Casi suprimido de la memoria colectiva, aunque de apellido reconocible gracias a su afamado sobrino –el arquitecto Mario Pani Darqui–, don Alberto J. Pani y su esposa doña Esther de Alba fueron figuras importantes en el panorama nacional y diplomático, más aún cuando consideramos la iniciativa de celebrar el Centenario de la consumación de la Independencia, la ampliación de Palacio Nacional, la culminación de las obras del Teatro Nacional transformado en Palacio de Bellas Artes y sueño del Monumento a la Revolución, además de la creación del Banco de México en un nuevo edificio y su primera generación de billetes de circulación y validez nacional...
De singular relevancia me resulta la importante herencia legada al arte y la cultura, con lienzos y dibujos que colgaron en su casa y ahora forman parte de la Colección Nacional de Arte –eventualmente exhibidas en el Museo Nacional de San Carlos–, y que fueran acopiadas por los Pani en Europa, catalogadas y entregadas en 1926 y 1945, con piezas tan relevantes como “El Banquete en Casa de Levi” de la Escuela del VERONESE, el boceto “Alegoría del Dolor” de Pierre Puvis de CHAVANNES, o la fantástica grisalla “La Cena” firmada por Martín de VOS (Nº35 en el catálogo de 1921).
Personaje polémico y colorido –motivo y blanco de innumerables historias imaginarias y maledicencias–, ha sido duramente descalificado por sus detractores, pero asomarse a su historia premia a quien se da a esa tarea, una iniciación en el proceso revolucionario e historia nacional que bien vale el emprender usando su casa y la de su hijo Ricardo “Ricco” del Paseo de la Reforma, sitio que como referencia ahora ocupan un edificio de oficinas y la Embajada del Japón en México…
José Juan Alberto del Corazón de María (muchos documentos indican simplemente Alberto J.) Pani Arteaga nació el 12 de junio 1878 en la ciudad de Aguascalientes, hijo de Julio Pani Letechipia (n. 1842) y María de la Paz Arteaga Terán –sobrina de Jesús Terán Peredo–, fue uno de diez hermanos entre los que los sobrevivientes lograron destacada trayectoria.
Contaba su sobrino Mario que:
“Mi abuelo don Julio y mi abuela doña Paz se conocieron en París. Ella viajaba con su padre adoptivo y dos tías -hermanas de él- que también suplieron a su madre muerta. Él estudiaba para Ingeniero en la École centrale des arts et manufactures de París. Se casaron en Londres, pasaron su luna de miel en Italia, y vivieron alrededor de un año en la casa familiar de Pozzolatico –provincia al sur de Florencia–, donde nació su primera hija. Fallecido el Líc. Terán, sus hermanas, con la joven pareja y la recién nacida, regresaron a Aguascalientes…”
Alberto Pani vivió con sus padres en Aguascalientes hasta los 17 años y fue testigo del crecimiento e industrialización de la capital del estado, estimulados ambos desde la instalación de Talleres del Ferrocarril y la Fundición Central. Su hermano mayor, Camilo E. Pani (n. 1865) fue destacado ingeniero, que para en 1894 construyó –en lo que fuera el Rancho El Sillero– las enormes instalaciones de aquella Fundición de Solomon R. Guggenheim (Gran Fundición Central Mexicana), y luego diseñó y edificó también la afamada plaza de toros San Marcos en Aguascalientes.
Al terminar estudios en la escuela del profesor José Viera Pimentel, Alberto ingresó al Instituto Científico y Literario de Aguascalientes, fundado por su tío abuelo Jesús Terán, donde estudió –según consigna en sus “Apuntes autobiográficos”– con un “selecto grupo de profesores”, entre los que destaca a Ignacio N. Marín, Leocadio de Luna, Manuel Gómez Portugal y Jesús Díaz de León. Esa estancia en el Instituto lo preparó a ser crítico del gobierno de Porfirio Díaz, pues fue en esa época cuando se convenció “de que la forzada paz porfiriana mantenía y perpetuaba el reinado de la injusticia en México”.
A final de 1896 obtuvo una beca para realizar estudios en la ciudad de México y se inscribió en la Escuela de Medicina -frente a la Plaza de Santo Domingo-, donde permanecería apenas por tres meses, tramitando luego su ingreso a la Escuela Nacional de Ingenieros -en el Palacio de minería- donde obtuvo el título de Ingeniero Civil el 26 de septiembre de 1902, con la fantástica suerte de haber encontrado trabajo inmediatamente en uno de los proyectos más ambiciosos del período: las “Obras de Provisión de Aguas Potables para la ciudad de México”.
Así, desde 1905 trabajó oficialmente -bajo la supervisión del ingeniero Manuel Marroquín Rivera- en la Comisión Técnica de las Obras de Provisión de Aguas Potables para la Ciudad de México (1905-1911), donde llegaría a ser “Primer Ingeniero de la Dirección Técnica”. En este encargo asistió en el diseño del edificio para la Planta de Bombas que llevaba el agua del manantial de Nativitas en Xochimilco hasta el tramo inicial del acueducto; además trabajó en el diseño y construcción de las torres de ventilación de los tanques reguladores de la Loma de Molino del Rey, en Chapultepec y en el proyecto y construcción de la Planta de Bombas No. 1, llamada “La Condesa”, en las inmediaciones de Tacubaya. Esos trabajos de Marroquín evitarían la falta de agua en la capital por los siguientes 40 años, y permitieron a Pani conocer las entrañas del servicio público (Más información en Ver).
Arriba, el corte de una de las torres de ventilación de los tanques reguladores de la Loma de Molino del Rey, en Chapultepec; más arriba, los planos para la “Planta de Bombas Nº1 -La condesa-”, diseño en el que participó el ingeniero Alberto Pani; abajo la “Planta de Bombas de Nativitas”, edificio en que Pani participó activamente como “Primer Ingeniero de la Dirección Técnica”.
El 18 de febrero de 1905, Alberto J. Pani contrajo matrimonio con Esther de Alba Gómez, hija de don Saturnino Alba Pérez-Frías y María de los Dolores Gómez Peña, biznieta además -por vía materna- del que fuera presidente de la Suprema Corte de Justicia Manuel de la Peña y Peña –y presidente interino de México en dos ocasiones en 1847, durante la Intervención estadounidense–. De selectas relaciones sociales, los hermanos Guillermo y Esther de Alba mantenían estrecha amistad con los Casasús, Braniff y Rivas Mercado en México, así como los Paulsen, Corcuera y Prieto de Guadalajara, al grado de que Esther sería madrina de dos de los hijos Braniff-Lascurain y con Concepción Lascurain de Braniff fundaría en la década del 20’ patronatos de asistencia y organizaría eventos para el deleite de la Sociedad capitalina.
El matrimonio Pani-De Alba procrearía dos hijos: Ricardo Alberto (n. 1907, que contraería matrimonio con Lucero Carral y de quienes hablaremos más adelante) y María del Consuelo (n.1910, que contraería matrimonio con Diego Covarrubias Choppén), ambos Pani de Alba. Doña Esther de Alba de Pani sería apoyo y guía fundamental para Pani a partir de 1911, cuando incursionó de lleno en la administración pública y luego durante los largos viajes fuera del país.
Arriba, doña Esther De Alba Gómez de Pani en su casa del Paseo de la Reforma hacia 1928. Abajo, doña Esther con su hija Consuelo Pani De Alba; detrás se distingue la parte inferior del magnífico lienzo “Susana y los Viejos” entonces atribuido a Vicellio TIZIANO (Nº 81 del catálogo de Murillo) con su marco antiguo de madera tallada y dorada. Ahora parte de la colección del Museo Nacional de San Carlos con atribución a Lorenzo Ferrari (S. XVII).
En lo académico, el ingeniero Pani pasó a dictar desde 1906 cátedra la Escuela Nacional de Ingenieros –donde impartió “Carreteras y Ferrocarriles”, así como “Hidráulica”– además de ser miembro del Consejo Universitario; además, en 1910 participó en la ceremonia de fundación de la Universidad Nacional de México reabierta por Justo Sierra. En el ámbito profesional, desde 1908 y con la ayuda financiera de su suegro, Pani fundó su propio despacho: “Pani y Pacheco Gavito, Ingenieros Civiles, Contratistas”, encaminado al diseño y construcción residencial.
Además, y desde 1902, Alberto J. Pani se unió al movimiento antirreeleccionista de Francisco I. Madero –a quien conoció en la Ciudad de México, sentados ambos en un tranvía– para oponerse al porfiriato, marcando así el inicio de un largo período en que colaboraría con los distintos gobiernos surgidos de la Revolución; así, desde 1911 y hasta 1952, cuando se retiró del servicio público, ocupó cargos tan importantes como el de subsecretario de instrucción pública (1911), director general de obras del Distrito Federal (1912), secretario de Industria y Comercio (1917 y 1918), ministro de México en París (1918) y secretario de Hacienda (1923 a 1927 y 1932 a 1933), años durante los que promovió la creación de instituciones fundamentales en el país, como el Banco de México (encargado de regular la actividad de los bancos privados y ser emisor exclusivo de billetes), la Dirección de Pensiones Civiles (antecedente del ISSSTE) y el Banco de Crédito Agrícola, además de la disposición de la Comisión Nacional Irrigación (que se transformaría en la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos), y del Banco Nacional Hipotecario Urbano y de Obras Públicas (que se convertiría luego en BANOBRAS); finalmente, sería importante mencionar la participación de Pani, durante la década de 1930, en la reforma urbana del centro histórico de la ciudad de México, que implicó la remodelación y arreglo del Zócalo, la conclusión del Palacio de Bellas Artes y la construcción del Monumento a la Revolución. Pero me adelanto…
Al triunfo de Madero en 1911 –que ya era un amigo cercano– Pani fue convocado por el presidente para encargarse –en la Secretaría creada años atrás por don Justo Sierra– de la Subsecretaría de Instrucción Pública desde noviembre; dejó su sitio como “primer Ingeniero de la Dirección Técnica de Obras de Provisión de Aguas potables de la capital” y su puesto en la Escuela Nacional de Ingenieros, mientras encargó el despacho a su socio José Calderón y a su hermano menor Arturo, y se dedicó a promover la “Educación popular”, bajo la supervisión de José María Pino Suárez, titular de aquella secretaría.
En la foto, tomada a fin de 1912 en Palacio Nacional, el vicepresidente José María Pino Suárez y Alberto J. Pani, por entonces ya Director General de Obras del Distrito Federal.
Pani redactó el Decreto que creaba la “Educación Rudimentaria” en junio de 1912, propuso la creación de Academias nocturnas de Artes Industriales destinadas a los obreros, y defendió el presupuesto correspondiente ante la Cámara de Diputados en mayo de ese año, logrando su aprobación por unanimidad. Desafortunadamente enfrentó fricciones a nivel operativo con el vicepresidente Pino Suárez y al poco tiempo, Pani renunció a aquel cargo y recibió de madero una nueva responsabilidad más acorde con su trayectoria, nombrado en el Cabildo Central y desde septiembre de 1912 como Director General de Obras del Distrito Federal.
Para febrero de 1913, las cosas cambiaron radicalmente, y Pani –testigo cercano de los hechos que ocurrieron durante la “Decena Trágica”– sería quien se encargó de entregar a la familia las pertenencias de Gustavo A. Madero, luego de que su cadáver fue encontrado a medio enterrar en el Cementerio de Dolores. Con la detención de Francisco I. Madero y José María Pino Suárez, y su asesinato el 23 de febrero, Pani huyó de la ciudad de México, del golpe de Estado de Victoriano Huerta y la disolución del Congreso, en tanto se perseguía a todo el que hubiera participado en la administración.
El nuevo gobierno castrense envió a los principales periódicos de la ciudad boletines con descripciones y fotografías a fin de capturar a los insurrectos; entre los buscados estaba Pani. Gracias a José́ Calderón y Martín Luis Guzmán salió de la capital en octubre de 1913 en un tren hacia Veracruz y de ahí a La Habana en el buque Morro Castle; de La Habana viajó a Nueva Orleáns y luego por ferrocarril a Nogales -Arizona-, para incorporarse con Venustiano Carranza al movimiento del Primer Jefe del Ejército Constitucionalista en Sonora.
Pani hizo el viaje con Martín Luis Guzmán, y en el trayecto se detuvieron en San Antonio -Texas-, donde por entonces vivía José Vasconcelos con su familia para continuar luego a Nogales pasando por Ciudad Juárez, donde conoció a Francisco Villa. Así, Pani formaba ya parte de la caravana carrancista, travesía en que intimó con Isidro Fabela, Felipe Ángeles, Lucio Blanco, Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles…
En Hermosillo, Carranza encargó a Alberto J. Pani cooperar en las labores de la Agencia Confidencial de la Revolución en Washington, D.C. –donde trabajó por tres meses–, para luego organizar la Tesorería General de la Primera Jefatura. Nombrado Tesorero, confió el manejo de la Oficina Selladora de Billetes –que quedó como dependencia de la Tesorería– al ingeniero Pascual Ortiz Rubio. Abajo una imagen captada en 1917 en que aparecen el presidente Venustiano Carranza y el ingeniero Pani, para entonces secretario de Industria.
Luego de la parte más cruenta de la lucha interna –período en el que colaboró como Director General de los Ferrocarriles Constitucionalistas–, el ingeniero Pani regresó a la administración pública con don Venustiano Carranza –presidente constitucional 30 abril 1917 a 21 de mayo de 1920–, y sería nombrado titular de la Secretaría de Industria y Comercio, aunque para fin de 1918 se le designó ministro de México en Francia a fin de establecer la postura de México a final de “La Gran Guerra” y la creación de la Liga de las Naciones…
Nombrado Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de México en París, aprovechó su vocación hacia el Arte –específicamente pintura–, agradeciendo ocios para visitar con su esposa librerías, museos, tiendas de antigüedades y subastas de arte.
De hecho, Gerardo Murillo describiría ese período de 1918 y 19 con:
“Aprovechando su estancia en Europa, se dedicó asiduamente a buscar en Francia, Italia, Holanda y España, obras de pintura. El estado de agitación y de pobreza en que se encontraba Europa, como consecuencia de la guerra, fue sumamente favorable para la adquisición de obras de arte, y el ingeniero Pani supo aprovecharlo con mucho tacto.”
La estancia en París duró dos años, hasta que una nueva rebelión triunfante en México –y la muerte de Carranza– reclamó su regreso para asistir a Álvaro Obregón. La labor de Pani se recompensó y en vísperas de su salida hacia México, le fue entregada la Cruz de la Orden Nacional de la Legión de Honor en el grado de Comendador, distinción en la que sería luego ascendido a Gran Oficial.
El nuevo presidente instruyó a Pani entregar el ministerio al primer secretario de la Legación en París y trasladarse prestamente a México, y así regresó con su familia días antes de la toma de posesión de Álvaro Obregón en diciembre de 1920. Pani trabajó fuera de gobierno –a manera de ministro sin cartera– en proyectos encomendados por el presidente, especificamente la reestructuración del sistema bancario –que devolvía los bancos a sus propietarios originales–, hecha pública por decreto del 31 de enero de 1921.
Ante el éxito del “asunto bancario”, el presidente Obregón designó a Pani secretario de Relaciones Exteriores a principio de 1921, tarea en que hubo de restablecer las relaciones diplomáticas con los Estados Unidos de América –reanudando el pago de la deuda exterior– y reorganizar la dependencia.
Como parte de esa labor diplomática, y aprovechando su afición por el arte, Pani organizó una exhibición de arte mexicano en Nueva York; la exposición conmemoraba el centenario de la independencia de México de España –formalizada con la entrada del ejército trigarante a la ciudad de México el 27 de septiembre de 1821–, casi un eco de las “Fiestas del Centenario” diez años antes. El ministro Pani invitó a Roberto Montenegro y a Jorge Enciso para organizar la muestra y el resultado fue una sorprendente exhibición de arte nacionalista que cautivó al público y abrió un mercado importante en los Estados Unidos.
La muestra se inauguró primero en la Ciudad de México –acompañada de un catálogo de la muestra– y para noviembre de 1922, se llevó además a Los Ángeles –California–. Para la exhibición de Nueva York se dispusieron 5 mil objetos de la muestra original y fue complementada por un pequeño catalogo “Outline of Mexican Arts and Crafts” preparado por Catherine Ann Porter.
Doña Esther de Alba Gómez de Pani también se incorporó a las actividades sociales y de beneficencia, y durante 1921 y 22 estaría presente en innumerables eventos que moldearon el deleite de la Sociedad capitalina. Abajo, en una imagen de Casasola, captada el 15 de mayo de 1921 en gradas instaladas frente al Hemiciclo a Juárez, el propio Gustavo Casasola nos indica que “…en la tribuna de honor se encontraban los miembros del gabinete, el H. C. Diplomático y el jurado calificador del certamen, integrado por las señoras María Garamendi de Braniff, Lucrecia Cámara de Maldonado, Leonor Mier de Rincón Galardo, Blanca Sordo de Villarreal, Concepción Lascurain de Braniff, Esther Alba de Pani, María Rincón Gallardo de Ayguesparsse, Dolores Miranda de Hernández Castellot y Ana Rubio de Iturbide…”
También en 1921 y como parte de aquel impulso artístico, Pani publicó el “CATALOGO de la Colección Pani”, con portada de Roberto Montenegro y textos del “Dr. Atl” y del que en la introducción nos explica Gerardo Murillo:
“Desde hace mucho tiempo, el ingeniero Pani empezó a coleccionar obras de pintura, guiado por su fino instinto artístico y ayudado por sólidos conocimientos estéticos. Descendiente de una antigua familia florentina, el ingeniero Pani trae en su sangre el amor al arte, el sentimiento de la belleza.”
“Yo no conozco –y muchos he tratado– ningún “amateur” que tenga el flair y la buena fortuna del ingeniero Pani. Esta colección es una prueba evidente de ambas cosas”
De acuerdo al catálogo de esta compilación que para 1921 realizó el Dr. Atl, ordenado “…conforme al método que seguí al clasificar y catalogar en 1908, las obras de pintura y escultura de la Escuela Nacional de Bellas Artes…” eran de resaltar obras de pintores como Goya, Velásquez, Brueghel de Velour, Rubens, Van Dyck, Martin de Vos, Tintoretto, Tiziano y Veronés, entre otros, así como algunos dibujos en que se hallaban un Estudio Anatómico atribuido a Miguel Ángel y una Cabeza de Mujer de Leonardo Da Vinci.
Desde 1920, Pani había solicitado de Gerardo Murillo el preparar un catálogo razonado de su colección –que antes de la compra europea de 1919 incluía ya un Tintoretto y varias importantes telas mexicanas– a fin de hacerlo público y promover el arte en México. Así, el “Dr. Atl” –doctor en filosofía por la Universidad de Roma y Atl, por agua en náhuatl, nombre con el que se autobautizó como "el agua maravillosa de su alegría de vivir"– fue un pintor y vulcanólogo tapatío que publicaba en París la revista Action d´Art –que proponía una ciudad ultramoderna que albergara y mantuviera a los personajes más selectos de la civilización contemporánea– y ya en México encabezó la Academia de San Carlos durante el gobierno de Carranza. Para Pani preparó el catálogo que apareció en 21 y del que indicó:
“La importancia de la Colección que clasifico, el hecho de poner mi nombre al pie de esta clasificación y el considerar que ella va a ser la sanción “oficial” de la autenticidad de la Colección Pani, me obliga a proceder con mucha severidad al estudiar las obras y al determinar su procedencia y su valor artístico”.
“… tengo la seguridad de que los juicios emitidos sobre esta Colección, son lógicos, estéticamente justos, históricamente sostenibles y técnicamente justificados.”
Me resulta interesante mostrar algunas de las magníficas obras del catálogo, que elijo simplemente porque he podido fotografiarlas en su estado actual. De entre los “Dibujos” siempre me ha sorprendido el Nº2 del catálogo, que indica de José de Ribera llamado el ESPAÑOLETO: “San Andrés”, dibujo en sanguina de 41.6 cm alto x 30.7 cm ancho, que ahora forma parte del acervo del Museo Nacional de San Carlos.
Sorprende también el Nº16 de la sección Dibujos en el catálogo, de Baccio BANDINELLI: “Desnudos”. Dibujo a pluma de 28.5 cm alto x 19 cm ancho que forma ahora parte de la colección del Museo Nacional de San Carlos.
Así como el Nº 23 del catálogo de Dibujos, de Michelangelo BUONAROTI: “Estudio Anatómico”. Dibujo a pluma de 49 cm alto x 36.8 cm ancho que forma ahora parte de la colección del Museo Nacional de San Carlos.
En el cuerpo principal del catálogo, aparece con el Nº12 de Francisco ZURBARAN: “Sansón y Dalila”, que procedía de la colección Fontaine-Flament, con marco antiguo, estilo Renacimiento español de madera, tallada y dorada. Al paso del tiempo pasó a ser atribuido a Rutilio di Lorenzo Manetti di Siena -1639- y forma ahora parte de la colección del Museo Nacional de San Carlos.
De BRUEGHEL o Breughel y Nº 17 del catálogo: “Himeneo”. Óleo sobre tabla. Ahora atribuido a Jan van Kessel, Amberes, 1626–1679, y que forma parte ahora de la colección del Museo Nacional de San Carlos. Abajo, un detalle…
Me sorprende también de Pierre Paul RUBENS y Nº 28 del catálogo: “Susana y los Viejos” Oleo sobre tela que procedía de la colección Fontaine-Flament. Con Marco antiguo de madera tallada y dorada. Ahora sin atribución (“Autor no identificado”) y que forma parte de la colección del Museo Nacional de San Carlos. Mencionar aquí también la grisalla “La Cena” firmada Martín de VOS que ostenta el Nº35 en el catálogo y mostré al principio del texto…
Atención merece el lienzo catalogado con el Nº36 como Escuela de Rubens: “Salomé recibiendo la cabeza de San Juan Bautista”, tela de 1.43 x 1.16, con marco estilo renacimiento italiano, de madera tallada, oro y azul. Ahora forma parte de la colección del Museo Nacional de San Carlos.
De Pierre Puvis de CHAVANNES (1824-1898) y Nº 48 del Catálogo: “Alegoría del Dolor (Boceto)”. Tela de 0.27 x 0.41. Forma ahora parte de la colección del Museo Nacional de San Carlos.
De Francis Van MIERIS (1653-1681) y Nº 55 del catálogo: “La mujer de los espejuelos”, tela de 0.35 x 0.275 con marco antiguo, holandés, que forma ahora parte de la colección del Museo Nacional de San Carlos.
De Sir Thomas LAWRENCE (1769-1830) y Nº 67 del catálogo: “Retrato de cazador”, tela de 0.72 x 0.92 que como “Retrato de hombre en traje de Cazador” forma ahora parte de la colección del Museo Nacional de San Carlos.
De Vicellio TIZIANO Nº 81 del catálogo: “Susana y los Viejos”. Oleo sobre tela 1.18 x 1.84 con marco antiguo estilo renacimiento, de madera tallada y dorada y que mostré antes. Ahora atribuido a Lorenzo Ferrari (S. XVII) y que ahora forma parte de la colección del Museo Nacional de San Carlos.
De Vicellio TIZIANO y Nº 82 del catálogo: “El juicio de Paris”. Procedía de la Colección Coosemans de Amberes. Oleo sobre tela 0.94 x 125 con marco antiguo estilo Luis XIII, de madera tallada y dorada. Ahora atribuido a Alessandro TURCHI (apodado l'Orbetto S. XVII) y forma parte de la colección del Museo Nacional de San Carlos, recientemente exhibido en la muestra "El canon revisitado" con el museo nacional de Bellas Artes de Chile.
De Paolo CALIARI, llamado El VERONESE, Nº83 del catálogo: “El Banquete en Casa de Levi”, que procedía de la Colección Cernuschi, tela 1.38 x0.79. Ahora clasificado como “Escuela de El Veronese”, parte de la colección del Museo Nacional de San Carlos.
Para terminar, no porque no haya otros magníficos ejemplos, sino simplemente por concisión, en el catálogo aparecen como de Gerardo MURILLO, los números 90 a 101: “Los Apostoles”. Doce tablas de 0.33 x 0.44 montadas en cuatro trípticos. Con nuevos marcos, forman ahora parte del acervo del Museo Nacional de San Carlos; muestro abajo las representaciones de San Andrés, San Matías y San Juan...
Como se habrá notado, las obras forman ahora parte del acervo del Museo Nacional de San Carlos y llegaron ahí para agregarse al acervo con que contaba la Real Academia de las Tres Nobles Artes de San Carlos de la Nueva España en el S. XVIII y que se incrementó en el S. XIX con obras de los propios maestros y alumnos durante sus viajes de estudio a Italia, además de las que exhibían para obtener el grado de académicos; en ese periodo se incorporaron además piezas provenientes de la Academia de San Lucas en Roma, de conventos clausurados, y colecciones privadas, obras todas que se exhibían en el propio edificio de la Academia.
El acervo que desde 1968 resguarda el ahora Museo Nacional de San Carlos –en Palacio del conde de Buenavista–, comprende además una importante donación de obras pictóricas adquiridas de la Exposición Española de Arte e Industria –luego de las fiestas del Centenario de la Independencia de México–, así como la Colección Pani que llegó a fin de 1926…
Nos cuenta Justino Fernández que esa colección, “… con sus defectos y todo, constituyó una buena aportación a nuestra Pinacoteca Nacional.”, aunque al paso del tiempo severas e infundadas críticas recibió esa donación por parte de Enrique Creel hablando de la “colección… que por cierto resultó falsa en su mayor parte…”, murmuración de ese acervo que hasta Carlos Monsiváis retomó en “Apocalipstick”.
Doña Esther de Alba de Pani también participó en innumerables actividades como esposa del secretario de Relaciones Exteriores y para 1924 –cuando ya el ingeniero Pani se encargó de la Secretaría de Hacienda– sería instrumental en la adquisición y acomodo de la que fuera casa De la Torre/Díaz (Ver), en la aún entonces Plaza de la Reforma -frente al “Caballito”- para albergar “La Lotería Nacional”, en la que sería Presidente Honorario del Patronato por un largo período…
Durante el período, Pani sería instrumental en varios proyectos de la Secretaría de Educación Pública a cargo de José Vasconcelos, empresas entre las que destacó la creación de una Sala de conferencias libres, transformada en la primera muestra de sus ideas educativas y, de paso, en el inicio del polifacético movimiento que hoy llamamos muralismo mexicano. Abajo, durante la inauguración del recinto -en julio de 1923- el presidente Álvaro Obregón (al centro) y a su izquierda José Vasconcelos y Alberto J. Pani -con sombrero en mano- a punto de ser nombrado Secretario de Hacienda.
Aunque no necesariamente en su ámbito directo, un logro fundamental del entonces Secretario de Relaciones Exteriores, fueron los acuerdos Lamont-De la Huerta –Adolfo De la Huerta, era el secretario de Hacienda– (del 16 de junio de 1922), que levantaban la suspensión del pago de la Deuda Exterior de México –frenada desde 1914– y reanudaban el pago de la deuda –México reconoció un compromiso con el Comité́ Internacional de Banqueros de casi 509 millones de dólares–, acuerdo que desgraciadamente sobreestimaba la capacidad de pago de México…
Aún como Secretario de Relaciones Exteriores, Pani encargó en 1923 la ampliación del edificio de la secretaría al muy joven arquitecto Carlos Obregón Santacilia, que transformaría la estructura que había sido residencia de don Francisco Espinosa y remodelada en 1906 por Nicolás Mariscal y Piña (Ver). El magnífico edificio sería destruido al ampliar el Paseo de la Reforma, pero fue un ejemplo notable de la capacidad inventiva del arquitecto Obregón y cimentó su relación con Pani, que acudiría a él en múltiples ocasiones…
Para septiembre de 1923, Pani fue nombrado Secretario de Hacienda, cargo que ejercería hasta el termino presidencial de Obregón y puesto en el que sería ratificado por Plutarco Elías Calles cuando tomó posesión en diciembre de 1924 y de quien sería importante aliado.
En “El pensamiento económico, social y político de México” dice Jesús Silva Herzog que
“…las ideas económicas de Pani eran de un neoliberalismo con hondas preocupaciones sociales, derivadas estas, seguramente, de los principios revolucionarios…”
Pani sustentaría su presencia en la secretaría sobre "Diez mandamientos económicos", aunque un ingrediente fundamental –considerado indispensable desde la administración de Álvaro Obregón–, fue la creación el 1 de septiembre de 1925 del Banco de México con la facultad de crear moneda –tanto cuño metálico como emisión de billetes– así como el regular la circulación monetaria, las tasas de interés y el tipo de cambio…
Para las nuevas oficinas, se eligió remodelar el edificio de “La Mutua, compañía de seguros”, empresa filial de The Mutual Life Insurance Co., de Nueva York que, había declarado bancarrota a finales de 1922 y se adquirió en julio de 1925, mientras que –provisionalmente– el nuevo Banco instaló su oficina en la planta baja del edificio del Banco de Londres y México. Ante la mirada vigilante de Pani, el arquitecto Carlos Obregón Santacilia se encargó de ampliar el edificio y crear el Hall Central, que sería inaugurado el 12 de octubre de 1927.
Al exterior, el edificio sería ampliado siguiendo los lineamientos del diseño original –un ecléctico proyecto, inspirado en un idealizado “Palazzo” del renacimiento italiano– creado por el arquitecto Theodore William Emile de Lemos en 1903 y edificado por el ingeniero Gonzalo Garita y Frontera, aunque se retiraron algunos elementos decorativos; las adecuaciones serían dirigidas por el arquitecto Carlos Obregón Santacilia y el ingeniero Federico Ramos durante 1926.
Al interior, el nuevo Hall del Banco sería un magnífico ejemplo de la arquitectura de vanguardia que en 1925 se había transformado en furor luego de la Exposition internationale des arts décoratifs et industriels modernes de París. Bajo la supervisión de Pani, Santacilia –que ya había entregado el ampliado edificio de la Secretaría de Realciones Exteriores– creó un “Gran Hall del Público” (Sala Bancaria) que sorprendió y ahora puede visitarse.
Además, Alberto J. Pani solicitó –para el ya Banco único de Emisión– el diseño e impresión de la primera generación de billetes –de aceptación voluntaria y respaldados con oro– a la American Bank Note Company de Nueva York.
Inicia aquí una de las varias historias que persiguieron a Albero J. Pani, cuentos de infidelidad e intriga que a la fecha perviven:
Las aventuras amorosas de Pani lo alcanzaron en Nueva York, donde en 1925 negociaba un nuevo trato financiero, y fue censurado por mantener a una mujer en condiciones contrarias al "Mann Act" o la ley "White Slavery". Su hotel fue registrado, pero no se presentó cargo alguno. Sin embargo, en México el escándalo estalló a los pocos días y se dijo que la mujer que supuestamente acompañaba a Pani era Gloria Faure. Pani ofreció renunciar, pero el presidente Plutarco Elías Calles rechazó su renuncia, habiendo dicho a los diputados “…no quiero un gabinete de eunucos…”
Desde tiempos de la “caravana carrancista” Pani había hecho buena amistad con Calles y arriba aparece una de las pocas imágenes que conozco de don Plutarco sonriendo, testimonio de la simpatía tenía por Alberto J. Pani.
Gloria Faure y su hermana Laura eran dos artistas catalanas que actuaban en México por 1925 y corría el rumor que las damas compartían favores con varios influyentes hombres en México, murmurándose que Gloria era la amante del Ministro de Hacienda Alberto J. Pani. Cuando llegó la noticia del incidente en Nueva York, la maquinaria entró en frenesí y hasta doña Esther de Alba fue interpelada.
Aunque Pani era conocido por mujeriego, no parece haber sufrido su matrimonio, pero para cuando apareció el primer billete del Banco de México –el nuevo billete de cinco pesos comenzó a circular desde septiembre de 1925– las especulaciones aseguraban que había sido “La Faure” quien posaba para el retrato de “La gitana” magnífico grabado de Robert Savage.
Aunque el grabado de Savage "The ideal Head of an Algerian Girl" C-1031 fue creado en 1910 y usado en 1911 para otros documentos de la American Bank Note Company, las murmuraciones perduraron, y a la fecha persiste la idea de que “La gitana” es Gloria Faure…
En Palacio Nacional, para1926 se inauguró un nuevo Salón de la Tesorería –diseñado por Manuel Ortiz Monasterio– y por insistencia de Pani se proyectó una reforma completa al edificio, aprovechando que el presidente accedió a ampliar con un tercer nivel toda la vieja estructura, construyendo una galería y sustituyendo la piedra que cubría la fachada por el actual tezontle; además, Pani impulsó el modificar algunos elementos distintivos –como estatuas de victorias sobre las puertas laterales– colocando nuevos remates sobre las tres puertas –incluyendo un nicho para la “esquila de San Fernando” que se conoce como “Campana de Dolores”–, que se recubrieron con intrincados labrados en cantera de chiluca, en una obra que sería dirigida por el arquitecto Augusto Petriccioli.
También en su período como Secretario de Hacienda –aunque ya bajo la presidencia de Ortiz Rubio–, Pani persiguió otro anhelo acariciado por algún tiempo: terminar las obras del Teatro Nacional y transformarlo en una Palacio para albergar las Bellas Artes. Aunque la construcción de aquel teatro inició en 1904 –siguiendo un proyecto de Adamo Boari– se entorpeció desde 1912 y languideció hasta 1916 en que Boari salió de México; entre 1917 y1929 hubo intentos para reanudar los trabajos, pero poco se avanzó.
Entre 1930 y 1934, por encargo directo a Pani y con el arquitecto Federico E. Mariscal como director, se terminaron las obras exteriores del Teatro y creó un nuevo programa para el uso interior del que ahora sería Palacio de Bella Artes
El Ministro Pani tenía plena libertad, avalada por un acuerdo presidencial de don Pascual Ortiz Rubio, firmado en julio de 1932:
“Se autoriza al C. Secretario de Hacienda y Crédito Público para que se encargue de la terminación del edificio del Teatro Nacional, haciendo las modificaciones que considere necesarias en los planos originales para modernizarlo, reducir su costo y obtener su mejor utilización. La Secretaría de Hacienda, al efecto, creará en su propio presupuesto la partida correspondiente, con una asignación que resulte de economías realizadas en los servicios que tiene encomendados y sin mengua de los mismos.”
En la foto de abajo -captada en junio de 1932-, el ingeniero Alberto J. Pani (de espaldas) con el arquitecto Federico Mariscal en la parte más alta del vestíbulo del Teatro Nacional; por acuerdo con el Secretario de Hacienda, el diseño de Mariscal modificaría sustancialmente la apariencia de ese vestíbulo siguiendo el nuevo y robusto estilo que se proponía luego de la exposición de la Artes Decorativas…
Aunque al exterior el edificio parecía casi terminado, Mariscal modificó el acabado de las cúpulas del vestíbulo, eliminando las grandes superficies de vitral y colocando mosaicos coloridos en la superficie; al interior se transformó aquel vestíbulo, creando nuevas salas y espacios para exposiciones y conferencias –incluido un Museo de Artes Plásticas–, mientras que en la sala principal, se modificó la cubierta, para eliminar la iluminación natural y dar mayor flexibilidad al uso.
Justo antes de quedar terminado el nuevo Palacio, se dió una confrontación por la adjudicación administrativa del edificio. Originalmente se había encargado de él la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas; concluido el Palacio de Bellas Artes se entregaría al Departamento de Bienes Nacionales de la Secretaría de Hacienda y éste a su vez lo entregó a la Secretaría de Educación Pública (SEP), no sin antes haber medido fuerzas los dos ministros de personalidades más opuestas del gabinete: Narciso Bassols y Alberto J. Pani.
Al parecer, esta disputa costó a Pani su cargo como ministro, pero no desapareció del asunto: aunque se retiró de Hacienda en septiembre de 1933 –antes de concluida la obra–, en una reunión que el nuevo ministro de Hacienda, Marte R. Gómez, tuvo con Plutarco Elías Calles, se acordó que Pani continuaría con la obra hasta terminarse; mediada aquella disputa por el “Jefe Máximo”, el ingeniero conservó la libertad para continuar con su programa cultural para la ciudad…
En “Bellas Artes: una crónica de primera mano”, Salvador Novo diría al respecto en 1938:
“Ha sido Pani un hombre culto, brillante, de grand monde, pinacófilo y diletante, el ministro que más se ha preocupado de las bellas artes en México, ya coleccionando en su galería particular lo que más tarde habría de vender al gobierno, ya buscando la manera de que este mismo gobierno construya o componga museos, dignos de una capital de importancia.”
Años después, en 1940, retomo a don Justino Fernández que contaba:
“El plan general, personal, que el Ing. Pani pretendió realizar acerca del Palacio de Bellas Artes, su adaptación y funciones, lo reseña al final del Prefacio del Catálogo (de la segunda colección Pani de pintura); es necesario comentar lo que a nosotros pareció siempre un error: Si efectivamente, desde un principio, fue la idea del señor Pani instalar las Galerías de Pintura de la antigua Academia de Bellas Artes en los salones que rodean la Sala de Espectáculos del mencionado Palacio, es indudable que la disposición, decorado, colorido e iluminación que se dio a dichos salones, es lo más alejado de lo que pueda pensarse como apropiado para locales donde exhibir pintura. Mala fue en ese sentido, la adaptación del llamado Teatro Nacional, y la práctica demostró que era imposible ver pinturas en tal sitio por las pésimas condiciones de las salas…”
Don Alberto J. Pani ya había estado a cargo de la Legación de México en Francia de 1918 a 20 durante la presidencia de Venustiano Carranza, pero volvió en 1927; su hermano Arturo era el Cónsul en París, y ambos buscaron un lugar digno para establecer la sede de la diplomacia postrevolucionaria en un periodo en que José Vasconcelos insistía en difundir el acervo cultural de México y de manera conducente, las representaciones en el exterior debían tener un papel relevante y mostrar la importancia de la cultura.
Pani emprendió la compra del Hotel de Luynes y de Chevreuse en diciembre de 1926 –a la ya viuda duquesa–, una casa construida en 1882 con un jardín que podía destinarse a edificar las oficinas de la Embajada con entrada independiente por la calle trasera; la ampliación se encargó al arquitecto André Durand, que la realizó entre julio de 1927 y enero de 1928 en estilo “Decó”.
Al concluirse la construcción y adaptación de la residencia en 1928, Pani escribió “Los inmuebles del gobierno mexicano en París” con una descripción de la residencia y las oficinas edificadas en 1927: “la decoración y el mobiliario de los dos inmuebles fueron concebidos y realizados de acuerdo con las tendencias de simplicidad y de utilidad de las artes decorativas modernas”.
A más de 95 años de su construcción, la Embajada de México en París sigue siendo un buen ejemplo de la arquitectura art déco y continúa sirviendo como sede de la Embajada sin modificaciones importantes. En el Hotel de Luynes se conservan aun las magníficas pinturas decorativas que se encargaron a Ángel Zárraga, aunque desafortunadamente la decoración se ha reformado.
De vuelta en México, Pani volvió a fungir como secretario de Hacienda en 1932 como parte del gabinete de Abelardo L. Rodríguez, además de que fundó otras instituciones como el Banco de Crédito Agrícola y el Banco Nacional Hipotecario Urbano y de Obras Públicas, hoy BANOBRAS.
Para entonces, habiendo dejado ya la casa en la calle de Río Guadalquivir, el ingeniero Pani edificó para doña Esther una nueva residencia con amplio jardín y frente al Paseo de la Reforma en la esquina con Río Nilo, también de la Colonia Cuauhtémoc. La casa se construyó sobre una porción del terreno –que ahora muestra el Nº397 del Paseo y cuenta 723m²–, mientras que se acondicionó como jardín la esquina –que ahora se identifica con el Nº395 del Paseo y cuenta 1,446m²–, en una cuadra que aún compartía el frente a Reforma con la casa de Archibaldo Burns y Carmen Luján (Ver).
Según entiendo, la casa sería diseño del arquitecto Manuel Ortiz Monasterio –que poco tiempo antes había diseñado el Salón de la Tesorería en Palacio Nacional– y sería parte de la poco conocida faceta del diseño residencial del arquitecto, autor de otras casas en Paseo de la Reforma Nº 234 y Nº408 (ambas de 1922); al poco tiempo, Pani decidió que diseño y edificación de la casa correría a cargo del arquitecto Carlos Obregón Santacilia que para 1927 entregó un proyecto de robusto y sobrio estilo nacionalista con referencias coloniales, diseño que era eco de lo que casi simultáneamente edificaba como casa de campo sobre un extenso terreno hacia el poniente del pueblo de Tlacopac -en la zona de San Ángel- para su esposa Adela Formoso de Obregón (Ver).
En la casa se exhibiría la segunda “Colección Pani” y desde 1928 sería sede de eventos relevantes y de repercusión internacional, recordando los tiempos de Pani como Secretario de Relaciones Exteriores, y en los que doña Esther jugaría papel fundamental. Aquella segunda colección -que sustituía la entregada en 1926 a la Academia de San Carlos- sería también motivo de comentarios, y en 1940, don Justino Fernández contaba:
“Acaba de aparecer el catálogo de la segunda colección de pinturas formada por el Ing. Alberto J. Pani, en Europa, durante los años de 1927 a 1931, y que se compone de 48 pinturas y 33 dibujos de las escuelas Alemana, Española, Flamenca, Francesa, Holandesa e Italiana. De la importancia de la colección puede uno darse buena cuenta, tanto por el inventario, como por las reproducciones de los cuadros.”
“En el Prefacio que antecede al catálogo, el Ing. Pani nos cuenta sus andanzas por los museos de Europa … No podemos extendernos en esta breva nota para comentar las obras mismas … pero podemos decir que es quizá la más importante colección particular de pinturas que exista en México, y desde luego, la única en su género.”
Uno de los eventos más sonados que se festejaron en la casa del Paseo de la Reforma, fue la recepción de la boda de Ricardo “Ricco” Alberto Pani Alba (n. 1907 y bautizado así en honor a su bisabuelo el médico Ricardo Pani Corelli), que contrajo matrimonio con la hermosa Lucero Carral Icaza (24 septiembre de 1912 – 9 de julio de 1965) -hija de José Rafael Carral y Marrón, y Carlota Icaza Sánchez.
Muy trascendente sería la relación de Obregón Santacilia con Pani, y nos cuenta el propio Obregón en su “Historia folletinesca del Hotel del Prado: un episodio técnico-pintoresco-irónico-trágico-bochornoso de la postrevolución” que para 1932 propuso al ingeniero Alberto J. Pani, por entonces Secretario de Hacienda en el gobierno de don Abelardo L. Rodríguez –y a quien ya había entregado su casa– aprovechar la maltrecha estructura oxidada del “Palacio Legislativo Federal” que ya estaba en proceso de desmantelarse y venderse como fierro viejo, para crear un “Monumento a la Revolución”. Así, con el beneplácito de Pani, un comité integrado por el expresidente Calles y el presidente Rodríguez aprobó el proyecto y se inició la construcción en 1933 –en febrero de 1936 se emitió un decreto que otorgaba al monumento la función de recinto funerario– para concluirse en 1938, con la colaboración -en lo escultórico- de Oliverio Martínez de Hoyos.
De aún más trascendencia para nosotros, es que en el predio en la esquina del Paseo de la Reforma con Río Guadalquivir, y como obsequio a los recién casados, Carlos Obregón diseñó y edificó una casa de líneas modernas para el matrimonio Pani-Carral…
La muy amplia construcción compartía jardín con la casa Pani/Alba -hacia el poniente- y sería un buen exponente de la arquitectura moderna de Obregón, aunque parece no haber sido del agrado de “Rico” que según el arquitecto hubiera querido algo más “vistoso”.
Cuenta el arquitecto Obregón Santacilia –también en “Historia folletinesca del Hotel del Prado: un episodio técnico-pintoresco-irónico-trágico-bochornoso de la postrevolución”– que el 15 de Mayo de 1932, en una reunión en la secretaría de Hacienda, el ingeniero Pani le dijo:
—“¿qué le parecería construir dos grandes hoteles en la ciudad? Hay que hacer unos hoteles como los de París...”
Uno sería el Hotel Reforma -en la esquina del Paseo de la Reforma y la calle París- y otro el Hotel del Prado -frente a la Alameda-; para este segundo, se expropiaron varios terrenos frente a la Alameda que luego se vendieron a un tal Alfonso Peón —“prestanombre” de Pani, según cuenta Obregón.
Para abril de 1933, Pani aprobó el proyecto de Obregón Santacilia para el Hotel del Prado y con el refuerzo de su hijo “Ricco” en la supervisión, comenzaron las obras. Todo iba “Viento en popa” hasta que Ricco Pani (foto arriba) dijo en público algo al efecto de que su papá no obedecía órdenes del presidente, Aberlardo Rodriguez, sino de Calles –cosa que seguramente era verdad–. Cuando el comentario llegó a oídos del presidente Abelardo Rodríguez, Pani fue destituido de la Secretaría de Hacienda y hasta sus hermanos –en el servicio exterior– fueron removidos de sus cargos…
A final del 1934 Pani retiró a Obregón el proyecto del Hotel Reforma –de su propiedad– para entregar la obra y reformas al diseño original a su sobrino Mario Pani recién llegado de París acompañando a su padre –Arturo Pani Arteaga– apenas destituido (Ver https://grandescasasdemexico.blogspot.com/2019/09/la-casa-de-arturo-pani-arteaga-y.html ).
De Mario escribe Obregón : “…no tiene disculpa alguna en su actitud, al haber aceptado sin asomo de decencia el que se me despojara de mis obras para dárselas a él. Cuando vino de Europa un año antes de recibir su título de arquitecto en la caduca, aunque cacareada Ecole de Beaux Arts de París, yo lo recibí cordialmente en mi oficina.”
Para el “Hotel del Prado” las cosas resultaron peor y la obra del tal Alfonso Peón quedó totalmente detenida y Obregón Santacilia sin esos dos importantes proyectos; para defenderse publicó “lo acontecido en la obra del Hotel del Prado durante los dieciséis años que se invirtieron en su construcción,” para “exhibir un momento de la vida de nuestra gran ciudad con todas sus lacras, las fuerzas negativas que anidaron dentro.” Como en novela de complós, Obregón Santacilia sentencia que en su relato –como sucedió en el desarrollo de la obra–, desfilanrían “tipos característicos de nuestro medio y de la época, personajes de todas clases: ex-ministros, truhanes, un expresidente de la República, tipos de familias “bien”, representativos de instituciones, de las artes, aprovechados, profesionales, asesinos, asesinados, extranjeros, etc.”
De un magnífico artículo de Óscar Flores Torres, transcribo:
Gran parte de la importancia de la política hacendaria de Pani se debe a su política fiscal y, dentro de esta, a las medidas impositivas. Por otra parte, Pani criticó a los impuestos proteccionistas, pues su principal finalidad -dijo- no es la de proteger realmente a la industria nacional sino la de proveerse el Estado de mayores ingresos. Su gestión fue abalada tardíamente en 1945, por el conservador Heliodoro Dueñas. De igual forma, Fernando de la Fuente, quién fuera presidente de la comisión permanente de la Convención Nacional Fiscal en 1950, en un artículo del 4 de abril de ese año publicado en Excelsior, alababa igualmente la gestión de Pani, sobre todo por el "corte de uñas" que practicó a los funcionarios inmorales de la dependencia a su cargo. En una publicación de la Secretaría de la Presidencia también se reconoce y apoya la doctrina económica iniciada en nuestro país, de hecho, en el gobierno del presidente Calles, a través de su ministro de Hacienda. Esto se refleja en el aspecto fiscal, en el impuesto sobre la renta, en la deuda externa y en la fundación del Banco de México.
Poco antes de morir, Pani suscitó un intenso debate en torno al incremento general de precios en la década de los cuarenta y principios de los cincuenta en México. La controversia surgió con la aparición del libro del exsecretario de Hacienda Alberto J. Pani “El problema supremo de México en el año de 1955”.
Pani criticaba la política económica de los también exministros de Hacienda: Luis Montes de Oca (1927-1931), Eduardo Suárez (1936-1946) y Ramón Beteta (1947-1952), acusándolos de ser responsables de la inflación que sufría el país debido al uso del gasto público para el financiamiento de la inversión. Dos de los aludidos contestaron en la prensa, creando un “Debate Ministerial” o “Pani contra Montes de Oca, Suarez y Beteta”.
Alberto J. Pani falleció en la ciudad de México el 25 de agosto de 1955. Doña Esther Alba viuda de Pani siguió habitando la casa hasta 1960. Al paso del tiempo, la casa de Ricardo -Ricco- Pani de Alba y Lucero Carral –en el Nº395 del Paseo de la Reforma– quedaría desocupada y es el terreno que ahora ocupa la Embajada del Japón en México /diseño de 1976 a cargo de Kenzo Tange + Pedro Ramírez Vázquez + Rosen Morrison.
Me cuenta Jose Carlos Cardenas Alvarado:
“Triste epilogo: Desafortunadamente la embajada de Japón, que ahora ocupa esos predios, sufrió daños estructurales y se encuentra deshabitada. Los japoneses están maniatados ante la kafkiana burocracia capitalina y no han podido hacer nada con su edificio. Ojalá se pueda rescatar…”
Este Blog se hace gracias al apoyo incondicional de Julieta Fierro; está dedicado a las “Grandes casas de México” y pretende rescatar fotografías e historia de algunas de las residencias que al paso del tiempo casi se han olvidado y de las que existe poca información publicada. El objeto es la divulgación, por lo que se han omitido citas y notas; si alguien desea mayor información, haga favor de contactarme e indicar el dato que requiere. A menos que se indique lo contrario, las imágenes provienen de mi archivo, que incorpora imágenes originales recopiladas al paso del tiempo, así como el repertorio de mi padre y parte del archivo de don Francisco Diez Barroso y sus imágenes de Kahlo; en general, he editado las imágenes a fin de lograr ilustrar mejor el texto. Si se utilizan las imágenes, favor de indicar la fuente –aunque advierto que pueden tener registro de autor–.
Arriba “Bacanal” Nº25 del catálogo de la Colección Pani, atribuido a Peter Paul RUBENS, –inspirada por "La Bacanal de los Andrios" de Tiziano–, forma ahora parte de la colección del Museo Nacional de San Carlos.
Conforme haya más entradas (¡Ya hay más de ciento treinta!), aparecerán en el índice de la parte superior derecha de esta página…
Arriba “La Virgen y el niño” Nº26 del catálogo de la Colección Pani, firmado por Gerardo Murillo en 1921 y atribuido a Jan METSYS –procede de la colección Coosemans de Amberes–, forma ahora parte de la colección del Museo Nacional de San Carlos.
También se puede encontrar un índice general en: http://grandescasasdemexico.blogspot.mx/2016/02/indice-de-grandes-casas-de-mexico.html
Ver
Gracias Ingeniero Fierro Grossman. Continúa siendo un verdadero placer leer su trabajo. Laboré varios años en Bancreser, sobre Reforma 383. Conocí la Embajada del Japón en los años ochenta. Un matrimonio de origen argentino manejaba las finanzas, guardo grato recuerdo de ellos. Reciba un cordial saludo.
ResponderEliminar¡Mil gracias don Juan Jesús!
EliminarSaludos...
RF