miércoles, 22 de abril de 2020

La casa de don Francisco Madero y Mercedes González en la Colonia Juárez.



Edificada en la esquina de las calles dedicadas a Berlín y Liverpool de la entonces “Colonia del Paseo” y sobre un predio de 760m² ‒Liverpool 25 y/o Berlín 21‒, se edificó desde 1898 una casa ejecutada por el “Ingeniero contratista, señor C. C. Lamm” para acoger en la Ciudad de México a la familia Madero-González y algunos de sus 11 hijos.

Por diez años la casa vería poblarse los predios aledaños con espectaculares residencias y a inicio de la segunda década del S. XX sería escenario de los discursos victoriosos del hijo mayor del matrimonio ‒que ocuparía la presidencia de México entre 1911 y 1913‒, así como de uno de los muchos infortunios de la “Decena Trágica”...



Francisco Indalecio Madero Hernández nació en Río Grande –Coahuila‒, el 11 de marzo de 1849; hijo del general Evaristo Madero Elizondo ‒hijo él de José Francisco Madero Gaxiola (1775-1833) ingeniero topógrafo agrimensor, graduado en la Escuela de Minería de la Real y Pontifica Universidad de México y que sería Gobernador de Coahuila entre 1880 y 1884‒ y María Rafaela Hernández Lombraña; viviría su infancia entre Torreón, Houston y Monterrey acompañado por sus cinco hermanas Prudenciana, Victoriana, Barbara, Carolina y Rafaela, complementado el grupo con Evaristo (Jr.) Madero Hernández que llegó en 1865. Don Evaristo (Sr.) enviudó en 1870 y al año siguiente contrajo matrimonio con Manuela Farías Benavides con quien daría a Francisco otros 11 hermanos de apellido Madero Farías.

Luego de terminada su educación básica, Francisco hizo estudios en Houston y después en el Instituto de Comercio de Amberes ‒Bélgica‒ y al volver a México se asoció en las empresas agrícolas de su padre, ligadas al algodón, cría de ganado y producción industrial.



El AHUNAM conserva una sorprendente colección bajo su nombre, que contiene un “libro copiador de cartas” de 204 fojas, con correspondencia diversa enviada desde Europa, en parte escrita en francés y dirigida sobre todo al patriarca de la familia ‒don Evaristo‒, relacionada con su vida de estudiante, sus paseos y ocasionalmente sucesos políticos de México o de algún país europeo, así como su interés por la agricultura, la ganadería y la industria en los estados del norte de México.

Todo parece indicar que Francisco era de agradable trato, culto, buen intérprete de piano y magnífico conversador –hablaba con naturalidad inglés y francés‒ además de estar profundamente interesado en aventuras productivas y la exploración de tecnologías de vanguardia en beneficio de esos procesos; así, sería apoyo fundamental en las empresas que don Evaristo -su padre- emprendió al paso de los años, luego de dejar la gubernatura.


Luego de su regreso en 1871, Francisco Indalecio Madero Hernández junto a su padre y hermanas acumularía una fortuna familiar casi inigualada en México, gracias a las significativas inversiones en ámbitos diversos como la fundición, industria textil, ganadera y de transporte, que además desde 1893 incluía la Hacienda de San Lorenzo –productora de uva en el Valle de Parras‒ empresa que desde entonces y hasta nuestros días conserva el nombre de “Casa Madero”.


Don Francisco contrajo matrimonio el 28 de enero 1873, en el propio Parras de La Fuente ‒Coahuila‒ con Mercedes González Treviño (n. 1853) hija de don Francisco González Prieto (1803-1881) y María del Pilar Treviño Garza (1817-1855), con quien al paso de los años procreó quince hijos de los que once sobrevivieron la primera infancia; encabezaba la lista Francisco Ignacio Madero (n. 1873 y recordado por haber sido Presidente de México) seguido de Gustavo Adolfo, Mercedes, Magdalena, Alfonso, Emilio, Rafaela, Eduardo Rafael, Gabriel, Julio, Ángela, Raúl, Evaristo, Ramiro y Carlos, todos Madero González.

En la imagen de arriba captada hacia 1890, aparecen don Francisco y doña Mercedes con doce de sus hijos. Abajo en una magnífica imagen que reproduzco gracias a la amabilidad de Lucila Garza Madero, aparece el “Clan Madero en 1898” con don Evaristo Madero Elizondo sentado al centro con su hijo Francisco (a su derecha) y cuatro de sus hijas con sus respectivos conyugues e hijos.



Esa pujanza económica de la familia Madero no estaba exenta de sobresaltos, y en “La guerra secreta en México”, Friedrich Katz nos cuenta que “A finales del siglo, Francisco Madero (Hernández) había formado y encabezado una coalición de hacendados laguneros para oponerse a los intentos de la compañía anglo-norteamericana Tlahualilo por monopolizar los derechos sobre el agua en esa zona enteramente dependiente de la irrigación. Cuando los Madero cultivaron guayule, sustituto del caucho, se enfrentaron a la Continental Rubber Company. Otro conflicto se desarrolló antes de 1910 debido a que los Madero poseían el único horno de fundición del norte de México que era independiente de la American Smelting and Refining Company”.

Y complementa Pedro Salmerón en “Los Carrancistas”: Francisco I. Madero sería un prominente hacendado y empresario de La Laguna, cercano al grupo de “los científicos”, que “pertenecía a un poderoso clan desplazado del poder local por Bernardo Reyes y sus operadores en Coahuila, pero que tenía prósperos y diversificados negocios en todo el noreste y vínculos económicos y familiares con casi todos los grupos empresariales de importancia”.


Atentos a las novedades tecnológicas, don Evaristo y Francisco invitaron a Thomas Alva Edison, a realizar ensayos para mejorar el proceso de instalación de su bombilla eléctrica aprovechando el depósito de agua que fue construido al sur de Parras (-estanque de Lobatón- que desde entonces se conoce como estanque de la luz), y fue así que el pequeño Parras de la Fuente en Coahuila, fue de los primeros pueblos del continente en donde se encendió por primera vez un conjunto de focos eléctricos, y en contar con iluminación eléctrica con la nueva bombilla “mejorada” de Edison, mientras que don Francisco Madero y la construcción de su planta hidroeléctrica permitió iluminar el pueblo natal en un perseverante proceso de mejora.



Es interesante notar que desde Abril de 1893, don Evaristo había adquirido con su hijo Francisco y a través de la compañía francesa San Lorenzo du Mexique, la vecina Hacienda de San Lorenzo, propiedad de la viuda de Leonardo Zuluaga, por ₣500,000.oo francos; don Francisco rápidamente modernizó las instalaciones y compró tres Alambiques tradicionales “Charentais” (donde se elabora el Brandy de Charente, Coñac), envió a aleccionar en Francia a dos de sus hijas en el cultivo de la vid y elaboración de vinos y su destilación ‒en particular el "brouillis de Charente"‒, y estableció entonces el sonado nombre comercial de Casa Madero justo al norte del pueblo de Parras.



Agreguemos además que desde ese 1893, su hijo mayor –Francisco Ignacio‒ había regresado a México luego de su larga estancia de estudio en la Escuela Técnica de Agricultura de Berkeley; Francisco (Ignacio Madero) había ingresado para sus primeras letras al colegio jesuita de San Juan en Saltillo para luego transitar al colegio católico Saint Mary’s College de Baltimore; después fue a París para estudiar contabilidad, economía política y sistemas de comercio en el Liceo Versalles y en la Escuela de Altos Estudios Comerciales de Francia y comenzó a practicar el espiritismo que tan en boga estaba por entonces. Finalmente y justo antes de volver a México, había ingresado a la Escuela Técnica de Agricultura de Berkeley, en San Francisco ‒California‒ a fin de liar los bártulos en la explotación de San Lorenzo y la venta del Brandy en el país entero.

Dados los frecuentes viajes a la capital, es en este período que don Francisco –por sugerencia de su padre– decide adquirir en la Ciudad de México una casa que funcionara como “Pied-à-terre” durante las diversas estancias que la familia tenía en el centro del país y que además fungiera como representación de los diversos intereses familiares y la nueva “Casa Madero”. De ahí su liga con C. C. Lamm…


Arriba, el señor Cassius Clay Lamm (el nombre es homenaje a Cassius Marcellus Clay, emancipador de Kentucky), importante contratista que edificó un sorprendente número de residencias en la Ciudad de México a partir de 1895; es recordado por crear con su hijo y asociado con varios inversionistas la “Colonia Roma”, que nació en diciembre de 1902.

Desde los últimos años del S.XIX, Lamm construyó diversas casas en la “Colonia del Paseo” y gracias a su tenacidad y eficiencia, se hizo de clientes agradecidos cuando entregó las residencias de George Orrin (en la esquina de Madrid y París) y Pedro Lascurain (con vista al Paseo de la Reforma). Enérgicamente criticado entre arquitectos por usar el catálogo de “Modern Dwellings” de Geo. F. Barber & Co. o los diseños de W. B. Camp para producir algunas de sus edificaciones, para 1899 Lamm ostentaba un extenso portafolio, que incluía desde la espectacular residencia del Sr. H. Marquard –en la esquina de Viena y Londres‒, hasta la mesurada casa de don Arturo Smith –también en la calle de Londres‒. Abajo, las casas Marquard y Smith captadas en 1900.



Además de su reconocida participación en diseño y creación de la Colonia Roma asociado con Walter Orrin y Pedro Lascuráin –donde participaron también Brown y Morton‒, Mr. C. C. Lamm con su hijo Lewis sería clave en la edificación del Pabellón que representó a la República Mexicana en la Feria Universal de 1904 (Ver). El peculiar edificio de vertiente académica, muestra además algunos de los elementos que encontraríamos después en los diseños de Lewis Lamm Payne cuando ya en México, se separó de la tutela de su padre y migró lejos de los diseños de “Modern Dwellings”.



En los últimos años del siglo XIX, Lamm edificó una veintena de casas en lo que ahora conocemos como la “Colonia Juárez”, que por entonces era “Colonia del Paseo” y se conocía en general como Colonia Americana (Ver), casas que servirían para promocionar el vivir en una zona moderna, aún a pesar de estar tan alejada de la Ciudad...

Desde 1886, se había decidido ampliar la urbanización original la “Colonia de la Teja” de don Rafael Martínez de la Torre hacia el poniente, y buena parte de los predios quedaron en propiedad del Banco de Londres y México y la “Compañía de Mejoras de los Terrenos de Chapultepec” en remate celebrado en 1896, sociedad en la que don Thomas Braniff acumulaba el 45% de las acciones en compañía de Félix Cuevas (20%), Rafael Dondé (20%) y el propio Banco (15%) del el que Mr. H.C. Waters había fungido como Gerente General desde 1878 (Ver). Es ahí ‒en esa ampliación de la “Colonia del Paseo”‒ y complementando la casa de Horace C. Waters, que Casius C. Lamm intervino con éxito y se abrió camino en las altas esferas de las inversiones en la Ciudad de México acercándose a Lascurain y Orrin.

Abajo, en el fragmento de un plano fechado en 1907 que describe la urbanización de la Ciudad de México y que reproduzco gracias a la amabilidad de Javier Balbás, he señalado el trapecio que delimita la zona que inició como Colonia del Paseo y se llamaría Colonia Americana y/o “Colonia del Paseo” a cargo de la “Compañía de Mejoras de los Terrenos de Chapultepec” (una estrella marca la esquina donde se edificaría la Casa Madero).



Para octubre de 1900, en “El Mundo” se escribía: “Es ya sin la menor duda, uno de los rumbos mejores de nuestra metrópoli, tanto por el buen clima de aquella parte de la ciudad como por los precios de los edificios que se han construido en sus terrenos…” Abajo, en un fragmento de la página “México Moderno” que apareció en “El México Ilustrado” del domingo 7 de junio de 1900, muestro tres de las edificaciones de C. C. Lamm en la Colonia del Paseo.



Una de las edificaciones de ese fraccionamiento, construida justo en la esquina formada por las apenas trazadas calles de Liverpool y Berlín, fue una casa de tres pisos y características que “Modern Dwellings” describía como “Exquisite specimen of Colonial work”. Adecuada a las peculiaridades constructivas de nuestro país la casa fue edificada por el equipo encabezado por Lamm en 1898 y entregada al año siguiente.


Arriba, el cruce de Liverpool y Berlín en 1899; la arboleda que se distingue al fondo es el Paseo de la Reforma. Abajo la portada de “Modern Dwellings” en su edición de Dancker, publicación que tan ventajosa resultaría para C. C. Lamm; el documento mostraba un centenar de propuestas residenciales así como una somera descripción de los diseños y agregaba al final la lista de los costos que implicaba recibir el proyecto ejecutivo de aquel diseño.



Al paso del tiempo, fueron muchos los grupos que promovían este tipo de publicaciones, incluyendo desde 1908 la muy popular “Sears Modern Homes” de Sears Roebuck and Co. de Chicago, que podía enviar planos y todos los elementos de una casa prediseñada para ser armada por el contratista, o las fastuosas propuestas de George Franklin Barber & Co. Architects, que prometían adecuar un diseño ya ejecutado y probado, ajustándolo a cualquier terreno y método constructivo, e indicaba:
“We will furnish plans and specifications complete for any house shown in this book, with any reasonable changes, at the prices given. No better or more complete plans are made or sent out of any office than go from ours at Knoxville, Tennessee.”
Además, desde 1896, aparecía la revista mensual “American Homes –An Illustrated Magazine for those who Plan, Build or Beautify the Home‒” con diseños del propio Barber –en que ponía al día los costos de ejecución reciente de los diversos modelos–, pero también mostraba diseños de Samuel Johnes y W. B. Camp de Geneva N.Y.

Abajo, un diseño del arquitecto Camp “…a design of a 12-room residence lately built in Geneva, N.Y., for the First Presbyterian Society at a cost of $6,ooo, and which is admired very much by the congregation.”, con sorprendentes similitudes a la casa edificada en la Colonia del Paseo por C. C. Lamm



No tengo datos referentes a si la casa fue un encargo de don Francisco Madero a Lamm o la casa era una edificación para venta, pero ya para 1900 (hay un par de fuentes que indican que se terminó en 1903) se erguía imponente con sus fachadas de intrincado aparejo de tabique aparente y techumbres inclinadas cubiertas de lámina unas y forradas con complejo avío de mosaico otras; la curiosa planta cuadrada ornamentada con torreón en la fachada poniente y vanos de diseño diverso, encajaba perfectamente con el escogido entorno que en la nueva colonia se edificaba, muy en concordancia con el eclecticismo imperante.



Ese eclecticismo en las edificaciones de la zona es relevante, ya que a pesar de que frecuentemente se le señala como “arquitectura Afrancesada" ‒a manera peyorativa‒ la arquitectura del período, era precisamente la mezcla de estilos lo que prevalecía como vanguardia durante la primera década del siglo, en un abanico que va desde la recreación del “Gótico Isabelino” hasta el “Románico Richadsoniano”, pasando por las interpretaciones Renacentistas, Pompeyanas y/o Palladianas, para llegar a “Colonial Americano”; muestro algunos ejemplos interesantes edificados en las calles de la “Colonia del Paseo”, todos a menos de una calle de la casa de Liverpool 25.


Arriba, una magnífica fotografía de Guillermo Kahlo que forma parte de un álbum publicado por “Müller Hermanos” en 1910 con motivo de las Fiestas del Centenario de la Independencia de México, donde a la izquierda aparece la acera poniente de la calle de Dinamarca vista desde la esquina de Liverpool, así como a la derecha la acera Sur de Liverpool vista desde Dinamarca; a ambos lados de la casa en la esquina, un amplio grupo de “Casas juntas” domina la composición fue muy apreciado por quienes se mudaron a la –ya para entonces– Colonia Juárez. De la más pura raigambre ecléctica, el conjunto mezcla materiales como tabique y cintillas de cantera, con azulejos y plomo en una decoración que incorpora elementos académicos, renacentistas, Tudor, Luís XV e Imperio; mejor complemento a la atrevida heterodoxia estilística del conjunto, son los coches que circulan por las calles –que con claridad marcan el período‒ y la casa que se alcanza a distinguir en la Plaza Dinamarca (a la extrema izquierda). Del lado derecho, destaca la casa Madero, con su inconfundible torre mirador que adorna la fachada poniente y complementa a la cúpula de la casa vecina (ese predio -Liverpool 31- ahora lo ocupa la Biblioteca Benjamín Franklin).


Arriba, un detalle de la foto anterior, en que vemos claramente la torre/mirador de la casa Madero que por entonces debió tener una fantástica panorámica de la Cuenca de México.

Respondiendo a la tradicional planta de la “Square Colonial House”, a la casa se podía acceder por la esquina subiendo unos escalones a un mirador-terraza que daba paso a los salones, o por accesos de vehículo -en ambas calles- que permitían llegar a un Pórtico en la fachada norte. El conjunto se desplantaba sobre medio sótano –dedicado a los servicios, incluida la cocina‒ y se presentaba con dos niveles principales coronados por amplia cubierta a cuatro aguas interrumpidas por buhardillas para albergar cuatro habitaciones más. La esquina sur, coronaba un “Parlour” octagonal con una curiosa cúpula de agudo remate y lucarnas de ojo de buey, recubierta de azulejo…



Al interior, la casa debió responder a los cánones tradicionales del período, con una decoración ecléctica muy a tono con la cultura de sus habitantes, que mantenían contacto con la moda europea y norteamericana. En diversas fuentes se habla del “gusto” con que estaban amuebladas las habitaciones públicas y se menciona la presencia de un piano, frente al que varios miembros de la familia se sentaban a tocar.



No sería aventurado suponer que en algunos sitios, esos interiores tuvieran similitudes con los interiores que en “Modern Dwellings” aparecían, y abajo reproduzco una de las propuestas de George Franklin Barber para la casa N°202 en la edición de 1901.



Es poco probable que la familia entra haya usado la casa en un solo momento, ya que con tan amplio abanico de edades e intereses -además de la lejanía-, el encontrarse en la Ciudad de México debió ser muy poco común. Abajo una imagen de la familia Madero- González hacia 1900, donde arriba destacan de pie -de izquierda a derecha- Mercedes, Alfonso, Magdalena, Rafaela, Francisco Ignacio y Gustavo Adolfo acompañando a sus padres y hermanos pequeños.



Desde 1904 Francisco Madero (Jr.) ‒que desde el inicio del siglo se había dejado crecer la barba y que para el 28 de enero 1903 había casado con Sara Pérez Romero (1870-1952)‒, se había involucrado en las luchas electorales de Coahuila, con una mirada que parecía querer abarcar la totalidad del fenómeno político en el país, incorporando los planteamientos de clubes liberales, del “magonismo”, de anarquistas y socialistas; parecía sopesar las consecuencias de las guerras de Tomochic contra los yaquis, y la de castas en Yucatán, así como las luchas obreras en Puebla, Orizaba y Cananea. Así, Madero tenía una visión del momento político que le tocaba vivir cuando escribió “La sucesión presidencial”.



En un texto de anticipación casi visionaria y ejercicio de gran inteligencia intuitiva, Madero acopiaba la certeza del papel protagónico que personalmente jugaría en un proceso cívico que conduciría al “triunfo de los principios democráticos”, convencido de que “la riqueza, la ilustración, el patriotismo” que poseían él y su familia, lo obligaban a no permanecer como espectador “en la gran lucha que se avecina, sino para que entremos en esa lid valientemente”.


Al redactar el texto, Madero entrelazó dos escenarios: el deseable, consistente en una apertura del sistema por la vía electoral, y el inevitable, que estaría determinado por la cerrazón del régimen y llevaría ‒inexorablemente‒, a la rebelión armada y a la revolución.

Baste recuperar un párrafo de ese texto:
Veamos sin embargo qué podrá suceder si el gobierno recurre a medidas demasiado violentas para obtener su triunfo, pues para que llegue a luchar hasta en los comicios se necesitará una relativa libertad. En el caso de que ésta falte por completo, imposible será pronosticar lo que suceda, pues bien puede darse el caso de que la nación, indignada por las violencias y por las persecuciones de que han sido víctimas sus buenos hijos, tan sólo porque quieren hacer uso de sus derechos, se levante en masa y presenciemos otra revolución popular como la de Ayutla.

No es objeto de ésta investigación hablar de esa “Sucesión Presidencial”; básteme anotar que durante ese largo periplo, Francisco Ignacio recibió –entre muchos otros apoyos– el pleno respaldo de su padre –al que el imaginario popular comenzaría a llamar cariñosamente “Don Pancho Madero” – y de su hermano Gustavo Adolfo.



Cuando se preparaban ya las "Fiestas del Centenario de la Independencia de México" -para dar cuenta de los grandes progresos del país-, una rebelión social aparecía como escenario remoto; los clubes anti-reeleccionistas se multiplicaban de manera sorprendente y finalmente Francisco Ignacio Madero González sería candidato a la presidencia enfrentándose a Porfirio Díaz.

En varias ocasiones, la casa de Liverpool esquina con Berlín sería telón de fondo para las arengas del candidato, en una campaña que no estaría exenta de sobresaltos…



En su “Ulises Criollo” nos cuenta José Vasconcelos –luego de aclararnos que fue él el autor de la afamada consigna “Sufragio efectivo, no reelección”‒ que por entonces:
…El gobierno se había desentendido de la campaña maderista. No lo alarmaban las multitudes que acudían a los mítines, ni el florecimiento de nuestras asociaciones, por todos los rumbos del país. Pero apenas puso Madero el dedo en la llaga, apenas osamos dirigir los tiros a la persona del dictador, las persecuciones se desataron también sin embozo. En vísperas de las elecciones, Madero, ya candidato a la Presidencia, fue acusado de injurias al Presidente, arrestado y encarcelado en San Luis Potosí.



Todos sabemos que tiempo más tarde, se efectuaron las elecciones federales extraordinarias -elecciones de 1911 que sustituían las realizadas para el periodo 1910-1916 en el que habían sido electos Porfirio Díaz y Ramón Corral-, luego de las renuncias del 25 de mayo de 1911 como consecuencia directa de la Revolución mexicana.

El proceso electoral se llevó a cabo como resultado de los Tratados de Ciudad Juárez, que reconocían la victoria de la revolución maderista y a cambio Francisco Madero aceptaba la no interrupción del orden constitucional, permitiendo por lo tanto que el sucesor de Díaz en la presidencia de forma interina fuera Francisco León de la Barra y luego se convocaran elecciones extraordinarias según lo estipulado por la Constitución de 1857.

Resultaron electos para la presidencia Francisco I. Madero y para la vicepresidencia José María Pino Suárez.



Ahora, Madero recibía en Palacio Nacional y estableció residencia en Chapultepec, dando continuidad a la tradición iniciada por don Manuel González. A pesar de eso, la casa de la Colonia Juárez siguió siendo sitio emblemático y conocido por todos como la casa de “Pancho Madero” el papá del Presidente; así que, ocasionalmente, algún convivio reunía a concernidos bajo el pórtico de acceso de la casa en la calle de Berlín…



Madero fungió como presidente de México desde el 6 de noviembre de 1911. Aún a pesar de las críticas, su período parecía desarrollarse con la normalidad esperada, aunque rumores diversos parecían advertir algún cambio; poco más de un año después, en 1913, se dio un golpe de estado ‒la llamada Decena Trágica‒ dirigido por Victoriano Huerta.


Sea o no correcto, "Decena Trágica" se llama al golpe militar que se desarrolló entre el 9 y el 19 de febrero de 1913 para derrocar al Presidente Francisco I. Madero. La sublevación inició en la Ciudad de México, donde un grupo de disidentes comandado por el general Manuel Mondragón se levantó en armas y puso en libertad a los generales Bernardo Reyes y Félix Díaz, quienes estaban presos; luego, asaltaron algunas dependencias del gobierno –intentaron tomar Palacio Nacional‒ y decretaron el estado de sitio desde “La Ciudadela” que era entónces un depósito de armas y municiones.

Ese 9 de febrero, Madero salió del Castillo de Chapultepec rumbo a Palacio Nacional, custodiado por cadetes del Colegio Militar y gendarmes de la capital, acompañado además por miembros de su gabinete y amigos, en lo que se conoció como la «Marcha de la Lealtad».



A las 10:30 del 11 de febrero comenzaron las acciones bélicas y las calles quedaron llenas de cadáveres de hombres y caballos, ese día hubo más de quinientos muertos y heridos; el Reloj Chino de la glorieta de Avenida Bucareli y Atenas, quedó destrozado y varias casas aledañas sufrieron daños por los obuses disparados desde La Ciudadela.


Para las 14:20 horas del viernes 14 de febrero, la casa de don Francisco Madero se incendiaba. Nos cuenta Antonio Saborit en su antología “Febrero de Caín y de metralla”:
“La casa de Don Pancho Madero, en la esquina de Liverpool y Berlín, está ardiendo y existe peligro de que el incendio se propague a las casas vecinas. Los rurales que están en la calle de Londres toman posiciones; corren de un lado para otro y nadie sabe por qué hacen tantos movimientos”…


Arriba aparece la fotografía “Incendio en la casa de Francisco Madero”, captada aquel 14 de febrero; la toma es desde la esquina de Bruselas y Liverpool, calle donde la casa que aparece a la extrema derecha aún existe, con el Número 17 de Liverpool y que ahora alberga la Escuela Coreana, de la “Asociación Coreana en México”.

Otros reportes, afectos a los golpistas especularon:
"A medio día cayeron varias granadas en la elegante casa que el Sr. Francisco I. Madero poseía en la calle de Berlín y la incendiaron. Debido a que había guardado allí una considerable cantidad de parque, el fuego tomó rápidamente gran incremento, y de la hermosa construcción sólo quedaron las paredes ennegrecidas. Se dice que fueron enviados oportunamente algunos rurales desarmados a combatir el incendio pero que nada pudieron hacer a causa de los pocos elementos con que contaban para ello."


Y retomo a Vasconcelos en “Ulises Criollo” que cuando nos habla de “El Averno” cuenta:
Y donde no quedó piedra sobre piedra, fue en la finca de los madero, por la Colonia Juárez. No era propiedad del ex presidente sino de sus padres. Y éstos la habían construido con dineros ganados en la industria; nunca uno solo de ellos había disfrutado de cargos gubernamentales; ni uno solo de los parientes de Madero construyó casa propia durante el período de su gobierno. Ningún maderista funcionario se había enriquecido…


Los daños eran en verdad irreparables…







El 18 de febrero se definió el golpe de Estado cuando el presidente y el vicepresidente fueron arrestados en Palacio Nacional, Gustavo A. Madero fue hecho prisionero en el restaurante Gambrinus, y se negoció un pacto con los golpistas. Al día siguiente, fue asesinado Gustavo A. Madero.

Desde su aprehensión, Madero y Pino Suárez permanecieron en el Palacio Nacional, pero con el recrudecimiento de los ataques de los felicistas, la familia del presidente Madero buscó protección en la sede de la embajada de Japón -en la calle de Orizaba de la colonia Roma-. Llegaron en seis vehículos, de los que descendieron Sara Pérez, esposa del Presidente, sus hermanas Mercedes y Angelina, hijos y sirvientes. A su llegada fueron recibidos por Stina, esposa del embajador Kumaichi Horiguchi.


Al enterarse que la familia de Madero, estaba en la embajada de Japón, un grupo de soldados federales se apersonó y ordenaron la entrega de los huéspedes, pero el ministro japonés se negó. En “Ramo de flores blancas”, Shozo Ogino Fujioca nos cuenta “En respuesta el embajador Horiguchi extendió la bandera nipona a la entrada, argumentando que si la pisaran, ello sería motivo para una confrontación diplomática”.

A la embajada ‒que se había convertido en una romería‒, llamaba constantemente por teléfono el presidente Madero, para saber sobre la salud de su esposa y sus padres, que a final del día, también pidieron asilo en la embajada.



El 22 de febrero, por la noche, detrás de la penitenciaría de Lecumberri, fueron asesinados Madero y Pino Suárez.


Don Francisco Indalecio Madero Hernández murió el 3 de septiembre de 1916 y doña Mercedes el 12 de agosto de 1929.






Los que pasan por la esquina que forman las calles de Liverpool y Berlín, difícilmente recuerdan lo que ahí había…




Apenas una placa al lado de la puerta principal de Liverpool N° 25 recuerda ese pasado.





Este Blog se ha hecho gracias al apoyo incondicional de Julieta Fierro; está dedicado a las “Grandes casas de México” y pretende rescatar fotografías e historia de algunas de las residencias que al paso del tiempo casi se han olvidado y de las que existe poca información publicada. El objeto es la divulgación, por lo que se han omitido citas y notas; si alguien desea mayor información, haga favor de contactarme e indicar el dato que requiere. A menos que se indique lo contrario, las imágenes provienen de mi archivo, que incorpora imágenes originales recopiladas al paso del tiempo, así como el repertorio de mi padre y parte del archivo de don Francisco Diez Barroso y sus imágenes de Kahlo; en general, he editado las imágenes a fin de lograr ilustrar mejor el texto. Si se utilizan las imágenes, favor de indicar la fuente –aunque advierto que pueden tener registro de autor–.




Conforme haya más entradas (¡Ya hay un centenar!), aparecerán en el índice a la parte superior derecha de ésta página…




También se puede encontrar un índice general en: http://grandescasasdemexico.blogspot.mx/2016/02/indice-de-grandes-casas-de-mexico.html

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22 comentarios:

  1. excelente relato histórico y gráfico de tan importante personaje de la historia de México. Gracias por compartirlos

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  2. Excelente articulo! Rafael un favor sabes más información de esta casona https://casa.mercadolibre.com.mx/MLM-761149634-bhv1028-viva-inmensamente-feliz-en-esta-casa-de-ensueno-_JM#position=3&type=item&tracking_id=2409cd49-b75b-4884-a9e4-27a9eefe942f?

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    1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    2. https://grandescasasdemexico.blogspot.mx/2017/08/paseo-de-la-reforma-n403-esq-montes.html
      ¡Saludos!
      RF

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  3. Excelente trabajó Arquitecto !!!!

    Muchisimasismas Gracias por tan noble empeño en dar fechas personajes e historias, disfruto mucho sus blogs...Felicidades !!!!

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  4. MARAVILLOSAS HISTORIAS QUE MUCHOS NO CONOCEMOS.

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  5. Excelente historia de nuestro México que millones desconocemos gracias

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  6. muchas gracias por compartir, cada vez siento que hay más adeptos a esta Maravillosa Cuidad

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  7. Me impresiona la calidad de este blog. Tiene fotos excelentes y el trabajo es de muy alto nivel pero, más importante aun, se disfruta, se goza la lectura. Felicidades y gracias por su trabajo.

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  8. Buenos días, Rafael,enhorabuena por el blog, es muy interesante. Estoy intentando buscar información sobre una casa de mis antepasados en calle Marsella,construida sobre 1900.Mis bisabuelos vivieron en ella hasta aproximadamente 1916 en que se fueron de Mejico. Sólo conservo fotos exteriores de la casa, y del jardin, pero no del interior,y me gustaría saber si se conservan datos del arquitecto, fecha de construcción, o cualquier otra documentación gráfica o fotográfica. Creo que la casa estuvo en pie, aunque deteriorada, hasta el terremoto del 85.
    Si pudiera decirme donde dirigirme para encontrar esta información le estaría muy agradecida. También podría enviarle unas fotos de la casa ,si usted quiere.
    Muchas gracias, y un saludo cordial desde España.

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    1. ¡Hola Teresa!
      Gracias...
      Dado que no me da el número en la calle de Marsella, me temo que no puedo ofrecerle más datos; puede usted encontrar algunas casas más –edificadas en esa zona‒ en: https://grandescasasdemexico.blogspot.com/2016/02/la-casa-de-la-baronesa-nancy-oakes-en.html (para Marsella 44), o https://grandescasasdemexico.blogspot.com/2017/05/la-casa-del-arquitecto-manuel-gorozpe-y.html (para la esquina de Berlín y Marsella) y https://grandescasasdemexico.blogspot.com/2019/10/la-casa-cortinagoribar-en-la-5-calle.html (para Versalles 113).
      ¡Saludos!
      RF

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  9. Excelente información....Aunque sé que ya no es la casa original, esta semana santa aprovecharé para conocer tan histórico lugar.
    Gracias

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