jueves, 15 de octubre de 2020
Casa Torres/Izábal, luego Baillères/González en Reforma 347, esq. Tiber. Ahora Torre HSBC…
Diseñada originalmente para María Dolores Izábal Monteverde de Torres ‒hija de José Rafael Izabal Salido, que fuera gobernador del Estado de Sonora‒ y su esposo Aureliano Torres Maza, la casa con terreno de 870m² frente a la “Glorieta grande” del Paseo de la Reforma, sería ocupada por poco tiempo y vendida al joven empresario Raúl Baillères que la ocuparía con su esposa Celia González y sus cuatro hijos, luego de ser ampliada con 2,400m² de jardín hasta llegar a la avenida dedicada al Río Tíber donde se creó una nueva entrada primero, y 870m² más con acceso por la calle dedicada al Río Volga después.
Luego de la muerte de don Raúl en 1967, se consideró edificar ahí un centro comercial y oficinas del grupo “Bal”, pero finalmente en el predio se construiría una torre con 23 pisos de oficinas y 136 metros de altura, que desde 2006 ocupa el banco HSBC.
María Dolores Izábal Monteverde nació el 12 de diciembre 1891, hija de doña María Dolores Monteverde Arvizu y don José Rafael Izabal Salido, Gobernador del Estado de Sonora y recordado por su arbitraje en la huelga de Cananea, intervención por la que fue juzgado ante el Gran Jurado Nacional, acusado del cargo de Traición a la Patria y luego absuelto.
Durante su larga carrera, don Rafael fue electo diputado ante la Legislatura Local por el distrito de Álamos y desde entonces figuró en el grupo político que encabezó el general Luis E. Torres con quien estaría constantemente involucrado. Con Torres, se unió al Plan de la Noria, y luego al Plan de Tuxtepec; con el respaldo de Díaz atacó al gobierno de Ignacio Pesqueira en Sonora, formando un poderoso grupo en el que actuaban Ramón Corral, Luis E. Torres y el propio Rafael Izábal.
Cuando concluyó su periodo como gobernador en 1907, fue designado senador por el Estado de Guerrero y tres años después falleció en alta mar -en octubre de 1910-, cuando hacía la travesía trasatlántica rumbo a Europa y su cadáver fue arrojado al mar. Su esposa e hijos hicieron el duelo correspondiente, y al poco tiempo durante la revolución, serían conocidos por su singular calidad de vida.
Mientras que su hermano mayor Rafael Izabal Monteverde contrajo nupcias con una de las hijas menores de don Ramón Corral -Elvira Corral Escalante-, María Dolores contrajo matrimonio con Aureliano Torres Maza (1888-1925) apenas ligado con el general Luis E. Torres, pero con quien decidió establecer residencia en la Ciudad de México.
Arriba, María Dolores Izábal Monteverde el día de su boda con Aureliano Torres Maza; más arriba, don José Rafael Izabal Salido.
En la Ciudad de México, la pareja decidió en 1922 levantar su residencia citadina en el Paseo de la Reforma frente a la Columna de la Independencia, sobre un lote de 870m² y un largo frente que tomaba parte de la curva de la “Glorieta grande”. Abajo una vista de aquel Paseo de la Reforma visto desde el cerro de Chapultepec en toma captada por 1920; a la derecha se distingue el arbolado de la Avenida Chapultepec y a la izquierda se asoma la estructura metálica de lo que se había diseñado como Palacio Legislativo y sería aprovechada para crear el Monuemnto a la Revolución.
Recuérdese que el Paseo había sido trazado por orden del Emperador Maximiliano I de México para ligar la primera glorieta del Paseo de Bucareli –donde en 1852 el arquitecto Lorenzo de la Hidalga (Ver) había colocado la estatua ecuestre de Carlos IV creada y fundida por Manuel Tolsá para la Plaza Mayor–, con la residencia instalada en el Alcázar de Chapultepec (Ver).
Aunque aquel diseño original se alteró, el trazo y nivelación de los Ingenieros Alois Bolland Kuhmackl ‒ingeniero en minas austriaco que pertenecía al séquito‒ y Ferdinand von Rosenzweig ‒oficial de alto rango, ingeniero y constructor‒ se conservaron, desde 1897 ya en el gobierno de Porfirio Díaz, se decidió incrementar el ancho de la avenida y crear una gran glorieta para el monumento a la independencia.
Abajo, el Ingeniero Alois Bolland Kuhmackl supervisor del trazo y nivelación del Paseo de la Emperatriz.
Para el proyecto de aquella avenida se creó además una comisión de planificación y arte urbano, entre cuyos miembros se encontraban también el escultor y arquitecto Carl Gangolph Kayser –autor de las adecuaciones al Alcázar de Chapultepec y Palacio Imperial‒, el arquitecto Ramón Rodríguez Arangoiti y artistas de la Academia de San Carlos ‒Felipe Sojo, Miguel Noreña y Santiago Rebull‒. La ejecución de las obras de aquel Paseo quedó a cargo del Ministerio de Fomento, Colonización, Industria y Comercio que encabezaba don José Luis G. Robles Pezuela, en tanto que el contrato para la ejecución de la obra parece haber sido asignado a los hermanos Juan y Ramón Agea; la inauguración del terraplén y su camino de unos 20 metros de ancho se dio en 1866.
Luego de la caída del imperio en 1867, el sitio quedó en abandono y se bautizó como Calzada Degollado, en honor al general José Nemesio Francisco Degollado Sánchez, diputado local, ministro de la Suprema Corte de Justicia, gobernador de Michoacán y de Jalisco, Secretario de Gobernación y general en Jefe del Ejército Federal.
Durante el mandato de Sebastián Lerdo de Tejada se decidió dedicar el Paseo en honor al proceso conocido como Reforma y para 1897 se determinó aumentar el ancho del trazo desde la glorieta que recibía el monumento a Cuauhtémoc hasta Chapultepec y trazar una Grán Glorieta a medio camino.
Arriba, fotografía “Columna de la Independencia” captada desde un promontorio que se ubicaría en donde ahora confluyen las calles de Río Ebro y Río Nazas; nótese que aún no existe el trazo de la actual calle de Rio Tiber y que la arboleda que marca el Paseo casi no tiene edificaciones, salvo la casa Braniff-Lascurain (Ver) frente a la amplia glorieta del monumento. Abajo, maqueta del diseño final de la columna, entregada en 1905 por el arquitecto Antonio Rivas Mercado.
La columna y su Victoria, inauguradas en Septiembre de 1910 como parte fundamental de las celebraciones del Centenario de la Independencia de México, ha sido desde entonces estimado símbolo –“El Ángel”‒ y referencia fundamental para la Ciudad.
Las cuatro manzanas que delimitan esa glorieta y sus calles fueron también desde 1910 sitio cardinal donde residir, y desde 1907 se edificaron ahí la casa de don Dante Cusi Castoldi y su familia (Ver) ‒ única de las edificaciones residenciales que aún pervive‒ así como en 1912 el “Townhouse” de George T. Braniff y Concepción Lascurain (Ver) en la acera norte.
Desde 1920, y a instancia de su esposa María Dolores Izábal Monteverde, don Aureliano Torres Maza adquirió en la lateral del Paseo un predio con más de 30 metros frente a la glorieta y 870m² de superficie a fin de edificar ahí la nueva residencia de la pareja. Iniciada la edificación en 1921, se menciona como diseñador de la casa al arquitecto Rafael Goyeneche, pero aunque autor de inmuebles similares, en el período Goyeche trabajaba fuera del país –en Cuba‒ y no volvería sino hasta 1926; aunque sobresalen de su autoría ‒en la misma manzana‒ la casa de don Dante Cusi (Ver), y a apenas un centenar de metros la que fuera casa para la familia Suinaga/Escandón en la esquina de la calle dedicada al Río Danubio y el Paseo de la Reformas –en el predio que ahora ocupa la embajada de los Estados Unidos de América (Ver)‒ no tengo dato certero de su intervención ; además en el predio contiguo a la casa Suinaga, subsiste la fachada de la casa que Goyeneche edificó desde 1934 para la familia Suberbie-Mendiola/Cortina en Paseo de la Reforma N° 297 (Ver).
Por su parte, Ignacio Ulloa del Río nos dice que el proyecto fue ejecutado hacia 1921 por la mancuerna formada por el ingeniero Teodoro Kunhardt y el arquitecto Joaquín Capilla, reconocidos años más tarde por el diseño original del “Frontón México” frente a la estructura del Palacio Legislativo ‒que en 1936 se transformaría en Monumento a la Revolución, a manos de Carlos Obregón Santacilia‒y autores también de la casa O’Hea / Austin (Ver), edificada entre 1928 y 29 también sobre la acera norte del Paseo de la Reforma.
Hijo de don Theodor Kunhardt Ritchertz, que había llegado a Guadalajara desde 1852 (como cónsul del Imperio Alemán en Guadalajara) y casó con la sinaloense Marina Urrea Amarillas, el ingeniero Guillermo Teodoro Kunhardt Urrea casó con María Isabel Remus Madrid y desarrolló una fructífera actividad constructiva en la Ciudad de México. Hacia 1920, Kunhardt se asoció con el joven arquitecto Joaquín Capilla Cisneros (n. 1894), hijo del Ingeniero de Minas Alberto Capilla Acevedo (1868-1922) y oriundo de Mineral de Pozos, Guanajuato; si el nombre suena familiar, es porque el arquitecto Capilla fue tío del medallista olímpico ‒Joaquín Capilla Pérez‒.
Aunque Kunhardt y Capilla con el empresario y jugador Carlos Belina son recordados como autores del Frontón México ‒inaugurado en 1929 por el presidente Emilio Portes Gil‒, nos cuenta Israel Katzman que además de varios diseños residenciales, la mancuerna erigió también el edificio en la esquina de las avenidas Ponciano Arriaga y Puente de Alvarado N°72.
Para aprovechar la curiosa geometría que hacia el sur presenta el terreno –con el amplio frente oblicuo que genera la curva de la gran glorieta‒ el diseño de la casa diseñada por Capilla se escalonaba hacia el Oriente, creando un pórtico de acceso en el receso así como un amplio balcón en la fachada a Reforma, concebido seguramente para admirar la Columna de la Independencia y su entorno.
Aunque hay evidencia de que para 1923 la casa estaba prácticamente terminada, la familia Torres Izábal parece no haberla habitado sino hasta principio de 1924, y al año siguiente don Aureliano Torres falleció inesperadamente el 9 de marzo de 1925, precisamente el día de su 32° cumpleaños (n. 9 marzo 1888).
Aunque no tengo imágenes que correspondan al amueblado interior de la casa, es razonable suponer que la decoración respondía a los cánones imperantes en el período posterior a la Revolución, en concordancia con la redención del lujo en boga durante los primeros años del S. XX y dando la espalda a la incipiente modernidad que ya se asomaba en predios circundantes.
Para entonces, al costado poniente de la casa, se edificaba ya –con el N°351 del Paseo de la Reforma‒ un conjunto de 9 departamentos, que buscando el oriente miraban hacia el costado poniente de la casa; así para la década del 30’, esa sección de la acera del Paseo estaba totalmente edificada, con la casa Torres-Izábal en el N°347, los Departamentos Reforma en el N°351, el Sanatorio Reforma ‒dedicado a maternidad‒ en el N°355 y la casa Cusi-Armella en el N°365 (Ver).
Arriba, los “Departamentos Reforma” en el N°351 del Paseo; a la izquierda de la imagen se distingue el “Sanatorio Reforma” (donde hoy se levanta un edificio que alberga oficinas del Nacional Monte De Piedad‒, mientras que a la derecha se distingue parte de la casa Torres-Izabal.
Aunque el hijo del matrimonio ‒el ingeniero Lorenzo Torres Izábal‒ residió en la casa por algún tiempo, se mudó con su esposa Carmen Rodríguez a la Avenida Campos Elíseos N°21, y en 1938 la casa se puso a la venta siendo adquirida por un joven empresario nacido en Guanajuato llamado Raúl Baillères Chávez, que al paso del tiempo y con don Salvador Ugarte y otros accionistas creó en 1932 el Banco de Comercio (ahora Bancomer), y con don Aarón Sáenz y otros accionistas el “Hotel del Prado” en la Avenida Juárez. Además, apenas poco tiempo antes, había fundado tres instituciones financieras especializadas: Crédito Minero y Mercantil ‒ 1934‒, Crédito Hipotecario y Crédito Afianzador.
Arriba, vista desde el pedestal de la Columna de la Independencia en el Paseo de la Reforma, la fachada sur de la ya casa Baillères-González en Reforma 347.
Con el inicio de su carrera en el mercado de metales preciosos, a don Raúl Baillères Chávez se le recuerda como enérgico creador de instituciones financieras, industriales y culturales en México. Además, al comprar acciones de empresas mayoritariamente extranjeras “mexicanizó” varios giros y se le considera uno de los forjadores del “desarrollo estabilizador”, época de gran crecimiento económico en nuestro país. Su casa frente a la Columna de la Independencia, resultaría marco ideal para tal efecto…
Entre 1941 y 1942 fue presidente de la Asociación de Banqueros de México, fundó el Club de Banqueros de México ‒del que fue presidente hasta su muerte‒, y organizó el Comité Técnico de Promoción Industrial en México para aprovechar la coyuntura de industrialización abierta por la Segunda Guerra Mundial.
Don Raúl logró la tutela mexicana de varias empresas significativas como Cervecería Moctezuma ‒adquirida en 1941‒, Manantiales Peñafiel, para 1961 Metalúrgica Mexicana Peñoles –productora de plata, oro, zinc y plomo‒ y la Compañía Fresnillo ‒productora de plata primaria‒; además ‒trabajando con su hijo Alberto‒, compró el paquete mayoritario de las acciones de “El Palacio de Hierro” creado desde 1888 en las calles de San Bernardo y Pasaje de la Diputación, por Joseph Tron y su “J. Tron y Cía.”
Raúl Baillères Chávez contrajo matrimonio con Celia González, con quien engendró cuatro hijos, todos de apellido Baillères González: Raúl que murió joven, Alberto –que casó con Teresa Gual‒, Celia y Susana. Para ellos adquirió y remodeló la edificada como casa Torres/Izábal, ampliando los jardines y redecorando los interiores, ajustándolos a las nuevas necesidades.
Es importante recordar que la casa diseñada por Capilla en 1921, saturaba casi por completo un terreno relativamente estrecho y con frente sur hacia la lateral del Paseo de la Reforma y N°347; al ser adquirida por Baillères, se añadió el amplio predio de casi 2,400m² y amplio frente a Reforma –casi ochenta metros frente a la glorieta‒ hasta llegar a la avenida Río Tiber donde se crearía una nueva entrada de aparato.
Ese amplio terreno permitiría liberar la portada oriente, que pasó a ser la fachada principal y por lo mismo sería intervenida por el arquitecto Rafael Goyeneche a fin de darle la dignidad necesaria.
Aunque la intervención de Goyeneche fue relativamente discreta, implicó añadir dos escaleras: al interior, modificó la escalera original de la casa, agregando un magnífico tragaluz en caparazón; al exterior, agregó frente al porche de la casa una sorprendente doble escalera en herradura, que inevitablemente ‒y toda proporción guardada‒, nos remite al “Escalier en Fer á Cheval” del Palacio de Fontainebleau.
Aunque con dimensiones mucho menores y trazo simplificado, la escalera exterior de la casa Baillères logró hacer de la fachada lateral una portada con asenso ceremonial, que se percibía solemne desde el nuevo acceso en la calle del Río Tíber.
Recuérdese además, que esa entrada desde Tíber permitía contemplar –justo antes de tomar el nuevo camino de acceso que atravesaba 60m. de jardín‒ el Monumento a la Independencia de México desde un magnífico ángulo –cuando la avenida dedicada al Río Tíber tenía camellón y circulación en dos sentidos.
El prestigio del Paseo había permitido la urbanización de lo que ahora conocemos como la Colonia Cuauhtémoc y gracias a las tomas oblicuas de la Compañía Mexicana de Aerofoto, podemos ver la evolución de aquel crecimiento que pronto llegaría a los ríos Lerma, Plata, Atoyac y Elba; como ejemplo, abajo una oblicua fechada en 1934 en que aparece el Paseo de la Reforma y en la que he señalado la Torres/Izábal, luego Baillères/González en Reforma 347.
Abajo, en otra toma aérea oblicua de la Compañía Mexicana de Aerofoto captada en noviembre de 1957, vemos la Glorieta Grande del Paseo de la Reforma al cruce con Río Tíber ‒arriba‒ y Florencia ‒abajo‒; la imagen tiene el peculiar interés de mostrar el Monumento a la Independencia de México sin la Victoria Alada, que había caído luego del sismo del domingo 28 de julio de 1957. En rojo he señalado el perímetro aproximado de la ya entonces casa Baillères-González.
Aquel evento que estremeció a varios moradores de las inmediaciones, no hizo más que consolidar el interés que don Raúl tenía por su casa, y en los meses siguientes aquel evento le permitió adquirir algunos otros predios adyacentes y con frente a la calle dedicada al Río Volga para ampliar los jardines de su casa.
Los azorados viandantes que acudieron a la glorieta para mirar la Victoria Caída poco reparaban que detrás del espectáculo estaba la casa Baillères-González; abajo, una vista desde la Avenida Florencia, captada el lunes siguiente, con “El Ángel” en la base del monumento.
La restauración de la Victoria fue emprendida por el escultor José Fernández Urbina que remendó los 175 fragmentos en su taller de la Colonia del Valle y rehízo por completo la cabeza uniendo las piezas en su taller del Río de la Piedad esquina con Dr. Vértiz, mientras que Juan Guzmán formó la doradura de la restauración. La cabeza original, esculpida por Enrique Alciati –deformada más allá de reparación posible‒ forma ahora parte del acervo del Archivo Histórico de la Ciudad de México alojado en la casa de los Condes de Heras Soto.
Para septiembre de 1958, frente al dado de la columna reforzada –se creó una camisa metálica en el paramento interior de la columna‒, se montaron las alas sobre el cuerpo ‒separado en dos secciones a nivel de la cintura‒ e izó la escultura para colocarla nuevamente a 45m. sobre el Paseo, coronando el capitel de la columna.
Arriba, el torso de la Victoria de la Independencia durante la reposición de las alas y justo antes de ser levantada a su sitio original. Abajo la vista desde el capitel de la Columna de la Independencia mirando hacia el norte sobre la Avenida del Río Tíber; a la derecha se distingue el “Townhouse” de la familia Braniff-Lascurain en tanto que a la izquierda puede verse el jardín de la casa Baillères-González, con el camino de acceso bordeado por palmeras.
Abajo, y también captada desde el capitel de la columna, una vista de la ciudad hacia el norte; en primer plano la arboleda de la glorieta y abajo a la derecha, la casa Baillères-González, en la que puede distinguirse la gran concha de concreto que se añadió para iluminar la escalera interior.
Aunque en lo general, la casa conservó buena parte de los elementos del diseño original, con las adecuaciones que hizo Goyeneche al modificar las escaleras se pusieron al día las instalaciones hidráulica y eléctrica, y se dotó a la casa de calefacción central, además de edificar una nueva sección de servicios y cocheras en la sección norte del terreno.
Como escribí antes, nunca he logrado encontrar imágenes del interior de a casa Baillères-González, pero puedo suponer que a la par de un sosegado refinamiento, debieron sorprender magníficas piezas integradas al amueblado.
Arriba y abajo, recreaciones del interior de la casa Baillères-González, agregando a la consabida melomanía de doña Celia González, algunos de los óleos favoritos de don Raúl.
Un elemento sorprendente y que con frecuencia mencionaban los visitantes, es que dentro de aquella propiedad rodeada de árboles, podía por instantes olvidarse que estaba uno en plena ciudad y al lado del Paseo de la Reforma; abajo, en una fotografía tomada en 1957 desde uno de los edificios aledaños, he marcado el perímetro del predio Baillères-González, totalmente rodeado de vegetación...
Abajo, en una imagen aérea captada en 1962 cuando en el terreno ocupado de origen por la casa de la familia Braniff se edificaba ya el conjunto diseñado por los arquitectos Sordo Madaleno, Villagrán y Legorreta, he señalado la casa Baillères-González; es de notar que a la derecha del predio, ya desapareció el edificio de departamentos Reforma.
Es importante agregar aquí, que entre las innumerables instituciones creadas por don Raúl, están también las educativas, entre las que destacan –ambas de 1946 y con Carlos Trouyet y otros benefactores‒ la Asociación Mexicana de Cultura e Instituto Tecnológico de México, que con el tiempo darían lugar al hoy Instituto Tecnológico Autónomo de México ‒ITAM‒ y la Universidad Iberoamericana ‒UIA‒ a la que proporcionaron su terreno en la colonia Campestre Churubusco y cuyos edificios se comenzaron a edificar en 1961.
Ya desde 1955 don Raúl había decidido edificar ‒para “Crédito Minero y Mercantil” y eventualmente agrupar sus diversas empresas‒ un edificio en el Paseo de la Reforma N°144 –esquina con General Prim‒ que seguía un diseño de los arquitectos Ricardo de Robina, Jaime Ortiz Monasterio, Héctor Mestre y Manuel de la Colina, y terminado en 1958 sería conocido como “Edificio CREMI” ‒luego Bal‒. Sitio importante en sus actividades diarias, permitía a don Raúl hacer los recorridos cotidianos desde la “Glorieta del Ángel” hasta la “Glorieta de Cuauhtémoc”.
También en ese período, don Raúl adquirió el predio en la esquina de Río Tíber y Río Volga en el que sustituyó la casa edificada desde 1928 con un edificio de cuatro departamentos en el que podía albergar visitantes en proximidad.
Abajo, en otra toma oblicua de la Compañía Mexicana de Aerofoto ahora captada en 1954 y mirando hacia el poniente, aparece a la izquierda el Paseo de la Reforma con la “Glorieta Grande” y su Monumento a la Independencia de México; justo al centro, he señalado la casa Baillères-González en lo que supongo es el ángulo que mejor permite entender el conjunto que ya incorpora el acceso por la Avenida Tíber y la calle de acceso entre jardines. Además del edificio de departamentos en la esquina de Tíber y Volga.
Desde 1955 se había demolido el edificio colindante de los “Departamentos Reforma” en el N°351 del Paseo y para 1968 se había terminado ya el edificio de la Aseguradora “Pan American de México” que con sus vidrios curvos y oscurecidos, mostraba una nueva modernidad en la ciudad; también mostraba el nuevo impulso edificador en el avenida, por lo que es probable que para entonces, don Raúl hubiera decidido preparar algunos cambios en el uso de ese terreno. Abajo y como complemento a la anterior, otra imagen oblicua de la Compañía Mexicana de Aerofoto fechada ahora en 1968, en la que he señalado la casa Baillères-González.
Don Raúl no vería esos cambios, y apenas supo del nuevo edificio negro al lado de su recámara, porque el 3 de enero de 1967, luego de tomar la correspondencia del vestíbulo y revisarla mientras subía las escaleras, resbaló y cayó. Murió al día siguiente.
Los servicios fúnebres se hicieron en la nueva casa familiar en Lomas de Chapultepec, en la nueva casa ‒que miraba hacia las barrancas donde luego de crearía el fraccionamiento “Bosques de las Lomas”‒ y que aún se conserva con acceso por Sierra Vertientes N°1025 ‒Lomas de Chapultepec‒ con un terreno que supera los 36,000m².
El futuro de la casa era ahora incierto, y aunque se conservó por varios años, desde que Alberto Baillères González tomó las riendas de los negocios familiares, se consideró la posibilidad de aprovechar el magnífico terreno para edificar un centro comercial que incorporara una torre para albergar las oficinas de la corporación.
Extraordinariamente bien administrado en manos de su hijo ‒Alberto Baillères‒, “Grupo BAL” es un conglomerado que participa en sector Comercio, Metalurgia, Financiero, Asegurador, Administración de pensiones, Agroindustria, Médico y Música. Por largo tiempo se pensó que en el terreno de la casa familiar, se edificarían las oficinas del grupo, pero dada la predilección de don Alberto por su “Palacio de Hierro” se prefirió unificar tienda y oficinas sobre un terreno en la Colonia Polanco, que dejaba libre el Instituto Patria de la Compañía de Jesús (Ver)
Para 1994, se abandonó definitivamente la idea de aprovechar el terreno y el área ocupada por casa y jardines -además de los predios que ya se habían adquirido- para Grupo BAL y se ofreció la propiedad al mejor postor; abajo, en una foto aérea fechada en 1980, he delineado la casa y sus jardines.
En 2001 inició la demolición de las estructuras que aún contenía la cabecera de manzana y comenzaron los estudios de mecánica de suelos para diseñar un nuevo edificio. Abajo, en una imagen fechada en 2002, se puede ver el Paseo de la Reforma al cruce con las avenidas Tíber y Florencia; al centro, he marcado el terreno en que se edificaría una nueva torre y que incorporaba el predio de la casa Baillères/González, antes Torres/Izábal.
Se edificó ahí una torre de 23 pisos de oficinas y 9 niveles de estacionamiento, que suma 136 metros de altura; el diseño estuvo a cargo del despacho Hellmuth, Obata & Kassabaum, Inc. con sede en los Estados Unidos; sorprendentemente, el sitio donde se desplantaba la casa, quedó vacío…
“La fachada es una curva blanda de imagen clásica contemporánea que maneja volúmenes sencillos y elegantes pensados para resaltar la verticalidad del edificio. Otras consideraciones importantes en el diseño fueron integrar el volumen del estacionamiento con el volumen del edificio para formar una unidad, así como utilizar jardineras en la planta baja para crear un ambiente fresco y vivo.”
El amplio vestíbulo de Planta Baja recibió un mural que Juan O'Gorman realizara al fresco para el entonces nuevo edificio del Banco Internacional en Paseo de la Reforma 156 –a unos metros del edificio CREMI‒ llamado “El crédito transforma a México”; cuando HSBC compró BITAL, el mural pasó a ser parte de su patrimonio y ahora adorna el acceso del edificio.
Siempre me he preguntado qué pasaría si se hubiera conservado la casa Baillères/González, antes Torres/Izábal…
Este Blog se ha hecho gracias al apoyo incondicional de Julieta Fierro; está dedicado a las “Grandes casas de México” y pretende rescatar fotografías e historia de algunas de las residencias que al paso del tiempo casi se han olvidado y de las que existe poca información publicada. El objeto es la divulgación, por lo que se han omitido citas y notas; si alguien desea mayor información, haga favor de contactarme e indicar el dato que requiere. A menos que se indique lo contrario, las imágenes provienen de mi archivo, que incorpora imágenes originales recopiladas al paso del tiempo, así como el repertorio de mi padre y parte del archivo de don Francisco Diez Barroso y sus imágenes de Kahlo; en general, he editado las imágenes a fin de lograr ilustrar mejor el texto. Si se utilizan las imágenes, favor de indicar la fuente –aunque advierto que pueden tener registro de autor–.
Conforme haya más entradas (¡Ya hay más de un centenar!), aparecerán en el índice a la parte superior derecha de ésta página…
También se puede encontrar un índice general en: http://grandescasasdemexico.blogspot.mx/2016/02/indice-de-grandes-casas-de-mexico.html
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Buenas tardes Don Rafael Fierro Gossman, Soy Enrique Pardo, le escribí en junio 2020 en el archivo de la casa Landa y Escandon, muchas gracias por este nuevo archivo de la casa de Torres Izàbal, luego Bailleres /Gonzàlez, pues a mis 61 años, disfruto mucho conociendo como era el México antiguo, saludos.
ResponderEliminar¡Saludos Enrique!
EliminarGracias...
RF