba, la casa en la esquina de Insurgentes y Puebla en 1922, cuando era ya residencia de la familia Ayub-Kuri.

El mayor de los hermanos, Antonio Ayub llegó a México en 1901 de Jezzine ( زين Jizzīn) –aunque algunos documentos indican Douma ( دوما, Dūmā)– donde la familia se dedicaba al comercio y se estableció en Chihuahua.

Nos cuenta Martha Díaz de Kury que:
… don Antonio Ayub como todos los libaneses establecidos en Chihuahua, vivió muy de cerca la Revolución. Llegó de Jezzin a los ocho años y desde esa edad empezó a comerciar en la sierra de Chihuahua. Al inicio de las hostilidades se había instalado en una pequeña tienda en la calle de Bolívar y se salvó de ser fusilado por las tropas villistas gracias a su poder de convencimiento. Antes de llevarlo al paredón se le concedió hablar con el caudillo y a él le explicó que era solo un comerciante que con sacrificios había instalado su tienda. Francisco Villa le concedió el indulto y comenzó una relación amistosa y comercial entre el señor Ayub y el Centauro del Norte, que duraría varios años.

Como complemento, nos cuenta Jeannette L. Clariond en “Cuaderno de Chihuahua”, que:
Había hecho fortuna por arriesgadas maniobras con Pancho Villa: El acuerdo era que Antonio llenase de armas y víveres un tren que el propio revolucionario le enviaría vacío a El Paso; Antonio recibía a cambio oro y dólares, que gracias a la devaluación, multiplicaron su valor.



Las aventuras comerciales de Ayub se multiplicaron luego de “La Internacional” en Chihuahua y desde 1921 radicó en la Ciudad de México donde con Silvia Kuri estableció una boyante familia. Arriba, aparece don Antonio en 1930 con voluntarias de la Cruz Roja. Abajo, en una imagen oblicua de la Compañía Mexicana de aerofoto fechada en 1942 y que mira hacia el norte, aparecen las Avenidas de los Insurgentes al cruce con Chapultepec y Oaxaca; a la derecha, he señalado la ya Casa Ayub-Kuri en la esquina de la avenida Insurgentes y la calle de Puebla.


Ya para la década del 40’, don Antonio aparecía en los directorios comerciales de la Ciudad de México, como un hombre dedicado a los “Bienes y Raíces” desde su oficina en la calle de Corregidora Nº16, aunque su domicilio cambiara a Campos Elíseos Nº290…


Don Antonio habitaría esa casa de Insurgentes hasta 1939, año en que mudó a la familia al nuevo “Superfraccionamiento Chapultepec-Polanco” donde había edificado -con la asistencia de Alfonso Kuri- una nueva casa en el estilo “Colonial Californiano” (Ver) en la esquina de Campos Elíseos y Paseo de la Reforma.


Es probable que la decisión de dejar la casa de Insurgentes y Puebla se debiera también al proyecto que se preparó en 1938 para ampliar el arroyo sobre la Avenida insurgentes, cosa que reduciría la banqueara y probablemente implicaría modificar las rejas y reducir el jardín de la casa.

La casa Armour/Ayub fue demolida por 1940 y sustituida por un amplio local comercial que aprovecha la totalidad de la esquina. Cuando se modificó el trazo del cruce de las avenidas para recibir la “Glorieta Insurgentes” del Sistema de Transporte Colectivo -METRO-, se efectuó una amplia obra urbana y ahí tuvo lugar la ceremonia de inauguración de la Línea 1 del Metro de la Ciudad de México el 4 de septiembre de 1969.


Aunque los locales comerciales fueron exitosos durante algún tiempo, ahora permanecen desocupados en mayor parte; de la casa Armour no queda huella alguna…



Este Blog se hace gracias al apoyo incondicional de Julieta Fierro; está dedicado a las “Grandes casas de México” y pretende rescatar fotografías e historia de algunas de las residencias que al paso del tiempo casi se han olvidado y de las que existe poca información publicada. El objeto es la divulgación, por lo que se han omitido citas y notas; si alguien desea más información, haga favor de contactarme e indicar el dato que requiere. A menos que se indique lo contrario, las imágenes provienen de mi archivo, que incorpora imágenes originales recopiladas al paso del tiempo, así como el repertorio de mi padre y parte del archivo de don Francisco Diez Barroso y sus imágenes de Kahlo; en general, he editado las imágenes a fin de lograr ilustrar mejor el texto. Si se utilizan las imágenes, favor de indicar la fuente –aunque advierto que pueden tener registro de autor–.



Conforme haya más entradas (¡Ya hay más de ciento treinta!), aparecerán en el índice de la parte superior derecha de esta página…


También se puede encontrar un índice general en: http://grandescasasdemexico.blogspot.mx/2016/02/indice-de-grandes-casas-de-mexico.html
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