Una de las primeras edificaciones de la “Colonia del Paseo” que ahora conocemos como Colonia Juárez, acogió de origen a Mr. H.C. Waters –Gerente General del Banco de Londres y México– sobre un espectacular terreno de casi 2,000m² y frentes a las calles de Londres y Roma, para luego ser residencia de don Francisco Diez Barroso y su esposa. Tiempo después y habiendo perdido parte del terreno, fue ampliada la casa pero abreviada su decoración para transformarla en Embajada de la República Española, papel en que algunos aún la recuerdan porque durante 42 años aquella república tuvo territorio, habitantes y gobierno en suelo mexicano.
Desde el año 2000 fue invadida por un nutrido grupo de ocupantes provenientes de la Sierra Mixe y luego de ser desatendida su conservación está ahora en estado ruinoso, decadencia que sorprende apenas a un par de calles del cruce del Paseo de la Reforma y Avenida de los Insurgentes, las dos vías más importantes de la Ciudad de México…
Cuando en 1866 se hizo el trazo para la avenida imperial ordenada por Maximiliano I y ejecutada por Luís Bolland, el protocolariamente conocido como Paseo de la Emperatriz atravesaba los terrenos que tiempo atrás habían pertenecido al 5° Conde de Santa María de Guadalupe del Peñasco, don José Mariano Espinosa y Cuevas.
Arriba, en un fragmento del plano dibujado por los ingenieros Mc. Clellan y Hardcastle en 1847, titulado “Battles of Mexico” –que es parte del acervo de la Mapoteca Orozco y Berra– puede verse el estado que guardaba la zona en esa fecha. Bajo el título, aparece la Loma de Chapultepec –que entonces albergaba el Colegio Militar– y a la extrema izquierda el Molino del Rey; arriba y a la extrema derecha, el casco de la ciudad de aquella época, que hacia el poniente apenas llegaba hasta la hoy Avenida Balderas y el edificio de “La Ciudadela”; al centro, aparece lo que ahora llamamos Avenida Chapultepec y que ahí aparece marcado como “Aqueduct of Belem”, y sorprende el que aún no existe el trazo de lo que hoy llamamos Paseo de la Reforma (que he señalado en rojo). Como referencia, la estrella roja marca el sitio aproximado en que hoy se encuentran los restos de la casa en la calle de Londres N°7.
De origen, esos terrenos formaban parte de la enorme extensión ofrecida a postores tras la venta de las propiedades del 5° Conde de Santa María de Guadalupe del Peñasco, Ingeniero don José Mariano Espinosa y Cuevas. Entre 1865 y 1872 la zona al norte de la Calzada del Acueducto pasó a formar parte de la Hacienda de la Teja, propiedad del ingeniero Francisco Somera y sobre cuyos peculios se perfiló el “Paseo de la Emperatriz” que hoy llamamos Paseo de la Reforma ver, avenida trazada por el ingeniero Luís Bolland por orden expresa de Maximiliano I, ligando de manera conveniente el Cerro de Chapultepec –donde edificaría su Residencia Imperial– con la primera glorieta del Paseo de Bucareli, sitio en que se había colocado la estatua ecuestre de Carlos IV en 1852.
La avenida, que en palabras de José María Marroqui, “…en su momento apenas llegó a ser angosta y sin adorno alguno”, no era aún eco de los grandes bulevares europeos, por lo que en 1880 cuando se trazó la “Colonia Limantour”, las calles siguieron la retícula normada por el Paseo de Bucareli, aun a pesar de que en la glorieta cercana se había colocado en 1877 el monumento a Cristóbal Colón donado por Antonio Escandón y esculturas ejecutadas por Charles Cordier, y en la siguiente glorieta del paseo se edificaba ya un monumento a la memoria de Cuauhtémoc. La primera piedra de aquel otro monumento fue colocada el 5 de mayo de 1878, cuando en su entorno no había más que huertos y milpa; durante su inauguración el 21 de agosto de 1887, Manuel Gutiérrez Nájera apuntó:
“Pasead a todas horas por ésta calzada de la Reforma, si es que no podéis alejaros más de la ciudad. ¿No habéis observado cómo la ciudad marcha rumbo a occidente? …México parece como irse desprendiendo y alejando del lugar en donde la dejaron los conquistadores… ¡Cómo brotan casas en esta anchurosa calzada dedicada a la Reforma! Pronto, sin duda, México se unirá a Tacubaya, que lo espera como una novia espera al novio, con prendido de flores y con una rosa en el corpiño…”
Arriba, el “Plano de la Colonia de la Teja - 1881” –que forma parte de la colección de la Biblioteca del Museo de la Ciudad de México–; aunque la urbanización final no corresponde exactamente al proyecto (nótese que a las glorietas no desembocan calles principales), el diseño de retícula alineada al Paseo se conservó. Abajo, una fotografía captada en 1904 por Guillermo Kahlo, donde se observa el ya Paseo de la Reforma con los monumentos a Colón y Cuauhtémoc.
Así, para 1881, la vasta propiedad de la hacienda del ingeniero Francisco Somera, entre las calzadas de los acueductos de Belem y San Cosme fue proyecto de fraccionamiento por don Rafael Martínez de la Torre ‒abogado, Regidor del Ayuntamiento de México y Diputado ante el Congreso de la Unión‒, sin que se lograra concretar la permisión; para 1882, Martínez de la Torre cedió los derechos de la urbanización a Salvador y Javier Malo Valdivielso y así comenzó la urbanización del sector Sur-oriente del proyecto que incorporaba la Colonia Limantour, aunque modificando la retícula.
Aunque el ambicioso proyecto de fraccionamiento de Martínez de la Torre y los hermanos Malo no prosperó en su totalidad, para 1895 la sección sur-oriente se había trazado y urbanizado, pasando a ser la “Colonia del Paseo”, sitio que se consideraba el nuevo sector “Correcto y deseable” en el crecimiento de la ciudad y en el que se edificarían las extraordinarias residencias de la Colonia Americana...
Abajo, en una imagen de 1898 aparece la calle de Berlín mirando hacia el sur, con el encuentro de las calles de Londres al centro y Liverpool al fondo (ninguna de las edificaciones que aparecen en la toma se conserva); la foto -con caballos- es de R. J. Carmichael y apareció en “México Ilustrado” de J. R. Southworth, Tomo VII de 1903.
Desde 1886, se decidió ampliar la urbanización hacia el poniente y buena parte de los predios quedaron en propiedad del Banco de Londres y México y la “Compañía de Mejoras de los Terrenos de Chapultepec” en remate celebrado en 1896, sociedad en la que don Thomas Braniff acumulaba el 45% de las acciones en compañía de Félix Cuevas (20%), Rafael Dondé (20%) y el propio Banco (15%) del el que Mr. H.C. Waters había fungido como Gerente General desde 1878.
Abajo, en el fragmento de un plano fechado en 1907 que describe la urbanización de la Ciudad de México, he señalado el trapecio que delimita la zona que inició como Colonia del Paseo y se llamaría Colonia Americana a cargo de la “Compañía de Mejoras de los Terrenos de Chapultepec”.
El trazo cardinal de esa urbanización que se conoció como “La Colonia Americana” usaba el eje de la calle que ahora llamamos Dinamarca (que iniciaba al cruce del Paseo y la Calzada de los Insurgentes) y la ahora Londres (Paralela al Paseo de la Reforma) ‒que se cruzaban en una amplia glorieta‒ para organizar la nueva retícula y articularla con las grandes manzanas del Paseo de Bucareli hacia el oriente (el límite era la actual calle de Versalles) y la anterior colonia Limantour hacia el norte (el límite era la actual calle de Roma), mientras que la urbanización terminaba hacia el sur en la avenida del Acueducto de Belem (hoy Avenida Chapultepec) y hacia el poniente frente a la “Calzada de los Insurgentes”…
La tradición cuenta –cosa que aseveran Héctor Manuel Romero y otros muchos‒ que la nomenclatura se debe al ingeniero, historiador y diplomático Dr. Ricardo García Granados, uno de los pioneros en aventurarse a vivir en aquellas lejanías –en la Avenida Reforma 2, que sería luego Hamburgo–; se cuenta que así ensalzaba la memoria de aquellas ciudades de Europa en las que había vivido durante el servicio exterior y en las que habían nacido sus hijos, aunque en realidad, únicamente fungió como vicecónsul de México en Hamburgo, y encargado de negocios en El Salvador y Cuba.
En aquella Colonia del Paseo de los últimos años del siglo XIX, la primera parte en poblarse fue la sección Oriente, con las casas del propio Sr. García Granados en Hamburgo, y las de los Sres. Arturo Smith y Thomas Philipps en la calle de Roma, límite con lo que había sido la colonia Limantour y ya incorporada a la Colonia del Paseo, que luego –ampliada– sería Colonia Americana y desde 1906 conocemos como Colonia Juárez.
Arriba, en imágenes que aparecieron en “El Mundo ilustrado” el 18 de marzo de 1900, las casas de los Señores García Granados sobre la calle de Hamburgo y Thomas Philipps sobre la calle de Roma casi esquina con Dinamarca –se distinguen las vías del tranvía que llevaba de Insurgentes a Bucareli por las calles de Roma y Fuentes Brotantes (hoy Lucerna) – .
Así, al inicio del siglo XX la “Colonia del Paseo” debió ser ya espectacular…
Arriba, en una foto captada en 1904 por Guillermo Kahlo, aparece la calle de Londres vista desde la esquina de Berlín y mirando hacia el oriente; al fondo el cruce con la calle de Roma –en diagonal– y el inicio de Lisboa. A la extrema derecha, algunos reconocerán parte de la casa que entonces ocupaban don José Natividad Macías Castorena y su familia, y que ahora alberga el “Museo de Cera de la Ciudad de México”…
Algunas de las residencias más sorprendentes se habían edificado desde 1889 al cruce de esa calle de Londres con Berlín, encabezando la esquina la casa del señor Hugo Marquard, representante en México de la “Poenix Assurance Company of London” y encargado consular (a nombre de Arturo H. Gehrke) de la República de Ecuador en México; la construcción con torreón de influencia francesa en la esquina, techos de pizarra con remates “a la inglesa” y pórticos de acceso es representativa de aquel eclecticismo que a fines del S. XIX se había vuelto tan popular en el mundo entero y provocaba agitación vanguardista en México…
Abajo, en otra magnífica imagen de Guillermo Kahlo, captada también en 1904 y que he limpiado un poco, aparece la calle de Berlín, con las fachadas que miran hacia el Sur-poniente entre las calles de Hamburgo y Londres; a la derecha, la casa del señor Hugo Marquard seguida de otros ejemplos de la arquitectura ecléctica del período.
Es precisamente aquí donde Mr. H. C. Waters, gerente general del Banco de Londres y México, y luego parte del Consejo de Administración estableció residencia, recibiendo un terreno de 1,999m² con frentes a las calles de Londres y Roma, a un costado de la casa de don Hugo Marquard y colindando con el predio que sería donado para erigir en 1904 un templo católico al servicio de la nueva colonia.
Horace C. Waters había fungido como administrador desde que el banco se estableció como “Banco de Londres, México y Sudamérica”, pasando a la gerencia en 1888 cuando el banco se constituyó como banco mexicano, transformándose en “Banco de Londres y México” y asociado a los accionistas Thomas Braniff, Ignacio De la Torre y Mier, Samuel King, Rafael Dondé y J. Quin, cuidando además de las aportaciones institucionales del concesionario original y la Gould of New York encabezada por el importante ferrocarrilero Jason Gould .
En 1892, luego de que 1891 fuera un magnífico año en los rendimientos del banco, el propio Braniff -como presidente del consejo de administración- felicitó al director Waters por los dividendos, exhortándolo a permanecer a la cabeza de la institución…
Aunque el banco siguió prosperando, luego de 1899 Waters pasó al Consejo de Administración ‒siendo sustituido puesto en por Heinrich Ludwig Wiechers‒ y sería él quien preparó la edificación de la nueva sede institucional, sustituyendo el edificio de Capuchinas y Lerdo con un suntuoso inmueble que sería edificado luego de su muerte en 1903. Abajo, en una fotografía de Kahlo fechada en 1913, aparece el edificio del Banco de Londres y México, erigido en esquina de las ahora calles 16 de septiembre y Simón Bolívar, siguiendo el diseño del ingeniero Miguel Ángel de Quevedo e iniciándose la obra en 1911 para inaugurarse las nuevas oficinas el 3 de febrero de 1913.
En 1896, Horace C. Waters marcaba como residencia la casa de la 1ª de Londres N°7, aunque no he encontrado en el registro público documentos que acrediten propiedad, ya que el predio permaneció en registros de la “Chapultepec Land Improvement Company”. Nos dice Elena Segurajáuregui ‒en su libro “Arquitectura porfirista en la colonia Juárez”‒ que para marzo de 1901 ya había 50 lotes construidos, aunque aparentemente no todos vendidos y el de Londres N°7 podría ser una de las grandes residencias que como “MUESTRA”, edificó la compañía urbanizadora para atraer compradores.
Abajo, en una sorprendente imagen que apareció en “El Mundo ilustrado” el 18 de marzo de 1900 mostrando el “México Moderno” ejemplificado en la Colonia del Paseo, la casa de don Hugo Marquard en la esquina de Berlín (izquierda) y Londres (a la derecha); al extremo derecho de la imagen, se distingue la fachada poniente de la casa de Horace C. Waters, con el distintivo remate-mirador sobre la portada de acceso y las grandes pilastras que unifican los dos niveles de la construcción.
Aquella fachada poniente sería espectacular, más aún si consideramos que al principio, la construcción debió alzarse aislada y sin edificaciones circundantes, con un amplio jardín de acceso. Claramente inserta en el eclecticismo finisecular, la influencia escogida refiere al renacimiento italiano, con específica alusión a los diseños de Sebastiano Serlio y Andrea Palladio y su Palazzo Valmarana, agregados a un evidente influjo académico.
Arriba, una recreación de la fachada oriente, con las pilastras de “Orden gigante” que inevitablemente nos refieren al diseño que Andrea Palladio hiciera para el Palazzo Valmarana, edificado a partir de 1565 en Vicenza; el eje central se enfatiza no solo por el mirador (diseñado muy a la manera de los pabellones de la Villa Pisani que proyectara Francesco María Petri y las exploraciones neoclásicas que Sir George Gilbert Scott hiciera en 1870 para The Foreign Office de Londres), sino por incorporar una magnífica ventana de arco flanqueado por dos vanos adintelados, diseño que se puede rastrear a la época imperial en Roma, en la Villa Adriana, el Tívoli y el Templo de Adriano en Éfeso; ese recurso fue redimido por Bramante, aunque sería Palladio quien más lo utilizó y Serlio quien lo popularizaría.
Abajo -como referencia- la portada del Palazzo Valmarana en Vicenza, el pabellón del parque en la Villa Pisani edificado durante 1735 en Stra y la “Serliana” de la Galleria Vittorio Emanuele en Mesina, diseño de Camillo Puglisi Allegra y terminada en 1924.
Edificada sin avance técnico notable y con los métodos habituales del período –muros de tabique recocido sin elementos de refuerzo y vigas de madera sosteniendo los entrepisos– la fachada sur -hacia la calle de Londres-, presentaba una mesurada estampa académica con ventanas de arco, en que gracias a las imágenes captadas a principio de siglo, podemos colegir el nivel de detalle con que se habían ornamentado las fachadas: las grandes pilastras con los dos tercios superiores estriados, remataban con un fantasioso capitel de ascendencia corintia pero con ornamentación de rostros humanos. En la planta principal una saliente semicircular daba ventanas a una pequeña sala de recibir, mientras que otra saliente mas amplia y con tres ventanas creaba un agradable mirador incorporado al comedor de la casa, en tanto que ambas salientes daban al piso superior balcones limitados por balaustradas.
La edificación presentaba un discreto remetimiento con área jardinada frente a la calle Londres reservando un amplio espacio abierto con más de 1,000 m² de jardín y áreas libres hacia la calle de Roma. De aún existir la casa en su estado original, Google vería la propiedad como en la reconstrucción de abajo, con el norte hacia arriba, la calle superior siendo Roma y la inferior Londres; a la extrema izquierda, la calle de Berlín y arriba ‒desembocando directamente al jardín de la casa‒ la calle de Milán.
Con el acceso principal por la 1ª calle de Londres, los visitantes podían llegar en coche hasta la escalinata de entrada o acceder andando por una puerta en la reja; al fondo, cochera, caballerizas y habitaciones para el servicio “de afuera” se libraban en la zona más alejada de la casa. Una discreta entrada por la calle de Roma permitían acceso a la servidumbre, mientras que un portón daba entrada a los visitantes y paso directo a la biblioteca en el límite nor-oriente de la propiedad; al centro, esa fachada hacia el jardín debió tener una amplia terraza, sobre la que luego se hicieron ampliaciones a la estructura.
Por alguna razón, la casa nunca aparece como Roma N°18, 20 o 22, numeración que correspondería al frente norte, y hacia donde –mediando el jardín‒ la casa debió mostrar también una solemne fachada que aparece abajo como una mera especulación, ya que al paso del tiempo sería muy intervenida y me resulta imposible afirmar su apariencia.
Sobre Roma y hacia el oriente, el jardín lindaba con el N°24 ‒casa edificada en 1899 con diseño académico y un par de serlianas en fachada‒, que aprovechó el espacio libre como vista hacia el extenso jardín. Abajo, tomada desde la calle de Milán –donde aparece en primer plano la esquina del conjunto que aún se conserva como “Museo del Chocolate” en Milán N°45‒ una fotografía de Roma N° 24 poco antes de su demolición para construir un edificio de departamentos; el muro con plantas y cedro que aparecen a la izquierda, están en el jardín de la casa Waters cuya fachada poniente se adivina detrás del follaje.
La arista oriente de la manzana –formada al encuentro de Londres y Roma– permaneció libre hasta 1903, cuando inició la construcción del conjunto parroquial dedicado al Sagrado Corazón de Jesús.
Abajo, la fachada sur de la casa Waters –hacia Londres– en una toma de 1904 cuando se edificaba el templo del Sagrado Corazón de Jesús; en la fotografía puede entenderse la volumetría de la fachada y apreciarse el pormenor de la decoración, incluyendo balaustres y capiteles, así como las delicadas guirnaldas y festones labrados en los frisos superiores y bajo los balcones semicirculares.
Con la edificación del templo en la esquina, se complementaba la infraestructura necesaria para la Colonia del Paseo –que ampliada en 1905 se conocía como la Colonia Americana‒ y que en 1906 sería bautizada como “Colonia Juárez” durante los festejos del centenario del nacimiento del prócer, el 21 de marzo de 1806 y que presentaba ya entonces una curiosa mezcla de escogidos estilos en las edificaciones residenciales construidas en sus límites, diversidad que no puede sino llamarse “eclecticismo”; el término viene del adjetivo griego εκλεκτός, que significa 'escogido', que a su vez deriva del verbo griego εκλέγω, 'escoger', puesto que lo que harán los arquitectos y artistas en general será escoger los elementos que más les interesaban (ocasionalmente se usa también la palabra Historicismo para definir este período, refiriéndose a una nueva interpretación de elementos Históricos), con referencias al arte de la Grecia clásica (neoclásico), gótico (neogótico), románico (neorrománico), etc...
Abajo, una toma de 1909 captada desde la esquina de la 1ª de Roma y Bruselas –justo al arranque de Lisboa– muestra a la derecha la entonces parroquia del Sagrado Corazón de Jesús (Roma N°14), edificio de estilo neorománico diseñado por el arquitecto José Hilario Elguero, con templo de una nave y claustro triangular, que por años permaneció sin la torre/campanario que debía rematar el conjunto; a la izquierda, aparece el torreón esquinero de la casa de Bruselas N°1 –que años después cedería su terreno a una tienda “Sumesa”– y al centro de la toma, aparece la casa Waters en Londres N°7 y al fondo, la casa Marquard en Berlín N°10.
Al interior, el templo parroquial revelaba amplitud a pesar de las limitaciones del terreno y por años mostró una recatada decoración, aunque luego recibió una decena de magníficos vitrales donados por la colonia húngara en México. En la imagen de Kahlo que muestro abajo -toma fechada en 1913-, aparece el decorado original, aunque engalanado para una boda.
Frente al templo y sobre la calle de Roma, formando esquina con Lisboa, se erigió desde 1898 una imponente residencia “de estilo Inglés” que reiteradamente destaca en las fotografías de la zona. La casa de robusta torre-mirador en la esquina, sería ocupada durante muchos años por la embajada de la República Francesa en México y en 1910 albergó al embajador plenipotenciario Paul Lefaivre, designado representante especial durante las Fiestas del Centenario de la Independencia de México.
Hacia el otro lado de la calle, en ese “Distrito más nuevo de la capital de México”, donde Bruselas formaba esquina con Liverpool, asombra otra residencia con torreón -en Bruselas N°9-, pero ahora con arquitectura de referencia románica en eso que Israel Katzman ha dado en llamar “Eclecticismo Académico y/o Campestre, con retornos a estilos del pasado europeo”. La casa colindante, en Bruselas N°7 fue hogar del historiador José López Portillo y Weber -casado con doña Refugio Pacheco-, y a donde llegó en 1920 el pequeño José, que a final de 1976 sería presidente de México.
Así el entorno inmediato de la casa de la 1ª de Londres N°7, aunque sería interesante agregar lo que sucedía a dos cuadras, al cruce de la 3ª de Londres con Dinamarca frenta a la glorieta que recibiría una escultura que la comunidad norteamericana donó a México luego de las Fiestas del Centenario de la Independencia de México. Abajo, una encantadora postal coloreada captada probablemente en 1904, donde aparece en primer término el jardín al cruce de Londres y Dinamarca. A la izquierda se edifica apenas la residencia neogótica que frecuentemente se confunde con la que fuera embajada de los Estados Unidos de América en la colonia Roma (en Insurgentes y Puebla), mientras que a la distancia se distingue la 1ª calle de Londres con la que ya para entonces había dejado de ser Casa Waters.
La que se conoció como “Plaza Washington” lo fue desde 1912, cuando “Los Americanos en esta República -obsequiaron- al Pueblo Mexicano en el primer centenario de su independencia” un bronce de Pompeo Coppini encarnando a George Washington. Desafortunadamente, dos años después y como reacción al desembarco en Veracruz de tropas norteamericanas en abril de 1914, la escultura fue derribada y arrastrada por las calles de la colonia…
Para 1907, el “Plano de la Ciudad de México formado y publicado por la Compañía Tipografica y Litografia S. A., con los ultimos datos oficiales de la Dirección General de Obras Públicas”, mostraba la sección oriente de la ya Colonia Juarez casi saturada. Abajo, en el detalle de ese plano, sorprende notar que aparece claramente la silueta de la casa en el N°7 de la 1ª de Londres.
El Sr. Horace C. Waters había muerto en 1903 y la casa quedó como parte de las propiedades ligadas al Banco de Londres y México hasta que fue adquirida a nombre de la señora Matilde Jáuregui B., homónima de la primera esposa de don Pablo Macedo González Saravia, pero sin relación.
Ese lapso coincide con los intensos preparativos de las “Fiestas del Centenario de la Independencia de México” y las celebraciones de agosto y septiembre de 1910, donde la casa de Londres N°7 aparece como centro de reuniones; esa etapa está luego marcada por la renuncia de Porfirio Díaz el 25 de mayo de 1911 y su salida del país, cuando asumió la presidencia interina don Francisco León de la Barra, y en que luego de las elecciones extraordinarias del 1° de octubre de 1911, ocupara la silla presidencial Francisco Ignacio Madero González, cuya residencia paterna estaba a 150 metros de Londres N°7, en la esquina de Berlín y Liverpool.
Ese período, a pesar de ser considrado el principio de la lucha revolucionaria, no significó una perdida de la confianza en la continuidad de la política y la paz en México; pero las cosas cambiarían en 1913 con el proceso golpista que se dio en lo que llamamos la “Decena Trágica” -por los diez días entre el 9 y 18 de febrero-, cuando se produjeron enfrentamientos armados y bombardeos al interior de la ciudad; en particular causó temor en la Colonia Juárez, la quema “…a manos de una turba enardecida” de la casa de don Pancho Madero en la esquina de Berlín y Liverpool, apenas a la vuelta de la esquina de Londres 7.
En “La verdadera Revolución Mexicana”, Alfonso Taracena nos dice:
“A las dos de la tarde la casa de la familia Madero, en la calle de Berlín, es incendiada por un grupo de aristócratas cretinos. Abundan por todas partes los hacinamientos de cadáveres en descomposición y es incesante el acarreo de heridos por las ambulancias…”
Y en “Ulises criollo”, José Vasconcelos nos cuenta:
“Y donde no quedó piedra sobre piedra fue en la finca de los Madero, por la colonia Juárez. No era propiedad del ex presidente, sino de sus padres. Y éstos la habían construido con dineros ganados a la industria; nunca uno solo de ellos había disfrutado de cargos gubernamentales.”
Las cosas habían cambiado en la Capital de la República y aunque durante el gobierno encabezado por Victoriano Huerta -que tomó la presidencia el 22 de febrero del 1913 y se defendió ahí hasta el 13 de agosto de 1914- la colonia Juárez se mantuvo muy controlada porque el presidente despachaba en la calle de Liverpool N°76, la casa de la 1ª de Londres quedó desocupada.
Entre 1915 y 1918 me ha sido imposible encontrar datos de propiedad, pero para 1919, la casa aparece como parte de los bienes de don Francisco Diez Barroso, joven abogado e individuo de extraordinaria cultura, del que resulta interesante revisar algunos datos.
Nos dice Wikipedia que Francisco de Paula Diez Barroso Govantes nació en la Ciudad de México el 15 de marzo de 1885; fue un abogado mexicano, hijo de Francisco Diez Barroso y Fernández de Córdova, que fuera senador, diputado y contador general de la Nación, además de autor de "Tratado de cuentas corrientes a interés", publicado en 1889. Sus hermanos fueron Fernando Diez Barroso (1887-1936) y el dramaturgo Víctor Manuel Diez Barroso (1890-1932).
Don Francisco fue destacado alumno del abogado Pablo Macedo González-Saravia y socio del despacho "Cancino, Riba y Diez Barroso", en el que llevó las cuentas de la Compañía de Tranvías, Luz y Fuerza y la Compañía Petrolera "El Águila", mientras que además atendió a clientes privados como Adamo Boari y Arthur Rubinstein. Además trabajó en casos tan enredados como las transacciones comerciales ligadas la colección de urnas funerarias zapotecas pertenecientes a Constantine Rickards, asociadas al Lienzo de Tlapiltepec (una tela pintada en el S. XV con la historia de la Mixteca) y que desde 1919 son parte del acervo del Royal Ontario Museum. (ver: The Lienzo of Tlapiltepec: A Painted History from the Northern Mixteca)
De multidisciplinarios intereses, fundó con Silvestre Revueltas la Sociedad Mexicana de Música y en 1921 presentó “El arte colonial en la Nueva España”, primer libro de arte colonial publicado en México.
“El arte colonial en la Nueva España” es un documento extraordinario, si bien prácticamente desconocido; referencia obligada de Manuel Toussaint, Manuel Romero de Terreros y Pedro Rojas, el denso volumen de respetables dimensiones ilustra profusamente los textos con imágenes tomadas por él mismo y otras encargadas a Guillermo Kahlo.
A final de 1919, don Francisco adquirió la casa de Londres N°7 y durante el año siguiente hizo arreglos que la dotaron de servicios sanitarios modernos, retiraron caballerizas y agregaron innumerables elementos decorativos que delataban el apego al arte novohispano del abogado. Aparentemente es aquí que la casa perdió el predio anexo y sus 470m² de jardín, espacio que ahora ocupa el edificio de Londres N°9.
Así, con casa lista en 1922, Francisco Diez Barroso casó con Paulina Macedo Velázquez, hija de su maestro don Pablo Macedo González-Saravia, miembro del grupo “Los Científicos” que había muerto en el exilio a final de 1919.
Arriba y abajo, en imágenes que agradezco a Javier Balbás Diez Barroso, aparecen Paulina Macedo de Diez Barroso y Francisco Diez Barroso en los salones de la casa de Londres N°7 luego de su boda en el templo de Santa Brígida el 16 de octubre de 1922.
La casa recibió entonces –como complemento a sus eclécticos interiores– mobiliario novohispano relevante, donde destacaban algunas adquisiciones procedentes de aquel período en que se retiraron de los recintos religiosos las tallas barrocos para ser sustituidas por moldes neoclásicos, varios antiguos óleos relevantes, además de aparejos de variada procedencia, desde tibores chinos hasta cristalería de Bohemia, pasando por sitiales barrocos y un magnífico facsímil del busto que de una dama (comúnmente identificada como Ippolita Maria Sforza) ejecutara en mármol polícromo Francesco Laurana por 1472, pieza que se conservaba en el Berliner Museum pero fuera destruida en 1945.
Si la casa se conservara en el estado que guardaba en 1923, Google vería la propiedad como en la reconstrucción de abajo, habiendo perdido una parte del terreno y con una muy peculiar alteración adicional: en algún momento antes de 1919, la parroquia del Sagrado Corazón había agregado al ábside del templo un nicho elevado para colocar una Imagen de bulto del Sagrado Corazón de Jesús; al exterior, el nicho invadía el espacio del predio contiguo adquirido por Diez Barroso, cosa que el abogado prudentemente toleró…
Desafortunadamente el matrimonio Diez Barroso–Macedo poco tiempo habitó Londres N°7, ya que el 16 de octubre de 1924 –luego de presentarse ante el Tercer Congreso Jurídico Nacional‒ don Francisco murió sorpresivamente a causa de un infarto mientras dormía, y al año siguiente doña Paulina vendió la casa y mudó residencia a la calle de Coahuila para llegar eventualmente al Paseo de la Reforma en Lomas de Chapultepec.
Siempre me ha maravillado la hermosura de doña Paulina Macedo de Diez Barroso…
Desde 1931, la casa sería ocupada por Julio Álvarez del Vayo con la representación de la Segunda República Española en México, y poco después el inmueble sería objeto de importantes intervenciones derivadas de la turbulencia que agitó España por la Guerra Civil y la toma del poder de Francisco Franco.
Arriba, en una imagen del Sistema Nacional de Fototecas -SINAFO-, aparece una fotografía que en catálogo indica “Julio Álvarez del Vayo en la embajada de España ‒1933‒”, imagen que debe coincidir con el período en que Álvarez fue sustituido por Domingo Barnés Salinas en la representación. Supongo que la imagen corresponde al hall central de la casa, donde la puerta del fondo daba acceso a lo que había sido de origen el comedor.
Durante la Guerra Civil Española, Félix Gordón Ordás se albergó en el edificio como Embajador y más tarde desempeñó la Presidencia del Gobierno de la República Española en el exilio, y fue entonces que innumerables modificaciones se hicieron a la estructura y apariencia de la casa, que para entonces ya contaba más de cuarenta años edificada.
Hacia la calle de Londres, se levantaron los antepechos de las rejas, retiraron balaustres en remates y balcones, eliminando también decoraciones de pilastras y capiteles en las fachadas, cubriéndolas con pasta; además, se cegó uno de los balcones para ampliar el edificio hacia la colindancia oriente, con lo que ahora en el eje de la fachada aparecía una torre semicircular que recibió un copete y astabandera en la cima. Hacia los jardines y la calle de Roma, se retiró el mirador (dejando una parte, casi como una espadaña) y amplió el frente norte hacia los espacios libres, sin duda alguna para dar acomodo a la creciente necesidad de espacio.
El sitio en la ciudad era inmejorable, a dos calles del Paseo de la Reforma y a otras tantas de la Secretaría de Gobernación. Abajo, en una imagen oblicua de la Compañía Mexicana de Aerofoto fechada en 1939, aparece en primer plano el Paseo de la Reforma y al fondo lo que quedaba entonces del lago de Texcoco; abajo a la izquierda se conserva aún la “Estación Colonia” del ferrocarril, que sería destruida ese mismo año y abajo a la derecha he marcado la casa Waters/Diez Barroso que para entonces ya ocupaba la Embajada de España.
En aquella Embajada, Félix Gordón recibiría a innumerables personajes de diversos ámbitos políticos, militares y culturales, aunque la estancia no estaría exenta de sobresaltos, como cuando el 3 de agosto de 1936 en la madrugada, estalló una rudimentaria bomba en los jardines, sin causar mayores daños. Entrevistado por la prensa, Gordón minimizó el incidente, pero declaró que el Consulado en Tampico había sido también allanado por desconocidos. El edificio y sus ocupantes serían también perseguidos por una polémica y escándalo noticioso que aunque casi olvidado, en el período estaba en boca de todos: “El tesoro del Vita”…
Arriba, “en la Embajada Española -1937-“, el reconocimiento de Félix Gordón a miembros del ejército mexicano; a la derecha Manuel Ávila Camacho que al poco tiempo sería electo presidente de la República Mexicana.
Al término de la guerra civil e instaurada en 1939 la dictadura de Francisco Franco sobre todo el territorio español, las Cortes republicanas se reunieron en el exilio y en 1945 al cobijo del gobierno del Presidente Ávila Camacho, sesionaron en la Ciudad de México, en el Salón de Actos del Cabildo Metropolitano frente a la Plaza de la Constitución. La casa de Londres N°7 se mantenía como eje de noticias y polémica internacional.
Así, la remodelada casa de Londres N°7 sería por un período La España Republicana, sede del gobierno en el exilio en la Ciudad de México apenas concluida la guerra civil, para trasladarse el 8 de febrero de 1946 a París.
Exiliado en México tras el final de la guerra civil, Félix Gordón fue miembro de la Junta Española de Liberación y llegó a ser nombrado Presidente del Gobierno de la República en el exilio desde 1951 a 1960. Durante su gobierno la oposición -en el exilio- entró en una crisis interna cuando la Dictadura franquista fue aceptada en la Organización de las Naciones Unidas (y con ello, recibió el reconocimiento internacional), lo que supuso un duro golpe a la causa republicana. Gordón falleció en México el 22 de enero de 1973.
Arriba, la imagen de uno de los eventos culturales en la Embajada de España de 1946, donde aparece el entonces salón de conferencias, que de origen había sido comedor, y que en 1950 aún conservaba la decoración del S. XIX.
En aquella casa de Londres N°7 cada 14 de abril, celebraban una victoria quienes habían perdido la guerra; lugar emblemático, no solo por su carácter de Embajada y asiento de la República, sino porque las salas de aquella morada vieron pasar a políticos como Claudio Sánchez-Albornoz o José Giral, albergaron a miembros de las Cortes Republicanas y fueron eje de ese Exilio Español que dio a México un extraordinario impulso académico, científico, cultural, médico, legal, etc...
Abajo, en el detalle de una imagen oblicua de la Compañía Mexicana de Aerofoto fechada en 1951, aparece la Colonia Juárez donde destaca al fondo la arboleda del paseo de la Reforma y se distingue a la derecha la calle de Roma; abajo a la izquierda aparece en primer plano la cúspide de la antena de la XEW, que pasaría a ser parte de Telesistema Mexicano y al centro he señalado la Embajada de España, al lado del templo del Sagrado Corazón.
Para la siguiente década la zona se había transformado radicalmente, y queda claro que muchas de las grandes residencias de fines del S. XIX y principio del S. XX habían desaparecido, sustituidas por edificios de uso diverso. En la imagen de abajo, una toma que repite la de 1909 que apareció antes, captada también desde la esquina de Roma y Bruselas –justo al arranque de Lisboa– se muestra a la derecha el templo del Sagrado Corazón (Roma N°14) con la torre ya terminada; a la izquierda, la casa de Bruselas N°1 cedió ya su terreno a una tienda “Sumesa”– y al centro de la toma, aparece la ampliada casa de Londres N°7, con su copete y astabandera.
Interesante notar que para entonces el templo del Sagrado Corazón había sido engalanado con una decena de magníficos vitrales donados por la colonia húngara en México, piezas que por sí mismas merecen una visita al sitio. Abajo, cuatro ejemplos de los facsímiles colocados en el templo, que representan a Santa Piroska de Hungría conocida como Irene, san Ladislao I de Hungría, san Emerico y santa Margarita.
Los cambios en el perfil de la población en la Colonia Juárez habían iniciado en 1913 con la decena trágica y se precipitaron con el proceso revolucionario; los pobladores tradicionales migraron hacia el poniente y desde los años 30’ La Juárez había sido sustituida por Lomas de Chapultepec primero, Anzures y Polanco después. Para los 40’, las grandes casas serían sustituidas por edificios funcionales y para la década del 50’ comenzó un acelerado proceso de deterioro urbano, evidente luego del sismo de 1957.
Arriba, un par de imágenes comparan la 1ª calle de Londres vista desde Berlín en 1907 y 1982. Desde los años 70’ la zona había logrado restablecer el interés por construir nuevos edificios de vivienda y oficinas, pero luego del sismo de septiembre de 1985, las cosas cambiaron de manera radical. Abajo, un fragmento de la toma aérea fechada en 1992, en que señalo la casa de Londres N°7; sorprende notar la cantidad de lotes dedicados a estacionamiento, espacios sub utilizados y que hacen evidente el deterioro del período.
Una notable excepción es la casa que había pertenecido a don José Natividad Macías Castorena –abogado y en dos ocasiones rector de la Universidad Nacional– y su familia, que se edificó entre 1902 y 1904 en el número 6 de la 1ª de Londres siguiendo el diseño de don Antonio Rivas Mercado y que al interior sorprende con algunas similitudes en esquema con su propia casa en la calle de Héroes ver; luego de popularizarse como set cinematográfico, la casa alberga el “Museo de Cera de la Ciudad de México” y conforma conjunto con el Museo Ripley, que aprovecha el espacio que dejó vacante una de las estructuras afectadas en septiembre de 1985.
Aunque es un poquitín posterior a la casa de enfrente y de estilo muy distinto a la que fuera casa Waters, la residencia Macías Castorena puede ilustrarnos acerca de lo que eran las residencias de aquella “Colonia del Paseo” de principio del S. XX. Al interior, repleta de figuras de cera que sorprenden al visitante, la casa aún conserva un “Hall” con escalera e iluminado por un plafón acristalado ‒aunque no es el original-, que sugiere lo que debió ser el de la casa de Londres 7.
No tengo precisión de la fecha, pero luego de que la Embajada de España mudara su sede, y por daños a la estructura luego del sismo de 1985, la casa quedó desocupada y en franco menoscabo, a pesar de ser un inmueble de valor histórico; es probable que como una estrategia para desahuciar la construcción, en el año 2000 el predio entre Roma y Londres fuera invadido por un grupo que se identificaba como de la etnia Mixe, exigiendo sitio donde establecer vivienda en la Ciudad de México.
En fotografías tomadas en julio de 2018, arriba aparecen los restos de la casa hacia el norte, vistos desde la esquina de Roma y Milán; abajo, los restos de la fachada poniente, vistos desde la calle de Londres.
Al paso de los años, los ocupantes desmantelaron interiores y en el proceso lastimaron la estructura, llegándose a registrar dos incendios en el interior de la casa principal y el colapso de las losas. Los ocupantes se trasladaron primero a las zonas de servicio y luego establecieron el albergue en lo que habían sido los jardines. Luego del sismo de septiembre de 2017, la estructura principal sufrió un hundimiento y los invasores obligados a pasar el campamento al exterior.
Aunque aún es identificable la estructura principal se ha deteriorado gravemente y es prácticamente irrecuperable. En algún momento se pensó en rescatar el inmueble, como parte del programa del Centro Cultural de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, pero por inviable, se optó por un predio detrás de la Catedral Metropolitana, conjunto que fue inaugurado por los reyes de España en 2002, como parte de las celebraciones del 25 aniversario del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países.
Siempre resulta interesante mirar a los transeúntes detenerse maravillados ante la ruina urbana, o descubrir a un automovilista que se estaciona frente a la casa y luego de mirar la vencida estructura que amenaza venirse abajo, subir a su auto y buscar otro sitio… Repitiendo algo de lo ya mencionado arriba, en 2018 Google mira propiedad como aparece abajo, con el norte hacia arriba, la calle superior siendo Roma y la inferior Londres; a la extrema izquierda, la calle de Berlín y arriba ‒desembocando directamente a lo que fuera el jardín de la casa‒ la calle de Milán...
Parece casi extraordinario que una ruina engalanada por buganvilias, pueda resultar encantadora; un recuerdo de lo que fue.
Este Blog se ha hecho gracias al apoyo incondicional de Julieta Fierro; está dedicado a las “Grandes casas de México” y pretende rescatar fotografías e historia de algunas de las residencias que al paso del tiempo casi se han olvidado y de las que existe poca información publicada. El objeto es la divulgación, por lo que se han omitido citas y notas; si alguien desea mayor información, haga favor de contactarme e indicar el dato que requiere. A menos que se indique lo contrario, las imágenes provienen de mi archivo, que incorpora imágenes originales recopiladas al paso del tiempo, así como el repertorio de mi padre y parte del archivo de don Francisco Diez Barroso y sus imágenes de Kahlo; si utilizan las imágenes, favor de indicar la fuente –aunque advierto que pueden tener registro de autor–. Conforme haya más entradas (ya hay más de 80), aparecerán en el índice a la derecha de ésta página…
También se puede encontrar un índice general en: VER http://grandescasasdemexico.blogspot.mx/2016/02/indice-de-grandes-casas-de-mexico.html
Es extraordinario el trabajo que ha realizado para mostrar la majestuosidad tragicamente perdida de dichas propiedades; de haberse tenido interes de conservarlas la hoy CDMX seguiria siendo la ciudad de los palacios
ResponderEliminarMi mas sincero agradecimiento a su labor y seguire con ansiedad un Nuevo articulo de su parte
¡Gracias!
Eliminar:-)
RF
En donde encuentro la información, me gustaría saber si hay planos
ResponderEliminarNo he localizado...
EliminarExcelente trabajo como siempre... me gustaria saber si tiene informacion sobre la casa que ahora ocupa "Casa Quimera" ubicada en Orizaba 131, Roma Norte... saludos
ResponderEliminar¡Hola Lenin!
EliminarDentro de poco haré una entrada respecto a esa magnífica casa... ;-)
¡Saludos!
RF
Que triste que no han hecho ningún esfuerzo para conservar estas hermosas construcciones.
ResponderEliminarNo saben quien es el propietario actualmente?
ResponderEliminarMe ha sido imposible averiguar...
Eliminar¡Saludos!
RF
¿Quien hizo la vista aérea con el inmueble remodelado?
ResponderEliminarYo...
EliminarBuenas tardes Arquitecto, actualmente estoy estudiando la carrera de arquitectura y estoy proyectando reciclaje arquitectónico en ésta casa, quisiera ver si me podrá proporcionar más información a cerca de ésta, gracias
ResponderEliminar¡Hola Nadia!
EliminarPrácticamente todo lo que tengo está en la entrada del Blog...
ES posible que el nieto de los propietarios tenga alguna cosa más, pero lo dudo; Intenté averiguar si en la actual Embajada de España (en Polanco) tenían algún dato más, pero resultó imposible acceder a sus bases de datos.
¡Suerte!
Saludos.
RF
Muchas gracias por responder! Muy interesante la investigación tan completa de todas las entradas de su blog, saludos!
Eliminar¡Hola! Desde hace tiempo sigo tu blog, siempre es un placer leer tus entradas pero recientemente me encontré con ésta, y te quería comentar que en 2014 tuve la oportunidad de entrar al predio, por lo que tengo fotos del interior de la casona así como algunas representaciones arquitectónicas del estado en el que se encontraba en aquel entonces. Si son de algún interés para complementar esta información con mucho gusto te las puedo hacer llegar, ¿tienes algún medio de contacto?. ¡Un gran saludo!
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar¿Porque se fue al traste esa colonia? Los vecinos de esa época dejaron ir entre sus manos tesoros arquitectónicos, siempre pienso que de haber respetado ese entorno podríamos tener algo muy parecido al Upper west side de NYC, las mansiones ahí entre más evocan al Gilged age son más caras. Tendríamos una joya de colonia y atracción turística.
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