viernes, 7 de junio de 2019

La casa de don Pedro M. Regil Estrada y Manuel Mestre G.,

en la calle de París formando la esquina del N°131 de Paseo de la Reforma.



En un predio que de origen fuera propiedad de la familia Ancona Horruytiner y luego parte del patrimonio de la familia Mestre, la casa del Paseo de la Reforma N° 131 esquina con París fue de las primeras grandes residencias edificadas en ese tramo de la que fuera Calzada Degollado y ocupada desde 1897 por la familia Regil y Peón; aunque albergando luego un hotel y modificada después para recibir locales comerciales, subsistió al lado del Hotel Reforma hasta 1979 y desde 2010 cedió su predio a la escalinata de acceso y oficinas del Senado de la República.




En su magnífico documento “El Paseo de la Reforma –Crónica de una época–”, Ignacio Ulloa del Río nos da cuenta que aquel terreno, en la esquina con la calle de París, apenas a unos metros de la “Estación Colonia” del Ferrocarril Central, y a medio camino entre los monumentos dedicados a Colón y Cuauhtémoc que adornaban las grandes glorietas del Paseo, fue propiedad de la familia Ancona Horruytinery (sic.) y contigua a las casas de los Melber, Sánchez Gavito y Sánchez Juárez. Abajo, en el fragmento un dibujo que se presentó en el Museo Nacional de Arquitectura del Palacio de Bellas Artes en julio de 1994, Ulloa nos muestra la fachada de la casa Horruytiner /Regil hacia la calle de París.




Habitar en la Avenida que se había diseñado como Paseo de la Emperatriz (Carlota), mutado a Calzada Degollado y apenas transformada en Paseo de la Reforma, era sin duda un Tour de Force, porque –para los miembros de la sociedad juarista– implicaba redimir lo que había sido el diseño para una Paseo Imperial, transformándolo en el nuevo símbolo de la reforma liberal; ahí –en el primer tramo–, desde 1888 se edificó la casa del empresario Thomas Braniff Woods y su esposa, doña Lorenza Ricard Werdalle (ver) en un terreno que el propio emperador Maximiliano I había otorgado el empresario…


Arriba, en una imagen de Charles B. Waite captada en 1894, el Paseo de la Reforma mirando hacia el poniente desde la casa de la familia De la Serna en la Plaza Reforma: Al centro, la estatua ecuestre de Carlos IV, colocada ahí en 1852 sobre un nuevo pedestal diseñado por Lorenzo de la Hidalga cuando esa era glorieta del Paseo de Bucareli; cuando para 1863 encargó el trazo del nuevo paseo al Capitán de Ingenieros -Luís Alois Bolland- se aprovechó ese hito como inicio para el nuevo trazo que llevaría a Chapultepec (ver). Además, en los camellones que se distinguen en la fotografía, se colocaron desde 1890 las estatuas de Itzcóatl y Ahuítzotl , ejecutadas por Alejandro Casarín Salinas y que se trasladaron luego a la avenida Insurgentes y conocemos como “Indios Verdes”.

Abajo, en una toma también de Waite, el Paseo y la “segunda glorieta” con el Monumento a Cristóbal Colón, que se colocó ahí en 1877 –donde Maximiliano I había planteado el monumento– obsequio de Antonio Escandón a la Ciudad, con esculturas de Henri Joseph Charles Cordier y zócalo de Eleuterio Méndez (ver). A la derecha, el “Gran Café Colón” de don Francisco Zepeda en el inmueble construido en 1888 por el Arq. Emilio Dondé.


Aparecía en “La voz de México” el 2 de agosto de 1893:
“El Café Colón situado en la esquina de la segunda calle de las Artes y Calzada de la Reforma, es el punto de Reunión de la más selecta sociedad de esta capital; en el poco tiempo que lleva de establecido, ha conquistado la simpatía general, tanto por el respeto que se guarda á las señoras como atención á los caballeros, pues á la vez que se goza del bello panorama del Paseo y vista al magnífico Monumento, se disfruta más al paladear sabrosos chocolates y rico café, excelentes helados, sabrosos refrescos… El paseo á Colón es el más higiénico, el más agradable y menos costoso de todos los de la capital.”

Ese monumento a Cristóbal Colón había sido un éxito inmediato gracias al conjunto escultórico que Cordier realizó hacia 1873 y donde sentados al pie del pedestal de “Christophe Colomb”, están las efigies de Juan Pérez de Marchena, Diego de Deza, Bartolomé de las Casas y Pedro de Gante en un zócalo diseñado por el arquitecto Eleuterio Méndez y ejecutado en magnífico “marbre rose des Vosges” y “Saransk” ruso , complementado el conjunto por dos relieves que flanquean el pedestal y que representan las selvas vírgenes y la construcción de la primera capilla en tierras americanas. Abajo, en una imagen de Guillermo Kahlo fechada en 1904, “Foto N° 18, Monumento a Colón”, en la que he señalado a casa de que trata ésta nota y que para entonces era propiedad de la familia Regil-Peón.


De ahí, el asombroso recorrido hasta la “tercera glorieta” –pasando frente al predio de los Ancona Horruytiner– y las afueras de la ciudad, donde en 1887 se había inaugurado el monumento impulsado por Vicente Riva Palacio dedicado al Cuauhtémoc, con esculturas de Miguel Noreña y zócalo de Francisco M. Jiménez.


Arriba, otra fotografía de Charles B. Waite captada en 1894, donde aparece el Monumento a Cuauhtémoc y el panorama del amplio Paseo de la Reforma hacia el poniente y Chapultepec. Justo ahí, hacia el Oeste –a la derecha de la toma– y al lado de la calzada que llevaba a la hacienda de la Teja de Rafael Martinez De la Torre, se inauguró en febrero de 1896 una nueva estación promovida por la empresa del “Ferrocarril Denver and Río Grande” de Palmer Sullivan.


Frente a la gran avenida, el sitio era envidiable por cercanía con la estación que de origen estaba dedicada únicamente a pasajeros (mientras que la carga se manejaba a un lado del jardín de Santiago Tlaltelolco). De esa estación partían diariamente cuatro trenes y las instalaciones albergaban oficinas telegráficas y crujías para resguardo de vagones en espera; los rieles de vía angosta, unían la Ciudad de México hacia el norte con Manzanillo y la Villa de Nuevo Laredo. Abajo, una vista de la Estación Colonia en 1910, con el estanque y jardín que daba acceso desde el Paseo de la Reforma.


Luego del primer gobierno del general Díaz y cuando lo sucedió en la presidencia Manuel González, se impulsó de manera prioritaria el desarrollo ferroviario del país; así, en septiembre de 1880, se otorgó una concesión a la Compañía Nacional Mexicana y la Estación Colonia (posteriormente Compañía del Ferrocarril Nacional Mexicano), para la línea México-Manzanillo, por Toluca, Maravatío, Acámbaro, Morelia, Zamora y La Piedad, así como para la línea México-Nuevo Laredo. Ambas líneas ferroviarias tuvieron su estación de pasajeros en la Colonia de los Arquitectos (ver) y por eso fue conocida como “Estación Colonia” y su rango ayudó a favorecer el crecimiento de la ciudad hacia el poniente, siguiendo el eje del Paseo, que a partir de ese punto –la tercera glorieta, con el monumento dedicado a Cuauhtémoc– se amplió en 1893...



Don Manuel González Cosío, Secretario de Comunicaciones y Obras Públicas anotaba que
“…la ampliación consiste en la adición de una faja de terreno de quince metros de latitud a cada lado de la calzada, desde la glorieta en que se halla el monumento a Cuauhtémoc hasta la entrada al bosque de Chapultepec. En dicho terreno se construyen dos calzadas paralelas a la Avenida la Reforma, inmediatas a los terrenos de propiedad particular que limitan por ambos lados el nuevo paseo, formándose jardines y banquetas entre las calzadas.”

Arriba, el fragmento del plano de la Ciudad de México para 1907 –que reproduzco gracias a la generosidad de Javier Balbás– en el que aparece la zona del Paseo de la Reforma entre las 1° y 4° glorietas, la Estación “Colonia” del Ferrocarril Mexicano (izquierda), el edificio de la Ciudadela (abajo-derecha, en rojo) y el proyectado edificio del Palacio Legislativo (arriba, con el N° 57); una estrella marca el terreno de que trata ésta nota ‒en la esquina del Paseo de la Reforma y la calle de París‒, donde además de los monumentos ya descritos, una banca de cantera y un espectacular jarrón de bronce aderezaba el frente de la casa Ancona Horruytiner.


Ya desde 1888 y por iniciativa de Don Francisco Sosa, el Paseo se decoraba con bancas, efigies y jarrones y para el 14 de febrero de 1895, se inauguró el tramo entre la Glorieta de Carlos IV y el Monumento dedicado a Cuauhtémoc, cuando quedaron instalados 14 bronces –y otros tantos jarrones diseñados por Gabriel Guerra– que habían sido entregados por el Distrito Federal y los estados de Veracruz, Yucatán, Hidalgo, Sonora, Nuevo León y Oaxaca. Los escultores convocados fueron Primitivo Miranda (con 2 esculturas), Epitacio Calvo (con 4), Juan Islas (2), Enrique Alciati (2), Jesús F. Contreras (2) y Ernesto Scheleske (2) y los bronces se vaciaron en la “Fundición Artística mexicana”. En la esquina con París –contra esquina de la casa Ancona Horruytiner, a punto de pasar a manos de la familia Regil-Peón–, se colocó la efigie del General Donato Guerra, erigida por el estado de Jalisco y develada el 4 de abril de 1896, en un buen bronce del escultor Jesús Contreras.


Poco después, frente a la casa de los Sánchez Gavito, quedaría colocada la efigie del General Guadalupe Victoria, erigida por el estado de Durango y develada el 5 de mayo de 1896, en obra del escultor Gabriel Guerra, terminada por su discípulo Melesio Aguirre; mientras que frente a la casa de don Delfin Sánchez Ramos y Felícitas Juárez Maza se colocó la efigie del General Mariano Jiménez, estatua erigida por el estado de San Luís Potosí y develada el 4 de abril de 1896, en un notable bronce del maestro, escultor y fundidor Jesús Contreras…



Según dcumentos consultados por Ignacio Ulloa del Río, aquel predio en el Paseo, rodeado de esculturas urbanas, pertenecía entonces a don Ignacio Ancona Velázquez y María del Carmen Horruytiner Domínguez,-campechanos-, y padres de Mercedes, Ramón, Ignacio y Carmen Ancona Horruytiner; Ignacio Ancona Horruytiner es recordado como autor de “Documento histórico irrefutable: Parte circunstanciado de la Campaña de Yucatán contra los invasores y traidores de la República, dirigido por el General en Jefe de las Fuerzas de este Estado al Supremo Gobierno de la Nación”, así como por haber por haber estado involucrado en los procesos de asignación “…de los bienes llamados del Clero…” ante el gobierno de Juarez en 1861.



Además, al paso del tiempo, Ancona estaría ligado a otro trascendental yucateco, José María Pino Suárez –su familia se contaba entre las más notables de Mérida y era bisnieto del padre de la armada mexicana, Pedro Sáinz de Baranda–, y a decir de Javier Lara Bayón:
Entre 1906 y 1909, Pino se marginó voluntariamente de la vida pública, retirándose incluso físicamente a la hacienda azucarera de Polyuc. Lo que nunca abandonó fueron “sus apasionamientos literarios” que desarrollaba sin “menoscabo de su reputación como hombre de negocios”, como escribió en el prólogo de Procelarias su gran amigo Ignacio Ancona Horruytiner, jefe de redacción de El Peninsular. Es más, para Ancona “el Pino íntimo” era “el de los versos”. Significativamente, a esa intimidad no permitía el poeta que llegara lo que en unos años acabaría por arrastrarlo en su torrente: “no resuenan en sus poesías los trágicos acentos de la vida contemporánea… no llegan los clamores del obrero ni la rebelión en que estallan las multitudes oprimidas”, observaba, no sin cierto reproche, el propio Ancona.



No está claro si la casa de que trata ésta nota se había construido ya con las características finales, aunque desde 1897 aparecen mementos de la compra de la propiedad y “su reconstrucción completa” por parte de don Pedro Manuel Regil Estrada –campechano también–, como residencia citadina para du esposa Joaquina Peón Cano de Regil y sus hijos Pedro, José, Alfonso, Joaquín, Patricio y María De Regil Peón.



Los Regil eran familia de arraigo en Mérida –Yucatán–, donde las diversas ramas del linaje se ligaban a don Pedro Manuel Regil y de la Puente, Santanderino, diputado que presidió la instalación del primer Congreso local Yucateco en 1823 y cabeza de una importante casa comercial en Campeche que supo ligar política y comercio henequenero; a decir de Betty Luisa Zanolli Fabila en su investigación “Parentesco jurídico y ritual en Yucatán durante la primera mitad del siglo XIX”,
“Para citar algún ejemplo de enlace entre comerciantes y hacendados, cabe destacar el matrimonio de Joaquina Peón y Cano —proveniente por la vía paterna de una familia de hacendados—, quien casó con Pedro Regil y Estrada, comerciante hijo del federalista y también comerciante Pedro Manuel de Regil y de la Puente. Tal vez el vínculo haya partido de que la novia era hija de Alonso Luis Peón y Cárdenas, hacendado sí, pero que fue de los contados casos de individuos con intereses eminentemente agrarios que ingresaron a las filas sanjuanistas, al tiempo que su madre, María Joaquina Cano y Roo, prima hermana de Andrés Quintana Roo, proporcionaba su casa para que se celebraran las reuniones de dicho grupo político liberal.”


De entre las magníficas construcciones erigidas en el Paseo de Montejo de Mérida, sobresale una por conservarse y ser de las que se edificaron en aquel período de esplendor; conocida como la Casa Peón de Regil, fue construida por orden de Pedro Regil en el N° 471 del Paseo equina con la calle 35 -a fin de siglo XIX-, coincidiendo con la compra de la casa del Paseo de la Reforma y París.

Así, la casa Regil-Peón (que habitarían Pedro Manuel y Alfonso María de Regil y Peón) de la Ciudad de México se transformó en hito urbano del Paseo de la Reforma…



El terreno con poco menos de 2,000m² albergaba una edificación en tres niveles y semi-sótano, cuya composición remataba en una distintiva techumbre de paramentos empinados o “tejado francés”, inspirados en las aportaciones de Jules Hardouin Mansart. Aunque su frente hacia el sur y Paseo de la Reforma era relativamente breve, las disposiciones oriente y poniente tenían amplio desarrollo, con siete entre-ejes de complejo entramado y sus respectivas ventanas, terrazas, balcones e invernadero que miraban hacia el jardín poniente; hacia el oriente y la calle de París, la casa aprovechaba las vistas hacia el magnífico jardín de los Sánchez-Juárez (predio en el que luego se edificó el Hotel Reforma).



Para entender ese jardín, es interesante recordar que desde 1887, se daba nota del “Nuevo Tívoli” que el Señor Lorenzo Ceballos (hermano del gobernador del Distrito federal) había instalado en un hermoso terreno con más de 3,000m² limitado por el Paseo de la Reforma y las calles de París y Madrid. El Tívoli Ceballos –a corta distancia del Café Colón y las albercas de Pane– se volvió referente para las reuniones y fiestas del período, pero para 1897 fue adquirido por don Delfín Sánchez que con la asesoría de Manuel Marroquín primero y Silvio Contri después edificó una magnífica residencia digna de albergar a su esposa Cristina Juárez Maza de Sánchez, hija del fallecido Presidente Benito Juárez y al que Porfirio Díaz rendiría innumerables homenajes...

Respecto a ese vergel al que miraba la casa Regil-Peón, nos cuenta Ignacio Ulloa que “… las glorietas del jardín de esta mansión se engalanaban con flores aromáticas y con las estatuas de bronce de figuras mitológicas representando las cuatro estaciones del año”, eco de las esculturas que adornaban el Paseo.



Nunca he logrado averiguar con certeza quién se encargó de diseño y ejecución de la residencia Regil-Peón (o Ancona-Horruytiner para el caso) aunque me he topado con el nombre del arquitecto Rafael Goyeneche que en el período había diseñado el edificio de “El Puerto de Liverpool”, diseño con el que hay algunas convergencias, pero en todo caso es indudable la influencia que la Académie des Beaux Arts y el eclecticismo finisecular francés, con sus prominentes desvanes o mansardas con buhardas, pináculos y filigrana metálica para rematar la composición…



Andar por el Paseo y encontrarse con la casa N°131 en la esquina con París, debió ser todo un espectáculo, considerando la magnífica composición que el proyecto tenía en el desarrollo de la fachada sur, con una recia portada sobre el podio soportando el balconcillo para la Serliana del segundo piso, rematado todo con un solemne desván de variada silueta, salpicado de lucarnas y rematado con pináculos y filigrana metálica.





A la manera de una “Villa Italiana” la casa debió distribuirse en torno a un amplio espacio central de doble altura e iluminado por un tragaluz decorado con cristales coloridos (las mansardas al exterior disimulaban esa cristalera central y sorprendía descubrir el interior profusamente iluminado), mientras que las habitaciones fueron copiosamente decoradas al gusto de la época.


Arriba y abajo, dos salones de Reforma 131, que fácilmente podrían pasar por habitaciones de un Hôtel Particulier en Burdeos o París; arriba, el salón de recibir con notable “decoración a la francesa” que recuerda el Hôtel Dominici en la Rue Castiglione (me maravilla en la imagen ver que se electrificó el candil, araña que de origen debió poderse bajar para encender las velas). Abajo otro pequeño salón –probablemente el fumador–, con sobria decoración de recatada armonía…



Afuera, dada la elección de colocar la vivienda en la esquina y permitir al jardín poniente la mayor amplitud posible, vista desde Reforma la casa Regil debió aparecer prácticamente aislada en su entorno, aunque aprovechándose de las vistas hacia la calle de París y los jardines del Tívoli Ceballos que pasaron a ser parte de la casa Sánchez-Juárez. Abajo, vista desde la acera de enfrente, la casa Regi-Peón en 1934, cuando los árboles del Paseo habían crecido ya, pero las residencias aledañas aún conservaban con jardines y a la derecha de la toma, el vergel de la residencia de doña Felícitas Juárez Maza viuda de Sánchez, que para entonces había sido vendido a Carlos Markassuza y Dolores Jiménez Marmolejo.


A la izquierda de la toma de arriba y colindando con el jardín poniente de la casa Regíl-Peón, ya desde 1907 se había edificado la casa de la familia Zepeda –en el N° 133 del Paseo de la Reforma‒, que para el inicio de S. XX era ocupada por la familia Sánchez Gavito-Beteta, mientras que a su lado se había edificado la sorprendente residencia de los Melber –en el N° 135 del Paseo de la Reforma‒, casa que años después sería ocupada como oficinas de un partido político.



Así, para Septiembre de 1910, cuando se llevaron a cabo las Fiestas del Primer Centenario de la Independencia de México y el Paseo de la Reforma se transformó en uno de los escenarios para conmemoraciones y desfiles, la sección cercana al monumento a Cuauhtémoc con las casas Melber, Sánchez-Gavito y Regil serían telón de fondo para innumerables celebraciones…


Arriba, el Paseo de la Reforma visto desde una de las casas de la “Glorieta Cuauhtémoc” durante el desfile del 16 de Septiembre en que se inauguró la Columna de la Independencia de México; al fondo, las casas Melber, Sánchez-Gavito y Regil. Abajo, uno de los carros alegóricos que participaron en el “Desfile del Centenario”, con la representación de la “Compañía Cervecera de Toluca y México” y su carruaje “La Patria Independiente que rinde homenaje a Miguel Hidalgo” frente a la casa Regil-Peón sobre la calle de París y entrando al Paseo de la Reforma…



De hecho, durante varios meses de 1910, el Paseo de la Reforma resultó escenario envidiable de reuniones, pronunciamientos y tertulias, donde los miembros de delegaciones extranjeras, órganos representativos de los diversos estados y territorios, así como miembros de asociaciones diversas se dieron cita para homenajear a un México Independiente que se unía en equivalencia al “Concierto de las Naciones del Mundo”…



Hacia 1910, el entorno de aquella avenida debe haber sido marco espectacular para los desfiles y admiración de paseantes; para complementar, imaginen poder mirar el horizonte que se ofrecía a los visitantes que arribaban a la capital por la Estación Colonia del Ferrocarril Nacional y salían al parque de la estación para caminar hacia la glorieta del Paseo…



Llegado 1911 y por varios años más, el panorama en derredor del monumento a Cuauhtémoc y la casa Regil cambió pausada pero inexorablemente; luego de las turbulencias que causaron la renuncia del Presidente Díaz y poco después el ascenso de Madero y su asesinato en 1913, la familia Regil-Peón siguió manteniendo la casa del Paseo, aunque incrementó sus viajes a Yucatán y hacia 1914, se vendió la casa de París, seguramente a consecuencia de la Decena Trágica…

Abajo, una fotografía del Paseo de la Reforma –que forma parte de la “serie Brehme” en el archivo Casasola– en que se indica: “Paso de las fuerzas Convencionistas, comandadas por el general Emiliano Zapata a su entrada a la Ciudad de México en noviembre de 1914”.



Entra en escena, don Manuel Mestre –Tabasqueño– que fue gobernador Maderista de su estado entre 1911 y 1913, casado con doña Carmen Rodríguez y padre de la inolvidable Gloria Mestre, “La diosa de la danza” y coreógrafa de la Ópera Nacional en el INBA.

El doctor Manuel Mestre Ghigliazza, nació en Villahermosa (entonces San Juan Bautista) –Tabasco‒, en 1870 y fue médico, político, articulista, historiador y académico mexicano, que con escritos y artículos periodísticos apoyó la Revolución como duro crítico del gobierno de Porfirio Díaz.



En 1913 y presionado por el presidente Huerta, se trasladó a la Ciudad de México donde se le nombró jefe de la Sección de investigaciones históricas y búsqueda de documentos; luego, ocupó el cargo de oficial mayor del Archivo General de la Nación (de 1915 a 1917) y en 1918 fue nombrado bibliotecario del Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía. Para entónce, don Manuel había adquirido la casa de Reforma 131 en la esquina con París, sitio donde habitaba con doña Carmen y su hija Gloria.


La casa debió conservar buena parte de la opulencia de inicio de siglo, aunque las circunstancias económicas de la familia Mestre-Rodríguez no necesariamente estuvieran acordes con esa exuberancia; a inicio de la década siguiente, Adolfo de la Huerta nombró a Mestre director de la Biblioteca Nacional –donde estableció un amplio horario para la atención al público lector, de las nueve de la mañana a las nueve de la noche, sin interrupción‒ en 1921 fue regidor del Ayuntamiento de la ciudad y años después, estuvo al frente de la biblioteca de la Secretaría de Relaciones Exteriores y fue director de la Lotería Nacional.

Don Manuel Mestre es recordado con enorme cariño por sus contribuciones - su nombre está escrito en el Muro de Honor del Estado de Tabasco, y varias calles y parques de ciudades tabasqueñas, llevan su nombre-, aunque la casa de París y Reforma es para muchos el sitio donde habitó la joven Gloria Mestre…


Arriba, en una fantástica imagen captada en 1956 por Héctor García, Gloria Mestre "Volando sobre la Ciudad", tomada en lo alto del Hotel Reforma...

La ciudad cambiaba aceleradamente a partir de la tercera década del S. XX y sitios como la Plaza del Palacio Legislativo o el cruce del Paseo de la Reforma y la Avenida de los Insurgentes, frente al monumento a Cuauhtémoc y la Estación Colonia del ferrocarril modificaron radicalmente su apariencia. Con la suspensión definitiva de la construcción del Palacio del poder Legislativo y la decisión de transformar parte de la estructura en “Monumento al triunfo de la Revolución Mexicana” –con diseño de Carlos Obregón Santacilia y conjuntos escultóricos de Oliverio Martínez– y la disposición de desmantelar la estación Colonia (Sullivan) del ferrocarril y crear ahí un parque y hospital para los ferrocarrileros –con diseño de Carlos Greenham‒, la conformación de esa zona de la ciudad quedó rubricada con las vanguardias y el abandono total de las viejas tradiciones urbanas y arquitectónicas.



Desde 1934, don Carlos Markassuza –que había adquirido la propiedad de los Sánchez-Juárez al otro lado de la calle– decidió edificar un hotel en los jardines de la casa; aunque había contratado al arquitecto Carlos Obregón Santacilia para el diseño, la responsabilidad del proyecto definitivo recayó en el joven Mario Pani que imaginó un innovador edificio de doce niveles con sorprendentes adelantos técnicos e imagen moderna.

Además de habitaciones con baño propio, el Hotel Reforma inaugurado en 1936 con sus rasgos severos y rigor geométrico vestido de tezontle, estaba dotado de “Cafetería americana”, florería, salón de belleza, tienda de artículos fotográficos, salas de convenciones y banquetes y Night Cub…


Nunca como antes esa sección del Paseo de la Reforma había cambiado tanto y tan rápido, y ahora la casa Ancona/Regil/Mestre (junto con las otras del período) en verdad parecía anticuada. Arriba, en una toma oblicua de la Compañía Mexicana de Aerofoto captada en 1939, apare el Paso de la Reforma; al centro –marcada– la entonces casa Mestre y a la derecha el Hotel Reforma y la casa Sánchez-Marcassuza; hacia abajo e izquierda, las casas Sánchez-Gavito y Melber en la esquina con prolongación Sullivan.

A pesar de los cambios en la zona –que en general provocaron la huida de los antiguos moradores y la demolición de los inmuebles‒, la casa Mestre tendría una nueva revivificación, evolucionando a “Mansión Paris”, en algo que ahora llamaríamos Hotel Boutique…





Por dos décadas la casa permaneció prácticamente inalterada en lo general, aunque la zona resentía enormes transformaciones; la transición de zona residencial a eje de hoteles y oficinas resultó avasallador y desde 1940 la familia Mestre abandonó la propiedad. Seguirían más transformaciones luego de la construcción del Hotel Reforma al oriente de la casa -al otro lado de la calle de París-, con la demolición de las residencias que desde el S.XIX habían ocupado los predios hacia el poniente y al otro lado del jardín.



Desde 1945 se echaron abajo las casas Melber y Sánchez Gavito, que con otros predios con frente a la calle Madrid dieron espacio a un nuevo desarrollo de cine/tearo y oficinas; el “Banco Capitalizador de Ahorros S.A.” creó ahí un nuevo edificio que usaría el distintivo de un Roble como emblema. Así, el Edificio y Teatro El Roble se edificó desde 1949 siguiendo el diseño de Víctor L. Loizaga en la Avenida Paseo de la Reforma N°135, inaugurándose en 1950.



Luego de la muerte de don Manuel Mestre en 1954, la casa sufrió varias alteraciones a fin de incrementar su área rentable: sobre lo que había sido el jardín se edificaron tres crujías de tres niveles y arcos en fachada que complementaban un extraño pórtico en la esquina, que absorbía y saturaba el remetimiento que de origen tenía la casa hacia la calle de París; además, en una muy poco afortunada intervención, se enderezaron los paramentos inclinados de los desvanes o mansardas con buhardas y eliminó por completo el recuerdo estilístico de la vieja casa; apenas pervivió un fragmento de la fachada sur, con su recia portada soportando el balconcillo para la Serliana del segundo piso.

La imagen del Paseo de la Reforma había cambiado por completo y con la edificación de otras nuevas estructuras durante los años 50’, la memoria de la casa Ancona Horruytiner parecía esfumarse.



Abajo, en una sorprendente imagen de 1964, aparece la acera lateral del Paseo de la Reforma frente al edificio El Roble; en la marquesina del teatro, se anuncia el estreno de la tercera película de James Bond “007 contra Goldfinger”, protagonizada por Sean Connery como el agente Bond y Honor Blackman como la chica Bond. Además de la fila para adquirir boletos, me sorprende ver los tres robustos arcos del edificio construido en lo que había sido el jardín de la casa Mestre y la ampliación que se hizo a la estructura del XIX en la esquina con París, con corolario poco afortunado…



Se me ha dicho que al interior de aquella estructura modificada, en 1968 aún subsistían con magnífica decoración algunos salones de la casa original, aunque nunca he logrado constatarlo en imágenes; parece ser que los giros comerciales se sucedieron apresuradamente e incluyeron oficinas, tiendas de ropa y decoración, escuela de mecanografía, restaurante, bar, e incluso una academia en la que la propia Gloria Mestre impartió talleres de danza y coreografía.



En 1979, luego del sismo de marzo (el “Temblor de la Ibero”) el Cine Roble fue cerrado por daños en su estructura y por menoscabos equivalentes, la estructura de lo que fuera casa Ancona/Regil/Mestre fue desalojada y luego destruida para ser el terreno ocupado por un estacionamiento.



Para 1994 las estructuras abandonadas de edificio y teatro “El Roble” fueron demolidas y el conjunto de terreno ( 9,053m²) asignado al Gobierno Federal para edificar la Nueva Sede del Senado de la República a través de un Fideicomiso “Para apoyar la construcción y equipamiento del nuevo recinto legislativo de la Cámara de Senadores”, terreno que incluyó los 1,998m² de la casa Ancona/Regil/Mestre

El edificio para la nueva sede del Senado se diseñó por el arquitecto Javier Muñoz Menéndez, y edificó en 2011.



El frente de la casa de que trató ésta nota, ocupó el sitio que ahora ocupa la escalera de acceso…



Este Blog se ha hecho gracias al apoyo incondicional de Julieta Fierro; está dedicado a las “Grandes casas de México” y pretende rescatar fotografías e historia de algunas de las residencias que al paso del tiempo casi se han olvidado y de las que existe poca información publicada. El objeto es la divulgación, por lo que se han omitido citas y notas; si alguien desea mayor información, haga favor de contactarme e indicar el dato que requiere. A menos que se indique lo contrario, las imágenes provienen de mi archivo, que incorpora imágenes originales recopiladas al paso del tiempo, así como el repertorio de mi padre y parte del archivo de don Francisco Diez Barroso y sus imágenes de Kahlo; si utilizan las imágenes, favor de indicar la fuente –aunque advierto que pueden tener registro de autor–.



Conforme haya más entradas (¡Ya hay un centenar!), aparecerán en el índice a la parte superior derecha de ésta página…



También se puede encontrar un índice general en: http://grandescasasdemexico.blogspot.mx/2016/02/indice-de-grandes-casas-de-mexico.html ver
















8 comentarios:

  1. Gracias por la investigación y el dar a conocer estas maravillosas casas. Ojalá no sigan desapareciendo. Saludos desde Guadalajara: Alberto Paz.

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  2. Tengo una pregunta ¿ con qué criterio o bajo que argumento fue autorizada la demolición y no su restauración?... Saludos!-. EXcelente blog!

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    1. ¡Hola Christian!
      La casa nunca figuró como obra de valor o representativa de un período y para 1980 -cuando fue destruida-,había sido irremediablemente modificada. Recuerda que además, ese tipo de edificaciones no tenían valor alguno frente a la plusvalía del Paseo de la Reforma...
      ¡Saludos!
      RF

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  3. Ya se extrañaban , interesante la historia, estudio arquitectura y desde hace años sigo tus artículos, saludos desde Villahermosa,Tabasco

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  4. Mi estimado Rafael, todas tus entradas de blog son extraordinarias en calidad de investigación, texto y documentación gráfica. Tengo una pregunta, tienes identificado dónde se tomó el panorama donde están todas las personas juntas en la lateral de Reforma? Es esta imagen https://4.bp.blogspot.com/-5edXzV0-KRU/XP52tWjYvzI/AAAAAAAAO9I/sgKqWRejBS47fy2i-2LHQGXCwMz1UVrZQCLcBGAs/s1600/6573%2527Compr.jpg

    Gracias de antemano!

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    1. ¡Mil gracias Wolfgang!
      Debe haberse tomado frente al entonces N°24 de Paseo de la Reforma, incorporado al ahora predio N° 26 –que ahora se anuncia como parte de “WeWork”‒, frente al edificio de TURISSTE. Si observas la foto, a la extrema izquierda aparece la Casa de Thomas Braniff Woods y su esposa, doña Lorenza Ricard - https://grandescasasdemexico.blogspot.com/2013/01/casa-braniffricard-en-paseo-de-la.html -.
      ¡Saludos!
      RF

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