jueves, 11 de agosto de 2022

La casa de don Ramón Ross y Adela Almada en la esquina de las avenidas Insurgentes y Sonora

Diseño de Rodolfo Weber para 1926


Uno de los primeros ejemplos de “arquitectura residencial moderna” edificada en la nueva Colonia del Hipódromo de la Condesa, fue la casa que el licenciado Ross –por entonces ya secretario de Comunicaciones y Obras Públicas en el gabinete del presidente Calles– edificó para su familia, sería ejemplo a seguir y primera muestra de la nueva arquitectura mexicana que ya desde 1925, creaba el muy joven arquitecto Rodolfo Weber.

Desgraciadamente la casa fue destruida y sustituida por un discreto edificio con locales comerciales y oficinas que se conserva hasta nuestros días.



Hijo de Juan Ross y Gertrudis Velderrain, Ramón Ross nació en Álamos –Sonora–, el 24 de julio de 1864, donde fue regidor suplente en 1891-1892 y 1896-1897, para establecerse luego en Huatabampo, donde fungió como presidente municipal en 1906-1907 y presidente de la Junta local del Centenario en 1910. Casó con Adela Almada Quiros (1871-1957 e hija de don José Diego Almada Quirós y Luz Quiros), fungiendo como testigos del enlace don Flavio Arcadio Bórquez Velderrain (1869-1928) y doña María del Rosario Gil-Samaniego Gutiérrez. Además, en 1910 y como parte de su labor en torno a los festejos del Centenario de la Independencia, Ross con su primo Álvaro Obregón fueron nombrados integrantes de la Junta de Mejoras Materiales en su estado. Así, don Ramón Ross sería mayormente conocido como funcionario público, aunque sus estudios le permitieran ejercer como Ingeniero y su cercanía a Álvaro Obregón le involucró de lleno en la revolución armada en que sería distinguido como General.

En su magnífico artículo: “De Regidores Porfiristas a Presidentes de la República en el período revolucionario -explorando el ascenso y la caída del ´Sonorismo’-”, nos cuenta Ignacio Aldama Bay que Ramón Ross formó parte integral de aquel grupo de hombres que incluía a Ignacio l. Pesqueira, José María Maytorena e Ignacio Bonillas, que ligados al estado de Sonora y a Álvaro Obregón llevarían las riendas del país por un singular período…


Arriba, una fotografía de don Ramón Ross Velderrain en 1907, como Presidente Municipal de Huatabampo -Sonora-.

Aún durante el movimiento armado, Ross concurrió como diputado al Congreso Constituyente de Querétaro, representando a su ciudad natal y así firmó la Constitución de 1917, siguiendo las pautas definidas por Obregón. Terminada la guerra civil y establecidos ya los miembros de la rebelión de Agua Prieta, con la familia migró a la Ciudad de México, donde para los gobiernos postrevolucionarios fungió primero como director de la Beneficencia Pública y luego como gobernador del Distrito Federal.

Cuando Álvaro Obregón asumió la presidencia a fin de 1921 y se enfrentó a un ambiente tirante en las relaciones entre México y Estados Unidos, dado que los gobiernos de la revolución no habían otorgado un trato a favorable a las compañías explotadoras de petróleo, mayormente norteamericanas. México requería de inversión extranjera para reconstruir la economía del país y subsanar así los daños causados durante la lucha; además Obregón buscaba que Estados Unidos reconociera su presidencia. Siguiendo las indicaciones del presidente, Ross sería instrumental en la negociación que culminó con la firma del convenio en la vieja Calzada de Bucareli…


Arriba, el presidente Obregón -en Palacio Nacional- con el grupo que negoció el “Tratado de Bucareli” en que México garantizaba los derechos de propiedad sin límite a particulares extranjeros y a todas las compañías petroleras estadounidenses; firmado el 13 de agosto de 1923, don Ramón Ross (a la extrema izquierda de la imagen) sería instrumental en lograr el acuerdo con los representantes del presidente Calvin Coolidge.

Además, y también durante aquel período, el gobernador Rodolfo Ross trabajó estrechamente con José Vasconcelos Calderón, convertido en el encargado de la educación nacional. Nombrado primero titular del Departamento Universitario y de Bellas Artes en 1920, entre 1921 y 1924 desarrolló una notable labor como secretario de Educación Pública apoyándose en las facilidades brindadas por Ross. Al respecto, Daniel Cosío Villegas indica:
“Vasconcelos personificaba entonces las aspiraciones educativas de la Revolución: reunía condiciones excepcionales para inaugurar esa era de verdadero y grandioso renacimiento espiritual de México"



Dos obras emblemáticas del período fueron la construcción y adaptación del edificio de la Secretaría de Educación Pública entregado en 1922, así como el diseño y edificación de la Escuela Primaria Benito Juárez, iniciada en 1923 siguiendo el proyecto del arquitecto Carlos Obregón Santacilia y que como “Centro educativo” formaría parte de un gran conjunto que incluía el Estadio Nacional.

Cuenta Juan de Dios Bojórquez que Ross era “el amigo más íntimo de Obregón” y en 1924, cuando se llegó el momento de la elección para reemplazarlo, el presidente consideró a su sucesor únicamente entre Ross y Calles; nos dice Bojórquez:
El presidente Obregón vaciló en la elección de Calles como sucesor y permitió que se iniciaran trabajos a favor de Ross, pero pronto reconoció la madeja tejida por Calles y optó por inclinar toda su fuerza a su favor…



En magnífica estrategia política por parte del que sería conocido como “Jefe Máximo”, se hizo público que el día de las elecciones y “…como signo de respeto, Plutarco Elías Calles votó por don Ramón Ross…”, además de invitarlo luego a formar parte de su gabinete como secretario de Comunicaciones y Obras.

Arriba, don Ramón Ross –a la extrema derecha– entregando la corona, en alguno de los certámenes en que fungió como juez durante el enredado período de la elección para 1924.

En el gabinete de Plutarco Elías Calles, Ross se desempeñó como secretario de Comunicaciones y Obras Públicas, y como tal dio prioridad a reponer parte de la dañada infraestructura nacional y dar seguimiento a varias de las obras iniciadas durante el período anterior; además impulsó algunas de las nuevas tecnologías y abajo aparece una imagen tomada durante las pruebas del novedoso sistema de “Teletipo” recientemente inventado por Frederick G. Creed, e instalado en el Palacio de Minería.


Además de otras varias obras de importancia, como las carreteras a Nuevo Laredo y Acapulco o la presa “Presidente Calles” en Aguascalientes, Ross impulsó la construcción del nuevo “Estadio de la Revolución” en Veracruz así como el “Palacio Federal de Monterrey” que comenzó a edificarse desde 1928, siguiendo el diseño del arquitecto Augusto Petriccioli que además ejecutaría el diseño para la ampliación del Palacio Nacional en la Ciudad de México.



Es precisamente en este período, que el ingeniero Ramón Ross Velderrain –ya Secretario de Comunicaciones y Obras Públicas y que contaba más de sesenta años– decidió edificar una nueva casa para su esposa Adela Almada Quirós sobre la recién bautizada Avenida de los Insurgentes (parte de la ampliación de la Avenida Veracruz en la Colonia Roma), en el nuevo fraccionamiento que “De la Lama y Basurto” ofrecían como opción para el crecimiento de la ciudad, en los terrenos que habían sido parte del óvalo de galope del “Hipódromo de la Condesa”.

En 1926 daría inicio la urbanización de la colonia “Insurgentes-Hipódromo” por parte de la “Compañía Fraccionadora y Constructora del Hipódromo de la Condesa”, cuyos accionistas encabezados por José G. de la Lama y Raúl Basurto habían logrado adquirir el predio luego de gestiones para negociar la superficie a donar para un parque. Abajo, un plano de lotificación para la colonia “INSURGENTES HIPÓDROMO” fechado en 1926/7, donde he marcado el predio en que se edificaba ya la residencia Ross-Almada –nótese que en el parque aún no existe el “Teatro al aire Libre”–.


Como complemento, abajo y en una fotografía oblicua tomada a principio de 1927 y que mira hacia el sur, aparece la colonia “Insurgentes-Hipódromo” con el óvalo de la Avenida Hipódromo (que hoy llamamos Ámsterdam), limitada a la izquierda por la Avenida de los Insurgentes; abajo al centro, aparece la “Plaza Popocatépetl” con su característica fuente de pabellón al cruce de las calles de Huichapan, Cacahuamilpa, Popocatépetl, Celaya y México; señalado con un asterisco, la casa Ross-Almada en la esquina de las Avenidas Insurgentes y Sonora. Nótese que claramente se distingue el estanque al centro del Parque San Martín, pero aún no existe el “Teatro al aire Libre” en la parte sur del parque…



El diseño de la casa Ross-Almada –sobre un predio de 726m² en la esquina de las avenidas Insurgentes y Sonora–, sería encomendado al muy joven arquitecto Rodolfo Weber, y según nos cuenta Israel Katzman, sería la primera casa en edificarse en el nuevo fraccionamiento.

Aunque Weber sería luego reconocido como uno de los arquitectos del vanguardista racional-funcionalismo, con diseños de absoluta avanzada como las oficinas y laboratorios ROCHE de 1955 (foto de abajo) –en la Avenida Universidad esquina con Félix Cuevas, desgraciadamente modificado–, luego de la casa Ross-Almada y en la tercera década produjo varios diseños de características “californianas” y parece ser completó el diseño para una Casa Muestra que en el nuevo fraccionamiento Chapultepec-Polanco que se edificó en 1937 por instrucciones de los desarrolladores De la Lama-Basurto.



Además de aquella Casa Muestra –que aún existe, en la calle de Julio Verne N°9–, Weber diseñó en 1938 una casa para la familia Azcárraga / Reyes-Retana, en el Paseo de la Reforma -Lomas- (Ver). Dice Israel Katzman que en ese período “…importantes arquitectos presentaban proyectos con dos fachadas a escoger, una moderna y otra neocolonial…” y Rodolfo Weber no es la excepción: también en la tercera década diseñaría además de aquellas casas de inspiración “californiana”, dos casas de línea vanguardista, una en la Avenida Xola –vía llamada así por la hacienda de la familia Sola, cuyos dueños escribían su apellido como “Schola”– y otra en la esquina del Paseo de la Reforma esquina con Amberes -diseñada en 1934- que aún existe, aunque sustancialmente intervenida.


Arriba, las casas de Xola (izquierda) y Amberes (derecha) esquina con Paseo de la Reforma; abajo, la casa de Providencia Nº722, diseñadas todas por el arquitecto R. Weber.

Además, al poco tiempo de proyectar la casa Ross-Almada, Weber diseñó y edificó la casa de Providencia 722, que aunque parcialmente destruida y eliminado el jardín, aún conserva la “primera crujía” y es perfectamente reconocible.



Así, desde 1926 y con lineamientos similares a los usados en la casa de Xola, el arquitecto Rodolfo Weber V. emprendió el diseño de “un Bungalow” para don Rodolfo Ross y su esposa en la esquina de las Avenidas de los Insurgentes y Sonora, sobre un predio con 660m² -más un ancón en la parte trasera que sería aprovechado como patio de servicio-, siguiendo la estética en boga durante esos años, y que acudían al rescate del imaginario colonial para crear una arquitectura de infusión nacionalista que perseguía una parte del llamado ´Sonorismo’ ya establecido.


Mirando hacia el sur y con el desarrollo de una fachada en más de 33 metros, el frente sustancial hacia la Avenida Sonora, mostraría el acceso principal -al centro de la composición- con un porche de tres arcos y decoraciones en cantera labrada. Al poniente, se concentrarían las zonas de servicio, incluyendo garaje para un auto a cubierto, cocina, patio y habitaciones para la servidumbre.

La fachada oriente, que miraba hacia Insurgentes y era presentada como lateral, centraba la composición en un “Bay window” que iluminaría la sala, flanqueado por ventanas de recámaras. Con algunas circunspectas ornamentaciones en mosaico y cantera –guiños a la vanguardia de Artes Decorativas y la tradición neocolonial–, el volumen central estaría ataviado con remates que parecerían recordar a la secesión Vienesa...


En el texto del arquitecto Alfonso Pallares “Las modalidades de la Casa Señorial en México”, que apareció por 1926 en el Nº12 -segunda serie- de “EL ARQVITECTO -Revista de Arquitectura y Artes Americanas de la Sociedad de Arquitectos Mexicanos-” podemos leer:
En la casa construida por el arquitecto Rodolfo Weber, vemos aparecer… formas que acusan la influencia vienesa arquitectónica, con disposición de masas y claros que se derivan de las últimas influencias del reciente movimiento colonial en la arquitectura; como elemento de fusión entre estos cánones, la sencillez moderna de las masas, sencillez que también se acusará repetidamente en muchos de nuestros monumentos coloniales, establece una nueva posibilidad de armonías entre nuestra arquitectura colonial y la arquitectura más universal moderna


Al interior, la casa se ordenaba en torno a un “HALL” con iluminación cenital en doble altura y resulta sorprendente –a los ojos de la lógica funcionalista contemporánea– la mezcla de espacios públicos y privados; esas peculiaridades se pueden descubrir en la planta de la casa, que apareció -junto con el texto de Alfonso Pallares- en el Nº12 de “EL ARQVITECTO en 1926.

Para 1950, los diseños del arquitecto Weber evolucionarían hasta transformarse en representantes del funcionalismo, pero en ésta primera obra, es evidente que aún subyugaba la idea de diseñar en torno a un patio central, y la peculiar manera en que se comunican las recámaras (3 y 4), baño y costurero al lado norte de la planta, me hacen pensar en las soluciones del siglo anterior…


Sorprende también mirar en las fotografías que el porche se habilitó, más que como sitio de descenso para el automóvil, como terraza cubierta –con magníficos equipales– y me hace recordar que en 1926, aquella esquina de las avenidas Insurgentes y Sonora era -literalmente- el tranquilo extremo de la ciudad…

Recuérdese que el “ICPALLI” o Asiento para Dioses o reyes, es una palabra de origen Náhuatl que se castellanizó como equipal y que significa asentadero. Los Icpalli representados en el Códice Mendoza parecen ser asientos bajos y planos, tejidos de carrizo, con respaldos altos y sin pedestal, cuya posesión era un privilegio, y tributo que tenían que entregar los pueblos del reino Tepaneca conquistados por Izcóatl; los Huicholes continuaron la antigua tradición de los Equipales... ¡Qué mejor que presentar un Equipal a la entrada de la casa!

Desafortunadamente no tengo imágenes del interior de la casa y sus amueblados, cosa que permitiría tener una idea más precisa de aquel diseño de Weber y la manera en que Ross y su señora habitaron la casa.


Pueden servir como referencia la casa edificada al año siguiente -1927- y también sobre la Avenida Sonora, por uno de los promotores del fraccionamiento -Raúl Basurto- que acudió al arquitecto Vicente Mendiola para el diseño (Ver); también puede dar contexto el Edificio Bella Vista –en Av. Ámsterdam Nº285 esquina con Av. Sonora– diseñado en 1928 y a apenas unos metros de la casa Ross, por el ingeniero Francisco J. Serrano y que es ahora conocido como “Edificio Jardines”.

En su “Guía de recorridos urbanos de la colonia Hipódromo", Marisol Flores García lo describe así:
Considerado como un ejemplo poco convencional de la tendencia art-deco, este edificio resulta de gran importancia para la arquitectura mexicana tanto por su calidad como por ser una de las primeras obras significativas de su creador. Fue construido como encargo de la Compañía Casas Jardines S.A. –de ahí su nombre–, para destinarlo a renta. De esta manera, desde el principio fue proyectado para albergar locales comerciales en la planta baja, tres pisos de departamentos, y una azotea jardinada o “roof garden”… el interior resulta sumamente interesante tanto por su acceso como por las escaleras circulares, las que aunadas al diseño del pasamanos constituyen una escultura ornamental para el vestíbulo.


Nótese que en la fotografía, en que aparece en primer plano el Edificio Bella Vista -en la esquina de Sonora y Ámsterdam- aparece el fondo de la calle el edificio que albergó al “Colegio Americano”, proyecto que estuvo a cargo del arquitecto Lewis Lamm y cuyo predio ahora está ocupado por una tienda departamental.

Cuando Álvaro Obregón fue asesinado el 17 de julio de 1928 en el Parque de la Bombilla, prácticamente terminó la carrera de don Ramón Ross y a pesar de sus lazos con Calles, paulatinamente desapareció de la esfera pública. Murió en su casa de la Ciudad de México, el 24 de enero de 1934 y fue sepultado en el Panteón Francés de la Piedad. Doña Adela Almada ya viuda de Ross siguió habitando la casa hasta su muerte en 1957.


Ese mismo 1957 la casa diseñada por Weber en 1925 fue vendida y según entiendo demolida ese mismo año, para ser sustituida por un edificio con comercios en la planta baja.

Abajo una toma oblicua de la Compañía Mexicana de Aerofoto fechada en 1949 en que aparece el parque de la Colonia Hipódromo y al frente la Avenida de los Insurgentes, imagen en la que he señalado el cruce con la Avenida Sonora, donde aún se distingue -detrás de un gran árbol- la casa Ross-Almada.



En la esquina de las avenidas Insurgentes y Sonora -y conservando el número 210 de Sonora- se edificó un inmueble con comercios en planta baja y oficinas en la planta alta, edificio que algunos recuerdan por haber albergado oficinas representantes de “Trajes de baño Catalina”. La construcción ha cambiado de uso y alberga ahora diversos giros comerciales.




Este Blog se hace gracias al apoyo incondicional de Julieta Fierro; está dedicado a las “Grandes casas de México” y pretende rescatar fotografías e historia de algunas de las residencias que al paso del tiempo casi se han olvidado y de las que existe poca información publicada. El objeto es la divulgación, por lo que se han omitido citas y notas; si alguien desea más información, haga favor de contactarme e indicar el dato que requiere. A menos que se indique lo contrario, las imágenes provienen de mi archivo, que incorpora imágenes originales recopiladas al paso del tiempo, así como el repertorio de mi padre y parte del archivo de don Francisco Diez Barroso y sus imágenes de Kahlo; en general, he editado las imágenes a fin de lograr ilustrar mejor el texto. Si se utilizan las imágenes, favor de indicar la fuente –aunque advierto que pueden tener registro de autor–.



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